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El Malvado y La Espada
Cuenta la historia que existió una espada, pero no una cualquiera, sino una con alma propia. Esta espada tenía el poder de traer tanto desgracia como éxito a aquel que la portase. ¿Qué era lo que decidía el destino del portador? Pues algo muy simple: su corazón. Si el corazón de la persona era malévolo el arma te traería desastre tras desastre hasta que finalmente cuando ya no tuvieses nada que perder, ésta te quitaría la vida. En cambio si la persona fuese bondadosa y humilde la espada no haría más que traer bendiciones. Pero, ¿por qué les cuento esto?, porque nuestra historia trata de un hombre completamente corrupto y malvado, un caballero oscuro. Este era muy ambicioso y aunque tenía a su mando, ejércitos de escorias que hacían llamarse sus vasallos, aun quería más. Codicioso como ninguno el oscuro se entero por boca de su brujo consejero, de aquella historia antigua de la espada hechizada. El brujo intentó advertirle de la maldición que caería sobre él si obtenía el arma, pero el orgullo del gran guerrero era demasiado grande.
Así su viaje comenzó, el caballero no viajaba solo su mas fiel sirviente lo acompañaba en la cruzada ya que “llevar mas hombres hubiese sido un total desperdicio, con mi persona sobra y alcanza” según sus propias palabras.
Se decía que la espada se encontraba en lo mas recóndito de las montañas heladas protegida por el frío y las traicioneras pendientes resbaladizas por le hielo.
Después de varios meses de búsqueda el guerrero y su sirviente hallaron el arma en una gran cueva donde la espada flotaba sobre un pedestal y de la que emanaba un vapor helado.
El caballero se dirigió a donde esta yacía en el aire inerte, pero justo antes de tomarla por el mango un ráfaga de viento helado salio despedido hacia él y una figura de un gran hombre con un corona se formo con el vapor: “valiente guerrero el poder que buscas no es este, una vez fui un gran emperador, pero mis enemigos encerraron mi espíritu en esta espada maldiciéndola para siempre. Es cierto que al tomarla ganaras un gran poder aunque el costo es muy grande. ¿Estás dispuesto a el riesgo?”. El guerrero asintió y entonces tomo el arma. De pronto el fantasma del emperador fue absorbido por la espada y el guerrero sintió correr por sus venas el poder del arma, un poder aun mas perverso que el mismo y tan repugnante que sintió como su alma se desgarraba, solo entonces entendió el gran error que había cometido, pero ya era demasiado tarde.
La cueva comenzó a desplomarse y ambos corrieron hacia la entrada frenéticamente. Si hubieran esperado un segundo más, la piedra que sello la salida no los habría dejado escapar. Las desgracias habían comenzado.
El viaje de regreso con sus tropas les tomó muchos meses y cuando llegaron todo había cambiado. Casi todos sus hombres se habían matado entre ellos luchando para decidir quien seria el nuevo caballero que los dirigiría.
Las calles de la ciudad que había levantado con la sangre de sus esclavos ahora eran inmundas. Los cuerpos en descomposición de los guerreros inundaban el ambiente con el olor a podredumbre y muerte, gracias a esto las enfermedades se habían desatado y el que no estaba muerto lo estaría muy pronto. El oscuro cayó en el pánico y trató de deshacerse de la espada, pero cada vez que lo intentaba esta volvía a su mano o simplemente flotaba a su alrededor.
Poco tiempo después la carne de su cuerpo comenzó a caérsele dejándole un brazo y una pierna en hueso vivo, aunque extrañamente podía caminar y mover su brazo sin ninguna dificultad. Entonces recordó lo que el brujo le había dicho “mientras el tuviese un corazón perverso la espada le seguiría trayendo desgracias”. Si quería obtener su libertad de aquel emperador atrapado en aquella arma tendría que cambiar completamente su persona.
Todas las riquezas que había almacenado con tantas luchas y saqueos las dio a los desposeídos con la esperanza de que aquella maldición desapareciese, pero no funcionó. Entonces pensó que podría luchar por causas y personas de objetivos nobles. Y aunque después de haber luchado por varios inviernos la maldición se había extendido a la mayor parte de su cuerpo. No le quedaba nada más que morir en un rincón acompañado por su fiel sirviente el único que se había mantenido a su lado. Entonces esté viendo el sufrimiento de su amo se compadeció y le rogó a la espada que le entregase la maldición a él liberando a su amo. La espada aceptó y en un abrir y cerrar de ojos el sirviente que había tomado el arma se convirtió en polvo ya que aunque su corazón ahora era bondadoso había heredado no solo la espada sino también la maldición.
La experiencia y el gesto de su sirviente habían cambiado al caballero, éste envolvió la espada en su capa y con cuidado de no tocarla, la arrojó en el precipicio mas profundo que conocía, para que nadie sufriese lo que el había sufrido ganando así su libertad. Cuenta los juglares que el caballero se volvió el rey mas amado y generoso que la historia había visto y que nadie había cambiado ni cambio su carácter y alma de tal manera como el lo había hecho.