Historias de un viajero cualquiera

Para todos aquellos escritores que quieren compartir sus obras con el mundo, ya tienen el rincón para hacerlo. =)
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Gonzaa
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Historias de un viajero cualquiera

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HISTORIAS DE UN VIAJERO CUALQUIERA
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Ah, sé que me voy a arrepentir XD Pero bueno, espero que lo disfruten (y no colgarme al escribirlo). Va primero el prólogo... Pero no lo uso como nota de autor sino como adelanto del fic.

Sé muy bien que no describí al pibe, eso va después. Ahora la atención tiene que ir a la pelea:

Historias de un viajero cualquiera - Prólogo

[spoiler]

-“¡Pokeball Ve!”-

Frank sabía que éste día llegaría y por fin había llegado. Era su primera batalla oficial como entrenador pokemon. En este momento, sólo pasaba una cosa por su mente: Ganar.

-“¡Tackle!” – gritó el chico con emoción.

-“Aipom, esquivalo y usá Scratch.”- Respondió una voz a unos cuantos metros de allí.

Entre ambos entrenadores había un espacio de cinco metros que hacía las veces de arena de combate. La mayor parte de ese sector era tierra y no pasto, como en el resto del camino que bordeaba la Ruta 29. En aquel espacio podía apreciarse dos figuras en movimiento:

Una de ellas tenía forma de topo y parecía que sus colores habían sido separados por una línea imaginaria en la mitad de su cuerpo. Era azul verdoso en la parte de arriba y amarillo crema en la de abajo. Parecía no tener ojos y su boca se abría solamente cuando era necesario. De lo que parecía ser su espalda salían leves llamas.

La otra figura tenía forma de mono y su color era violeta a excepción de detalles en su cara, orejas, manos, patas y lo que parecía caracterizar al pokemon, su cola con forma de mano. Tenía una sonrisa burlona y desafiante.

En el área de combate, podía apreciarse la acción característica de una pelea entre bestias de su clase. El Cyndaquil se había tirado de cabeza hacia su oponente, quien ágilmente lo eludió y rasguñó en un costado.

Frank estaba preocupado, era su primera batalla y ya estaba en desventaja.

-“Eh…” – Dudó. –“¿Smokescreen?”-

La boca del pokemon de fuego se abrió y de sus fauces salió una gran cantidad de humo. Si bien no llegaba a cubrir todo el campo de batalla, el humo cubría una cantidad suficiente. Tal cantidad alcanzaba para que el Aipom tuviera dificultades en localizar su blanco.

-“¡Tail Whip a ese Cyndaquil!” – Ordenó el chico desde el otro extremo. Parecía que por fin se había compenetrado en la pelea.

El Aipom buscó al topo listo para darle un golpe con su cola. Pero no pudo localizarlo y falló en su intento de ataque.

-“Bueno, una bien.”- Dijo Frank, y agregó: -“¡Mientras está distraído, Tackle!”-

El Cyndaquil volvió a tirarse encima del mono violeta y ésta vez había logrado su objetivo. El golpe dio de lleno e incluso pareció haber hecho más daño del normal.

Frank estaba maravillado con aquel resultado.

-“Tranquilo Aipom” – Escuchó que decía el otro entrenador. –“¡Scratch!”-

-“¡Cyndaquil, tenés que adquirir forma de bola, como cuando te conocí en el laboratorio!” – Gritó Frank.

El Aipom localizó a su oponente entre el humo y se abalanzó sobre él. Acto seguido, el topo hizo exactamente lo que su entrenador le dijo. Cuando el mono violeta rasguñó el lomo del pokemon, las llamas del topo crecieron y quemaron las manos del Aipom.

-“La pelea es nuestra. ¡Tackle!” – Ordenó Frank.

Un último ataque y el Aipom había quedado debilitado. Ambos entrenadores sacaron una esfera roja y blanca cada uno. Frank felicitó a su pokemon y un haz de luz salió de su pokeball. En el mismo momento en el que la luz tocó al pokemon, éste se desmaterializó y pareció introducirse en la esfera albirroja. Al parecer había pasado lo mismo con el pokemon oponente.

Ambos entrenadores se acercaron al centro del área de combate y se dieron la mano amistosamente.

-“Buena pelea, ¿Eh?” – Dijo el entrenador del Aipom –“Espero verte de nuevo.”-

-“Si, claro.” – Respondió torpemente Frank.

Después de despedirse, el entrenador le dio el dinero reglamentario a Frank y se marchó en dirección opuesta.

Luego de caminar algunos pasos, Frank se dio vuelta y gritó:

-“¡Hey, No me dijiste tu nombre!”-

El entrenador del Aipom se dio vuelta y respondió también gritando:

-“Ah… Es que no importa.”-

La respuesta sorprendió a Frank, pero esa duda era insignificante al lado del motivo por el cual decidió emprender su viaje. Y pensando en eso, siguió caminando por la Ruta 29 buscando llegar a Ciudad Cherrygrove. La sonrisa que tenía después de ganar la pelea se le borró, y en su lugar apareció una cara llena de amargura.

-“Debería dejar de afectarme pensar en eso…” – Pensó en voz alta.
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Historias de un viajero cualquiera - Capítulo 1
[spoiler]
El pueblo New Bark no era muy grande. Sólo había algunas pocas casas y un edificio más grande al norte. Ese día estaba soleado, como solía estarlo en aquel lugar. Además, el viento soplaba fuertemente. Se decía que era el viento de los nuevos comienzos.

El puerto se encontraba al este del pueblito. Era modesto y al parecer algo improvisado, como si no fuera propio del lugar. Sentado en una mesita había un hombre con ropa de marinero y una lista con los nombres de los recién desembarcados. Ésta, al parecer, era para controlar a los posibles polizones.

Acabado de desembarcar y ya registrado por el aburrido hombre en la mesita, había un joven parado y mirando el pueblo. El muchacho no parecía ser ni muy alto ni muy bajo, rondaría el metro setenta. Al ser delgado, parecía ser frágil y pronto a romperse en cualquier momento. Vestía un pantalón de jean azul y una remera negra. Colgada al hombro, descansaba una vieja mochila verde con una sola tira, la cual atravesaba el torso del chico de un lado a otro. El chico era de tez blanca, pero era aún más blanca en su cara. O eso parecía, ya que sus ojos de color marrón oscuro resaltaban a simple vista. Tenía el pelo despeinado (quizás se debía al viento que había) y una mirada distante. Parecía estar alejado de su propio cuerpo, como si estuviera preocupado por algo.

Enseguida el muchacho localizó su objetivo: El laboratorio pokemon dirigido por el Profesor Elm. Con paso decidido y sin establecer contacto visual con nadie, atravesó el tranquilo pueblo hasta el edificio. Le dio tres golpes a la puerta.

De ella salió una persona vestida con una bata de laboratorio, de aspecto jovial e inquieto. Su pelo era castaño claro y no se podía distinguir el color de sus iris porque siempre estaba acomodándose los anteojos. No parecía tener la misma edad de otros investigadores famosos, en realidad parecía más joven.

-“¿Frank?” – Preguntó el profesor.

-“Si.” – Contestó el muchacho, quien pareció ponerse nervioso al escuchar su propio nombre.

-“Pasá, hay mucho viento afuera”-

Frank obedeció sin titubear. Adentro la temperatura era más cálida ya que no había viento. El laboratorio no era muy grande, pero estaba lleno de libros e investigadores que iban de acá para allá apurados. Al otro lado de la habitación había una ventana por la cual se veía el patio del edificio. El predio era tan grande que a Frank no le alcanzó la vista para localizar sus límites. En el mismo se veían distintas clases de pokemon. Todos parecían estar tranquilos, como si solamente existiera la paz para ellos. El muchacho parecía envidiar ese sentimiento.

-“Cuando me avisaron que ibas a venir me sorprendí. Digo, con todo lo que pasó últimamente no esperaba verte por acá. Creí que…”- Dudó Elm. –“Creí que ibas a esperar a que todo pasara.” -

-“Bueno, supongo que todos pensaban lo mismo”- Respondió Frank, e intentó cambiar el tema. –“¿Esos son los pokemon que tengo para elegir?”- Dijo señalando tres pokeball en la mesa.

-“Si, son Cyndaquil, Totodile y Chikorita. Asumo que ya sabés cuál querés.”-

-“Exacto, quiero a Cyndaquil”-

-“¿Le vas a poner un nombre?”- Inquirió el profesor.

-“No, o no por ahora.”- Dijo Frank.

-“Eh…”- Parecía que Elm buscaba que las palabras salieran solas, pero al no encontrarlas tuvo que expresarlas él mismo. –“Vos sabés que todos los líderes y el Elite mismo la están buscando ¿No?”-

El chico no respondió. Guardó las cinco pokeball y la pokedex en su mochila y se fue. Estaba cansado de que todos creyeran que lo entendían y que dijeran que la estaban buscando. Eso no era verdad, no podía serlo. Si la estuvieran buscando tantas personas ya habría aparecido, de eso estaba seguro. Pero ahora no tenía que pensar en eso, tenía que cumplir su objetivo principal. Una vez ganada la liga tendría derecho a ir a la isla del Elite Four, donde podría pedirles ayuda él mismo. O aunque sea encontrar a su hermano. Cualquiera de las dos cosas le servía.


Frank no tenía ni idea de la cantidad de tiempo que había pasado. Sólo sabía que lo de las batallas se le daba bastante bien, ya que para el anochecer había ganado la primera.

El cielo estaba calmado esa noche y el viento ya había dejado de soplar. El muchacho sabía que no podría dormir hasta llegar al Centro Pokemon, puesto que no tenía elementos como una carpa o una bolsa de dormir. Ahora solo podía seguir caminando.

Si bien la Ruta 29 era acogedora de día, en la noche se veía bastante perturbadora. Sobre todo con ruidos de pokemon salvajes cazando.

-¡PIIIIID!- Escuchó Frank en un árbol cercano.

Frank no era alguien muy curioso si no tenía algún interés particular en averiguar algo, pero en este momento sólo quería alguna distracción, algo que lo hiciera ignorar la realidad.

El muchacho se asomó al árbol de donde provenía el ruido y observó la escena:

Volando casi al ras del suelo, en círculos, habían dos buitres negros con sombrero (esto último le resultó muy extraño). Abajo, en el pasto, había un pichón en mal estado.

-“Bah, está aguantando más de lo que esperaba”- Dijo una voz cercana.

La voz provenía de una chica un poco más baja que Frank, tenía el pelo rubio y ojos color verde. Vestía un short y remera manga corta de color negro y azul respectivamente.

-“Eh… ¿Qué estás haciendo?”- Preguntó el muchacho, con el único objetivo de ganar el tiempo suficiente como para evaluar sus posibilidades.

-“No sos muy inteligente ¿No?”- Respondió la chica. –“Estoy intentando debilitar a aquel Pidgey, parece que se olvidó de volver a su nido al anochecer”.- Agregó con un tono ácido.

-“Te voy a ayudar”.-

-“Hacé lo que quieras, pero el pájaro es mío.”-

Un destello de luz y Cyndaquil salió de su pokeball. Parecía estar un poco cansado, pero se mantenía en pie sin ningún problema.

-“Tackle al Pidgey”- Ordenó Frank

El ratón de fuego arremetió con todo el peso de su cuerpo sobre el pájaro, dejando un daño considerable. Al parecer, los Murkrows no eran muy fuertes, ya que le hacían mucho menos daño al ave. Repitieron la acción dos veces más.

-“¡Cyndaquil Smokescreen!”-

En ese momento, lo único que se veía era humo negro por todas partes. La chica insultó al muchacho y ordenó a sus aves disipar el humo, pero antes de que terminase de dar la orden se vio un destello blanco en el lugar donde antes estaba el Pidgey.

-“¡Algo me dice que ya tenés suficientes pájaros!”- Gritó Frank mientras corría lo más rápido que podía.


Después de correr hasta el cansancio, se puso a caminar. No había podido pensar con claridad hasta entonces, y cuando lo hizo se le juntaron todos los pensamientos. Ver al Pidgey siendo atacado por dos pokemon al mismo tiempo, haber aprovechado la oportunidad de superar numéricamente a una criatura indefensa, y encima después traicionar y echarse a correr… Sabía que iba a tener que hacer cosas así, pero jamás hubiera imaginado que las haría en su primer día.

Entre pensamientos y recuerdos, ya había llegado a Ciudad Cherrygrove. El sol estaba saliendo cuando pisó el Centro Pokemon y el cansancio no ayudaba en nada.

-“Bienvenidos al Centro Pokemon”- Escuchó decir amablemente Frank. En aquel momento, cualquier signo de alegría como ése lo enloquecía.

-“Buenos días”- Bramó amargamente.
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Capítulo 2- Seguidores del Enmascarado

[spoiler]
-”Acá están, espero que los puedas curar.” - Dijo Frank con un esfuerzo sobrehumano para ocultar su verdadero humor al entregarle sus dos pokeballs.

-”Con mucho gusto.” - Dijo la enfermera, y agregó: -”Necesito tu pokedex para poder identificarte.”

-”Eh.. ¿Es realmente necesario?” - Respondió el muchacho. No había contado con eso. Lo cierto es que no le hacía ninguna gracia que todas las enfermeras de Johto supieran quién era.

-”Si, aunque estemos en tiempos de paz debemos tomar ciertas precauciones de rutina.”-

-”¡¿Tiempos de paz?!” - Entre el mal humor que llevaba consigo y esa respuesta, el chico había empezado a enojarse. Sin embargo, le entregó la pokedex a la mujer detrás del mostrador; en respuesta consiguió una mirada compuesta por la mezcla entre sorpresa y pena.

La enfermera debía tener más o menos la misma altura de Frank, era delgada y vestía una prenda bastante similar a un delantal blanco. Su pelo era de un tono cercano al rosa y sus ojos eran de color celeste intenso. Incursionando en los detalles, se podía visualizar un sombrero de enfermera con una cruz del color de sus ojos, el cuello de una camisa rosa que se escapaba desde detrás del delantal y un pequeño distintivo a la altura del corazón que decía: “Joy”.

-”Perdón, no sabía que eras vos.” - Dijo apenada la muchacha. -”Debí haberte reconocido, nos dieron fotos de los tres cuando nos encomendaron la tarea de buscarla...”-

-”No sigas. Dame las llaves de algún cuarto, podés llevarme a mis pokemon cuando estén curados del todo.” - Frank no podía tolerarlo más. Ya estaba harto de todas esas mentiras y si encima iban a hablarle de ella en cada ciudad no sabía cuánto iba a poder aguantar. Su naturaleza no era tan agresiva si el asunto no era personal, pero la suma de distintos factores lo habían llevado a aquel desenlace.

***

Cuando Frank se despertó ya había pasado el mediodía. Al abrir los ojos se sintió totalmente desorientado, no estaba acostado en su cama como solía estarlo cuando se despertaba; ni el lugar se encontraba en completo silencio, como solía estar su casa.
Se sentó en el duro colchón y miró a su alrededor. Las paredes y el techo eran de color blanco. La cama parecía encontrarse en la pared opuesta a la puerta, abajo de una ventana. Al lado de la cabecera de la misma había una mesita de luz color madera donde había colocado su reloj de pulsera (el mismo lo incomodaba para dormir).
Se colocó el reloj y miró la hora: eran las 14.17. Hizo un rápido cálculo mental y dedujo que había dormido cerca de siete horas. No había descansado tanto como hubiera querido, y además el estómago se estaba haciendo notar. Hacía cerca de veinticuatro horas que no comía nada.
Después de un rápido baño se vistió y salió de la habitación. Caminó a través del pasillo hasta las escaleras y las bajó hasta la planta baja del centro pokemon. El mismo se encontraba igual que aquella mañana, con la única diferencia de que había más gente.
Era un lugar enorme de color rojo y blanco. Debía ser casi tan grande como el lobby de un hotel importante. En el centro estaba instalado el mostrador donde había hablado con la enfermera Joy y atrás del mismo parecía encontrarse el comedor.
Frank estaba a mitad de camino hacia el mismo cuando la enfermera lo llamó desde el mostrador. Escuchar su dulce voz lo irritaba.

-”¡Frank, Frank!”-

-”Eh, ¿Si?” - Preguntó el chico acercándose al mostrador.

-”Acá están tus pokemon en perfecto estado. De hecho lo están desde hace un rato... Pero supuse que necesitabas descansar.” - Respondió la enfermera, al mismo tiempo que le devolvía las dos pokeball y la pokedex al muchacho.

-”Gracias, supongo.” - Al menos ahora era capaz de esconder la irritación en su voz.

El muchacho estaba pronto a marcharse, cuando se acordó de algo. Pensar en eso lo hizo deducir que la mejor idea era preguntarle todo a la enfermera local.

-”¿Podría hacerle un par de preguntas?” - Interrogó Frank.

-”Por supuesto, las que quieras” - Dijo Joy, como si ser útil alivianara su sentimiento de culpa.

-”Eh... Primero que nada, quería saber si no hay, eh... Algún lugar donde la comida sea económica... No gané muchas batallas todavía y no salí con dinero...”- Hizo una pausa, sabiendo que tenía que cambiar ese sonido de inseguridad que emanaba su voz. -”Y también quería saber todo lo posible sobre la Liga Pokemon de este año.” -

-”Deberías saber que la comida del Centro Pokemon es gratis para los entrenadores, somos subsidiados por la mismísima Liga Pokemon.” - Dijo Joy, y agregó: -”Lo que me lleva a tu segunda pregunta. Acá en el mostrador tenés folletos que explican todo sobre la Liga Pokemon.”

-”Bueno, muchas gracias.” - Dijo el entrenador, para después agarrar uno de los mencionados folletos e irse hacia el comedor.

***

Después de comer, Frank pensó que la comida gratis no era tan mala. Aunque quizás ese pensamiento había sido producto del hambre que tenía. Igual eso no era importante (ya que no tenía que pagarlo), lo importante era el folleto que había apoyado en la mesa al sentarse. Lo agarró y lo leyó.
El folleto de la Liga Pokemon decía algunos datos generales, siendo más importantes los siguientes:

Imagen

Después de leerlo, lo guardó en su casi vacía mochila y se retiró del Centro Pokemon.

***

Una vez afuera, el primer lugar de interés del entrenador era el mercado local, ya que necesitaba una carpa y una bolsa de dormir. No siempre iba a poder recorrer una ruta entera en una noche. Por suerte, el mercado se encontraba justo al lado del Centro Pokemon. Ese detalle se le había pasado de largo al momento de llegar a la ciudad. Se dirigió hacia allí.
El mercado era casi la mitad de grande que el Centro Pokemon. Pero a diferencia del mismo, los colores de éste eran azul y blanco, en lugar de rojo y blanco. Próximo a la entrada había una bifurcación del pasillo: Derecha para entrar e izquierda para salir. Del lado derecho había una gran cantidad de góndolas y del lado izquierdo sólo estaba la caja. En el lugar había alrededor de cinco personas.
Frank tomó el camino de la derecha y buscó con la mirada: “Medicina... Objetos de batalla... Objetos de captura... No... No... No... Campamento”. Una vez ubicada la góndola se dirigió hacia la misma. El muchacho se fijó el precio de la carpa y de la bolsa de dormir, apenas le alcanzaba para ambas. Iba a tener que dejar la compra de la comida para el futuro, ya se las arreglaría en el camino. Las agarró y fue hacia la caja.
El hombre parecía nervioso por alguna razón, pero más allá de éso todo era normal. Le cobró los objetos a Frank y los colocó rápidamente en bolsas. El muchacho guardó las bolsas en la mochila y se disponía a irse, cuando vio que bloqueando la salida habían dos curiosas personas.
El de la izquierda era bajo, llevaba puesta una capa de viaje negra sobre alguna prenda de ropa que no se llegaba a distinguir y tenía cara de amargado. El de la derecha, si bien llevaba una capa de viaje idéntica, era totalmente diferente; era alto y tenía expresión relajada. Ambos tenían en la capa, a la altura del hombro, bordada la sigla: “SdE”.
Frank no tenía tiempo de esperar a que se fueran asique pasó entre aquellas extrañas personas chocando con el hombro del más bajo en el intento.

-”¡Hey! ¿Por qué tan apurado?” - Gritó el que era más alto al mismo tiempo que apretaba fuertemente el brazo del muchacho, impidiendo que se fuera.

-”No es algo que te interese.” - Respondió tranquila pero puntualmente Frank, al mismo tiempo que giraba la cabeza.

Al mirarse a los ojos, en la boca del captor se dibujó una sonrisa.

-”¡Eh, Oso!” - Dijo el captor con cierto tono de satisfacción al dirigirse a su compañero. -”¿No es éste el hijo de Jasmine?”-
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Capítulo 3 – Un año antes

Antes una aclaración: En este capítulo van a conocer un personaje nuevo que es narrado en primera persona, tiempo pasado. Sus pensamientos, en cambio, van a estar en tiempo presente; ya que así es como lo pensó en ese momento.

[spoiler]
Me duele la cabeza.” Esa frase fue la primera que vino a mi mente. Abrí los ojos y me encontré tumbado en una cama desprolija, situada en una habitación oscura. Me senté y prendí el velador que tenía sobre la mesita de luz que se encontraba a mi derecha. “La habitación está hecha un desastre.
Me levanté y caminé hacia el baño, tenía que arreglarme y no podía tardar mucho, hoy no era el mejor día para llegar tarde. Estaba ya por irme cuando me detuve a ver el espejo roto en la puerta de la habitación. “¿Vos que mirás?” Me acuerdo haber pensado. La mirada del otro lado del espejo era de desgano, de cansancio. La misma provenía de unos ojos verdes intensos en una cara escondida por algunas cicatrices. El pelo estaba peinado, siempre tenía que ser así; de caso contrario no saldría a la calle.”El pelo me tapa la nuca y el flequillo llega a media frente, cuando crece lo corto para que quede siempre así. Así me gusta, aunque estaba pensando en teñirme, me aburre el pelo negro.
Tengo sueño.” A pesar de aquel pensamiento sabía que no podía volver a la cama. Me puse una capa de viaje negra con la sigla: “Sde” en ella y crucé la habitación. “Mierda, dejé el velador encendido.
Crucé un pasillo lleno de gente que usaba la misma capa que yo. “Parece un hotel militar, de hecho muchas personas dirían que es algo parecido.” La gente a la que le pasaba por al lado eran parecidos a mí en contextura física: Rondaban el metro ochenta y eran delgados. Cada tanto había alguna persona no tan delgada, pero eran excepciones.

El salón principal, lugar al cual todos teníamos que ir, estaba lleno de gente con capas idénticas a la mía. “Deben haber más de quinientas personas acá, número bastante alto para ser una organización nueva.” Se sentía un murmullo general, como de inquietud mezclado con expectativa. “No voy a dejar que algo tan simple como un anuncio me ponga nervioso, la verdad es que el controlar los nervios es algo bastante útil en este lugar. Quiero y voy a hacerlo.” Esperamos un rato hasta que por fin apareció alguien en la plataforma que teníamos en frente. “El tipo es raro, pero eso no parecía ser notado en un ambiente con... bueno, mucha gente rara.” La persona en cuestión era bastante imponente. Medía entre el metro noventa y los dos metros. “No puedo saberlo con exactitud ya que está más alto que los demás.” Su porte imponía respeto. “No me importa el calor que pueda llegar a tener, quiero una de esas capas.” Fue lo primero que pensé cuando vi la suya. Era parecida a la nuestra pero tenía detalles en blanco. Ahí fue cuando empezó su discurso. “Maldito discurso.” Me acuerdo haber pensado, es el día de hoy que me acuerdo de cada palabra como si se hubiera tratado de una profecía:

Silencio por favor. Los reunimos a todos en este salón para hacer un anuncio... importante, si, ésa es la palabra correcta. Cada uno de ustedes, ya hayan sido reclutados o hayan venido por su cuenta, tuvieron que pasar una prueba. Aquella prueba fue la que selló el camino de su vida, porque al haberla pasado exitosamente fueron internados en nuestras instalaciones. Como algunos de ustedes sabrán, nuestro líder tiene contacto directo con la Liga Pokemon, lo cual nos facilita algunas cosas.
Tienen que mantener siempre la siguiente frase en su cabeza: Cuanto más discretos, mejor. Siempre van a estar vestidos de civiles en la calle, a excepción de contadas ocasiones. De igual manera, van a tener un distintivo que los identifique ante sus iguales en su ropa para evitar inconvenientes.
En fin, voy a ir al tema principal: La misión. Algunos de ustedes van a ser seleccionados para cumplir una misión especial, esta misión requiere un manejo ejemplar en batallas pokemon. Además van a formar parte de un entrenamiento especial para poder salir exitosos de ella. Los demás van a ser asignados a distintas tareas necesarias para que la organización funcione como es debido. Si juegan bien sus cartas van a escalar posiciones. Van a notar cuando alguien es de mayor rango que ustedes porque su capa y su distintivo va a ser diferentes.
Quédense acá los miembros que sean nombrados, el resto se puede ir.


Uno de los nombrados fui yo, asique me quedé. “¿Manejo ejemplar en batallas? Quizás sé de ellas pero no llego a tal extremo...” Una vez que se fueron los que debían irse, la plataforma se convirtió en una arena de combate (al parecer era accionada a control remoto) y nos dividieron en dos filas; cada una a un extremo de la misma. “Parece que nos van a hacer pelear, me gustaría saber con qué pokemon, si no nos permitieron venir con ninguno.” Mi pensamiento pareció haber sido leído por el hombre de dos metros porque nos explicó lo que sucedería a continuación: Primero, ambos combatientes se colocarían en su respectivo sitio. Segundo, se les daría una pokeball al azar. Tercero, tendrían que pelear. Los ganadores serían los encargados de realizar la misión especial. Seguido de la explicación, comentó que dos de nosotros éramos reemplazos de otros miembros que estaban en una misión más importante. “Eso explica por qué me eligieron.
Cuando llegó mi turno, ya había visto dos batallas. La primera fue entre un Scyther y un Chikorita, saliendo victorioso el primero. En la segunda, el ganador había sido un Mankey y el perdedor un Rattata. La pokeball que me había tocado estaba cuidadosamente apoyada en el suelo. “Espero que sea algo bueno, porque prefiero que los que arriesguen su culo sean los pokemon y no yo.” En la pokeball había un Magby y mi oponente era un Ekans.
La batalla fue bastante fácil a mi parecer, ya que le gané sin problemas. Una vez concluidas las demás, nos explicaron de qué trataría el entrenamiento especial y cuándo lo tomaríamos. “Todas las tardes de los próximos siete días, parece que la cosa va en serio.

***

Una vez concluido el entrenamiento (que constaba de aprender datos sobre los pokemon, debilidades y fortalezas, líneas evolutivas y demás) nos llamaron para escuchar el último discurso. Una vez que los cuatro estuvimos ahí, nos dijeron que el pokemon con quien formaríamos equipo para la misión sería el que nos tocó en la anterior batalla. Y que además, sólo por esta vez, los cuatro formaríamos un mismo equipo. También nos dijeron algo importante digno de ser recitado:

Felicitaciones a los que llegaron hasta acá. Inclusive me dijeron que uno de los reemplazos ganó su batalla. Éso habla bien de ustedes. Es hora de que sepan qué es lo que van a hacer.
Como ya les dijimos, tenemos contacto con la Liga Pokemon. Bueno, nuestro contacto nos comentó que hay un líder de gimnasio que está husmeando demasiado en el control policial de Johto y que tenemos que frenar eso cuanto antes. Si no lo hacemos, otros líderes de gimnasio pueden meter sus narices en el asunto y éso nos complicaría las cosas.
Por qué los hicimos entrenar, se preguntarán. La respuesta es simple: Necesitamos pasar desapercibidos. Asique ustedes retarán al líder de gimnasio como cualquier entrenador normal, y cuando ella desaparezca nadie tendrá pruebas para encarcelarlos.
El resto de las instrucciones se encontrarán en sus respectivas mochilas que les serán entregadas a la brevedad.


Una vez que me dieron la mochila, lo primero que hice fue buscar el nombre del líder de gimnasio al que debíamos secuestrar (o matar). Resultó que el, era ella. Debíamos entrar en el gimnasio de Ciudad Olivine.

Después de unos días de descanso, nos subimos a una camioneta que nos dejaría muy cerca de la ciudad. Justo en la ruta entre una (al parecer famosa) granja de Miltanks y Olivine. “Nos pidieron que nos lleváramos bien entre nosotros pero ninguno hablaba,los demás parecían nerviosos y yo no tenía ganas de hablar, al menos no nos llevamos mal.
La caminata no fue muy extensa y llegamos en algunos minutos a la ciudad. El resto del equipo y yo entramos en el gimnasio. “Es curioso como justo somos dos hombres y dos mujeres, además dos tenemos color de pelo oscuro y dos lo tienen claro.” La recepcionista nos preguntó cuántos de nosotros íbamos a pelear con la líder, a lo que le respondimos que todos, aunque los otros tres mirarían la batalla del combatiente.
Esta vez yo fui el segundo en pelear, y si llegué al combate fue porque el primero fracasó. “Parece que ya no entrena pokemon de roca, ahora entrena del tipo acero. Curioso, pero por suerte tengo ventaja.” Peleamos y le gané, asique procedimos con el plan.
Una vez que se acercó a entregarme la medalla, uno de mis compañeros le ordenó a su pokemon que destruyera las cámaras de seguridad mientras la otra le ordenaba al suyo que durmiese a la referí de la batalla. La tercera por su parte, le ordenó al suyo que atrapara entre sus cepas a Jasmine. A una velocidad increíblemente rápida la dormimos, la atamos (no podíamos ir por ahí con una persona y un pokemon), la vendamos y salimos del edificio dejando a la líder adentro. Le mostré mi medalla a la recepcionista simulando falsa alegría y cruzamos la puerta de salida. Le dimos la señal al otro equipo (al parecer ellos tenían más experiencia que nosotros) y desde el techo se metieron y se llevaron los cuerpos dormidos de Jasmine y su referí. Gracias a la carencia de cámaras de seguridad (y a que la recepcionista que debía mirarlas estaba distraída con una revista), hasta que escucharon el ruido y fueron a investigar, lo único que pudieron ver fue al helicóptero yéndose. Ni lentos ni perezosos, nosotros ya estábamos saliendo de la ciudad en ese momento. “Tengo que admitir que ahora sí estoy nervioso.” Nos subimos a la camioneta y nos fuimos, irónicamente, tan lento como podíamos; simulando estar de paseo. “Dentro de unos días, si no es mañana mismo, vamos a ser los criminales más buscados de la región. Genial.
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Capítulo 4 – Kay y Wag

[spoiler]
Frank estaba en una situación muy poco favorable. Eran dos hombres (al parecer experimentados) contra un joven inexperto y la gente del lugar no parecía querer meterse en el asunto. Como si eso fuera poco, lo habían reconocido, lo único que le faltaba.
Claramente el chico hizo lo peor que se puede hacer en una situación como ésa: actuó instintivamente.
Con un movimiento más rápido de lo que el mismo Frank hubiera imaginado, había llevado la mano a su cinturón y tirado la pokeball al suelo, liberando así a su bestia de fuego.
-Cyndaquil, Tackle al que me está agarrando.
El pokemon tardó unos segundos en comprender la situación, pero una vez que lo hizo se abalanzó hacia adelante y su cabeza dio de lleno en el estómago del captor. Acto seguido, el hombre llevo ambas manos a la zona impactada liberando al muchacho. Frank inmediatamente corrió hasta donde estaba su bestia, situándose detrás de él. Lo que menos le convenía en este momento era estar desprotegido.
-Esto va a ser interesante. - Comentó el “Oso”, mientras su compañero intentaba recuperar el aliento. - Pensar que sólo queríamos llevarnos la paga mensual...
El acto siguiente pasó tan rápido que Frank apenas pudo apreciarlo: El hombre bajo se llevó una mano al cinturón y liberó una criatura al mismo tiempo que su compañero se paraba e imitaba el acto. De las esferas salieron un pokemon bípedo con una cuchara en su mano derecha y un fantasma cuyas manos parecían despegadas del cuerpo (si así se le podía llamar); eran un Kadabra y un Haunter.
-Kadabra, el pendejo se portó mal. Dame la pokeball que está en el suelo para que aprenda.
El pokemon psíquico parecía disfrutar lo que hacía. Se concentró y, usando la cuchara de guía, hizo levitar la pokeball que había quedado en el piso al liberar a Cyndaquil. Instintivamente Frank intentó interceptarla, pero algo lo detuvo en el lugar.
-Haunter, no lo dejes. - Dijo el hombre más alto, que al parecer ya podía respirar con normalidad.
El fantasma se limitó a posicionarse entre el joven entrenador y su objetivo y lo miró a los ojos. Era una mirada oscura, macabra. El muchacho ya no era capaz de moverse, estaba en un shock queno lo dejaba escapar.
Mientras Frank seguía inmóvil y con la ira dominando cada rincón de su cuerpo, los extraños que le habían causado tanto problema en los últimos quince minutos parecían haber llegado a un común acuerdo. En primera instancia guardaron al Cyndaquil en su esfera, y mientras el alto vigilaba al Haunter y a su presa, el Oso fue a buscar algo (al parecer una bolsa) al mostrador.
-Espero que aprendas algo de respeto... Ah, esta vez te quedás acá pero la próxima vas a venir con nosotros. - Le dijo el más alto con una burlona sonrisa dibujada.
Y así se alejaron con la bolsa, un pokemon que no era suyo y un fantasma siguiéndolos de espaldas (para controlar que el joven muchacho no se moviera hasta que estuvieran lo suficientemente lejos). De igual manera, cuando el fantasma atravesó la puerta, Frank no se movió. ¿Para qué hacerlo si lo podían controlar tan fácilmente? Había cometido no sólo un error si no que dos, y los había pagado caro.
El muchacho bajó la mirada y se fue del lugar sin decir una palabra.


Frank no era una persona muy alegre o divertida. Bueno, alguna vez lo había sido y de vez en cuando demostraba alguna chispa de su antiguo carácter, pero no era lo común. Últimamente el muchacho se frustraba muchísimo cuando algo no salía bien; lo cual lo llevaba a un constante mal humor y pesimismo.
Con una mirada muy poco amigable y las manos en los bolsillos, Frank caminaba pesadamente en dirección a la ruta que lo sacaría de esa ciudad. Lo único que quería era irse muy lejos, no estaba pensando con claridad si no que con la ira que lo invadía.


El pelinegro había recorrido ya la mitad de su trayecto cuando sintió que alguien tocaba su hombro. Frank giró la cabeza al mismo tiempo que con un brazo intentaba golpear a quien hubiera atrás y, aunque ese acto podría haberse interpretado como un reflejo, no era más que una pobre manera de desquitarse. Sin embargo algo lo sorprendió: La persona que tenía atrás se movió con una agilidad y reflejos asombrosamente rápidos, dando la impresión de ser un gato.
-¡Hey, cuidado o me vas a sacar un ojo! - Se quejó la muchacha.
-¿Quién sos? - Se limitó a cuestionar Frank.
El rostro de la chica expresó primero duda y después nerviosismo. Increíblemente no parecía preparada para esa pregunta.
-Mi... mi nombre es Kay y tengo quince años... hace un rato estaba haciendo... estaba haciendo algunas cosas cerca del PokéMart, y vi a esas dos extrañas personas salir con una bolsa y una PokeBall en sus manos... Y al ver la expresión de tu rostro comprendí que la esfera era tuya, obviamente la bolsa no lo era porque tenía el mismo símbolo que tenían esos dos en sus capas...- La joven hizo una pausa para respirar.- El punto es que sentí que tenía que hacer algo, y pude... bueno, pude recuperar tu PokeBall. No importa cómo lo hice ¿No es así? Porque de todas maneras no podría decírtelo y.. y...- Kay pareció haberse dado cuenta de lo rápida y atropelladamente que estaba hablando, por lo cual decidió calmarse y preguntar (al mismo tiempo que extendía su mano derecha con la pokeball de su interlocutor) - ¿Cómo es tu nombre?
Frank estaba perplejo, su cerebro había girado ciento ochenta grados. No podía creerlo, él había decidido odiar al mundo por su desdicha; y como si fuera una burla, de la nada había aparecido esta muchacha... Kay. Quien no sólo hablaba muy rápido, si no que igual de rápido hizo que recuperara a su pokemon, pieza clave para su futuro inmediato y su plan a largo plazo.
-Gracias.- A lo que el muchacho se acordó de la pregunta de la chica. -Bueno, mi nombre...- Dudó, pero sabía que al menos esta vez tenía que ser sincero.- Mi nombre es Hitoshi. - El muchacho le sonrió y agregó: - De todos modos los pocos que me conocen me llaman Frank... ¿Siempre abreviás las palabras de ese modo? Me refiero a “PokéMart”, “PokeBall”, esas cosas.- Esa última pregunta había sido un híbrido entre cambio de tema e intención de seguir la charla, nunca había sido bueno en eso último de todos modos. Kay lo miró sorprendida, esperaba que aquel extraño le hubiera hecho más preguntas.
-Si, es una costumbre que tengo.- Evidentemente se había calmado un poco. -Como sea, tengo que irme. Tengo que llegar a Violet pronto.
En ese momento Hitoshi, quien se sentía en deuda con la chica, intentó devolverle (de alguna manera) el favor. Así quizás descubriría algo más como el por qué de su reciente ayuda o el cómo entre otros interrogantes.
-Bueno, yo estaba yendo para allá, como te habrás dado cuenta... y eh... Creo que ya que nos dirigimos al mismo lugar, algo de protección extra no nos vendría mal... -Ahora era Hitoshi quien parecía nervioso, no se le daba bien eso de ser amistoso con desconocidos.
-¡¿Protección extra?! ¡Pervertido! - Se escandalizó la muchacha
-No me refería a eso, yo sólo...- La tez en el rostro de Hitoshi se había vuelto de un color rosado que resaltaba en su blancura natural.- Sólo creo que un poco de compañía nunca está demás... Y como tenés puesta una mochila que parece cargada, no creo que tengas alguien con quién viajar.- Hizo una breve pausa en la que puso sus manos en sus bolsillos y agregó: - Sos libre de hacer lo que quieras.
Kay era una chica de baja estatura. Medía poco más de un metro cincuenta y parecía que su peso era proporcionalmente correcto. Su pelo era lacio de un color entre naranja y rojizo y le llegaba hasta la mitad de la espalda. Hitoshi pensó que sus curvas no estaban nada mal. La joven vestía un ajustado pantalón de jean azul y una remera musculosa de color negro. Llevaba una mochila colgada al hombro (que se parecía más a una bolsa elástica de cuero) y tenía un cinturón negro en el cual resaltaba el rojo de sus pokeball.
-Si, supongo que tenés razón.- Se rindió dudosa ante el último comentario del muchacho.


Después de ese extraño encuentro, caminaron en dirección norte hacia Ciudad Violet. Ambos eran personas desconfiadas por lo que el trayecto fue recorrido en un incómodo silencio hasta que se encontraron con una vieja casa de donde entraban y salían personas todo el tiempo.
-¿Qué es este lugar?- Preguntó Hitoshi.
-Parece que no salís mucho ¿No? Es el “Club de cambio”. Acá vienen personas desde Cherrygrove, Violet e incluso algunos de New Bark a intercambiar pokemon.- Kay hizo una pausa, en la cual su rostro pareció reflejar un aire pensativo.- Bah, la realidad es que sólo vienen nenes de diez años a cambiar Caterpies y Zubats.
-¿Club de cambio, eh?- Dijo el muchacho, quien al parecer no había prestado atención a la última frase de su acompañante. -Entremos.


La casa era antigua donde la vieras. La madera con la que había sido construída estaba mohosa y húmeda y daba la impresión de haberse debilitado con el paso del tiempo. El techo de chapa, en cambio, parecía haber sido reconstruído (aunque eso hacía que la casa, en comparación, se viera más vieja aún). Alguna vez, pensó Hitoshi, la casa debió haber sido de color marrón o similar; pero ahora sólo era de un color oscuro, como cuando se moja la madera. El muchacho tocó la puerta y les abrió una de las personas que estaba más cerca, pero parecía que cualquiera estaba autorizado a hacerlo ya que ni siquiera intercambiaron palabras. Sólo los dejó pasar.
La casa era muy grande, y en todas partes habían personas de entre diez y quince años intercambiando pokemon. En el recibidor, en la sala, en la -presunta- cocina, en las habitaciones, en cada uno de los rincones de la casa. En lugar de muebles, habían máquinas de intercambios.
-Un buen lugar para buscar oportunidades ¿No?- Dijo Hitoshi entusiasmado (emoción extraña en él).
-Si, creo que lo es.-Respondió Kay con una mirada curiosa, como indagando a la gente del lugar.
-Vamos a ver qué me ofrecen por este pájaro, dijo moviendo la correspondiente pokeball entre sus dedos.
-¡¿Pájaro?!- Oyeron gritar unos metros hacia adentro. -¡Vengan, vengan!
Una sonrisa se dibujó en el rostro del muchacho, quien se adentró a toda prisa en aquella extravagante casa seguido por su acompañante. Entre tanta gente era difícil distinguir a la persona que los había llamado, pero una vez que se acercaron lo suficiente, la sonrisa en el rostro del pelinegro se esfumó totalmente. Quien los llamaba no era ni más ni menos que la entrenadora de los Murkrows.
-Ah, vos.- Sentenció la chica con una mirada de desprecio.
-Si, yo tampoco me alegro de verte. ¿Qué me ofrecés por el Pidgey que atrapé?
-Querrás decir mi Pidgey.
-¿Se conocen?- Preguntó Kay
-Si, ayer tu amigo me robó un pokemon que me correspondía.
-Pero lo atrapé yo, ¿No? - Dijo testarudo Hitoshi. -¿Qué me das a cambio de él?
-Bueno, lo único que tengo que no sean aves es una Poliwag que atrapé en el camino. Es tipo agua.
La mirada del chico se perdió, estaba considerando la oferta.
-¿Tiene algún nombre?- Preguntó finalmente.
-Si, se llama Wag.
-Bueno, no está tan mal, intercambiemos.
Ambos entrenadores se situaron en la máquina más cercana y, una vez que llegó su turno, realizaron el intercambio.


Una vez que salieron del “Club de cambio”, la pareja de entrenadores siguió su camino en dirección norte, pero esta vez no todo fue silencio.
-¿De verdad le robaste el Pidgey a esa chica y después se lo cambiaste por algo que te gustaba más?- Preguntó Kay
-Bueno... Si, si lo hice.- Respondió Hitoshi. A lo que agregó: -¿Y qué si lo hice? Todavía no me dijiste cómo recuperaste a mi Cyndaquil.
-Se lo robé a esos tipos cuando se distrajeron.- Fue todo lo que le respondió la muchacha, para luego colocarse auriculares en sus oídos y dispersarse en sus pensamientos.

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Ah si, para darle un poco de clase al tema.. Fan art de shinyscyther (pedido, obviamente XD):

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Frank
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Soubi
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Re: Historias de un viajero cualquiera

Mensaje por Soubi »

Gonzaa escribió:Ah, sé que me voy a arrepentir XD Pero bueno, espero que lo disfruten (y no colgarme al escribirlo). Va primero el prólogo... Pero no lo uso como nota de autor sino como adelanto del fic.


jajaja bien hay xDDD
Esta bueno boludo!!
(yo me re colgue con el mio e-e)
Suerte y espero el primer capi =3
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Gonzaa
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Re: Historias de un viajero cualquiera

Mensaje por Gonzaa »

:AS

Historias de un viajero cualquiera - Capítulo 1
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El pueblo New Bark no era muy grande. Sólo había algunas pocas casas y un edificio más grande al norte. Ese día estaba soleado, como solía estarlo en aquel lugar. Además, el viento soplaba fuertemente. Se decía que era el viento de los nuevos comienzos.

El puerto se encontraba al este del pueblito. Era modesto y al parecer algo improvisado, como si no fuera propio del lugar. Sentado en una mesita había un hombre con ropa de marinero y una lista con los nombres de los recién desembarcados. Ésta, al parecer, era para controlar a los posibles polizones.

Acabado de desembarcar y ya registrado por el aburrido hombre en la mesita, había un joven parado y mirando el pueblo. El muchacho no parecía ser ni muy alto ni muy bajo, rondaría el metro setenta. Al ser delgado, parecía ser frágil y pronto a romperse en cualquier momento. Vestía un pantalón de jean azul y una remera negra. Colgada al hombro, descansaba una vieja mochila verde con una sola tira, la cual atravesaba el torso del chico de un lado a otro. El chico era de tez blanca, pero era aún más blanca en su cara. O eso parecía, ya que sus ojos de color marrón oscuro resaltaban a simple vista. Tenía el pelo despeinado (quizás se debía al viento que había) y una mirada distante. Parecía estar alejado de su propio cuerpo, como si estuviera preocupado por algo.

Enseguida el muchacho localizó su objetivo: El laboratorio pokemon dirigido por el Profesor Elm. Con paso decidido y sin establecer contacto visual con nadie, atravesó el tranquilo pueblo hasta el edificio. Le dio tres golpes a la puerta.

De ella salió una persona vestida con una bata de laboratorio, de aspecto jovial e inquieto. Su pelo era castaño claro y no se podía distinguir el color de sus iris porque siempre estaba acomodándose los anteojos. No parecía tener la misma edad de otros investigadores famosos, en realidad parecía más joven.

-“¿Frank?” – Preguntó el profesor.

-“Si.” – Contestó el muchacho, quien pareció ponerse nervioso al escuchar su propio nombre.

-“Pasá, hay mucho viento afuera”-

Frank obedeció sin titubear. Adentro la temperatura era más cálida ya que no había viento. El laboratorio no era muy grande, pero estaba lleno de libros e investigadores que iban de acá para allá apurados. Al otro lado de la habitación había una ventana por la cual se veía el patio del edificio. El predio era tan grande que a Frank no le alcanzó la vista para localizar sus límites. En el mismo se veían distintas clases de pokemon. Todos parecían estar tranquilos, como si solamente existiera la paz para ellos. El muchacho parecía envidiar ese sentimiento.

-“Cuando me avisaron que ibas a venir me sorprendí. Digo, con todo lo que pasó últimamente no esperaba verte por acá. Creí que…”- Dudó Elm. –“Creí que ibas a esperar a que todo pasara.” -

-“Bueno, supongo que todos pensaban lo mismo”- Respondió Frank, e intentó cambiar el tema. –“¿Esos son los pokemon que tengo para elegir?”- Dijo señalando tres pokeball en la mesa.

-“Si, son Cyndaquil, Totodile y Chikorita. Asumo que ya sabés cuál querés.”-

-“Exacto, quiero a Cyndaquil”-

-“¿Le vas a poner un nombre?”- Inquirió el profesor.

-“No, o no por ahora.”- Dijo Frank.

-“Eh…”- Parecía que Elm buscaba que las palabras salieran solas, pero al no encontrarlas tuvo que expresarlas él mismo. –“Vos sabés que todos los líderes y el Elite mismo la están buscando ¿No?”-

El chico no respondió. Guardó las cinco pokeball y la pokedex en su mochila y se fue. Estaba cansado de que todos creyeran que lo entendían y que dijeran que la estaban buscando. Eso no era verdad, no podía serlo. Si la estuvieran buscando tantas personas ya habría aparecido, de eso estaba seguro. Pero ahora no tenía que pensar en eso, tenía que cumplir su objetivo principal. Una vez ganada la liga tendría derecho a ir a la isla del Elite Four, donde podría pedirles ayuda él mismo. O aunque sea encontrar a su hermano. Cualquiera de las dos cosas le servía.


Frank no tenía ni idea de la cantidad de tiempo que había pasado. Sólo sabía que lo de las batallas se le daba bastante bien, ya que para el anochecer había ganado la primera.

El cielo estaba calmado esa noche y el viento ya había dejado de soplar. El muchacho sabía que no podría dormir hasta llegar al Centro Pokemon, puesto que no tenía elementos como una carpa o una bolsa de dormir. Ahora solo podía seguir caminando.

Si bien la Ruta 29 era acogedora de día, en la noche se veía bastante perturbadora. Sobre todo con ruidos de pokemon salvajes cazando.

-¡PIIIIID!- Escuchó Frank en un árbol cercano.

Frank no era alguien muy curioso si no tenía algún interés particular en averiguar algo, pero en este momento sólo quería alguna distracción, algo que lo hiciera ignorar la realidad.

El muchacho se asomó al árbol de donde provenía el ruido y observó la escena:

Volando casi al ras del suelo, en círculos, habían dos buitres negros con sombrero (esto último le resultó muy extraño). Abajo, en el pasto, había un pichón en mal estado.

-“Bah, está aguantando más de lo que esperaba”- Dijo una voz cercana.

La voz provenía de una chica un poco más baja que Frank, tenía el pelo rubio y ojos color verde. Vestía un short y remera manga corta de color negro y azul respectivamente.

-“Eh… ¿Qué estás haciendo?”- Preguntó el muchacho, con el único objetivo de ganar el tiempo suficiente como para evaluar sus posibilidades.

-“No sos muy inteligente ¿No?”- Respondió la chica. –“Estoy intentando debilitar a aquel Pidgey, parece que se olvidó de volver a su nido al anochecer”.- Agregó con un tono ácido.

-“Te voy a ayudar”.-

-“Hacé lo que quieras, pero el pájaro es mío.”-

Un destello de luz y Cyndaquil salió de su pokeball. Parecía estar un poco cansado, pero se mantenía en pie sin ningún problema.

-“Tackle al Pidgey”- Ordenó Frank

El ratón de fuego arremetió con todo el peso de su cuerpo sobre el pájaro, dejando un daño considerable. Al parecer, los Murkrows no eran muy fuertes, ya que le hacían mucho menos daño al ave. Repitieron la acción dos veces más.

-“¡Cyndaquil Smokescreen!”-

En ese momento, lo único que se veía era humo negro por todas partes. La chica insultó al muchacho y ordenó a sus aves disipar el humo, pero antes de que terminase de dar la orden se vio un destello blanco en el lugar donde antes estaba el Pidgey.

-“¡Algo me dice que ya tenés suficientes pájaros!”- Gritó Frank mientras corría lo más rápido que podía.


Después de correr hasta el cansancio, se puso a caminar. No había podido pensar con claridad hasta entonces, y cuando lo hizo se le juntaron todos los pensamientos. Ver al Pidgey siendo atacado por dos pokemon al mismo tiempo, haber aprovechado la oportunidad de superar numéricamente a una criatura indefensa, y encima después traicionar y echarse a correr… Sabía que iba a tener que hacer cosas así, pero jamás hubiera imaginado que las haría en su primer día.

Entre pensamientos y recuerdos, ya había llegado a Ciudad Cherrygrove. El sol estaba saliendo cuando pisó el Centro Pokemon y el cansancio no ayudaba en nada.

-“Bienvenidos al Centro Pokemon”- Escuchó decir amablemente Frank. En aquel momento, cualquier signo de alegría como ése lo enloquecía.

-“Buenos días”- Bramó amargamente.
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Re: Historias de un viajero cualquiera

Mensaje por Mycroft »

Jerry Mentleman dice:
*claro
Jerry Mentleman dice:
*o sea es un fic cliche
Jerry Mentleman dice:
*pero tiene una ventaja
Jerry Mentleman dice:
*ESTA BIEN ESCRITO
Jerry Mentleman dice:
xD


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Re: Historias de un viajero cualquiera

Mensaje por Sage »

Me gusta el comienzo, Gonzaa; ¡se lee fácil y te entra de lleno en la historia con pocas palabras! n_n

Solo le eché en falta un poco más de inclusión en la trama, que por el momento es bastante tenue; ¡pero con un solo capítulo no se puede decir mucho! :3

¡Esperando el segundo estoy! ^-^
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Re: Historias de un viajero cualquiera

Mensaje por Gonzaa »

Capítulo 2- Seguidores del Enmascarado

[spoiler]
-”Acá están, espero que los puedas curar.” - Dijo Frank con un esfuerzo sobrehumano para ocultar su verdadero humor al entregarle sus dos pokeballs.

-”Con mucho gusto.” - Dijo la enfermera, y agregó: -”Necesito tu pokedex para poder identificarte.”

-”Eh.. ¿Es realmente necesario?” - Respondió el muchacho. No había contado con eso. Lo cierto es que no le hacía ninguna gracia que todas las enfermeras de Johto supieran quién era.

-”Si, aunque estemos en tiempos de paz debemos tomar ciertas precauciones de rutina.”-

-”¡¿Tiempos de paz?!” - Entre el mal humor que llevaba consigo y esa respuesta, el chico había empezado a enojarse. Sin embargo, le entregó la pokedex a la mujer detrás del mostrador; en respuesta consiguió una mirada compuesta por la mezcla entre sorpresa y pena.

La enfermera debía tener más o menos la misma altura de Frank, era delgada y vestía una prenda bastante similar a un delantal blanco. Su pelo era de un tono cercano al rosa y sus ojos eran de color celeste intenso. Incursionando en los detalles, se podía visualizar un sombrero de enfermera con una cruz del color de sus ojos, el cuello de una camisa rosa que se escapaba desde detrás del delantal y un pequeño distintivo a la altura del corazón que decía: “Joy”.

-”Perdón, no sabía que eras vos.” - Dijo apenada la muchacha. -”Debí haberte reconocido, nos dieron fotos de los tres cuando nos encomendaron la tarea de buscarla...”-

-”No sigas. Dame las llaves de algún cuarto, podés llevarme a mis pokemon cuando estén curados del todo.” - Frank no podía tolerarlo más. Ya estaba harto de todas esas mentiras y si encima iban a hablarle de ella en cada ciudad no sabía cuánto iba a poder aguantar. Su naturaleza no era tan agresiva si el asunto no era personal, pero la suma de distintos factores lo habían llevado a aquel desenlace.

***

Cuando Frank se despertó ya había pasado el mediodía. Al abrir los ojos se sintió totalmente desorientado, no estaba acostado en su cama como solía estarlo cuando se despertaba; ni el lugar se encontraba en completo silencio, como solía estar su casa.
Se sentó en el duro colchón y miró a su alrededor. Las paredes y el techo eran de color blanco. La cama parecía encontrarse en la pared opuesta a la puerta, abajo de una ventana. Al lado de la cabecera de la misma había una mesita de luz color madera donde había colocado su reloj de pulsera (el mismo lo incomodaba para dormir).
Se colocó el reloj y miró la hora: eran las 14.17. Hizo un rápido cálculo mental y dedujo que había dormido cerca de siete horas. No había descansado tanto como hubiera querido, y además el estómago se estaba haciendo notar. Hacía cerca de veinticuatro horas que no comía nada.
Después de un rápido baño se vistió y salió de la habitación. Caminó a través del pasillo hasta las escaleras y las bajó hasta la planta baja del centro pokemon. El mismo se encontraba igual que aquella mañana, con la única diferencia de que había más gente.
Era un lugar enorme de color rojo y blanco. Debía ser casi tan grande como el lobby de un hotel importante. En el centro estaba instalado el mostrador donde había hablado con la enfermera Joy y atrás del mismo parecía encontrarse el comedor.
Frank estaba a mitad de camino hacia el mismo cuando la enfermera lo llamó desde el mostrador. Escuchar su dulce voz lo irritaba.

-”¡Frank, Frank!”-

-”Eh, ¿Si?” - Preguntó el chico acercándose al mostrador.

-”Acá están tus pokemon en perfecto estado. De hecho lo están desde hace un rato... Pero supuse que necesitabas descansar.” - Respondió la enfermera, al mismo tiempo que le devolvía las dos pokeball y la pokedex al muchacho.

-”Gracias, supongo.” - Al menos ahora era capaz de esconder la irritación en su voz.

El muchacho estaba pronto a marcharse, cuando se acordó de algo. Pensar en eso lo hizo deducir que la mejor idea era preguntarle todo a la enfermera local.

-”¿Podría hacerle un par de preguntas?” - Interrogó Frank.

-”Por supuesto, las que quieras” - Dijo Joy, como si ser útil alivianara su sentimiento de culpa.

-”Eh... Primero que nada, quería saber si no hay, eh... Algún lugar donde la comida sea económica... No gané muchas batallas todavía y no salí con dinero...”- Hizo una pausa, sabiendo que tenía que cambiar ese sonido de inseguridad que emanaba su voz. -”Y también quería saber todo lo posible sobre la Liga Pokemon de este año.” -

-”Deberías saber que la comida del Centro Pokemon es gratis para los entrenadores, somos subsidiados por la mismísima Liga Pokemon.” - Dijo Joy, y agregó: -”Lo que me lleva a tu segunda pregunta. Acá en el mostrador tenés folletos que explican todo sobre la Liga Pokemon.”

-”Bueno, muchas gracias.” - Dijo el entrenador, para después agarrar uno de los mencionados folletos e irse hacia el comedor.

***

Después de comer, Frank pensó que la comida gratis no era tan mala. Aunque quizás ese pensamiento había sido producto del hambre que tenía. Igual eso no era importante (ya que no tenía que pagarlo), lo importante era el folleto que había apoyado en la mesa al sentarse. Lo agarró y lo leyó.
El folleto de la Liga Pokemon decía algunos datos generales, siendo más importantes los siguientes:

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Después de leerlo, lo guardó en su casi vacía mochila y se retiró del Centro Pokemon.

***

Una vez afuera, el primer lugar de interés del entrenador era el mercado local, ya que necesitaba una carpa y una bolsa de dormir. No siempre iba a poder recorrer una ruta entera en una noche. Por suerte, el mercado se encontraba justo al lado del Centro Pokemon. Ese detalle se le había pasado de largo al momento de llegar a la ciudad. Se dirigió hacia allí.
El mercado era casi la mitad de grande que el Centro Pokemon. Pero a diferencia del mismo, los colores de éste eran azul y blanco, en lugar de rojo y blanco. Próximo a la entrada había una bifurcación del pasillo: Derecha para entrar e izquierda para salir. Del lado derecho había una gran cantidad de góndolas y del lado izquierdo sólo estaba la caja. En el lugar había alrededor de cinco personas.
Frank tomó el camino de la derecha y buscó con la mirada: “Medicina... Objetos de batalla... Objetos de captura... No... No... No... Campamento”. Una vez ubicada la góndola se dirigió hacia la misma. El muchacho se fijó el precio de la carpa y de la bolsa de dormir, apenas le alcanzaba para ambas. Iba a tener que dejar la compra de la comida para el futuro, ya se las arreglaría en el camino. Las agarró y fue hacia la caja.
El hombre parecía nervioso por alguna razón, pero más allá de éso todo era normal. Le cobró los objetos a Frank y los colocó rápidamente en bolsas. El muchacho guardó las bolsas en la mochila y se disponía a irse, cuando vio que bloqueando la salida habían dos curiosas personas.
El de la izquierda era bajo, llevaba puesta una capa de viaje negra sobre alguna prenda de ropa que no se llegaba a distinguir y tenía cara de amargado. El de la derecha, si bien llevaba una capa de viaje idéntica, era totalmente diferente; era alto y tenía expresión relajada. Ambos tenían en la capa, a la altura del hombro, bordada la sigla: “SdE”.
Frank no tenía tiempo de esperar a que se fueran asique pasó entre aquellas extrañas personas chocando con el hombro del más bajo en el intento.

-”¡Hey! ¿Por qué tan apurado?” - Gritó el que era más alto al mismo tiempo que apretaba fuertemente el brazo del muchacho, impidiendo que se fuera.

-”No es algo que te interese.” - Respondió tranquila pero puntualmente Frank, al mismo tiempo que giraba la cabeza.

Al mirarse a los ojos, en la boca del captor se dibujó una sonrisa.

-”¡Eh, Oso!” - Dijo el captor con cierto tono de satisfacción al dirigirse a su compañero. -”¿No es éste el hijo de Jasmine?”-
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Re: Historias de un viajero cualquiera

Mensaje por Soubi »

jajaja jasmine =3
Bueno cada ves esta mejor esto aunque tendrian ques er mas largos u-ú
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Re: Historias de un viajero cualquiera

Mensaje por Gonzaa »

Si, el problema con la longitud se debe a que lo fui haciendo por partes, entonces no estaba muy atento.. y el open office no sé por qué me ocupaba 4 hojas XD Asique creía que estaba bien nona
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Re: Historias de un viajero cualquiera

Mensaje por Agustin »

Gonzaa escribió:Si, el problema con la longitud se debe a que lo fui haciendo por partes, entonces no estaba muy atento.. y el open office no sé por qué me ocupaba 4 hojas XD Asique creía que estaba bien nona



Puto, descargá el word, no como yo que uso el Open Office y el Libre Office, 2 copias baratas xD


Estan buenos los capitulos, pero es verdad, son muy cortos.

SEGUI ESCRIBIENDO QUE QUIERO SEGUIR LEYENDO.
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Gonzaa escribió:A veces sos maduro pero otras veces sos tan pendejo que da bronca
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Emegecien
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Re: Historias de un viajero cualquiera

Mensaje por Emegecien »

La verdad, no se que le ves de viajero cualquiera al hijo de Yasmine, pero es tu fic XD
Ahora posta, esta muy bueno, es verdad que es corto pero... muy bueno
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Pikachaan escribió: tuve la ilusion de un [color="DarkOrchid"]FURRET MORADO[/color] corriendo por mi escritorio..


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Re: Historias de un viajero cualquiera

Mensaje por Gonzaa »

Capítulo 3 – Un año antes

Antes una aclaración: En este capítulo van a conocer un personaje nuevo que es narrado en primera persona, tiempo pasado. Sus pensamientos, en cambio, van a estar en tiempo presente; ya que así es como lo pensó en ese momento.

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Me duele la cabeza.” Esa frase fue la primera que vino a mi mente. Abrí los ojos y me encontré tumbado en una cama desprolija, situada en una habitación oscura. Me senté y prendí el velador que tenía sobre la mesita de luz que se encontraba a mi derecha. “La habitación está hecha un desastre.
Me levanté y caminé hacia el baño, tenía que arreglarme y no podía tardar mucho, hoy no era el mejor día para llegar tarde. Estaba ya por irme cuando me detuve a ver el espejo roto en la puerta de la habitación. “¿Vos que mirás?” Me acuerdo haber pensado. La mirada del otro lado del espejo era de desgano, de cansancio. La misma provenía de unos ojos verdes intensos en una cara escondida por algunas cicatrices. El pelo estaba peinado, siempre tenía que ser así; de caso contrario no saldría a la calle.”El pelo me tapa la nuca y el flequillo llega a media frente, cuando crece lo corto para que quede siempre así. Así me gusta, aunque estaba pensando en teñirme, me aburre el pelo negro.
Tengo sueño.” A pesar de aquel pensamiento sabía que no podía volver a la cama. Me puse una capa de viaje negra con la sigla: “Sde” en ella y crucé la habitación. “Mierda, dejé el velador encendido.
Crucé un pasillo lleno de gente que usaba la misma capa que yo. “Parece un hotel militar, de hecho muchas personas dirían que es algo parecido.” La gente a la que le pasaba por al lado eran parecidos a mí en contextura física: Rondaban el metro ochenta y eran delgados. Cada tanto había alguna persona no tan delgada, pero eran excepciones.

El salón principal, lugar al cual todos teníamos que ir, estaba lleno de gente con capas idénticas a la mía. “Deben haber más de quinientas personas acá, número bastante alto para ser una organización nueva.” Se sentía un murmullo general, como de inquietud mezclado con expectativa. “No voy a dejar que algo tan simple como un anuncio me ponga nervioso, la verdad es que el controlar los nervios es algo bastante útil en este lugar. Quiero y voy a hacerlo.” Esperamos un rato hasta que por fin apareció alguien en la plataforma que teníamos en frente. “El tipo es raro, pero eso no parecía ser notado en un ambiente con... bueno, mucha gente rara.” La persona en cuestión era bastante imponente. Medía entre el metro noventa y los dos metros. “No puedo saberlo con exactitud ya que está más alto que los demás.” Su porte imponía respeto. “No me importa el calor que pueda llegar a tener, quiero una de esas capas.” Fue lo primero que pensé cuando vi la suya. Era parecida a la nuestra pero tenía detalles en blanco. Ahí fue cuando empezó su discurso. “Maldito discurso.” Me acuerdo haber pensado, es el día de hoy que me acuerdo de cada palabra como si se hubiera tratado de una profecía:

Silencio por favor. Los reunimos a todos en este salón para hacer un anuncio... importante, si, ésa es la palabra correcta. Cada uno de ustedes, ya hayan sido reclutados o hayan venido por su cuenta, tuvieron que pasar una prueba. Aquella prueba fue la que selló el camino de su vida, porque al haberla pasado exitosamente fueron internados en nuestras instalaciones. Como algunos de ustedes sabrán, nuestro líder tiene contacto directo con la Liga Pokemon, lo cual nos facilita algunas cosas.
Tienen que mantener siempre la siguiente frase en su cabeza: Cuanto más discretos, mejor. Siempre van a estar vestidos de civiles en la calle, a excepción de contadas ocasiones. De igual manera, van a tener un distintivo que los identifique ante sus iguales en su ropa para evitar inconvenientes.
En fin, voy a ir al tema principal: La misión. Algunos de ustedes van a ser seleccionados para cumplir una misión especial, esta misión requiere un manejo ejemplar en batallas pokemon. Además van a formar parte de un entrenamiento especial para poder salir exitosos de ella. Los demás van a ser asignados a distintas tareas necesarias para que la organización funcione como es debido. Si juegan bien sus cartas van a escalar posiciones. Van a notar cuando alguien es de mayor rango que ustedes porque su capa y su distintivo va a ser diferentes.
Quédense acá los miembros que sean nombrados, el resto se puede ir.


Uno de los nombrados fui yo, asique me quedé. “¿Manejo ejemplar en batallas? Quizás sé de ellas pero no llego a tal extremo...” Una vez que se fueron los que debían irse, la plataforma se convirtió en una arena de combate (al parecer era accionada a control remoto) y nos dividieron en dos filas; cada una a un extremo de la misma. “Parece que nos van a hacer pelear, me gustaría saber con qué pokemon, si no nos permitieron venir con ninguno.” Mi pensamiento pareció haber sido leído por el hombre de dos metros porque nos explicó lo que sucedería a continuación: Primero, ambos combatientes se colocarían en su respectivo sitio. Segundo, se les daría una pokeball al azar. Tercero, tendrían que pelear. Los ganadores serían los encargados de realizar la misión especial. Seguido de la explicación, comentó que dos de nosotros éramos reemplazos de otros miembros que estaban en una misión más importante. “Eso explica por qué me eligieron.
Cuando llegó mi turno, ya había visto dos batallas. La primera fue entre un Scyther y un Chikorita, saliendo victorioso el primero. En la segunda, el ganador había sido un Mankey y el perdedor un Rattata. La pokeball que me había tocado estaba cuidadosamente apoyada en el suelo. “Espero que sea algo bueno, porque prefiero que los que arriesguen su culo sean los pokemon y no yo.” En la pokeball había un Magby y mi oponente era un Ekans.
La batalla fue bastante fácil a mi parecer, ya que le gané sin problemas. Una vez concluidas las demás, nos explicaron de qué trataría el entrenamiento especial y cuándo lo tomaríamos. “Todas las tardes de los próximos siete días, parece que la cosa va en serio.

***

Una vez concluido el entrenamiento (que constaba de aprender datos sobre los pokemon, debilidades y fortalezas, líneas evolutivas y demás) nos llamaron para escuchar el último discurso. Una vez que los cuatro estuvimos ahí, nos dijeron que el pokemon con quien formaríamos equipo para la misión sería el que nos tocó en la anterior batalla. Y que además, sólo por esta vez, los cuatro formaríamos un mismo equipo. También nos dijeron algo importante digno de ser recitado:

Felicitaciones a los que llegaron hasta acá. Inclusive me dijeron que uno de los reemplazos ganó su batalla. Éso habla bien de ustedes. Es hora de que sepan qué es lo que van a hacer.
Como ya les dijimos, tenemos contacto con la Liga Pokemon. Bueno, nuestro contacto nos comentó que hay un líder de gimnasio que está husmeando demasiado en el control policial de Johto y que tenemos que frenar eso cuanto antes. Si no lo hacemos, otros líderes de gimnasio pueden meter sus narices en el asunto y éso nos complicaría las cosas.
Por qué los hicimos entrenar, se preguntarán. La respuesta es simple: Necesitamos pasar desapercibidos. Asique ustedes retarán al líder de gimnasio como cualquier entrenador normal, y cuando ella desaparezca nadie tendrá pruebas para encarcelarlos.
El resto de las instrucciones se encontrarán en sus respectivas mochilas que les serán entregadas a la brevedad.


Una vez que me dieron la mochila, lo primero que hice fue buscar el nombre del líder de gimnasio al que debíamos secuestrar (o matar). Resultó que el, era ella. Debíamos entrar en el gimnasio de Ciudad Olivine.

Después de unos días de descanso, nos subimos a una camioneta que nos dejaría muy cerca de la ciudad. Justo en la ruta entre una (al parecer famosa) granja de Miltanks y Olivine. “Nos pidieron que nos lleváramos bien entre nosotros pero ninguno hablaba,los demás parecían nerviosos y yo no tenía ganas de hablar, al menos no nos llevamos mal.
La caminata no fue muy extensa y llegamos en algunos minutos a la ciudad. El resto del equipo y yo entramos en el gimnasio. “Es curioso como justo somos dos hombres y dos mujeres, además dos tenemos color de pelo oscuro y dos lo tienen claro.” La recepcionista nos preguntó cuántos de nosotros íbamos a pelear con la líder, a lo que le respondimos que todos, aunque los otros tres mirarían la batalla del combatiente.
Esta vez yo fui el segundo en pelear, y si llegué al combate fue porque el primero fracasó. “Parece que ya no entrena pokemon de roca, ahora entrena del tipo acero. Curioso, pero por suerte tengo ventaja.” Peleamos y le gané, asique procedimos con el plan.
Una vez que se acercó a entregarme la medalla, uno de mis compañeros le ordenó a su pokemon que destruyera las cámaras de seguridad mientras la otra le ordenaba al suyo que durmiese a la referí de la batalla. La tercera por su parte, le ordenó al suyo que atrapara entre sus cepas a Jasmine. A una velocidad increíblemente rápida la dormimos, la atamos (no podíamos ir por ahí con una persona y un pokemon), la vendamos y salimos del edificio dejando a la líder adentro. Le mostré mi medalla a la recepcionista simulando falsa alegría y cruzamos la puerta de salida. Le dimos la señal al otro equipo (al parecer ellos tenían más experiencia que nosotros) y desde el techo se metieron y se llevaron los cuerpos dormidos de Jasmine y su referí. Gracias a la carencia de cámaras de seguridad (y a que la recepcionista que debía mirarlas estaba distraída con una revista), hasta que escucharon el ruido y fueron a investigar, lo único que pudieron ver fue al helicóptero yéndose. Ni lentos ni perezosos, nosotros ya estábamos saliendo de la ciudad en ese momento. “Tengo que admitir que ahora sí estoy nervioso.” Nos subimos a la camioneta y nos fuimos, irónicamente, tan lento como podíamos; simulando estar de paseo. “Dentro de unos días, si no es mañana mismo, vamos a ser los criminales más buscados de la región. Genial.
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Soubi
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Re: Historias de un viajero cualquiera

Mensaje por Soubi »

No me queda claro si es Roket, Magma, Aqua o Galaxy pero me gustan estas historias, les veo potencial y POR FIN son mas largas xD
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Gonzaa
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Re: Historias de un viajero cualquiera

Mensaje por Gonzaa »

^No te diste cuenta en el cap 2? Se llaman "Seguidores del Enmascarado" XD

Ah si, para darle un poco de clase al tema.. Fan art de shinyscyther (pedido, obviamente XD):

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Frank
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Danot Okino
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Re: Historias de un viajero cualquiera

Mensaje por Danot Okino »

Bueno, leído ya, ahora que tengo algo de tiempo owoUU

Prólogo: En esta introducción o adelanto de la historia, como se quiera ver, pudimos apreciar la batalla entre el Cyndaquil de Frank y el Aipom de un entrenador anónimo, la que se desarrolló de manera interesante y bien planeada, incluso para ser una batalla de nivel básico (porque era la primera del protagonista xD); apelando al conocimiento de su propio Pokémon, Frank logró neutralizar el ataque del oponente y acabarlo con golpes bien dados, y si bien aquello resultó en victoria, lo más resaltante de esta primera entrega resulta ser lo que le molesta al chico al final del episodio, algo que definitivamente será importante owo (correcciones en spoiler)

[SPOILER]
Gonzaa escribió:El Cyndaquil volvió a tirarse encima del mono violeta y ésta vez había logrado su objetivo.

esta o.o

Gonzaa escribió:-“Si, claro.” – Respondió torpemente Frank.

:3[/SPOILER]

Episodio 1: En esta entrega pudimos ver la llegada de Frank a New Bark para recibir su primer Pokémon de manos de Elm, aunque su conversación con éste reveló que por lo menos hay una familiar perdida del muchacho, alguien relacionado con la Liga Pokémon, considerando que se menciona que tanto Líderes como miembros de la Elite la buscan, mas ello produce una sensación de molestia en el chico, que siente que nadie comprende realmente lo que le ocurre; ya en el camino, se da un salto de tiempo que seguramente contiene al prólogo, para pasar al protagonista hallando a una chica atacando a un Pidgey con sus dos Murkrow para capturarlo, mas la supuesta ayuda de Frank terminó en traición cuando atrapó a dicha ave y puso tierra en medio, llegando extenuado al Centro Pokémon de Cherrygrove (sin duda, es todo un ejemplo a seguir (?))

Episodio 2: Con su llegada al Centro Pokémon, un irritable Frank fue atendido por la encargada del lugar, quien como los demás simplemente logró irritarle con sus palabras de apoyo, las que el muchacho encontró vacías y carentes de sentido; tras un largo rato de sueño no tan reparador, el chico finalmente se reincorporó a su nueva rutina como entrenador viajero, lo fue comer por fin y averiguar lo más posible sobre la Liga Pokémon de ese año, y con esos dos objetivos cumplidos, se dispuso a buscar el equipo que le faltaba para los días que tuviera que pasar al aire libre; sin embargo, en el mercado se cruzó con dos extraños tipos, los aparentemente llamados "Seguidores del Enmascarado" que conocían perfectamente la identidad del protagonista, el hijo de Jasmine owo

[SPOILER]
Gonzaa escribió:Frank no tenía tiempo de esperar a que se fueran asique pasó entre aquellas extrañas personas chocando con el hombro del más bajo en el intento.

así que o.o[/SPOILER]

Episodio 3: Pues bien, este episodio sí que le ha dado un giro interesante a la historia, en particular por venir a explicar algunas cosas que desconocíamos; empezamos con el anómino protagonista, un integrante del mismo grupo de los dos que interceptaron a Frank en el episodio anterior, quienes en ese tiempo (un año atrás) recién se había formado, y que sin embargo tenía la importante ventaja de contar con un corrupto contacto en la Liga Pokémon owoU El caso es que el prota se vio seleccionado para una misión especial, pasando primero por una prueba adicional para determinar sus habilidades con los Pokémon y luego un entrenamiento intensivo, para finalmente enterarse que su misión como grupo era sacar a Jasmine del juego, debido a su continuo entrometimiento en asuntos oficiales, lo que amenazaba sus operaciones en la región; así pues, con todo listo, se dirigieron hacia Olivine y con temible efectividad raptaron a la castaña, cuyo destino sigue siendo desconocido para todos nosotros owo

[SPOILER]
Gonzaa escribió:Como algunos de ustedes sabrán, nuestro líder tiene contacto directo con la Liga Pokemon, lo cual nos facilita algunas cosas.

¿Quién será el corrupto dentro de la Liga? ¿O será la Liga misma? owo

Gonzaa escribió:Éso habla bien de ustedes. Es hora de que sepan qué es lo que van a hacer.

Eso :3

Gonzaa escribió:Bueno, nuestro contacto nos comentó que hay un líder de gimnasio que está husmeando demasiado en el control policial de Johto y que tenemos que frenar eso cuanto antes. Si no lo hacemos, otros líderes de gimnasio pueden meter sus narices en el asunto y éso nos complicaría las cosas.
Por qué los hicimos entrenar, se preguntarán. La respuesta es simple: Necesitamos pasar desapercibidos. Asique ustedes retarán al líder de gimnasio como cualquier entrenador normal, y cuando ella desaparezca nadie tendrá pruebas para encarcelarlos.

eso, Así que o.o
Interesante el punto al que llega la corrupción en la liga owo

Gonzaa escribió:Peleamos y le gané, asique procedimos con el plan.

así que :3[/SPOILER]

Ahora bien, a nivel técnico, la historia es sumamente agradable de leer (incluso con la amargura de Frank siendo omnipresente xD) y tiene un ritmo interesante, pues a pesar de ser epis breves, no se sienten apresurados en su desarrollo (quizá el tercero un poco, pero bueno xD); la redacción está dentro de lo aceptable, quizá fallando con alguna redundancia, pero tampoco es que sea tan grave, mientras que el apartado descriptivo lo desarrollaste bien, con descripciones justas pero necesarias en el caso de los Pokémon, y algo más ricas para el protagonista y alguno que otro personaje humano, pero mucho más para los escenarios, lo que le da al fic una interesante ambientación; la ortografía estuvo realmente bien, excepto por un par de errores repetidos a lo largo de toda la publicación (en particular, "asique", que debería ser "así que" o.oU); en todo caso, me ha gustado la historia y espero poder leer más, y sobre todo, no seas como el puto de Tommy que siempre termina abandonando sus fics xD

En fin, esto es todo por ahora; nos vemos en el siguiente post =P
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Próximamente, sólo en MinT ^^
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Re: Historias de un viajero cualquiera

Mensaje por Tommy »

no seas como el puto de Tommy que siempre termina abandonando sus fics xD


Oiga. D:!!

Ah, sí, mi review de tu fic... para tu cumpleaños. xD
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