Una nube de tierra se había levantado a nuestro alrededor como resultado de la batalla. Lo primero que vi al disiparse la misma, fue que el leon finalmente había caido, lo que me llevó a desviar mi mirada en dirección al chico de rulos... Tirado en el suelo, no parecía moverse. Frente a él estaba el domador, bastante herido por el fuego, había logrado interceptar el ataque? o había llegado demasiado tarde? No quise acercarme a averiguarlo, pero en mi lugar lo hizo la chica del rockruff: el chico de rulos vivía. -Ahora solo nos queda una leona- pensé. Pero en cuanto estaba por ordenarle a Trebor atacar noté que ésta no parecía dispuesta a pelear, mas bien sólo quería proteger a su compañera.
Una intensa luz cubrió todo en parque, noté que sólo quedabamos nosotros en el lugar. Afuera (aunque ya no había carpa) la situación también era favorable: la mayoría de los pyroars habían caido, y los espectadores habían podido salir a salvo. Por primera vez desde que todo comenzó senti que todo iba bien. La figura comenzó a hablar y eso volvió a ponerme en alerta. Decía algo sobre que se requiere dolor para lograr sus anhelos. Me había cruzado con mucha gente asi en el pasado, gente que utiliza a los pokémon para su beneficio, sin importarles lastimarlos o incluso matarlos. Tuve que reprimir un fuerte deseo de ir contra la figura, no por miedo a ella, sino porque aun quedaba gente que podía salir lastimada. Como sea, no creo que Naty hubiera estado muy contenta con mi pasividad ante esa escena... miraba a los pyroars y me sentía culpable por haberlos atacado. Nada tienen de malo las batallas, excepto cuando te obligan a pelear. Cuando la extraña figura terminó de hablar, extendió su brazo en dirección a Segis. Inmediatamente, mi compañero se puso otra vez listo para atacar. Los otros entrenadores también se pusieron en alerta, solo Segis se veia despreocupado y... Sonriendo?
De repente, un humo rosado nos cubría poco a poco. No pude ver de donde se originaba, pero tenía un olor dulce. Sea como sea, no parecía estar siendo provocado por aquella extraña figura. El pokémon de Segis lanzó una potente luz hacia arriba que llegaba hasta donde mis ojos veian, tal vez mas alto incluso. Segis ahora estaba gritando algún tipo de advertencia, y casi burlándose de la figura frente a nosotros, prosiguió: ¡Que esta potente luz en el cielo sea la epifanía máxima del final de mi último éxodo! ¡VAMOS A HACER QUE EL MUNDO LO SEPA!. Ya no lograba ver nada, solo oia levemente lo que pasaba a mi alrededor. -¡YO, EL GRAN SEGISMUNDO DOY FINAL A ESTE ÉXODO! ¡SEAN LIBRES ALMAS ERRANTES, REGRESEN AL MUNDO DE LAS PENAS Y QUE ESTA LUZ ABRA SUS OJOS Y LES GUÍE POR EL CAMINO CORRECTO! - . Podía jurar que escuché los zancos de Segis caer al suelo... Una fuerte ventisca disipó el humo rosado, y para nuestra fortuna la figura y todos los pyroars habían desaparecido. El pokémon de Segis lo hizo después de todo. Solo que... Donde estaba Segis?
Había pasado un tiempo ya desde que la figura se fue, llevándose con ella a Segis al parecer. La gente del circo asistía al musculoso, se habían llevado al domador y el chico de rulos al hospital, y toda la gente parecía preocupada. Hablaban entre ellos, y con los otros entrenadores, pero sus voces sonaban tristes. Por mi parte sólo quería que esto terminara y regresar a mi casa. Me encontraba sentado en un costado, sobre unas cajas de madera con Trebor a mi lado, cuando la anciana regresó. -Bien...Asumo que tienen más de una pregunta para hacernos. No puedo prometer que les responderé todas... Este circo, como todos, tiene sus secretos... y bajo mi juramento no puedo revelarlos.... - . Respuestas, claro que quería respuestas... Casi matan a un chico por un espectáculo!!! Podría haber sido yo si ese leon lo hubiera querido.
La chica de pelo violeta comenzó a hablar: – Creo que al igual que todos, queremos saber qué esta pasando aca, quién era esa figura? Por que fuimos atacados por leones? Esta soltero el domador? Tienen algún cachorro de león que pueda adoptar? Son muy lindos! Ah y creo que ese chico.- Señalando al musculoso. - Merece respuestas, casi lo matan por su show extraño.- . Escuché bien o había preguntado por el estado civil del domador? como podía pensar en eso en un momento asi? Era bastante joven a mi parecer como para estar tan desesperada por alguien. Me levanté, dirijiéndome hacia la anciana. Yo... tengo varias preguntas. Pero, tal vez las mas importantes sean solo dos: quienes son ustedes, y que es lo que quieren de nosotros? .
No tenía un plan, al final. Raramente tenía uno, pasa que me gustaba pretender. A veces era lo único que podía hacer; inflar el pecho y levantar la cabeza como si tuviera alguna puta idea de lo que estaba haciendo. Me gustaba pensar que era algo que ayudaba a otros a sentirse seguros, pero en realidad solamente creaba expectativas falsas.
Así que no, no tenía un plan. Me repetí aquello varias veces, sentado en la esquina de la habitación y mirándome mis heridas. Sabía que los demás estaban hablando con los del circo, pero me costaba hacer que me importara.
Te tiene que. Dale, mové el culo.
El pibe no había muerto, por suerte, pero tampoco habían salido también las cosas. Aún así, tenía que seguir tratando de... bueno no se, algo, mejor que quedarme sentado en un rincón y ser un inútil. Me levanté y caminé hacia los demás, escuchando el final del discurso de la señora. La herida del brazo me empezó a picar; no confiaba en ella para nada. En cualquier momento las puertas se iban a abrir y más leones iban a entrar, estaba seguro.
Decí algo. Usá tu infinita carisma y actitud, Cole.
La voz en mi cabeza era definitivamente sarcástica, pero también tenía razón. Me aclaré la garganta y, una vez que varios se voltearon a verme, empecé a hablar con lo primero que me vino a la mente:
-Me guardo las preguntas y la curiosidad, para eso tengo a Day. -Me reí para mí mismo, un momento después dandome cuenta de que no sabían a quién me refería. Ah, mierda. -Eh... sí, me conformo con algo de remuneración y un pasaje de colectivo a... mierda, ¿Donde era que teníamos que ir? Es muy grande Johto, la verdad no me acuerdo. -Me encogí de hombros. -Así que... sí. Espero que encuentren a su amigo y... los demás, gracias por ayudarnos en el circo ese. Especialmente vos, flaco. -Le guiñé al muchacho que se había encargado de mis heridas. -Tenés buenas manos, no las gastes robando choripanes. Solía ser soldado y sé que a esos tipos en Hoenn les gustaría tener un médico como vos; si querés después te doy el numero.
//Carisma+Empatía a todos// [dice]0[/dice] [dice]1[/dice]
Wow, deberían darte el premio Nobel a carisma, pedazo de pelotudo.
Sacudí la cabeza, capaz que las heridas me estaban empezando a afectar.
-Bueno, eso. A mi me gustaría seguir por mi camino, pero si alguna vez necesitan a alguien que pegue buenas piñas a leones, pregunten por Cole Chase. O algo.
Moví con el pie las cenizas en el suelo, pero el resto de la tierra debajo estaba también carbonizada. Todo había terminado y cada uno estaba en la suya, al menos Collie estaba siendo tratado como era debido. El haz de luz de ese bicho chistoso había alejado toda nube de la vista, lástima, le vendría bien una lluvia a este lugar. Miré el cielo y noté que no había estrellas a pesar de eso. Huh. -Será algo de la zona? En casa se verían...- murmuré.
Ese humo rosado... había tenido el distintivo olor salado de la espuma de mar, a veces se volvía de ese color con algunas algas. También pensé en las marcas que habían aparecido en la piel del domador. Eran... muy lindas. Parecía doloroso, pero me gustaría algo así, muy llamativo y que hiciera a la gente pensar en la fuerza del océano, como fluye en todos. O en eso me hizo pensar a mí, y en los tatuajes de mi tío-abuelo, estaba muy orgulloso de lo que representaban. "Daya-Daya, la fuerza de mis brazos" decía cada vez que me alzaba... Agarré mi collar y observé las gotas adentro, resplandecientes. Sonreí, todo estaba bien.
-Me gustó la brillantina.- me dijo la chica de los Spheals, en qué momento se me acercó. -Me hicieron recordar a viejos shows donde trabajaba con hielo en lugar de agua...-
-Oh?- Parecía estar diciéndolo solo por decir algo lindo, pero no iba a ignorar un cumplido. -Gracias, tus pokemon son muy talentosos!-
La chica se distrajo cuando volvió a aparecer la anciana de los pájaros
-Yo soy Day!- me introduje alegremente después de que Collie terminó de hablar e intentar hacerse el copado. -Darya mejor dicho, o Señorita Sarile para los negocios, como más les guste.- les guiñé. -Y como dijo Collie, nos conformamos con un transporte a Ecruteak, es medio aburrida la ruta. No es que no me interese lo que acaba de pasar, me encantaría quedarme y charlar de...-hice un gesto abarcando todo el predio, -cosas. Pero si usted- señalé a la anciana, -dice que no nos puede contar por las grandes promesas de su circo... Puedo vivir con eso.- Me encogí de hombros. -Y... casi nos matan. Si sabían que ésto podía pasar, me parece una falta de respeto a la confianza de su público, como animadores profesionales que se hacen llamar. Nada personal.-
Chiflé llamando a Atlas, él me ladró desde donde estaba con la chica de la entrada y su perrito, parecían estar intentando alegrarla todavía. Revoleé los ojos, que me disculpen por no llorar por su amigo zancudo, él nos arrastró a esto, él hizo... lo que sea que haya hecho, y desapareció. Esa figura misteriosa no me había agradado para nada, pero ya pasó, y no tenía por qué importarme ahora o a futuro.
Pero Atlas se negaba a volver y cuando se encapricha, no hay quién lo mueva. Me crucé de brazos y miré a la vieja, esperando su explicación hasta que el perro se dignara a hacerme caso.
El poderoso ataque, una nube de polvo de creó a nuestro al rededor. Maldita ger, si no vuelves viva me voy a cabrear...
Mis manos estaban heladas, mi cien palpitaba, rogaba que aquel muchacho estuviese vivo.
Cuando todo se despejó, pude ver como el chico de rulos que había sido atacado estaba en el suelo desmayado, pero solo con una que otra quemadura, ya que el ataque lo había aguantado el domador el cual sí había quedado bastante herido. Su cuerpo estaba cubierto por manchas azules que recordaban al mar…
varios de nuestros pokemon atacaban al león, el cual sorprendido después de su poderoso ataque fue completamente derrotado por los diversos golpes.
Pero algo m sacó de trance, el lurantis hizo brillar sus garras, haciendo que una ola de luz nos cegara.
Escuché que alguien hablaba, pero estaba más preocupado por saber cómo estaba los demás.
-Villanos o no... -comenzó a decir la figura- Mis acciones son para lograr un bien mejor.
Un humo rosado comenzó a rodearlo todo, ger volvió corriendo a mí en el momento en que lurantis levanto sus brazos para luego lanzar un enorme rayo de luz el cual me cegó, solo alcancé a meterla debajo de mi bata…
¡Que esta potente luz en el cielo sea la epifanía máxima del final de mi último éxodo! ¡VAMOS A HACER QUE EL MUNDO LO SEPA!
Tras aquella enorme luz, mire a mi alrededor, estábamos enteros, íbamos a vivir un día más al parecer. Le dije a ger mientras esta sacaba su cabeza por mi bata. Solo estábamos los entrenadores del circo y nosotros. Miré y ninguno había recibido heridas de muerte. Los más graves habían sido llevados al hospital más cercano.
El musculin me agradeció, y en ese instante levante mi pecho con mis brazos extendidos con una mirada de autosatisfacción enorme, pero del nada, habló mirando a otro, al parecer me había confundido con el pendejo rancio del skate… me habló algo de hoen pero no escuché nada, solo pensaba en que a la prox que pasara algo así le iba a meter oxígeno a mis jeringas…
De la nada aprecio la anciana y nos dijo:
Asumo que tienen más de una pregunta para hacernos. No puedo prometer que les responderé todas... Este circo, como todos, tiene sus secretos... y bajo mi juramento no puedo revelarlos....
Una de las entrenadoras intentó persuadirla, pero la mujer parecía no querer hablar al respecto.
Me acerqué a la anciana con pasos lentos, ger iba a mi lado. Mientras pensaba: -nos hiciste pasar por toda esta mierda y ahora no nos quieres dar explicaciones?!! ¡Odio que dañen a los Pokémon, que gente salga lastimada! ¡¿Nos hicieron pelear por nuestra vida y quieres que te deje, así como si nada?!
Pero esa no era mi forma de hacer las cosas, sabia mis debilidades, era delgado como un maldito fideo y no podía intimidar por mi cuenta a nadie, pero siempre había otras maneras…
Me senté al lado de la anciana y le hablé al odio para que nadie más pudiese escuchar.
Nos vas a decir de qué se trata todo esto o te mueres acá. yo solo no puedo hacer nada mírame soy un puto enclenque, pero somos un grupo de entrenadores, uno bastante capacitados cómo pudiste observar. Ya no tienes ni a Segis ni al domador de leones, solo te queda un grupo hecho pedazos…dudo de que puedan vencernos. Sé que estás viejas y que vivir un poco más tampoco te llama tanta la atención, pero yo que tu no le pondría los clavos al cajón antes de tiempo. Dudo de que el resto esté muy contento, solo queremos unas pocas respuestas. ¿No es tan difícil cierto? Cuéntanos todo…
Una luz subió por la carpa hasta el cielo profundo perdiéndose entre las nubes, mientras una niebla deliciosa al olfato nos invadió todos los sentidos.
-Waa cuanto fume hoy, que viaje me estoy pegando- dije riendome sin poder controlarme por alguna razón.
Mi pokemon me miró y abrió la boca con una sonrisa de idiota. Creo que ella le pegó más fuerte que yo.
La verdad era que tenía suerte de poder caer en toda esta situación, qué emoción más fuerte un hombre puede pedir.
Cuando quisimos acordar todo había terminado y estábamos todos afuera con banda de gente que se aseguraba que todos estábamos bien. Pobre pibe de rulos se había llevado la parte mas chota, pero bueno mierda pasa.
-¿Puede ser un nesquick y una frazada para mi?- les dije a los enfermeros que se encargaban de llevar a todos al nosocomio más cercano.
Saque una seda, la rellene con mi mezcla especial por supuesto y la empecé a enrollar.
Todos agarraron a la abuela de punto, con decenas de preguntas, pobre abuela, pero el que se hacía pasar por médico parecía algo hostil hacia ella, repito pobre abuela.
-Hey chillax pibe, ¿estás nervioso? no molestas a la abuela que le vas a dar un ataque, veni pegale una seca y relajate conmigo- le dije mientras pasaba mi encendedor de charmander por el recién armado y le ofrecía al joven.
Joker me lo había regalado me encantaba que cuando se habría parecía que el charmander tenía la cola encendida.
Me dirigí a todos esta vez, mientras exhalaba un poco de humo.
-Miren ¿trataron de matarnos? si es verdad, ¿nos deben respuestas? también es verdad ¿queremos saber que carajos paso? no lo niego, pero hay una pregunta más importante que todo esto junto, ¿abuela no tendras algo para comer? porque me esta re pintando el bajo y no doy mas.
Chloe me miró con su cara de fumada como siempre y me tiró de la manga.
-A y para ella también- les dije mientras daba otra seca- Un gusto conocerlos Day, Cole, el nombre que me dio mama es Zachary Price, pero diganme Ace, así me dicen todos.
La mayoría de los entrenadores expresaron su disconformidad y molestia, en distintos grados. El único que pareció estar relajado era Ace. Posiblemente había notado que no era muy buena idea volverse así de agresivos con una pobre anciana, al menos pobre a sus ojos, y logró distraer al grupo sacando el tema de la comida. -¿Comida? -comenzó la chica de agua asomándose por detrás de la anciana- Me encargo de eso -y tal como dijo, salió al trote a buscar algo que traerle al grupo. El intento de simpatizar de Cole no había sido muy útil en el resto, posiblemente porque estaban todos demasiados tensos como para sucumbir a sus particulares encantos. Aunque... la joven del cabello violeta no dejaba de mirarle las heridas como si pudiera curarlas con simplemente observarlas. Nadie se dio cuenta, pero su pequeña morellul la golpeó en el talón para que recuperara la atención.
El proclamado doctor se acercó hacia la anciana, la cual simplemente elevó la mirada al tenerlo al lado. Acarició la cabeza de la snubull, que a pesar de su rostro intimidante parecía disfrutar una buena caricia. Escuchó atentamente las palabras del sujeto que le llevaba fácilmente unos 50 o 60 centímetros de altura, sin embargo, ni sus amenazas ni su tamaño le intimidaban demasiado. La mujer cerró los ojos y apoyó ambas manos en la punta de su bastón. El sujeto se comenzó a impacientar ante la falta de respuesta y más de uno se dio cuenta, pero antes de que alguien saltara a sostener al sujeto por los brazos, la anciana habló. -No le tengo miedo a la muerte, doctor -comenzó a decir. Dio un golpe contra el suelo con su bastón y un brillo púrpura comenzó a rodear al hombre que tenía a un lado. El brillo en un instante se volvió fuerte y similar a una película que rodeaba el contorno del hombre. Él abrió la boca en asombro. Se estaba elevando del suelo. En un principio fue lento... pero de pronto, salió disparado para detenerse abruptamente a unos quince metros de altura- ¿Nunca te enseñaron tenerle respeto a tus mayores?- el doctor no podía moverse por más que lo intentara, apenas con suerte podía sacudir las piernas en un intento de volver al suelo- Creo haber visto mucho más que tu en mi vida. Cosas que con simplemente contártelas te orinarías encima. No voy a entrar en detalles... Quiero ver cómo intentas hacerme algo, ahora -una muy leve sonrisa se dibujó entre las múltiples arrugas de su rostro. Dio otro bastonazo contra el suelo y el cuerpo del hombre comenzó a descender lentamente, aunque a unos tres metros de altura cayó de lleno contra el suelo. Para su suerte, no era más que un golpe y no tenía que lamentar huesos rotos.
-Ahora que Segis no está... estoy a cargo. No voy a pedirles disculpas de nuevo, porque no servirán de nada. Ustedes... La chica de los trucos de agua volvió con varias mantas, un par de termos y tazas de plástico. Los colocó sobre unas cajas colocados mas o menos en el centro del grupo. -Aquí tienen algunas mantas por si desean abrigarse. El termo rojo tiene agua, el azul una sopa de verduras y el negro, café. Ahora vuelvo con unas porciones de tarta... Abuela... ¿realmente cree que esté bien que...? -comentó luego de darse vuelta para irse, notando al hombre que seguía recuperándose de su caída. -No tiene mucho sentido ocultarlo, al fin y al cabo, dos de ellos o quizá más -clavó su mirada en el grupo, pero sin enfocarse en nadie en específico-... lo tienen también. La capacidad de excederse de la frontera que separa a los humanos de los monstruos... -la chica joven se quedó en silencio. Asintió y se retiró a buscar la comida que había prometido- Pero no se ilusionen -prosiguió la mujer de avanzada edad- Ya están en la mira de ellos. Su vida no será tan sencilla. No es la primera vez que nos atacan, pero sí la primera con tanta fuerza y saña -concluyó. Los entrenadores se miraron los unos a los otros, algo confundidos. Antes de que pudieran decir algo, volvieron con comida. -¡Ahora sí! -comenzó alegre la chica- Estas son de queso y estas de verduras- dijo señalando las distintas porciones que colocó sobre las cajas. Disculpen que no haya mucha variedad.
Cuando todos terminaron de expresar su disconformidad, hacer preguntas a la anciana y tratar de conseguir transporte gratuito (se ve que se olvidaron la sube, suele pasar), note que el doc se acercó a la abuela a hablarle al oído. No escuché lo que decía, pero parecía estar amenazandola. mala idea doc pensé. Como en respuesta a mi pensamiento, la anciana le aclaró que no tenía miedo de morir, hizo algo con el bastón y el doc salió elevado hacia arriba, para luego descender abruptamente. Por suerte para él, deteniéndose a solo unos metros del suelo. Los suficientes para causar dolor, pero no los sufucientes para romperle los huesos.
El skater parecía querer aliviarle ese dolor al doctor, ya que lo invitó un fasito. Desde el primer instante en que sentí ese agradable olor se me vinieron toneladas de recuerdos a la cabeza... Nunca fui un adicto, pero uno para relajarse de vez en cuando venía muy bien. Noté que me estaban mirando y sacudí la cabeza enérgicamente. -Un gusto Zack.... Ace-. dije, como para discimular, y dirigiéndome al resto del grupo agregué -Disculpen mi cuelgue, debo haber parecido un maleducado. Mi nombre es Leon y soy de Blackthorn City, y no... No tengo nada que ver con esos leones, a pesar de mi nombre-
Fui a servirme una taza de café, que amablemente nos habían ofrecido. Tomé una de las mantas y me la puse encima, a modo de capa. Cuando trajeron la comida, tomé una porción de tarta de queso y giré mi cabeza buscando a Trebor. Lo vi en un rincón, acostado en el piso y envuelto en su piel. Le era muy útil por lo visto. -Bueno, parece que no tenías hambre- , murmuré. Tome su pokeball y lo regresé. No se mucho de esto, pero tal vez adentro estuviera mas cómodo. Había tenido un día dificil el pequeño.
A pesar de que yo tampoco tenía hambre, me pareció de mala educación devolverla al plato despues de haberla tocado, asique la comí. Cafe con tarta, una extraña mezcla, si.
Miré a la anciana, que según sus propias palabras era quien estaba ahora a cargo. -Bueno señora... Somos todo oídos
Mientras le hablaba a la mujer ella acariciaba a ger como si nada, maldito animal me traicionaste por unas caricias arrugadas…
La mujer no se intimidó siquiera un poco, me parecía bastante extraño que tuviese tanta confianza. -No le tengo miedo a la muerte, doctor –
Eso fue lo último que escuché hasta que con un golpe de su bastón un brillo purpura comenzó a rodearme, de la nada pareció volverse tenso y me sujetó. Comencé a elevarme varios metros de altura, una caída desde ahí seguro me mataba.
-¡AAAAAH maldita anciana bájame de aquíí!! –grité mientras escuchaba las risas de Ger-
- ¿Nunca te enseñaron tenerle respeto a tus mayores?
Intentaba zafarme, pero era imposible, aunque ahora que lo pienso… ¿para qué forcejeaba? Si me soltaba de ahí el que iba a tener que comprar clavos era yo.
- Creo haber visto mucho más que tú en mi vida. Cosas que con simplemente contártelas te orinarías encima. -dijo ella-
Pasados unos segundos comencé a bajar lentamente, aunque a una altura bastante peligrosa caí de bruces en el suelo. Menos mal no me había enterrado ningún frasquito de pociones y menos mi bisturí, lo tenía en el bolsillo, así que me salvé de perder un exeggcute.
Gertrudis se acercó y al ver que no me había pasado nada me tocó la cabeza en el suelo mientras sonreía.
Maldición me sentía humillado, la segunda vez en el día. El vejestorio sabía algo y no quería decirnos… -ni pienses que te pediré perdón uranai baba! Hoy casi murió alguien…no es algo que me agrade ver, pero lamentablemente estoy acostumbrado. También sé que hay situaciones de matar o morir así que cuídate la espalda.
Iba a seguir mi discurso, estaba enfurecido, pero el chico del skate se me acercó y me ofreció de la buena…
Hey chillax pibe, ¿estás nervioso? no molestas a la abuela que le vas a dar un ataque, veni pegale una seca y relájate conmigo-
lo miré, y sin volver siquiera la vista a la arruga con patas, tomé el curioso encendedor y comencé a fumar para relajarme.
El chico dijo unas palabras, pero yo ya estaba en otro mundo… Debo estar re volado ya, ni siquiera veo que haya estrellas.
Me reí al ver caer al curandero, era su culpa por amenazar a la anciana. Los mayores siempre tienen algún truco bajo la manga aunque no lo parezca. El peliazul estaba fumando algo que definitivamente no era tabaco y se lo ofreció, eso pareció calmarlo. La otra muchacha estaba echándole un ojo a Collie, me vi obligada a darle un codazo disimulado para que la notara. Gente divertida.
La chica de los Spheals volvió con una bandeja de tartas. Agarré una porción de queso y una de verdura y las aplasté juntas. -Supongo que eso es un 'no' en cuanto al transporte.- le dije a Collie antes de darle una mordida.
Wow, los mataría condimentar mejor estas cosas? Con un poco de cumin se arregla cualquier plato, mínimo.
Consideré lo que la anciana, ahora jefa, acababa de decir. Humanos y monstruos? Qué manera de ver las cosas.
-Osea- dije después de tragar con ayuda de un vaso de agua, -que ustedes nos metieron en ésto y ahora esa loca está persiguiéndonos también? No me molestaría que se vuelvan a disculpar, entonces. Varias veces más. Teníamos otros planes.- señalé algo molesta. -Algunos de nosotros podemos hacer cosas, sí...- Miré a Atlas, todavía en la suya. No cosas útiles, por ahora, pero a veces. -Destino, eso dijo el tal Seguis. No me importa personalmente, pero creo no respondió nuestras preguntas, babae.- Tomé otro trago de agua. -De qué se trata todo ésto? Si nos dejaron enganchados, podría ser más directa.-
-De verdad querida, tenemos que trabajar en tu actitud.- me queje, este pokemon me va a dejar las piernas moretoneadas. No perdí mucho tiempo en quejarme ya que enseguida me llamo la atención la actitud del doctor, mire un poco enojada al tipo, nunca me habían gustado los hombre que no tiene paciencia. Esta bien que estamos todos tensos pero golpear a la vieja es demasiado, no me sorprendió mucho ver que la señora no estaba para nada intimidada después de lo que habíamos visto recién nadie en este circo es muy común y ella no debía ser la excepción. El chico se cubrió de un brillo violeta que combinaba con mi pelo, ojala mis poderes funcionaran asi de genial, y empezó a elevarse por el aire. Normalmente cualquier persona hubiera estado sorprendida pero no yo, después de todo había crecido con una hermana igual de extraña que yo. La pitonisa se río luego de haberle advertido sobre su vida, por lo visto este circo era más peligroso de lo que parecía, seguido de eso el chico comenzó a bajar del cielo hasta que finalmente lo dejo caer unos 3 metros, me reí un poco al ver como quedo desalineado por la caída.
La anciana seguía hablándonos hasta que la chica de los pokemons de agua volvió con varias mantas y unos termos, a decir verdad el frío ya empezaba a notarse y mi ropa no es muy abrigada, pero si la moda es dolor, sufriré con gusto. Tome una manta y me cubrí con ella, casi como un poncho, soy la pachamama en estos momentos. Después me serví uno de los termos con sopa, no había comido desde la tarde y ya sentía hambre. –Antes de que me olvide, asi no te secas tan rápido.- tire un poco de agua sobre Mitzah que me miraba algo enojada. Qué clase planta no le gusta el agua? Mientras tanto la chica le preguntaba a su abuela sobre si estaba bien que siguiera hablando, querida ya estamos aca, por lo menos habla.
-La capacidad de excederse de la frontera que separa a los humanos de los monstruos... -
Monstruo… “Vos… todo esto es tu culpa! Sos un monstruo!” esas palabras resonaron en mi mente, levante mi vista al cielo tratando de contener las lagrimas, siempre me pasaba cuando recordaba ese episodio, el que cambio parte de mi vida, la razón por la que hoy estoy aca. Volvi a mirar a la anciana cuando ella nos advirtió, estábamos en la mira de estas personas ahora y si pudieron secuestrar al tipo del lurantis, cómo no iba a poder llevarse a la hermosa dueña de la plebeya morellul? Después de todo soy una presa muy valiosa, quizás en estos momentos la figura sombría les esta hablando a sus compañeros de la muchacha que conoció en el circo. Oh no, estoy verdaderos problemas! Van a volver por mi! –Señora de poderes violeta, nos pueden decir quiénes son los que los atacaron? Y por que querían a su jefe?-
-Veo que no vamos a poder separarnos, mi pokemon no es muy fuerte, más que para ser amargada.-Exclame para que todos los presentes, había escuchado que la chica del perro y su sensual amigo tenían otros planes, ya perdí al chico de los leones, ahora también al rubio? Mi vida es una tragedia tras otra. –Deberíamos quedarnos juntos! Y protegernos! Me llamo Olivia por cierto.- Hay que cuidarnos entre nosotros más si sos rubio, medias más de 1,80 y tenes un cuerpo tallado a mano. Además no me quiero quedar con este grupo de hippies que no saben comportarse. –Ah, alguien más noto que no hay una sola estrella en el cielo en estos momentos?-
/detección + percepción a ver si encuentro algo en el cielo o un chobi que no huyo (?/ [dice]0[/dice]
Bufé al ver al pobre tipo dar un par de piruetas en el aire y luego caer como si fuera un muñeco de trapo. Así que la vieja era una de esas... había visto un par en los pelotones especiales que guardaban para las misiones más jodidas y nunca me había gustado la forma en la que.. miraban todo. Me ponía nervioso.
Ví como la mayoría sonreía, e incluso Day se largó a reír, la pendeja. Le eché una mirada de No seas maleducada, aunque no me molesté en decirle nada, ya que no era mi lugar para hacerlo. El tipo ese, por más idiota que fuera, me había curado en la pelea con los leones sin dudarlo y eso no lo hace cualquiera. Además, me caía para el orto la gente que usa su fuerza con ese tipo de sonrisa y se creen invencibles.
Aun así no iba a seguir el ejemplo del pibe, por más que odiara a la vieja esta. Lo único que importaba ahora era que podamos salir de acá y llegar a Ecruteak sin que nos intenten matar... de nuevo. Ya sé que me suelo preocupar por Day un poco demasiado, pero la verdad es que ella se puede cuidar sola. No le molestan las cosas que horrorizarían a otros y hay veces en las que maneja las situaciones feas mucho mejor que yo... la gran mayoría de las veces, si tengo que ser sincero. A veces me asusta, a decir verdad.
Sentí como la mencionada me pegó con el codo sutílmente, haciéndome señas para que notara... ¿Qué? La bandejita de sanguches? Ay, a veces la quiero a esta pendeja. Agarré uno y le dí un gran mordisco antes de hablar.
-Lo que estoy entendiendo acá es que los que nos atacaron podrían pensar que nosotros estamos trabajando con ustedes ahora. -Dije, cruzándome de brazos. -Y nos quieren matar... más que antes, digamos. A mí me parece que lo menos que pueden hacer es mandarles un mensaje o una carta o algo y decirles que no tenemos nada que ver. Ahora, si necesitan ayuda para alguien que no sea usted señora... supongo que podría quedarme un día acá. Pero después de eso nos vamos a Ecruteak.
Los demás dijeron lo que pensaban también, y la chica del pelo extravagante se presentó como Olivia... un nombre que me hizo pensar en aceitunas. Arrugué la nariz; justo las cosas que odiaba más en el mundo.
-La sopita para mi gracias, Ria-chan te pasas- le dije con usa sonrisa mientras le daba un sorbo- boluda esta barbara ¿la hiciste vos? Me tenes que dar la receta
Mire el faso por un segundo y eleve la cabeza al cielo.
-wow, diganme que todos estan viendo al medico volar en el aire- flotaba con una luz violeta que lo rodeaba -- Yo tambien quiero flotar abuela ¿puedo ser el que sigue?- le dije con ilusion.
A todo esto uno de los jovenes se presento como Leon y venia de espina negra. Hacia unas semanas habia pasado por ahi, un pueblo pintorezco, pero aburrido la verdad.
Me tome un segundo para analizar todo mientras seguia dandole a la sopa y note como el lurantis de Segis miraba triste a la nada asi que me acerque.
-¿Linda noche tenemos no?- le dije mientras miraba a la misma direccion- fue espectacular lo que hiciste ahi atras, no te sientas mal, hiciste todo lo que estaba en tus patas para ayudar a Segis- la mire por un segundo parecia perdida asi que le di un puñetazo amistoso en el hombro- ¿sabes que? Te voy a dar una mano para encontrarlo, total estoy viajando a todos lados- la toma de la espalda y la sacudi un poco- asi que animo pantaleon, cuando quieras acordar lo vas a tener haciendo shows de vuelta al lado tuyo.
El doctor se acerco y acepto mi invitacion de antes.
-Vio doctor, enojarse no lo hace bien a nadie es como que vas contra la corriente, tenes que dejarte fluir, relax
Ria-chan finalmente habia vuelto con un poco de tarta, se la saque de la mano sin pensarlo y la debore al instante.
-No se que dicen, pero es la mejor puta tarta que comi en mi vida, gracias Ria- trague algo mas y segui hablando con la boca llena- y si nos tratan de matar, que va todos tenemos que morir en algun momento
El alimento pareció calmar a más de uno, sin embargo el clima tenso seguía. Olivia elevó la cabeza al cielo, señalando la particularidad de que las estrellas estaban ausentes, seguramente hace un buen rato. Los que no lo habían notado por fin lo percibieron. Algunos creyeron que era algo normal debido a estar en un punto que unía a tres ciudades, otros tenían la mente demasiada ocupada en el hecho de que su vidas ahora parecían correr peligro. La dama de cabello violeta también llegó a percibir a un pequeño pidgey, que atravesó el aire a gran velocidad con un vuelo nervioso. -La mayoría están asustados... -comentó Rhiannon sumándose al grupo, con un tono que deprimiría a cualquiera. A sus lados iban su rockruff y Atlas, el furfrou. Atlas volvió con Darya, moviendo la cola ante la presencia de comida en manos de su entrenadora- Es probable hasta que dentro de unas horas los pokémon no vuelvan, al menos a esta zona -la chica hizo una muy leve reverencia y se dirigió a hablar con el resto de los integrantes del circo, que al verla cabizbaja intentaron animarla con gestos eufóricos y diciéndole algunas palabras de ánimo, sin resultado.
La anciana entrecerró la mirada al notar la ausencia de las estrellas, mientras, Pantaleón era interceptado por Ace. El lurantis se apartó del hombre y lo miró de arriba a abajo mientras se acariciaba el hombro con una de sus garras. Ladeó la cabeza ante la idea de que alguien fuera a buscar a Segis y miró a la anciana, como si buscara su opinión. Ella, en silencio, no emitió opinión alguna. El lurantis miró una vez más al joven con ojos heterogéneos. Intentó sacarse del rostro el humo que provenía de su cigarrillo, pareció estornudar un par de veces. Finalmente con un movimiento ágil le partió el cigarrillo en dos, y en su lugar, le puso una flor rosa en la mano.
-Éxodo -comenzó a pronunciar la mujer con seriedad- Marcha de una muchedumbre, sea cual sea el motivo. Quizá buscar un hogar... o escapar. Nosotros montamos dos éxodos. El de aquellos que quieren apartarse de sus vidas por un corto lapso de tiempo para luego regresar, y la de... algunos de nuestros integrantes. Segis no era un simple presentador -la mujer se detuvo por un segundo, notando un error en sus palabras, decepcionada de sí misma- No era, es. Es también un guía, y un protector. La mujer hizo unos segundos de pausa, sirviéndose con algo de dificultad un vaso de café. Uno de sus natus la asistió valiéndose de sus alas y pequeño cuerpo. Los chicos vieron una pequeña sonrisa dibujarse en su rostro cuando el natu celebró el poder haber sido de utilidad. -Algunos aquí tienen esta capacidad... la de exceder la frontera -continuó retomando el diálogo con seriedad y sentándose en una caja que tenía detrás- Hace ya unos años... les están dando caza. Un grupo del cual se poco. Segis se dedicaba a investigarlos, y a proteger a quienes encontraba como posibles víctimas. Así que joven -se dirigió hacia Cole- deja de mirarme así, porque tarde o temprano te hubiesen encontrado. ¿Qué hacen con quienes cazan? Desconozco, pero quienes sucumben luego se dan por desaparecidos, y más tarde muertos.
Una joven de cabello anaranjado interrumpió la charla. Sus prendas eran más bien las de una civil, no tenían el encanto y particularidad de quienes participaban en el show. Un pequeño morral colgaba a un costado de su cadera. Parecía enojada, enojada especialmente con el grupo de entrenadores. Los miro con sumo odio antes de dirigirse a la anciana, que le clavó una mirada desaprobatoria. -Abuela -dijo finalmente- Algunos de la policia quieren hablar con usted -señaló hacia atrás. Había tres sujetos uniformados conversando con miembros del circo y tomando anotaciones a varios metros de distancia. Eran dos hombres y una mujer. -Ya me acerco -respondió la pitonisa. La chica se apartó no sin antes mirar nuevamente a los entrenadores con desprecio- Como buena vieja conocí a muchas personas durante mi vida, y tengo algunos contactos por la zona. Lamentablemente... -centró su mirada en Darya y Cole- mi única amiga de confianza en Ecruteak salió de viaje hace poco, y no volverá pronto. Y no les recomiendo ir -esta última oración la dijo con pesadez, una turbulenta sombra oscureció su mirada, pero no ahondó en detalles. Aquel gesto debía ser suficiente para darles a entender la gravedad de la situación- Sin embargo, tengo un viejo amigo, no tan viejo como yo, que vive a un costado de la ruta 36 no muy lejos de aquí, en dirección a Violet. Allí podrán pasar la noche y reponerse, sin cargo, y estar protegidos, cosa que les hará falta a partir de ahora. Piénsenlo, ya regreso.
La mujer se dio vuelta, dejando a uno de sus natus sentado en medio de la caja, observando con sus penetrantes ojos sin una pizca de luz a cada uno de los entrenadores, registrando sus gestos y sus palabras.
El tipo musculoso dijo algo que me dejó pensando... -Lo que estoy entendiendo acá es que los que nos atacaron podrían pensar que nosotros estamos trabajando con ustedes ahora. Y nos quieren matar... más que antes, digamos.- Tenía razón, cómo no había pensado en eso. Tenía que volver a Blackthorn cuanto antes. Si quería tener la posibilidad de desligarme de todo esto, no podía pasar mas tiempo con esta gente.
Ahora, era la chica del furfrou quien confesaba tener poderes, y la otra chica parecía muy nerviosa y asustada. Seguramente también haría algún tipo de brujería. Si sumamos al doc y al rubio son 4. Al parecer era el único normal acá.
-Algunos aquí tienen esta capacidad... la de exceder la frontera - continuó la señora, retomando el diálogo Hace ya unos años... les están dando caza. Un escalofrío me recorrió completamente en ese instante, me quedé helado, y poco faltó para que deje caer la taza de café al suelo. -No te descuides nunca, no cometas el mismo error que yo. NO DEJES QUE TE CAZEN!! La voz sonó con fuerza dentro de mi cabeza, como lo había hecho la noche anterior. -Disculpen- dije en un tono tan bajo que apenas me escuché yo mismo.
Una joven de pelo anaranjado entró repentinamente, nos miró con odio. Un odio que jamás había visto en la cara de una persona. Parece que llegó andrés , pensé. Naty era igual.
La abuela, como todos la conocían en el circo al parecer, salió detrás de la joven. No sin antes aconsejarle a la coordinadora y el fortachón no ir a Ecruteak. A cambio, nos dijo que podíamos pasar la noche con un amigo suyo en la ruta 36. Sin cargo, eso lo hizo aún mas tentador, y mucho mas el hecho de que ahí estaríamos protegidos.
-Piénsenlo, ya regreso.- dijo, y al retirarse, uno de sus natus tomó su lugar.
Pasaron alrededor de 5 minutos de lo mas incómodos. Nadie hablaba, todos tenían una expresión de preocupación en sus rostros, asique me aclaré la garganta y traté de romper el hielo.
-No se que pensarán ustedes, pero en cuanto a mi, no me intereza meterme con esta gente. No soy como ustedes, yo no tengo ningún poder sobrenatural ni nada de eso. Y si vinieran por mi, creo que podría hacerselos notar- y aunque no pudiera, estaría mas seguro en Blackthorn, con mi viejo y su ejército de bichos luchadores.
-Che, disculpame flaca - prosegui, dirigiendome a la chica de pelo violeta.. (Olivia?) -Pero no soy bueno protegiendo a la gente, asique no cuentes conmigo para eso-. Me serví otra taza de cafe, y guardé una porción de tarta en mi mochila. Seguramente me daría hambre en el camino, o a Trebor.
-Emm... Cole y... Darya, no?- , dije, dirijiéndome al rubio y su compañera. -Yo voy a tomarme un micro para volver, desconozco si el micro que va a Blackthorn pasa por Ecruteak, siempre me duermo en el viaje! Pero, suponiendo que sea asi, y si aun quieren ir a pesar de la tétrica advertencia de nuestra anfitriona, no tengo drama en pagarles el boleto. Tengo bastante saldo y se lo que es olvidarse la sube. reí.
Dirijiéndome a todo el grupo nuevamente, agregue. -Aunque me parece buena idea pasar la noche en la ruta 36, cómodos y a salvo.- recalqué esto último. -Después, cada uno podrá tomar su camino.
Necesitaba hablar con esa persona sobre esta banda de secuestradores, si tenían algo que ver con lo que le pasó a Natalí tenía que averiguarlo. Y no era mala idea llevarme a Cole y Darya por si nos volvían a sorprender a diferencia de mi, ellos sabían defenderse.
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Última edición por Leancp77 el Lunes 19 Marzo 2018 9:44 pm, editado 1 vez en total.
Mientras fumaba mirando el cielo, intentaba no recordar los malos momentos que me había echo pasar todo esto…de la nada escuché gruñir a ger la cual me miró de brazos cruzados para luego dar un saltito y golpearme la canilla.
¡Qué haces pedazo de—
No pude terminar de gritar, ya que al ver su cara de enojada comprendí el por qué.
Mmm…. Te voy a vender al chino más cercano! –grite lanzándome sobre ger, ambos dábamos vueltas por el suelo, yo la apretaba y ella me mordía. Tras unos segundos nos empezamos a reír.
Al levantarme, me notaba más relajado y le devolví el encendedor de charmander al joven del skate. Gracias niño, creo que necesitaba una fumadita, cuando quieras le aplicamos a lo que tengo en la bata –dije guiñándole un ojo-
Cuando volví a escuchar a la vieja ella estaba mirando al musculoso mientras le decía:
deja de mirarme así, porque tarde o temprano te hubiesen encontrado. ¿Qué hacen con quienes cazan? Desconozco, pero quienes sucumben luego se dan por desaparecidos, y más tarde muertos.
Luego apareció una muchacha de pelo naranja la cual tenía una cara de odio tremendo. Casi como cuando estas que vas al baño y está ocupado o no pasa la micro.
Le dijo la muchacha que había llegado la policía y la vieja se levantó para ir con ella. Antes de irse miró a la chica del furfrou y al musculin.
-Mi única amiga de confianza en Ecruteak salió de viaje hace poco, y no volverá pronto. Y no les recomiendo ir.
- Sin embargo, tengo un viejo amigo, no tan viejo como yo, que vive a un costado de la ruta 36 no muy lejos de aquí, en dirección a Violet. Allí podrán pasar la noche y reponerse, sin cargo, y estar protegidos, cosa que les hará falta a partir de ahora. Piénsenlo, ya regreso.
Luego escuché al chico del scraggy. Compartía con él al cien por ciento las ganas de desaparecer de todo esto, pero…¿y si ya no era posible? La vieja dijo que buscaban a gente con poderes, por lo que obviamente debía mantenerme en grupo o iba a morir.
-No sé qué opina el resto, pero también creo que debemos ir a la ruta 36. Quizá allá también nos puedan explicar más al respecto. Si desde ahora nos van a intentar cazar creo que separarse no es la opción. Acá cuentan con un narcotraf---digo doctor que los puede ayudar JAJAJA -reí hacia el cielo intentando parecer confiado mientras ponía mis brazos como jarra y Gertrudis nuevamente se tapaba el rostro con vergüenza
//Carisma +liderazgo// (una forma de liderazgo bastante alternativa por cierto) [dice]0[/dice]
