Y ahora había caido la policía. Gracias a dios que no estaba usando una prenda más reveladora, si no la policía habría notado mi tatuaje que dice A.C.A.B. Agradezco eso.
-Yo sinceramente voy a decirlo y listo, no estaba en el circo por lo que no sabría bien, pero si puedo decir esto, son gente buena. Todo lo que vi que hicieron en el tiempo que llevamos juntos, me indica que son buena gente, así que supongo que con eso ya conseguimos transporte ¿no?
Me incomodaba mucho la policía, pero honestamente, no podía reaccionar mal, necesitábamos el transporte y era algo importante. Noté que Plastic Love también estaba incómoda en su Pokebola.
Habíamos terminado escapando sin poder terminar la pelea, algo decepcionante, pero tampoco voy a quejarme, siempre estoy a favor de menos cicatrices y chances de muerte.
El lugar había quedado en muy mal estado, y por raro que pareciese no era nuestra culpa.
Mis dos compañeros empezaron a tratar con la gente del lugar, pero la policia estaba dando vueltas y no tenia intenciones de explicar porque no tenia ningun tipo de identificación y porque me encontraba ahi, asi que simplemente me aleje.
-Nos vemos en un rato gente, no me siento cómodo quedandome aca.
Mientras tanto empecé a buscar a los alrededores por un nuevo compañero de viaje.
Desearía sentirme contenta por las palabras de Darya, pero me costaba hacerlo. Claro, no tenía motivos para hacerles daño, mucho menos intenciones, pero para algunas cosas no confío en mi misma. ¿Cuántos días más tendría que pasar con ellos hasta que esto terminara? ¿Tendré que seguir a su lado lo que queda de tiempo? No tenemos una sola pista de Segis hasta el momento y... -No creo que podamos aportar nada más, oficial -comenté. Ella nos miró por unos instantes pasándose el pompón de la lapicera por la cara, de un lado al otro. Anotó algo rápido y finalmente sonrió. -Claro Sr. Hipo -dijo mirando a Cole- Nunca los culpé de ser los responsables del incendio ni mucho menos, y a menos que se demuestre lo contrario claro está. Aunque creo poder hacer una observación interesante en este punto: tu rockruff -me miró y me señaló con su lapicera. Me sentí más incómoda de lo que debería, ya sabía a qué llegaría con esto- Vi lo que hizo allí fuera, por lo que pienso... quizá no fue estrictamente un pokémon de fuego el culpable de esto, ¿no? ¿Qué tal si los pyroar no eran una fachada...? Mel había cerrado la conversación sugiriendo que con esto ya podríamos conseguir transporte, pero yo no lo creía tan fácil. Por su parte, miró fijamente a la mujer, como si la analizara, y aproveché para hacerlo también. No tenía pokebolas a la vista, tampoco parecía tener alguna funda para un arma... Tenía lo que creo era una radio y por debajo de su uniforme se asomaba una camisa con flores rosas. Resumidamente... no parecía ser alguien que pudiera hacernos daño. Y... eramos mucho más que ella. -Millie, ¿me das un minuto para hablar con ellos? -preguntó Mara. -¡Claro, claro! -dijo bajándose al suelo con una sonrisa- Aprovecharé para ir a ver cómo están los otros dos.
La muchacha salió del barco cerrando la puerta tras su espalda. Mara se cruzó se brazos y nos miró, pero no de manera severa, si no preocupada. Le tomó unos instantes empezar a hablar. -Millie está aquí para ayudarme a resolver el asesinato de Isao -fue directa. La miré en silencio y con ello se dio cuenta de que entendía a qué se refería, que estaba al tanto de la muerte de aquél hombre allegado a Segis- No creo que sepan nada, pero si en el ataque al circo vieron algo, cualquier cosa, que pueda estar conectado a su asesinato les ruego que me lo digan. Él... Yo... habíamos viajado hace no mucho a hablar con Segis. Quería hablar conmigo. Volví pero Isao se quedó, y fue objetivo de un... ataque. Rhiannon... todos, tengan cuidado. -¿Hay algo que debamos saber Mara? -le pregunté. La noté dudar varias veces al querer hablar. Pequeños silencios entre sus oraciones, parecía pensar lo que quería decir- Perdón pero puede que... Nao y tu... Ella sonrió mirando al suelo. -Nao es el hijo de Isao. Y su madre... fue secuestrada, muy probablemente por las mismas personas de las que ustedes deben cuidarse. Puedo ofrecerles el barco si me prometen ayuda de alguna forma a cambio. La puerta se abrió de pronto y tras ella apareció la policía abanicándose con su propia gorra. -Ay, no me gusta admitir que ya no estoy para jugar con niños -comentó. Se quedó quieta y nos observó- Qué tenso está el ambiente... ¡Ya sé! ¡Mara, Mara! Tengo una idea para subir los ánimos, ¿y si les dices sus estrellas? Como cuando me dijiste que el perfume que uso me queda bien porque es similar al aroma de las flores de meganium... Por algún motivo, un escalofrío me recorrió la espalda.
-Me gustaría decir que robar es malo, pero... -susuró Luca observando al scraggy guardándose el huevo entre sus pieles. Era un poco evidente que algo ocultaba entre ellos, pero ni entre los miembros del grupo parecía haber alguien interesado a meter las manos ahí. Por lo menos por ahora estaría seguro- Seguramente si no lo sacábamos iba a terminar siendo tortilla. Daichi, ¿en resumen que tenemos que hacer a continuación? -Uhm... -el muchacho habló con algo de incomodidad al notar la presencia de otras personas cerca y la mirada de aquel hombre rubio, pero los médicos se alejaron luego de cubrirles algunos rasguños y verificar que estaban dentro de todo en buen estado, había personas que precisaban atención con mayor urgencia. Por su parte, el hombre de la policía internacional estaba siendo distraído por Pócrates, que se aproximaba hacia él- Vayamos al volcán, temo que nos ganen. Ya saben que allí hay algo... Aunque admito me da miedo lo que nos pueda pasar. -Pero si lo que dicen es cierto del apocalipsis y todo eso... -Luca levantó los hombros- Muerto vas a terminar igual. Prefiero morirme por una buena nota que no haciendo nada.
El hombre rubio se sacó los lentes cuando Pócrates se le aproximó. Tenía ojos verdes y una mirada seria, poco simpática. Observó a la snubull que estaba detrás de él y luego volvió a subir la mirada al doctor. -No necesito nada, gracias señor. ¿No requiere acaso usted atención? Esa mordida se ve más grande que la de su pokémon -el hombre se notaba joven, pero su voz y tono carente de emoción lo avejentaban al hablar- Pero si cree que está bien no puedo obligarlo a quedarse, asumo que es consciente de que sus actos son responsabilidad suya. -¡Ay, perdón oficial! -Lucrezia apareció detrás de Pócrates portando una sonrisa forzada- Mi tío está nervioso y no puede quedarse quieto -la muchacha apretó con fuerza los hombros del doctor- Ya me lo llevo para que no le moleste. -No se preocupe señorita. Solo observe mejor a su tío, no se sabe qué puede ocurrirle. El hombre se volvió a poner los lentes y se alejo con un paso seguro y tranquilo de ellos. Ambos lo observaron partir, pero Luca rápidamente se llevó a Pócrates del brazo y los regresó con el resto.
-Ya, vámonos por favor -comentó la muchacha- No me agradan estos tipos, ni los doctores, ni nadie, me parece que están anotando más cosas de las que deben y no veo motivos para andar tomando muestras de sangre de estas personas... Ya, vámonos ¡y no se alejen! -agregó mirando fijamente a Pócrates. -Ehm... -Daichi observaba al grupo, contándolos con el dedo- Perdón pero... ¿no dijo el muchacho del pelo azul que se iba a otro lado o algo? -.... -Lucrezia se llevó una mano al rostro. Contó hasta tres en voz alta y tomó una buena bocanada de aire- Vamos por el Kindle Road al volcán, quizá se adelantó.
Infiltrar a algunos de mis antiguos ayudantes no había sido para nada difícil, no... Y no me sorprendía. Tenían los medios para hacerlo, tenían todo lo que necesitaban para lograr lo que querían, sí... menos a mi. A mi gran mente, a mis estudios, mi cuerpo, mis ideas, mi visión, mis conocimientos, descubrimientos. ¡Ahhhh! Estaba cerca, cada vez más cerca. Las estrellas ya se habían apagado, cada vez estaba más cerca... tan cerca que podía olerla, sí. Ese aroma inconfundible, era de ella, era un aroma nuevo, hostil, espantoso y a la vez afrodisíaco. No podía dejar de pensar en todo lo que podría hacer una vez que apareciera. Podía verlo más allá, iba a aparecer.
Pero ahora, tenía otro aroma cerca, y era tan fuerte que lo seguí, tan fuerte que me había sacado de mi escondite desde el cual espiaba a aquellos tipos y a la curiosa policía internacional. Esos jerarcas estaban metiéndose en un lugar donde no podrían hacer nada. Uhm... sangre joven, pero piel fresca, heridas recientes, sus células estaban trabajando en recuperarse, y lo estaba haciendo muy rápidamente. Curioso, útil, demasiado. Sí, era ideal. Pocas veces tenía un espécimen como este tan accesible. Ah, sí, podía sentirlo. La presencia de la oscuridad en su interior.
Me estaba llamando. Allí voy mi amada.
El sigilo era una de mis habilidades, y tenía más formas de moverme rápidamente. Estábamos solos, lejos del Kindle Road, muy, muy lejos. No podía sentir a nadie más cerca, ni humano ni pokémon, a lo sumo alguna bacteria entrometida. Seguramente aquel muchacho de pelo azul y tatuajes estaba perdido... miraba a su alrededor, pero solo podía ver árboles y más árboles, cuyas copas absorbían la luz de la mañana. Nadie podría ayudarlo, nadie podría oírlo gritar. Si vino a hacer algo en particular poco me importaba, deseaba adquirirlo, debía atraparlo. Aah... sí, sentía mi sangre hervir.
Me aparecí frente a él en un abrir y cerrar de ojos. Le sonreí. ¿Se habrá impresionado con mis colmillos irregulares? ¿Con la falta de algunos de mis molares? ¡Oh, oh, oh! ¡Ya sé! ¡Ya sé! ¡Mis cicatrices! Las cicatrices que me cubrían mis brazos por completo debían haberlo espantado como ocurre con todos. Algunas todavía eran heridas que había cosido hace pocos días... -¿Qué ocurre muchacho? ¿Por qué estás solo por aquí? Puedo ayudarte a encontrar el camino... -le comenté con los ojos bien abiertos, casi desorbitados seguramente, como me dijeron que los ponía cuando algo me emocionaba tanto. Extendí una mano hacia él, una mano que temblaba y hacia fuerza en la pokebola que tenía entre los dedos.
De aquel artefacto salió uno de mis pocos fieles, de ellos que sabía que nunca me traicionarían. Apareció detrás del muchacho, comenzó a gruñirle con fuego entre los colmillos. -Oye, aquí esta oscuro, pero tenemos fuego para ayudarnos a encontrar el camino. A mi... me encanta el fuego... -mi apreciado houndoom se le aproximó, comenzó a rodearlo sin dejar de tener su mirada clavada en él- Es tan puro, cálido, puede servir para calentar agua, bañarse, disolver metales, probar el punto de ebullición de un compuesto orgánico... ¡Conmigo irás por el mejor camino posible! ¡Vamos déjame guiarte! -grité, a la par que ambos nos abalanzamos contra él, rodeándolo de fuego, y de acero.
Me acerqué al tipo rubio de cara seria, siguiendo mi actuación como si nada importase. Sin perder el tiempo miró hacia donde estaba ger, la cual seguro apenas había movido un par de hojas, aun así, con todo el ruido de fondo el tipo se había percatado de aquello…
-No requiere acaso usted atención? Esa mordida se ve más grande que la de su pokémon-dijo el cuatro-ojos amargado.
En ese instante mi sonrisa burlesca desapareció, este tipo no se iba de bromas. Seguro ya se había enterado de bastantes más cosas de las que nos gustaría.
-Vaya vaya, para ser tan inteligente, también fue lo bastante obvio…seguro nos quiere meter presión, pero sabe que con toda esta gente herida rodeándonos y un edificio en llamas no puede hacer nada ahora. Bueno, no hay problema, no es el único que nos sigue. Espero que le gusten los volcanes, siempre hay cosas interesa---
Antes de que pudiese seguir apareció la rubia diciendo que yo era su tío y mientras me apretaba los hombros me llevó con ella, al tiempo que ger salía de los arbustos mirando al sujeto con su mala cara de siempre.
-Tu tío? Oye, oye que toda esa base y pinturas no te suban los humos, yo creo que tienes uno que otro año menos que yo solamente. Estas ojeras y demacración son fruto del esfuerzo y bueno, la droga, el alcohol, no dormir, la depresión y… ¡aahh cállate vámonos!
La periodista estaba un poco acelerada y bueno, un ratón había intentado matarla y no por primera vez, por lo que decidí callarme y entre todo noté que no estaba mi amigo de la pipa… Oh mierda… Ger! ¡Olfatea y sígue el rastro!
No pude ver nada ni nadie sospechoso cerca nuestro, de igual forma, ese tipo rubio no me cierra y... Acaba de ameazar al doc? Por suerte Luca se lo llevó de ahi, y la cosa no pasó a mayores.
Pronto, y con un par de retos de nuestra ¿Lider?, emprendimos el camino al volcán, donde unos espíritus del pasado esperaban ansiosos para matarnos. Pero, como dijo Lu, mas vale morir haciéndo algo que en casa haciendo de niñero..... Ah!!!... ¡¡¡las crias!!! Becca nunca fué muy responsable, y conmigo ausente, mi viejo seguramente recurriría a ella para ayudarlo con sus pokémon. De sólo pensarlo sentí un nudo en el estómago, mi hermana jamás se interezó por nada que no fuera ella misma o su irritante novio. Por un momento sentí el impulso de agarrar a Trevor y salir corriendo de nuevo a Blackthorn City, pero otra vez las palabras de Luca me hicieron recapacitar. (Bueno, eso y que estábamos en una isla cuya locación desconocía). Por supuesto llamaría a mi viejo en cuánto tuviera oportunidad. Y al Rata, en él si confío.
Avanzábamos por el camino, esperándo alcanzar a Ace, que todos supusimos que se adelantó, aunque nadie tenía la certeza. Mi compañero caminaba algo incómodo y con un notable bulto en sus pantalones que, de seguir en la escuela, alguno de mis patéticos e inmaduros compañeros habría hecho ya todo tipo de comentarios. Apoyé mi mano en su hombro y nos alejamos del incendio.
Cuándo estuvimos lo suficientemente lejos le pedí el huevo, lo envolví en el pañuelo y lo guardé cuidadosamente en mi mochila. -Gracias Campeón, me salvaste! -Scragg... El anaranjado pokémon me miró ladeando la cabeza y con expresión confusa, para segundos mas tarde comenzar con su acto de "soy un pobre pokémon cansado, mis patitas son muy cortas para caminar... bla, bla, bla". Caminaba cabizbajo, encorvado y arrastrando los brazos en el suelo y lamentándose. Por suerte ya lo estaba conociendo, y ya no iba a caer tan facilmente en sus picardías. Reí por lo bajo.
Me puse la mochila hacia adelante, con la intención de protejer mejor el huevo y segui caminando, ignorándo a Trevor y concentrando mi atención en Luca, quien afortunadamente no se percataba de esto.
Me pregunto si querrá tener una guardería conmigo, pensé. Y un sentimiento de vacío y tristeza se apoderó de mi.
Ahora la oficial estaba dando a entender que Nonnie y Picard habían comenzado el fuego. Por favor, como si le haría algo a su preciado Circo. Parecía que realmente lo único salvable de esta chica era su hermosa Vaporeon, al cual fue a buscar después de decir eso último.
La mujer de cabello blanco se quedó en silencio antes de decirnos que el padre del niño fue asesinado y su madre secuestrada. No pude evitar mirarlo con algo más de empatía al escuchar eso. Qué me pasa? Si alguien me hiciera lo mismo los golpearía. Pero entendía... Después de todo, podría haber terminado en su misma situación.
-No sabemos nada de otros desaparecidos, solo que tenemos que cuidarnos... O sí?- le pregunté a Nonnie.
Antes que me pueda responder que la oficial volvió a entrar algo acalorada. En seguida remarcó el ambiente tenso y le dijo a la mujer que nos hable de.. nuestras estrellas? Casi pregunto a qué se refería cuando me di cuenta. Si la mujer tenía habilidades similares a elle entonces...
-No.- me levanté. No lo quería escuchar, no quería que me lo recordaran, menos ahora que ella me acompañaba. No quería pensar al respecto ni que los otros lo hicieran, ni que me miraran cuando se enteren. Ya era demasiado extraño de por sí. -Le dijimos todo lo que sabíamos así que no hay razón para quedarnos.- tiré de la manga de Collie. -Ahora tiene que cumplir su parte del trato y darnos el barco, así funcionaba, no?- dije con algo de urgencia. Quería irme ya, salvar al mundo era más fácil que afrontar esto.
Despues de tanto quilombo, ni siquiera era seguro que fuéramos a conseguir un barco. Esto fue una idea horrible; lo cual debería haber notado antes ya que era una de las mías. Sacudí la cabeza y dejé salir un suspiro. Al menos ya no nos estaban interrogando a nosotros; la mujer parecía mucho más interesada en Rhiannon y su lindo Pokemon, incluso sugiriendo que había sido ella quién había comenzado el incendo. Ja. Si eso es verdad me voy a comer mi chaqueta.
Le eché una mirada a Rhiannon e hice rodar los ojos, tratando de que la oficial no me vea hacerlo. Este es el problema con gente como ella; son demasiado entusiastas. Les tendría que importar un poco menos todo; ahí sí serían perfectos para su trabajo.
-Una lástima. -dije cuando la madre nos contó lo que le había pasado al pobre pibe. Con razón era tan hinchabolas. -Pasa todo el tiempo pero igual, que feo. Ningún pibe tendría que...
Sacudí la cabeza. Mejor no; quien sabe la situación de los demás en la habitación. Me levanté con pesadez y estaba a punto de dirigirme hacia la salida cuando aquella mujer volvió a entrar. Algo alterada, sugirió algo que inmediatamente supe que era una terrible idea. Sin pensarlo me volteé a ver a Day y, como lo esperaba, vi el pánico en sus ojos de repente. Claro, como no. Recordé aquella vez que los visité yo a esos dos... me estremecí.
-Preferiría que nos apuraramos con eso del barco; como dije antes, no tenemos mucho tiempo. -Me giré hacia la mujer. -Aunque si insistís, entonces al menos dejá que elijamos si queremos escuchar eso o no.
La tensión en la habitación había pasado de quizás nos van a atacar a por favor alguien atáquenos de una vez.
-Ellos ya les dijeron todo lo que sabían de eso, si quiere puede darnos algo de data sobre la madre de Nao, pero como ya dijo el resto, necesitamos irnos, lo antes posible- dije con una remarcada cara de nervios. No daba para más, se notaba, todos queríamos irnos lo antes posible de este lugar.
El simple hecho de nombrar algo de unas estrellas había causado que pareciera que una bomba explotó en la habitación. Si los ánimos estaban bajos, ahora estaban peor.
Agarré mi guitarra. Solo podía pensar en una canción que Dak me había mostrado. Necesitaba que nos relajáramos, si no lo hacíamos, honestamente, no sabría que podía pasar.
Empezé a tocar, como siempre, música empezó a fluir fuera de mi.
-Bueno creo que ya estoy lejos de la policía, por lo menos. Uf que locura eso de ahí atrás espero que los demas esten bien. Se que separarse es de idiota y mas cuando hay gente que te persigue, pero ir preso creo que es peor, mucho peor.- dije en voz alta.
Sabía que algo o alguien me estaba siguiendo desde hacía un tiempo, pero no le di importancia.
-¿Por qué no salis y nos hacemos amigos? en el amor no discrimino- dije burlonamente.
Entonces un joven saltó frente a mi, un tipo raro, muy raro.
-¿Qué ocurre muchacho? ¿Por qué estás solo por aquí? Puedo ayudarte a encontrar el camino... -
-Estoy buscando el camino a la casa de mi abuelita pelotudo, ¿que no es obvio?- le dije poniendome el gorro de la campera- Porque no vas a tu casa de crack y me dejas tranquilo
El tipo obviamente estaba drogado o hablaba como uno al menos, pero cuando quise darme cuenta me ataco con su pokemon y un bisturí.
Hice una mortal hacia atrás mientras liberaba a mi pokemon para recibir el ataque del houndoom.
Mientras me subía a mi skate e intentaba desviar el ataque del tipo raro.
//Ollie// (resta -2 a las heridas del ataque dif:7)// [dice]1[/dice]
//Defensa// [dice]2[/dice]
-Mira me encantaría quedarme a tener charlas filosóficas con vos y tus delirios, pero quizás para la próxima.- le dije mientras me subía al skate y me alejaba, no ganaba nada de pelear contra un loco.
Darya es particular parecía bastante incómoda con la idea esta de las... estrellas. Tenía una mínima noción del tema gracias a la pitonisa. Entre las cosas que hace en el circo es comentar a los visitantes cómo se ven afectados por su estrellas y demás. Todos parecían apurados en irse, y la policía insatisfecha por la respuesta del resto. Mara se rascó la cabeza y agregó luego de mirar por unos instantes a la policía. -El nombre de la mamá es Caliope. Es una mujer de pelo largo y negro. Desapareció hace cosa de dos años... Isao fue el único testigo, y no dejaron rastros. Tomen -Mara se aproximó hasta mi, anotó algunas cosas en la libreta roja, arrancó unas hojas y me las dio. No las miré en detalle, no tuve la oportunidad. Antes de que nos estuviéramos dando cuenta, estábamos saliendo al exterior.
Fuera nos encontramos con Nao, sus pokémon y la vaporeon de la policía jugando no muy lejos de la puerta. Millie se acercó a nosotros, con una sonrisa en la cara. -Bueno, estaré atenta. Si requieren algo de mi o de Mara, no duden en llamarnos. De hecho... -llevó su mano a su cadera y sacó la radio que habíamos notado antes. Tocó unos botones y no ocurrió nada, sólo se escuchó mucha estática. Se le notó la confusión en el rostro- ¿Hola? -sacudió el aparato y miró a sus espaldas, a la nube de humo que poco a poco se difuminaba en el cielo- Bueno, creo que me necesitan en otro lado. Va a estar complicado comunicarse por unos días al parecer. Estamos en contacto, gracias por colaborar -nos guió, y llamó a su vaporeon, que abandonó al niño con algo de tristeza. En unos instantes perdimos a la mujer de vista.
-Parece algo irresponsable pero me ayudó bastante -comentó Mara acercándose a Darya. Le dejó en las manos unas llaves con un llavero hecho a mano- Asumo que eres la mejor opción para manejar el bote. Dentro hay un poco de comida, algunas latas de conserva, estimo que serán para unos dos días. Si esa nube es de la torre de comunicación... entonces tendremos que recurrir a otras alternativas para comunicarnos. Algunos pueblerinos viejos siguen usando cartas enviadas por pokémon, es más lento pero, bueno, tradiciones. Tengan cuidado...
Creo que todos nos volteamos al mismo tiempo. Era demasiada casualidad que Mara hablara de los pokémon mensajeros y un mukrow se posara sobre un poste de amarre cerca a nosotros y nos mirara. Tenía un sobre atado a una de sus patas con una cinta de color negra. Miré a la artesana pero ella negó rápidamente tener relación alguna con ese pokémon. En cambio, la que reaccionó fue Olivia. Se acercó y tomó la carta, y tan pronto la tomó, el murkrow levantó vuelo y partió.
El grupo se había alejado de la multitud y finalmente, y luego de seguir las indicaciones de algunos carteles, llegado al Kindle Road. El camino era largo, y al final del mismo se podía visualizar la silueta de lo que alguna vez fue un volcán majestuoso. En paralelo, a la derecha, llegaban a distinguir el mar, y brisas frescas le llegaban cada tanto. Del otro lado se alzaban sierras y algunos pequeños bosques bastante frondosos y oscuros. A lo largo, cada tanto, llegaban a ver algún pokémon o movimiento entre las plantas.
-Si no fuera porque tengo miedo de morirme, diría que estoy bastante emocionado de ir para el volcán -comentó Daichi, tomando con fuerza su mochila- No es un lugar muy explorado por arqueólogos, deberíamos preparar agua o algo, para no deshidratarnos.
La snubull del doctor, que antes había mirado confundida al mismo cuando le dijo de tomar el rastro, se arrojó de pronto al suelo, apoyando con fuerza su nariz contra la tierra. De pronto, los entrenadores se alertaron, pues comenzaron a escuchar un sonido poco familiar que venía desde los bosques a la izquierda de ellos. Al cabo de unos instantes, una figura fue tomando forma, y lograron distinguir a Ace, montado en su skate a toda velocidad, con una mirada indescriptible en su cara y manchas de sangre en su ropa. Tenía algunas heridas de cortes en brazos y piernas. Eran cortes finos y precisos, pero podrían infectarse si no se trataban. El skater no disminuyó la velocidad al verlos, siguió a toda marcha y al pasarlos frenó casi en seco. Perdiendo momentáneamente el equilibrio pero evitando caer de lleno al mar. Cuando el grupo se reunió Ace les señaló en dirección por donde vino. No pudiendo explicar la situación en tan poco tiempo.
Los jóvenes voltearon y divisaron una figura desconocida a la que no podían ver con claridad entre los árboles y la sombra. Acompañado de un can oscuro. Sin embargo, no pareciera que el hombre deseara ocultarse. Regresó a su pokémon y limpió lo que parecía un cuchillo con un pañuelo blanco. Luego, simplemente se dio medio vuelta luego de contemplar a los entrenadores. Todos escucharon al mismo tiempo una voz baja y seca, casi sedienta. -Extraeré toda la oscuridad de ustedes... Y examinaré cada milímetro... La figura sin más, se retiró sin emitir sonido alguno.
-Ok... -Luca fue la primera en abrir la boca- ¿Quién más tiene ganas de correr hasta el volcán porque siente que ahí va a estar más seguro que aquí afuera?
Mire a Luca después de su afirmación, tan sagaz y redundante.
-Ay querida que es la vida sin un poco de peligro, además prefiero morir acuchillado que el resto de mi vida en una celda. Si quieren hacerse amigos de los canas allá ustedes, pero yo no los quiero cerca mio- dije encogiéndome de hombros.
Algunos me miraban extrañados por las heridas y seguramente se preguntaban si seguía andando por ahí.
-No le den pelota, era un loco que seguro va a volver a aparecer cuando encontremos algo importante, esta es gente que siempre espera que otros hagan el trabajo difícil para después robarlo, es lo que yo haría al menos. Por lo pronto veamos que encontramos por acá….
