Es sobre... BIEN! LADRONES! xD No Oaks, no Charmanders ni Pikachus como starters, no gimnasios y... es todo un robo, bah xD
Son todos caps autoconclusivos (salvo algunos q son dobles, como... el primero, fuck, q feo q el primer cap sea doble xD), algo q no suelo ver en fics
Acá dejo la primera parte del Robo 1 o_O
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[color="DarkOliveGreen"]Pokemon Thief[/color]
Robo 1 – La Masterball –primera parte-
En Ciudad Verde uno siempre encontrará buenos retos. Desde entrenadores viajeros con mucha experiencia hasta el Gimnasio local, que suele ser la razón por la que en aquella ciudad de Kanto se pueden ver a muchos de estos entrenadores experimentados manteniendo batallas entre sí. Para los más novatos el reto era capturar algún Mankey o Spearrow que deambule por allí, para los más expertos lo era el Gimnasio, y para algunas otras personas el reto era...
-¡Devuelvan esas Pokebolas, ladrones! –gritaba uno de los vendedores del Pokeshop local a dos muchachos que acababan de salir corriendo por la puerta con, obviamente, un importante cargamento de esferas de colores carmesí y blanco. -¡Vamos Raticate!
Arrojando una de las mencionadas esferas, el comerciante liberó a una rata de despeinado y sucio pelaje castaño y blanco, cuyos largos y filosos dientes resaltaban en su anatomía. Rápidamente y sin necesidad de una orden previa, la rata comenzó a trotar hacia los ladrones con cara de pocos amigos. Uno de los malhechores era bajo e insignificante, de cabello corto marrón oculto en gran parte por la capucha de su buzo negro con detalles en naranja; otro era completamente distinto: alto y corpulento, de cabello negro un poco más largo, que de una patada podría acabar con la rata, de no ser porque ésta era mucho más rápida. Raticate, al encontrarse a pocos metros de los maleantes, pegó un gran salto preparando sus garras para una furiosa serie de arañazos. Pero estos nunca se efectuaron, ya que el más bajito de los ladrones arrojó una Pokebola, golpeándola de lleno en el estómago y derribándola dolorosamente. Posteriormente, la esfera se abrió liberando a un Pokemon amarillo cuya espalda se encontraba cubierta de púas marrones, que pese a su pequeño tamaño poseía dos afiladas garras en cada extremidad.
-¡Hood, matá a esa rata de mierda! –mandó irritado su entrenador. Su grandulón compañero suspiró con resignación.
-No es para tanto... –murmuró con voz grave pero serena.
El Sandslash se acercó al Raticate lanzando rápidos cortes con sus garras pero la rata, denotando agilidad, saltó hacia atrás con un giro en el aire incorporándose y eludiendo la cuchillada al mismo tiempo. Sin embargo el erizo no cesó la ofensa, prosiguiendo la lluvia de zarpazos hacia su contrincante, quién apenas tenía tiempo para eludir.
-¡Raticate, ataque rápido!
El contraataque no fue grave, pero sí le quitó el equilibrio a Hood por un instante, que Raticate aprovechó para clavarle sus colmillos en un brazo, para luego levantarlo por el aire y derribarlo con fuerza contra el suelo. Al despegar los dientes, del brazo de Sandslash comenzó a brotar sangre, que dejó una marca en el piso cuándo éste corrió hacia la rata y la sujetó por el cuello asfixiándola. La habría matado de no ser por el sonido que más temía él y sus entrenadores: el de la sirena. Aquél constante ruido que se hacía cada vez más fuerte obligó a los muchachos –porque no tendrían más de 18 años- a desaparecer del lugar.
...
En el cielo era todo mucho más tranquilo. Más aún si era un día tan hermoso y cálido de primavera. Un ave de plumaje marrón y pico largo sobrevolaba la región, llevando en su lomo a los dos ladrones, que observaban sus mochilas repletas de aquellas pequeñas y prácticas esferas. Una pequeña parvada de Spearrows pasó volando cerca de ellos, contemplando con respeto a su forma evolutiva, que los ignoró olímpicamente.
-¡Debemos tener como cien de éstas, Ben! –exclamó con alegría el más pequeño de ellos, a lo que el muchacho respondió con un simple asentimiento de cabeza. El diálogo no era lo suyo. -. A esto llamo un buen robo, al final los de Ciudad Verde no tendrían que habernos preocupado tanto, aunque esa rata lastimó un poco a Hood. Haceme acordar que robemos unas pociones la próxima.
-Sí –asintió.
Volaron un rato hasta llegar a un gran bosque, en el que el Fearrow descendió con cautela. Al tocar tierra firme con sus pies, Ben regresó a Rowan –nombre del Fearrow- a su Pokebola, y los dos muchachos comenzaron a caminar por el extrañamente desolado bosque. Estaba atardeciendo, por lo que se apresuraron, sabían que la noche no era buena compañía en un bosque habitado por lo desconocido. Sin embargo no demoraron en llegar a una pequeña y vieja cabaña de madera, a la que ingresaron sin cuidado, ya que aparentemente era su casa, o al menos ya nadie vivía allí. Por dentro tampoco era la gran cosa, constaba apenas de una mesa, tres colchones en el suelo, un refrigerador pequeño y un estante con diarios, revistas, fotos y cosas de ese estilo. Enmarcado en un cuadro sobre los colchones había una hoja de un diario que rezaba en el título:
“ROBO EN PLATEADA
Un grupo de ladrones ingresó por la noche al museo de Ciudad Plateada robando una piedra lunar”
Un grupo de ladrones ingresó por la noche al museo de Ciudad Plateada robando una piedra lunar”
Al contemplar el fragmento arrancado, el muchacho de cabello marrón esbozó una sonrisa llena de orgullo. Al parecer él había participado de aquél robo. Ben se acercó a la heladera y tomó de ella una lata de gaseosa.
-¿Una Coca, Samus? –le ofreció con amabilidad.
-Nah, no ahora... –declinó negando con la cabeza. -. ¿Dónde se habrá metido Sam? –Ben se encogió de hombros mientras se llevaba a la boca la Coca-Cola. Pero la respuesta no tardó en llegar de todas formas, ya que la chica entró a la cabaña instantes después.
-¿Me buscaban? –preguntó con una sonrisa mientras dejaba sobre la mesa un diario del día. Sam era una chica delgada y un poco más alta que Samus. Tenía largo cabello negro con un flequillo que tapaba su frente, y vestía colores cálidos.
-Para nada, pero si vas a ir a robar avisá... –le reprochó el castaño cruzado de brazos.
-No fui a robar, idiota –dijo la chica con malicia. -. Simplemente fui a comprar el diario, y deberían agradecerme eso, ya que hay una interesante noticia: el Jueves se va a realizar una subasta en Ciudad Celeste; la subasta es de nada más y nada menos que una Masterball.
-¿Masterball? –inquirió Samus.
-Una Pokebola que puede atrapar cualquier Pokemon, nunca falla –le explicó la chica tras un suspiro. -, no puede ser que no sepas lo que es.
-Bueno, no sé y punto.
Ben se acercó a la mesa y tomó el diario. Tras leer a noticia no reaccionó de ninguna manera en particular, simplemente lo volvió a cerrar y lo dejó nuevamente sobre la mesa.
-¿Vamos por el dinero o por la Masterball? –inquirió a sus colegas.
-Plata.
-Masterball.
Samus y Sam intercambiaron miradas de odio por un instante. ¿Por qué siempre tenían que opinar diferente? La discusión fue inminente.
-¿Para qué carajo necesitás vos una Pokebola “perfecta”? –le inquirió el castaño a la chica con hastío.
-¡Para poder atrapar algún Pokemon raro y después usarlo para entrar al Equipo Rocket!
-¡No me interesa entrar en esa organización de mierda, ya lo intentamos una vez y nos rechazaron, no voy a volver a cruzarme con esos tipos!
-Entonces podríamos usarla para atrapar al Pokemon raro y después vender la Masterball y el Pokemon raro y así haríamos mucha más plata, ¿no te parece?
-Me parece que es mejor vender la Masterball y usar al Pokemon raro para que nos ayude a conseguir muchas más cosas de valor –opinó de repente el grandulón, tomando por sorpresa a los dos muchachos. No había más qué decir.
...
El jueves llegó junto con una ligera y agradable lluvia que cubrió Ciudad Celeste. Aquella ciudad era grande y agradable, y era bastante popular principalmente por su gimnasio y por el legendario laboratorio de Bill, un investigador muy importante ya que descubrió y realizó varias teorías sobre los Pokemon. Pese a ser un buen lugar de paseo, no lo era para cometer un delito, ya que en Celeste se ubicaba una estación de policía, y eso no ayudaba mucho a Samus, Ben y Sam. Los tres vestían largos pilotos amarillos con capucha –pese a que no llovía en demasía como para usarlos, eran útiles para ocultar su identidad-, y se encontraban caminando con calma por una de las calles, dirigiéndose al Hotel Articuno, cede de la subasta de la Masterball.
-Espero que funcione –gruñó Samus.
-Va a funcionar –le aseguró Sam esbozando una sonrisa llena de seguridad.
Al llegar al magnífico hotel –ubicado cerca del Centro Pokemon- de color celeste por fuera con una gran puerta de madera pintada de blanco se toparon con una enorme multitud de gente bastante adinerada y de coleccionistas excéntricos, cosa que no los sorprendió demasiado, ya que en un evento de ese tipo era normal encontrarse con gente así. Samus fantaseó con la cantidad billetes que deberían tener esos bolsillos en sus elegantes trajes, pero la chica le dio un codazo disimulado en las costillas advirtiéndole que no intente robarles dinero a las personas.
-¡Ya sé, ya sé! –exclamó el castaño escupiendo las palabras.
-Te conozco hermano, y sé de lo que sos capaz –le dijo la muchacha.
-Entremos –propuso Ben, y los dos hermanos no se opusieron.
Al pasar la puerta un guardia les pidió sus Pokebolas “por una cuestión de seguridad”. No opusieron ninguna resistencia y entregaron 4 Pokebolas en total. Los tres muchachos no pudieron evitar abrir sus bocas al ver el lujo y la elegancia que se manifestaban por todo el hotel. Las paredes no estaban bañadas en oro y los barandales de las escaleras de mármol no estaban cubiertos de diamantes, hasta podría parecer un hotel bastante común para cualquier persona, pero era esa sencillez lo que hacía magnífico al hotel. Al menos así lo veían los muchachos, y cualquiera lo vería así luego de vivir en una cabaña de madera en medio del bosque. Se dirigieron al mostrador y pagaron sus entradas con el dinero obtenido el día anterior por vender las Pokebolas que Samus y Ben habían robado el Martes, sacrificio necesario que al primero le dolió en el alma, ya que obtener esas Pokebolas le había causado una gran herida a Hood, el Sandslash.
-Bueno, bueno, ya estamos adentro, no tenemos Pokemon... ¿ahora qué sigue? –preguntó Samus mientras subían por las escaleras dirigiéndose a la habitación que habían reservado con el dinero que sobró de las Pokebolas. Ingresaron al cuarto, nuevamente el lujo dijo “presente”.
-Ahora... –comenzó Sam quitándose un anillo rosa que llevaba en su dedo índice derecho. Dejó el anillo en el suelo y éste se convirtió automáticamente en una pequeña criatura rosa que básicamente era...
-¿Un chicle? –inquirió el castaño estupefacto.
-¡Es un Ditto! –le soltó la chica irritada, conteniendo las ganas de golpear a su hermano. -. Lo capturé hace poco, y como verán, su principal y genial habilidad es la de transformarse en cualquier cosa que conozca, ¿verdad, Bazoo?
-¡Ditto! –chilló con voz aguda la extraña criatura.
-Ahora lo que hay que hacer es simple: Ditto se transforma en el líder de la corporación Devon –compañía que creó la Masterball-, hacemos que nos den nuestras Pokebolas, después Ditto toma la Masterball sin ningún problema, nos vamos y listo –explicó Sam sonriente. El plan no podía fallar.
Samus y Ben no se opusieron, a ambos les parecía un plan bastante bueno, aunque solo Ben lo aceptó y se lo dijo a la chica. Así, tras mostrarle a Ditto una foto del presidente de Devon –un hombre viejo y algo regordete de cabello gris peinado prolijamente hacia atrás que vestía un traje púrpura con rayas verticales-, éste comenzó a alterar su anatomía, adoptando en pocos segundos el aspecto del hombre mayor.
-Ah, me olvidé de una parte importante del plan: ustedes dos tienen que capturar al verdadero líder, no vaya a ser que la gente se encuentre a dos presidentes de Devon exactamente iguales.
-¿Y vos en qué parte del plan entrarías?
-Bueno, supongo que tendré que ser yo la que se encargue de recuperar las Pokebolas, déjenmelo a mi –los tranquilizó con una sonrisa. Samus y Ben no se opusieron, por lo que los tres muchachos dejaron al presidente de Devon falso en su habitación y bajaron las escaleras.
...
-Señor Devon, la subasta por ahora es todo un éxito, el hotel está casi lleno –le informó al anciano un hombre joven que vestía de traje. Aparentemente su guardaespaldas.
-Excelente, excelente –sonrió el hombre de traje púrpura para luego tomarse una copa de vino. Se encontraba cenando en el restaurante del hotel, en una elegante mesa ubicada en el sector VIP del lugar. El sonido de cubiertos y copas brindando tan típico en un restaurante era hasta agradable. -, espero que nos den mucho dinero por esa Masterball, pero seguro que sí, estos idiotas pagarían millones para capturar un Mew o un Lugia. ¡Ja! Qué ilusos... –concluyó la frase con un violento bocado de caviar.
Ya sin su piloto de lluvia, Samus buscaba desde la entrada del restaurante al anciano, entre tanta gente era difícil, pero alzando un poco la cabeza ubicó aquél traje morado. Desde que lo vio masticar aquella comida cara y lujosa, lo odió. De todas formas Samus odiaba fácilmente a las personas, pero por alguna razón siempre tenía razón con ellas, era cómo un sexto sentido. Se acercó a su mesa a paso decidido, y le habló con total naturalidad.
-¿Usted es el señor Devon? –el anciano alzó la mirada con desprecio, tragando ruidosamente su caviar.
-¿Qué pasa?
-Me mandan de la recepsión, al parecer hay personas que quieren entrar y dicen conocerlo pero se necesita que usted lo confirme personalmente, dicen ser viejos colegas... –le comentó conteniendo con todas sus fuerzas las ganas de golpearlo que tenía. -. “Estúpido”. –pensó. El guardaespaldas de Devon lo miró dubitativo, pero al final éste asintió con desgano poniéndose de pie.
-Está bien, está bien, ya voy –gruñó el viejo limpiando su boca con la servilleta. -, vos podés terminarte el caviar, ya estoy lleno –le dijo a su guardaespaldas, quién tras dudar un instante asintió agradeciéndole y se sentó a comer.
Devon comenzó a caminar por el largo pasillo entre las mesas repletas de gente comiendo y disfrutando de la velada. Samus lo escoltaba, evitando que su mirada haga contacto con la de las demás personas, de hecho si hubiera podido, habría usado una máscara para que no vieran su rostro. Habían demasiadas personas, cualquiera podría pararse de la mesa en cualquier momento, señalarlo y gritar “¡Él me robó el reloj!” o “¡Ese hijo de puta casi mata a mi Raticate!”, aunque francamente dudaba que aquél vendedor se encontrara en aquél lugar. Notó que la forma de caminar del anciano comenzaba a entorpecer paso a paso, por lo que se apresuró a llevarlo fuera del lugar lo antes posible. Al salir llegaron a un corredor lleno de puertas que daba al lobby, por suerte para Samus estaba vacío, por lo que nadie precensió el momento en el que el viejo gordo caía al suelo completamente dormido. La puerta de la cocina se abrió y salió Ben, vistiendo un delantal blanco y un gorro de cocinero. Entre los dos cargaron a Devon y lo metieron en un alejado cuarto de limpieza.
-Así que somnífero en la servilleta, ¿eh? –decía Samus sorprendido mientras caminaban por el corredor hacia el lobby.
-Sí.
-Wow... mejor me cuido la próxima vez que me suene la nariz...
Con eso, la primera parte del plan estaba cumplida.
Continuará...
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[color="DarkSlateBlue"]Sam: Quién lo diría... pudieron con el plan sin fallos
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[color="Red"]Samus: ¿A qué te referís?
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[color="DarkSlateBlue"]Sam: ¡En el próximo capítulo veremos si nuestro robo a la Masterball funciona![/color]
[color="Red"]Samus: ¡Y si se pueden hacer globos con tu Ditto! ¡Auch![/color]
[color="SeaGreen"]Ben: Próximo capítulo: Robo 1 – La Masterball –segunda parte-.[/color]
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Cosillas:
[spoiler]
-Señor Devon, la subasta por ahora es todo un éxito, el hotel está casi lleno –le informó al anciano un hombre joven que vestía de traje. Aparentemente su guardaespaldas.
-Excelente, excelente
BURNS STYLE! xD
Eh... espero que no haya quedado muy como esa peli de... la estafa maestra o algo asi, bueh, hay bocha de pelis sobre robos y cosas por el estilo, pero este cap me sonó mucho a una peli de esas xD (aunque no lo hice con esa intención >_O)
Y no me gustó como quedaron las ultimas partes, creo q me apuré un toque con esas y salieron medio chotas, pero bueh, siempre me pasa eso, pero con proximos caps voy a tratar de no apurarme mucho u.u
Ah, Sam se llama Samantha en realidad, y sí, es hermana menor de Samus, pero no son hermanos de Ben, él es amigo nomás xD Ah, hablando de Ben, me quedó demasiado igual a ese morocho de Bleach T__T MIERDAAAA!!! Siempre quise hacer un personaje así (de hecho lo iba a meter en otro fic más viejo), y me entero ahora q dan Bleach en Animax q ya hay un tipo grandote, groxo y calladito T___T bueh, debí sospecharlo >_>[/spoiler]
Eso, opinen sin miedo a herirme xD [s]como si lo tuvieran
[/s]
... y no opinan 
(pero espero que no nos dejes con las ganas de verla avanzar, como ya ha pasado con 2 fics más ¬¬U), los personajes son creíbles y tienen características ya definidas desde el arranque; las descripciones cumplen con su objetivo, en ortografía estás aprobado y en redacción también. Solo 2 detalles:
