Una Aventura Argentina: co-produccion Konathos-Ploelf (el regreso:P)

Para todos aquellos escritores que quieren compartir sus obras con el mundo, ya tienen el rincón para hacerlo. =)
Jommram
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Re: Una Aventura Argentina: co-produccion Konathos-Ploelf (el regreso:P)

Mensaje por Jommram »

Alfin volvieron :) ya me estaba aburriendo. Sigan con la historia que esta buenisima
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Ploelf
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Re: Una Aventura Argentina: co-produccion Konathos-Ploelf (el regreso:P)

Mensaje por Ploelf »

holas gente, aca estoy, retrasado de nuevo, me mareó esto de que bajaron el server un tiempito, pero volvimos!! y aca está el nuevo capitulo

Capítulo 10

Jueves 16-12-04, 12:30 am
Afueras del pueblo Urquiza

Tres chicos y ocho pokemon entre los que se encontraban Plo con Sneasel, Ralts y Charmeleon, Pablo con Electrike y Gastly, y Martín, un desconocido, con Kadabra, Vigoroth y Taillow, se infiltraban en una base de la ORP, con objetivo la liberación de centenas de pokemon, y varias personas, secuestrados en un boliche del pueblo. Los chicos estaban en el segundo subsuelo, atravesando una puerta, para después ser transportados al tercero por medio de los pokemon psíquicos. Hasta ahí habían llegado sin percances. Ya en el tercer subsuelo escucharon como alarmas se ponían a sonar. El cuarto se obscureció casi por completo, una luz roja en la pared titilaba descontroladamente, lanzando un ruido de chicharra. También estaban iluminados por la cola del pokemon de fuego, que se estaban impacientando por el ruido.
De repente dos miembros de la ORP aparecieron en la habitación, desde la puerta que se encontraba al otro lado de donde se encontraban los chicos. Los tres intrusos reaccionaron inmediatamente sacando a todos sus pokemon. Gastly atacó velozmente con su hipnosis, durmiendo al instante a uno de los enemigos. Sin embargo, el otro alcanzó a agarrar una de sus pokeballs, antes de caer dormido, dicha pokeball se abrió al caer al suelo, revelando luego del destello, a un pokemon bicho, con forma de araña, color rojo con franjas negras, y patas tambien a rayas, violetas y amarillas. Combusken, Trapinch, Dratini, Electrike, dos Sandslash, Makuhita, Gastly, Sneasel, Horsea, Larvitar, Onix, Ralts, Magby, Kadabra, Vigoroth, Tropius, Taillow, Ponyta y Girafarig estaban de guardia, contra el Ariados, que si bien parecía muy fuerte, no tenía posibilidades contra tantos pokemon, que lo azotaron sin parar hasta que lo vieron rendido, especialmente los de fuego y los psíquicos.
Acto seguido, volvieron a regresar algunos de sus pokemon, quedándose con los que los estaban acompañando al principio, y fueron corriendo, pasando sobre el pokemon derrotado y pasando por la puerta. Bajaron corriendo unas largas escaleras hasta llegar al cuarto subsuelo. Este piso estaba muy oscuro, aparentemente había sido desocupado hace poco, porque la mayor cantidad de luz provenía de los monitores de las computadoras y las diversas maquinas que ahí se hallaban. El Kadabra desvió la mirada hacia una de las esquinas y levantó la mano de la cuchara, apuntando al ángulo superior de aquella esquina de la habitación. Instantáneamente, una explosión llamó la atención de todo el resto de los presentes, humanos y pokemon. La explosión provenía desde la esquina a donde Kadabra había apuntado, en la cual ahora solo quedaban añicos de lo que antes era una cámara de seguridad. Tres explosiones más le siguieron, una en cada esquina, todas ocasionadas por Kadabra, quien se había dado cuenta de que los observaban. Lamentablemente, habían alcanzado a filmarlos, por lo que sabían donde se encontraban. Se apresuraron a cruzar en algunas zancadas la habitación, y comenzar a descender hacia el quinto subsuelo.
Al llegar vieron a un guardia esperándolos con un Victreebell y un Blaziken. Apenas verlos, sacaron de inmediato a todos sus pokemon, volviendo a tener a los veinte a la defensa. Azotaron al pobre pokemon planta-veneno con muchos lanzallamas, ascuas, picotazos y ráfagas, mientras que Blaziken se movía por todo el lugar con grandes zancadas, aunque no pudiendo evitar los ataques psíquicos, y lanzando patadas para todos lados. Una de ellas fue a parar al tórax del Girafarig, dejándolo debilitado. Pronto, un deshabilitar de Kadabra lo dejó helado en el lugar, para ser azotado con ataques de agua y psíquicos. El dueño ya había sido dormido, por lo que no hubo más percances, dando lugar a un destello evolutivo. Ralts estaba cambiando la forma corpórea. Sus brazos se alargaron, y por debajo de sus anteriores patas, se asomaron otras patas de forma más humana, pero flacas. Cuando la luz se desvaneció, dejo ver a un pokemon de casi doble de tamaño que el pequeño Ralts, y que en su cabeza podían distinguírsele los ojos, y más arriba dos “paletas” sobresalientes, rojas. Kirlia estaba siendo observado por toda la sala.
-Pobre Mariana, no lo pudo ver… -dijo Plo.
-Si, bueno, sigamos –cortó Pablo.
Los tres chicos siguieron camino, guardando a doce pokemon, dejando a los ocho de antaño, con el pequeño cambio de que Ralts era ya un Kirlia. Corrieron un largo tramo por un pasillo recto, hasta que llegaron a una bifurcación.
-Bueno, para la derecha estan los pokemon, para la izquierda las personas- comenzo Pablo como traduciendo lo que Gastly decía.- yo me voy por la derecha a buscar a los pokes, ustedes vayan para alla...
-Pera, pera- dijo Plo interrumpiéndolo.- ¿por qué vas a ir vos solo?
-Porque tengo ganas.
-No no, esto no se hace así, esto hay que echarlo a la suerte, piedra, papel, o tijera, el que gana elige cómo nos separamos- terminó Plo.
Luego de un corto sorteo con el juego ya mencionado, Pablo se dio el gusto de ganar e ir solo a buscar a los pokemon, pero recibió a Ponyta y a Charmeleon para que lo ayudaran con unas paredes de metal que se encontraban hacia delante.
-Usá la cabeza, no te suicides- dijo Plo con una última mirada a su amigo antes de separarse por ambos lados de la bifurcación.
Plo y Martín corrían a toda prisa por otro nuevo pasillo, acompañados por los cinco pokemon que les quedaban: Sneasel, Kirlia, Kadabra, Vigoroth y Taillow. Después de correr durante unos minutos, se toparon de lleno con un guardia, vestido de negro, con cara de importante.
-Bueno chicos, hasta aca llegaron- comenzó el guardia
-¿Quién sos?- preguntó Plo
-No creo que estés en condición de hacer pre...
-¡¿Te pregunté quien sos?!
-Bajame el tonito por qu...
-¡Pero, ya es la tercera vez ¿quién sos?!
-DEJÁ DE INTERRUMP...
-¡¡¡Odio que la gente no me conteste!!!
-Me pudriste- dijo finalmente el guardia. Tomó una pokeball, y tras un terrible gemido de dolor, cayó inconsciente al piso. Detrás de él, se encontraba Sneasel, con su garra manchada en sangre. El guardia yacía en el suelo, con una terrible herida en la parte trasera de su cuello.
-Mierda, que velocidad- dijo Martín asombrado ante el pokemon siniestro.
-¿Por qué pensaste que le estaba discutiendo así al tipo ese? Para que Sneasel se concentrara con la finta- contestó Plo.
Luego de dicho percance avanzaron el resto del camino, hasta toparse con una puerta de metal.
-Mierda, lindo momento para no tener ningún pokemon fuego- maldijo Plo.
-¿No tenías un Onix vos?- le preguntó Martín.
-Ah.... cierto- dijo Plo, como si de repente se hubiera olvidado que tenía a ese pokemon. Acto seguido, lo soltó y lo hizo cavar por el suelo, que era de un material muy duro, pero que no pudo soportar la fuerza de ese pokemon. Los chicos y los pokemon iban montados sobre el pokemon roca. Poco fue el tiempo que dicho pokemon estuvo bajo tierra, en ese tiempo, los entrenadores agarraron todas las pokeballs que tenían, y las prepararon en sus manos. Apenas al salir, los pokemon que se encontraban sobre Onix saltaron al suelo, y los chicos lanzaron sus pokeballs por doquier, soltando a todos sus pokemon. Cuando vieron alrededor, pudieron ver a todas las personas secuestradas, y a tres agentes de la ORP, listos para el combate. Un Slaking, un Machamp y un Snorlax, estaban parados enfrente de cada uno de los agentes. Slaking barrió con Sandslash, Magby, Horsea y Kirlia de un solo hiper rayo, mientras que Machamp dejaba fuera de combate a Sneasel, Larvitar y Onix a base de todo tipo de puños. Finalmente, un hiper rayo de Snorlax dejó fuera de combate a Kadabra, Taillow, Tropius y Vigoroth, mientras también lastimaba a uno de los entrenadores que estaban peleando y a uno de los cautivos, mientras creaba un zurco por el suelo y la pared mostrando por donde había pasado el devastador ataque. Plo y Martín quedaron espantados ante el poder de ese ataque, todos sus pokemon quedaron debilitados en tan solo unos segundos. Los agentes y sus pokemon se iban acercando de a pasos cortos y amenazadores, y rodeaban de sombra a los chicos, quienes cada vez se sentían más aterrados ante sus enemigos.
-Ya no tie…
-¿Quiénes son ustedes? –cortó Plo.
-Estás nervio…
-Pregunté algo –dijo más firmemente el entrenador.
-Mirá pende…
-¡¿Son pelotudos acá que nadie me contesta?!
-Pero que mocoso insol… -pero lo que lo interrumpió no fue Plo, sino una explosión. Se vio un destello, y de la nada aparecieron un gigante Metagross, y su entrenadora parada en dos patas sobre el metálico cuadrúpedo. Al instante, la cruz en su cara se iluminó, y lanzó un potente hiper rayo que dejó agotados a Slaking y Snorlax, que eran los que estaban en su rango de tiro. Luego, y sin dudarlo, lanzó un poderoso psíquico, que derribó al pokemon lucha. Terminado eso, miró a los tres guardias, y con un brillo en los ojos los dejó embobados, tirados en el suelo y babeando.
-Tenemos que salir de acá, ahora otro de nosotros fue a ayudar al otro chico –dijo la chica, que por cierto era muy linda, de pelo largo y rojo (teñido), ojos de un turquesa calro, no muy alta, vestida con un pantalón negro, una remera negra hasta poco antes del ombligo, y por sobre ella una campera de cuero abierta, de manga larga, hasta las rodillas, también negra.- Vamos a tirar esto abajo.
Los chicos la miraron, primero atontados, luego con cara de desentendimiento.
-Soy de un grupo que se separó de la ORP hace mucho. Somos 6.
-Ah, el otro día uno de un Charizard potentísimo nos salvó de que nos afanaran los pokemon –dijo Plo, como si la conociera de toda la vida. La chica lo miró muy seria, dejando helado al entrenador, pero luego ablandó su semblante con una linda sonrisa.
-Ah, vos sos amigo del que tiene un Dratini. ¿Es el mismo que está en la otra sala? –dijo amigablemente la pelirroja.
-Si, Pablo. –contestó el chico.
-Che, ¿vos sabías que estaba por llegar ella que los entretuviste? –le preguntó Martín a Plo.
-No, la verdad que no, pero por si pasaba algo, quién te dice… -bromeó el entrenador.- Y de ped… -pero no puedo terminar la frase. Fue interrumpido por una explosión en algún lugar de la base.
-Vámonos –ordenó la chica, cortante.
Pero Plo tenía otros planes, y como acto reflejo sacó de su bolsillo una poción, que se la dio a Kirlia, para luego desaparecer con un destello…

*
-Usá la cabeza, no te suicides –le escuchó decir Pablo a su amigo, mientras se separaban. El chico se montó sobre el corcel de fuego que le entregó Martín, y salió al galope por el pasillo oscuro, seguido por la bola fantasmal. Tras unos minutos, Ponyta llegó a una pared de metal. Pablo se dispuso a derretirla con la ayuda del corcel, Charmeleon y su propio Combusken. Cuando hubo terminado, se encontró con una sala casi totalmente a oscuras. La sala era iluminada solo por las luces de muchos monitores, que hacían, por lo que parecía, de electrocardiógrafos, imprimiendo signos vitales de quién sabe qué sobre hojas que parecían interminables.
El chico siguió caminando sigiloso, seguido por el pokemon fantasma, luego de guardar a los demás en sus respectivas pokeballs.
Tardó unos segundos en llegar a una puerta de madera con un cartel que anunciaba “prohibido el paso a personal no autorizado.”
-Si vos lo decís… -pronunció Pablo por lo bajo.- Gastly, decime qué hay del otro lado.
Dicho y hecho, el pokemon pasó al otro lado posterior a hacerse invisible, y al volver proyectó lo que vio a través de imágenes dentro de la cabeza del entrenador. Inmediatamente sacó a su Dratini, y le ordenó que disparara un fuerte hiper rayo para una dirección en especial, a través de la puerta cuando cuente hasta tres. El dragón comenzó a cargar su ataque, mientras que su entrenador sacaba ahora a todos los pokemon que poseía. Los 9 pokemon totales estaban preparados, escuchando atentos las órdenes de su entrenador, provisional o no. Al cabo de la cuenta regresiva, un potente hiper rayo destrozó la puerta, lanzando pedazos para todos lados. El ataque fue a dar a una gran piscina, de vidrios muy gruesos, que contenía un líquido verde transparente, lleno de burbujas que subían hacia la superficie. En ese líquido espeso flotaban muchos pokemon, inconscientes, rodeados de cables que salían del techo. Debajo de aquella pecera se podían ver varios monitores, mostrando unas barras totalmente incomprensibles. La sala era totalmente repetitiva, mostrando más piscinas, más monitores, y más pokemon flotando en el agua. El rayo de luz dio de lleno en los cristales, que a pesar de su espesor, no aguantaron tanta presión, y miles de cristales más chicos llovieron por todo el lugar. El rayo continuó su camino, derribando a varios pokemon que se encontraban en esa piscina, cortando cables, y dando finalmente contra una pared, la cual hizo una explosión y dejó ver aún más líquido verde, que caía como catarata. Chispas volaban por todos lados, evaporando el agua podrida, que tenía un olor putrefacto. Muchos de los pokemon inconscientes, que se encontraban anteriormente flotando en el agua, quedaron colgando de los cables. Nueve pokemon entraron en la sala, que estaba casi totalmente vacía. Dos personas se encontraban paradas al costado de la puerta. Pablo se les quedó mirando. El vapor verdoso ya estaba disperso por todos lados. Era difícil respirar ahí.
Las dos personas, vestidas de negro, arrojaron pokeballs al piso, que estaba inundado con por lo menos medio centímetro del agua maloliente. Dos pokemon surgieron de ellas, un Houndoom, y un gran Walrein. Makuhita, Electrike y Sandslash cayeron con el primer rayo aurora del lobo marino. Ponyta, Charmeleon, Combusken, Dratini, Gastly y Trapinch salieron corriendo, volando, y hasta Trapinch usando su finta buscó escapar del lanzallamas del maligno pokemon de fuego. Dratini soltó un ciclón, que ayudado por los pokemon de fuego, se convirtió en un tornado ardiente, que si bien ni tocaron a los pokemon rivales, gracias a su velocidad, fueron a dar contra otra de las piscinas, rompiendo sus cristales, y dejando caer al piso la poca cantidad de agua que no se evaporó. El aire se había espesado aún más. La visibilidad era muy mala. Pablo recogió a sus pokemon caídos, mientras buscaba alguna forma de salir de ahí, o por lo menos de no morir. Ya no tenía pokemon que lo defendiera, puesto que con otros lanzallamas y rayo aurora se debilitaron los que quedaban. No pudo recogerlos, no veía dónde estaban.
-Bueno, hasta acá llegaste. –dijo uno de los hombres.- Ya rompiste mucho. Walrein, matalo.
Pero antes de que la morza pudiera siquiera acercarse, una explosión surgió de algún lado del lugar.
-Salí de acá pibe –dijo la voz de un hombre.
En ese momento, una luz repentina apareció al lado de Pablo.
-Bu –dijo Plo, que había aparecido con Kirlia a su lado. Pablo sonrió- Uh, qué olor que hay acá.
-Salgan los dos de acá –volvió a decir el hombre, que se hizo visible. Un gran Xatu le hacía compañía.
Los dos pokemon de los agentes se volvieron contra el volador. Dispararon sus ataques al unísono, pero tras una luz, el pájaro desapareció, para reaparecer tras ambos pokemon, disparando dos terribles rayos psíquicos, dejando a los dos tirados en el suelo, a la morza totalmente debilitada, al perro sufriendo, para luego rematarlo con un pico taladro. El pokemon psíquico volador miró a los dos agentes, que se cayeron al suelo, con los ojos desorbitados y babeando.
-Salgamos de acá que esto lo vamos a hacer volar –ordenó el salvador. Xatu se concentró, y luego aparecieron todos sobre el descampado lleno de arena, por donde habían entrado anteriormente los chicos.
Pablo y Plo miraron a su alrededor. Todos los pokemon que se encontraban colgados, llenos de cables, ahora estaban tirados, repartidos por el suelo. Eran realmente muchos. Luego de algunos viajes del Xatu, también se podían ver las pokeballs que habían quedado en el camino, a la gente que rescataron, que había sido secuestrada, y a más pokemon inconscientes. Pablo, Plo, Martín y el chico que se había quedado cuidando las pokeballs devolvieron a los pokemon que quedaban fuera a las suyas propias. También hizo lo mismo Mariana con su nuevo Kirlia, y se acercó corriendo hacia los chicos, para abrazarlos. Una explosión repentina se vio por la zona de la base donde habían estado, haciendo volar pedazos de máquinas y todo tipo de objetos por lo aires. El humo se expandió con gran velocidad, pero se esfumó en pocos segundos gracias al trabajo de muchos pokemon que estaban auxiliando a los heridos.

Continuará…
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Ploelf (Lord of Elves)

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Re: Una Aventura Argentina: co-produccion Konathos-Ploelf (el regreso:P)

Mensaje por Ploelf »

mmm... no se, estaba así como se está en las vacaciones, y encontré capítulos escritos del fic, q jamás subí... y como que me agarró esa nostalgia y me dieron ganas de subir alguno... voy a subir ahora este y despues veo q onda... si subo los demás, y sigo el fic, la verdá no se... pero bue, subo este y veo q onda xD
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Capítulo 11

Jueves 16-12-04, 2:30 am
Salida del pueblo Urquiza

Los pokemon voladores se posaron para descansar luego de dispersar el humo, y Martín comenzó una rápida presentación entre sus compañeros de batalla y su amigo, que solo sirvió para conocer el nombre del chico, Sebastián. Tras un corto saludo, Pablo y Plo se separaron de los otros dos chicos y junto con Mariana comenzaron a buscar al resto de las chicas. Luego de unos minutos de buscarlas, finalmente las encontraron sentadas en unas piedras, viendo como todos los entrenadores se amuchaban buscando sus pokemon.
-Hola, chicas- dijo Plo al verlas
-Pero que pinta che, ¿así fueron a bailar ustedes?- dijo a modo de broma Pablo, a lo que Plo dejo salir una pequeña risa.
-No jodas, no estamos de ánimo- respondió Gabriela mostrándose enojada ante esa broma.- ayúdennos a encontrar nuestros pokemon mejor.
Los chicos se sintieron un poco mal por su broma, y por eso accedieron a ayudarlas, previo ayudarlas a levantarse, debido a que se encontraban agotadas tras lo ocurrido. La multitud ya se iba dispersando, y gracias a eso, les fue más fácil encontrar los pokemon de las chicas. Luego de hallar sueltos a Nincada, Pidgey, Corsola (de Florencia), Numel y Onix (de Mariana), y las pokeballs de las chicas que se cayeron de las camionetas por el camino, fueron hacia el hospital de la ciudad, y luego de dejar a las chicas para que las revise un doctor, llevaron a todos los pokemon al centro pokemon. Después de que curaron a los pokemon, Pablo y Plo se dirigieron a su carpa, para dormir e ir a buscar a sus amigas al día siguiente.

****
Jueves 16-12-04 11:15 am
Pueblo Urquiza

Luego de dormir, y levantar campamento, los chicos fueron al hospital en busca de sus amigas. Ya en el hospital, se cruzaron con Martín, quien tenía una venda colocada alrededor de la pierna.
-Hola, ¿qué te pasó?- le preguntó Pablo
-Hola. Ayer, bah, en realidad hoy a la madrugada, cuando estábamos en la base terrorista esa, un Snorlax tiro un hiper rayo, y no solo me bajó a todos los pokemon, sino que también me dio en la pierna...- contestó Martín
La conversación duró un poco más, y fueron divagando sobre distintos temas mientras caminaban, hasta que por fin dieron con las chicas, y Pablo y Plo se separaron de su compañero de batalla, para juntarse con sus amigas.
Las chicas ya se veían en un mejor estado, solo requerían un buen descanso y un baño caliente. Por suerte no les había pasado nada grave. Los chicos les devolvieron sus pokemon, y comenzaron su camino para salir del centro pokemon y posteriormente, emprender el viaje hacia el próximo pueblo, San Sebastián. Las chicas estaban esta vez a la cabeza del grupo, mientras salían del hospital, y Plo no resistió la tentación de echar una mirada a sus amigas, las cuales todavía estaban vestidas muy llamativamente y entonces pareció recordar algo.
-Che, esos culos yo ya los ví antes- le dijo a su amigo en un susurro
-Mmm... ¿Te parece?, si vos lo decís...- respondió Pablo desinteresado, y también en un susurro.
-Ah, creo que ya se ¿no son las del barco?
-Uuuhhh... chabón, ¿recién te das cuenta?- contestó subiendo el tono de voz, lo cual llamó la atención de las chicas y acabó con la conversación de los chicos.
Salieron del hospital y acto seguido del pueblo, y comenzaron a caminar en dirección sudoeste hacia su próximo destino. Fueron charlando de varias cosas, y peleando de vez en cuando con algún entrenador y algún pokemon salvaje. Luego de unos veinte minutos de caminata, los cinco chicos notaron que los árboles empezaban a aumentar en concentración, y vieron un cartel que rezaba: “ Principio del Bosque Jacarandá, ruta Urquiza-San Sebastián”
-Bueno, vamos bien- dijo Plo, que siempre tiene el miedo de perderse en los viajes.
Los chicos observaron curiosos cómo continuaba el camino. En ese lugar había algunos árboles, que sobre sus raíces dejaban flores muy lindas, violetas o azules, y a medida que continuaba el camino el número de jacarandaes aumentaba descontroladamente, y se podía distinguir el tono violáceo que daban las flores al suelo.
-Bueno, vamos –decidió Pablo. Todos lo miraron – ¡¿Qué?!
-¡Choto! –gritó Plo.
Los cuatro rieron, pero Pablo se quedó callado, mirando a su amigo con cara de querer venganza.
Luego de aquel momento, los cinco se adentraron en el bosque. Una vez dentro, podían ver como el suelo empezaba a volverse más violáceo mientras más penetraban aquella zona, debido a las flores caídas de los árboles. El cielo empezaba a cubrirse, también, de pétalos de flor de los jacarandaes, haciendo que cada vez menos luz penetrara hacia dentro del bosque.
Llevaban ya veinte minutos de caminata, cuando la luz ya se hizo mínima, y el suelo violáceo se había vuelto de un color violeta oscuro, mimetizándose con la oscuridad que los rodeaba. Fue entonces que decidieron sacar a un pokemon, para que los alumbrara. Charmeleon fue liberado de su pokeball, y gracias al brillo producido por la llama en la punta de su cola, pudieron ver mucho mejor el camino que les seguía. Plo notó algo raro en su pokemon.
-Che, ¿no ven a Charmeleon como un poco más amarillento?
-Mmm... Debe ser por la luz, y el reflejo en los pétalos, no te preocupes- respondió Pablo.
Plo no quedó del todo satisfecho con la respuesta de su amigo, pero decidió esperar a salir del bosque para poder mirar a la luz del sol si ese cambio era verdadero o tan solo una ilusión óptica provocada por la ambientación. Poco rato habían caminado cuando les pareció notar un destello por las cercanías, sin embargo no prestaron atención y siguieron camino. Tan solo unos pocos minutos después, un destello apareció al lado del Charmeleon y éste salió propulsado hacia un costado, con una gran parte de su cuerpo recubierta de una fina capa de hielo, la cual comenzó a derretirse casi inmediatamente debido al calor expedido por el pokemon de fuego. El hielo, al convertirse en agua, provocó un gran daño en el pobre lagarto, tanto que le costaba levantarse. Todos voltearon para ver que era lo que había hecho eso, y vieron en el lugar del destello a un pokemon pequeño, con sus patas color ocre, al igual que sus brazos y su cabeza, mientras que sus hombros y su pecho eran de color marrón. Su cabeza era coronada con dos puntiagudas orejas, y parecía tener siempre los ojos cerrados. Un Abra, no más raro que cualquier otro de su especie, estaba parado sobre las flores violetas.
Al ver eso, la sangre de Plo hirvió, y de un rápido movimiento, libero a su pokemon favorito, Sneasel. El pokemon siniestro miró a su adversario, y un segundo después había desaparecido para aparecer detrás de su enemigo, y golpearlo con todo el poder de su finta, seguida por unas cuantas cuchilladas, que el pobre pokemon psíquico no pudo resistir y cayó rendido al suelo. Plo arrojó inmediatamente su pokeball y atrapó al pequeño pokemon con apenas un par de tambaleos de la pokeball. Acto seguido corrió hacia su pokemon dañado, y le proporcionó una buena dosis de pociones.
-¿Cómo carajo hizo este abra para darle tan fuerte a mi Charmeleon?- dijo Plo sin entender
-Ataque inesperado, un poco de suerte- contestó Mariana.
Luego de ese pequeño diálogo, empezaron a divagar sobre varios temas, hasta que llegaron a una discusión entre Pablo y Plo acerca de algunas estrategias de batalla. La discusión continuaba mientras caminaban, sin dejar ni siquiera hablar a las chicas, hasta que finalmente fueron interrumpidos, pero no por alguna persona, sino por ruido que se escuchó en la lejanía, el piso vibró un poco, los chicos sintieron un escalofrío y se les pusieron los pelos de punta, literalmente. Apenas dejóse de escuchar el ruido, vieron como pétalos de jacarandá caían, ya marchitos, de las copas de los árboles, permitiendo que mucha más luz entrara y revelando mucho mejor el camino. Al mismo tiempo, los cinco pokedex comenzaron a sonar como enloquecidos. Los chicos se miraban entre si, sin entender, y pensaron que sus pokedex se habían averiado.
Siguieron caminando, esta vez a la luz de Quilava, y la seguridad de Sneasel. Alrededor de unos cinco minutos habrán pasado, cuando los chicos se encontraron con otros entrenadores. Una chica, que estaba parada, mirando a su amigo, que parecía estar vomitando. Mariana se acercó a ellos.
-¿Están bien? ¿Necesitan ayuda? –ofreció ella.
-No… -dijo la chica, que volvió a mirar a su amigo y agregó- Bah, no se… después del temblor se empezó a sentir mal, y recién se puso a vomitar. No se que le pasa…
-Si, acá está pasando algo raro… -dijo Plo, que seguía pensando en su Charmeleon.
Florencia metió la mano en su cinturón, y extrajo una pokeball que lanzó al aire.
-Vamos a ver si ve algo por encim… -todos los allí presentes quedaron atónitos. El pájaro estaba también de un tono dorado, más brillante que el de Charmeleon. Pablo fue el primero en romper el silencio.
-Creo que –empezó a decir, mientras revisaba su cinturón- ya se que pasa…
Todos lo miraron. Plo pareció aceptar lo que dijo su amigo, como si le leyera la mente. Pablo soltó a cuatro pokemon: Trapinch, Combusken, Dratini y Gastly. Los cuatro presentaban casos similares a los ya mencionados, pero con distintas tonalidades. El pokemon suelo estaba tiñéndose de oscuridad, yendo al gris o negro, pero manteniendo tonalidades de su naranja anterior. El gallo también se oscurecía, o por lo menos el rojo de su pelaje era más oscuro. El dragón estaba violáceo, visiblemente dirigiéndose a un próximo rojo. Y por último, el fantasma, que presentaba un cambio menos notorio. El gas que lo rodeaba estaba convirtiéndose de violeta en un azul verdoso oscuro.
-Fue ese gas me parece… -dijo Plo, pensativo.
-Seguro –afirmó su amigo, firme en aquella idea.
-A ver, chicas, saquen a los que estuvieron en la base de la ORP anoche –pidió el primero.
Sacaron entre las tres a: Numel, que la parte anteriormente verde en su joroba, era ya un turquesa azulado, y el resto de su cuerpo salvo su hocico y su parte inferior se estaba tornándose en un marrón, y Onix, que parecía hecho de barro por su color marrón; Nincada, que se ponía de un dorado chillón, y Corsola, que se teñía de azul su parte anteriormente rosa; y finalmente Kirlia, que su verdoso pelaje se transformaba en un azul claro.
Las siete personas allí presentes miraban atónitos a todas y cada una de las criaturas que allí se encontraban, mientras uno de ellos sufría de arcadas de vez en cuando, por lo que no pudo disfrutar de ese espectáculo.
-Nosotros también tuvimos pokemon en esa base terrorista ayer… -dijo la chica como si no hubiera prestado atención a lo que mencionaron anteriormente los chicos. Pablo estaba apunto de comenzar una discusión con la chica acerca de lo recién mencionado, pero Plo lo frenó y solo se limitaron a mirar a la chica con cara de incredulidad ante su ingenuidad, quien metió la mano en su bolsillo, y sacó tres pokeballs. De ellas surgieron un Tangela verde, un Nidorino azul, y un brillante y plateado Magnamite. La chica se quedó como hipnotizada mirando a sus pokemon. Luego de un rato de charla, y de que el chico se recuperara, siguieron viaje, dejándolos atrás.
Pasaron algunos minutos en un silencio, que solo se rompía por el sonido de los pokedex descontrolados, pensando en sus pokemon.
-¿Qué hacemos? Nos los van a querer afanar… -dijo Pablo pensativo.
-Puede ser… -dijo su amigo.
-Vamos a tener que ser más precavidos -agregó Gabriela.
-Si, y más si ustedes se visten así para viajar… -quejóse Pablo, haciendo reír a los cuatro.
-No pasa nada, sos muy protector –dijo Florencia.
-Protector las bolas, si las quieren violar yo me voy corriendo -refutó. Las chicas empezaron a reírse.
-Miren que él lo dice en serio -dijo el otro chico. Ahora, en vez de reírse, lanzaron al aire una exclamación de incredulidad.
Los cinco agudizaron sus oídos. Un ruido muy leve se hacía escuchar a un costado del camino, entre la arboleda. Era como un zumbido, y se escuchaba por todos lados, tanto derecha como izquierda, sobre el piso o por arriba. Siempre en movimiento. Florencia sacó rápidamente a Eevee y Grovyle. Los pokemon se quedaron quietos, escuchando con atención el entorno. Un rápido movimiento con el brazo del lagarto verde hizo que volaran unas hojas afiladas, que dieron en la copa de un árbol, dejando caer ramas y flores. Movimientos repetidos de esa forma hicieron que los frondosos árboles que los rodeaban se convirtieran en árboles con escasez de flores y ramificaciones. Entonces, se dejó ver una criatura verde, con cara que daba miedo, y dos grandes y afiladas cuchillas, o algo parecido, en lugar de manos. Sus alas todavía se movían un poco, pero ya no ocasionaban aquel silbido delator. Inmediatamente, la entrenadora incorporó a su defensa un Pidgey cada vez más dorado. Al instante Scyther emprendió vuelo, directo a la entrenadora. Pidgey le interrumpió el paso, y le lanzó una ráfaga en plena cara. Luego de salir impulsado hacia atrás, el pokemon bicho volador le azotó al pájaro un corte con una de sus cuchillas. Pidgey salió disparado hacia un costado, dejando el camino libre al agresivo pokemon salvaje, el cual volvió a la carga, pero se vio cayendo al piso, con Grovyle agarrándolo con todo su cuerpo. Mientras la mantis se encontraba en el piso, el pájaro volvió al ataque con otra ráfaga justo cuando el pokemon planta lo soltó, y luego Eevee lo embistió con todo su cuerpo, y repitiendo el ataque unas tres veces. Ya furioso, el pokemon salvaje alzó vuelo nuevamente y fue pasando uno por uno a los pokemon rivales por sus cuchillas. Pidgey lo esquivó con gran habilidad, lo embistió, y cuando hubo tenido espacio, le lanzó una ráfaga. El pájaro extendió sus alas cuanto pudo, lanzó un grito fortísimo al aire, y comenzó a brillar. Su tamaño se incrementó considerablemente, y de su cabeza creció un pelaje hacia atrás. Un Pidgeotto totalmente dorado, si no fuera por los tonos amarronados de su lomo, se alzó al vuelo, y con ánimos renovados se lanzó a la batalla, impactando de lleno con su pico sobre el cuerpo del bicho. Pero de repente, Scyther se alejó, tomando carrera, para volver a gran velocidad, con las alas encendidas en luz, pero una luz que reflejaba un color metálico, golpeando duramente al pájaro, que salió disparado otra vez, dejando un surco en el piso. Eevee se dispuso a atacar, saltando por la espalda de la mantis y golpeándolo con el cuerpo, y mientras el salvaje se preparaba para el contraataque, Grovyle lo agarró por la espalda, usando su absorber, y sin soltarlo, alargando los dedos cual sepas, y enrollándolos en sus alas. El zorrito aprovechó, y empezó a azotarlo con embestidas. Cuando el pokemon bicho se cansó de la continua recepción de golpes, extendió sus alas, las cuales volvieron a brillar con el mismo brillo metálico con el que brillaron anteriormente, y de un movimiento cortó las cepas del Grovyle, azotó con una terrible cuchillada al pobre Eevee, y tras una nueva media vuelta, voló en dirección al pokemon planta y lo golpeó sin piedad con su ataque cortefuria. El pobre pokemon no pudo soportar tremenda golpiza y cayó rendido al suelo. Sin embargo, el pokemon salvaje no pudo percatarse de que el zorro venía tras él, con su cola brillando de la misma manera que lo hicieron sus alas con anterioridad. Cuando Scyther se dio vuelta, fue demasiado tarde para reaccionar, y recibió un coletazo en la cara, que jamás olvidaría. Quiso levantarse, para iniciar un contraataque, pero fue golpeado nuevamente por Pidgeotto, con un terrible picotazo, también en la cara. El pokemon salvaje se vio sumamente agobiado por dicha repetición de golpes, y cayó debilitado al suelo. Acto seguido, una pokeball voló y capturó al Scyther, quien opuso todavía un poco de resistencia ante la captura, pero finalmente entró. Florencia se acercó caminando hacia su ya atrapado nuevo pokemon, y lo levantó para guardarlo en su mochila.
Caminaron unos minutos más, hasta que llegaron a un cartel que precedía una bifurcación en el camino: “Pueblo San Sebastián  2 km – Pueblo Catedral ↑ 9 km”. Los chicos tomaron el camino que iba hacia la izquierda, hacia su próximo destino, el gimnasio del pueblo San Sebastián.
Anduvieron sin percances por unos diez minutos, hasta que empezaron a ver cada vez más árboles marchitos, y el camino forrado de flores secas. A los chicos les recorrió por todo el cuerpo un escalofrío. Caminaron así durante otros aproximados diez minutos, hasta que llegaron a una zona que estaba cerrada por cintas que anunciaban “peligro”, y muchos policías y bomberos dentro de la zona cercada. Gabriela se acercó a un policía:
-¿Qué paso acá?- preguntó sumamente intrigada.
-Un accidente en el laboratorio de TMs local- contestó simplemente el policía.
-¿Podemos ayudar en algo? ¿hubo heridos?
-No, gracias. Hubieron algunos heridos, no estamos completamente seguros de un numero o de si hay muertos, suponemos que no los hay, lo siento, no puedo darles más información. Debo pedirles que se retiren y sigan camino hacia Pueblo Catedral.- terminó el comisario con una mirada severa.
-Bueno, ¿podría decirme qué paso con el gimnasio pokemon de este pueblo?
-Lo movieron para el Pueblo Catedral. Por favor, debo pedirles que se retiren.
La chica volvió con sus amigos, y les explicó la situación. Pablo y Plo se miraron, al escuchar lo del laboratorio de TMs, y comprendieron el por qué de los ataques tan extraños que habían visto recientemente.
No tuvieron que pensar demasiado para decidirse a continuar el camino, debido a que no tenían muchas otras opciones, y por lo tanto, emprendieron el viaje rápidamente.

Continuara...
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Re: Una Aventura Argentina: co-produccion Konathos-Ploelf (el regreso:P)

Mensaje por Ivanobich »

Este fic lo van a continuar o ya se quedo asi?
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Re: Una Aventura Argentina: co-produccion Konathos-Ploelf (el regreso:P)

Mensaje por Ploelf »

tengo ganas de seguirlo... pero Konathos no me acompaña con el sentimiento =P... por ahí lo sigo, no pierdas las esperanzas =P
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Re: Una Aventura Argentina: co-produccion Konathos-Ploelf (el regreso:P)

Mensaje por Ploelf »

bueno, yo sigo en mi duda existencial de si continuar o no esto... pero como tengo varios capitulos ya escritos, voy a ir poniendolos de vez en cuando =P... acá hay uno más, espero q lo disfruten xD
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Capitulo 12

Jueves 16-12-04 3:00 pm
Ruta entre San Sebastián y pueblo Catedral, Bosque Jacarandá

Ya habían caminado alrededor de cuarenta y cinco minutos desde la entrada del Pueblo San Sebastián, y Plo fue todo el camino repitiendo la misma frase.
-Me estoy cagando de hambre- repetía una y otra vez.
-Aguanta, sino nos vamos a atrasar- Contestaba siempre Pablo.
Ese dialogo se repitió durante ese trayecto una gran cantidad de veces, y las chicas parecían estar ya enfermas de escucharlo, mientras que los chicos aparentemente se divertían viendo de esa manera a las chicas. Finalmente, llegaron a un gran claro en el bosque, que más que un claro, era un pantano. Al llegar ahí, las chicas ya estaban totalmente hartas de escuchar a sus amigos.
-Bueno basta!!!- gritó Mariana apenas llegaron.- vamos a comer acá, así se callan que nos tienen hartas.
-¡Al fin!- festejó Plo, quien realmente se moría de hambre.
Se separaron para buscar algo de leña, y volvieron al poco rato para prender el fuego. Gracias a Quilava y a Corsola, tanto el agua y el fuego estuvieron al poco rato. Cuando los fideos estuvieron listos, todos se sentaron, a excepción de Pablo, quien se quedó mirando a uno de los charcos de agua lodosa por un rato.
-¿No comes?- preguntó esperanzado su amigo
-Minga te lo doy, si que voy a comer. Yo también me estoy cagando de hambre- le respondió con muy poca amabilidad. Acto seguido se sentó y tragó todo su plato a una velocidad que ninguno de los presentas había visto antes. Instantáneamente, se puso de pie y corrió hacia el charco.
-¿Qué pasa en ese charco del orto?- preguntó Plo, también engulliendo todos los fideos a una gran velocidad y corriendo hacia su amigo, sospechando lo que sucedía.
Los chicos tenían una mano en su cinturón, y cuando vieron unas burbujas en el agua no dudaron en lanzar cada uno dos pokeballs al suelo. De un destello aparecieron Electrike, Gastly, Sneasel y Horsea. El segundo apareció de su nuevo color, y aparentemente con un azul en su aura todavía más resaltado. El pokemon eléctrico lanzó su ataque de atac trueno al agua, haciendo que todos los charcos que allí se encontraban brillaran con la electricidad. Segundos después salieron dos Marshtomps de cada uno de los cuatro charcos que rodeaban la zona donde los entrenadores estaban comiendo, con tres Mudkips cada uno, debilitados. Las chicas se pusieron en pie inmediatamente, como acto reflejo, y sacaron a Grovyle, Scyther (quienes habían sido previamente curados con pociones), Machop, Nuzleaf, Zubat y Kirlia, quien también tenía un color realzado. Electrike comenzó a correr de un lado para el otro, distrayendo a su enemigo, y golpeándolo con embestidas rápidas. Horsea ahogaba a chorros de agua al Marshtomp contra el que se enfrentaba, quien se las devolvía continuamente, sin producir el mismo daño. Sneasel agobiaba a su enemigo sin piedad, con cuchilladas, hasta que recibió un bofetón lodo, que lo hizo volar cerca de metro y medio, sin embargo se incorporó rápidamente para evitar un chorro de agua que se le venía encima. Gastly usaba su habilidad para desaparecer, para evitar los ataques de su enemigo, aunque no le resultaba del todo fácil, debido a que su contrincante era muy veloz, por lo que decidió cambiar de táctica y usar su propia velocidad para acercársele esquivando sus ataques. Cuando finalmente estuvo cerca del Marshtomp, atacó con su ataque de sombra nocturna, propulsando al pokemon agua hacia atrás. Sin embargo, este dio una vuelta rodando al caer y se estabilizó rápidamente. Grovyle agobiaba a su enemigo con hojas sable, las cuales le causaban un gran daño. Sin embargo, ese pokemon tenía una capacidad de evasión excepcional para ser un Marshtomp, y gracias a eso, no recibió muchos golpes. Scyther golpeaba a su enemigo con total furia. El pobre pokemon de agua estaba recibiendo ataques sin parar, pero cuando tuvo una oportunidad, lanzo su ataque de bofetón lodo, y logró separarse de su agresor, y dejar a éste con la visión reducida gracias al lodo que se le quedó pegado en la cara. Machop atacaba sin piedad a su enemigo, golpeándolo con golpes de karate, pero Nuzleaf, en cambio, se encontraba un poco por detrás de Machop, inmóvil. Zubat y Kirlia agobiaban a su enemigo con rayos confusos y confusiones, respectivamente. Sin embargo, sus ataques eran respondidos por su enemigo, quien atacaba con sus chorros de agua y sus bofetazos de lodo. La batalla proseguía sin muchos cambios, cuando de repente dos luces llamaron la atención de los entrenadores. La primera, era la clásica luz blanca que emiten los pokemon cuando evolucionan, que esta vez, era producida por el anterior Zubat de Mariana. El murciélago aumentó en grandes proporciones su tamaño, especialmente su boca. Sus orejas se achicaron considerablemente, y dos ojos aparecieron en su cara. Golbat apareció en el campo de batalla, listo para el combate. La otra luz, provenía del pokemon de Gabriela, quien luego de absorber suficiente luz solar, lanzo un rayo solar de un tamaño impresionante, por sobre la cabeza de su compañero, e impactando en el Marshtomp ferozmente, dejándolo fuera de combate. Ese fue el preciso momento en el que Gastly golpeó a su enemigo con un lengüetazo, el cual lo dejó medio paralizado, para luego rematarlo con su sombra nocturna. Pablo no tardó ni un segundo en mandar a volar su pokeball y atrapar a su presa. Electrike, luego de mucho esfuerzo, acabó por vencer a su enemigo, a fuerza de ataques rápidos y embestidas. Sneasel y Horsea unieron sus fuerzas para acabar con sus respectivos contrincantes. El pokemon siniestro realizo su ataque de finta en el momento que su enemigo lo estaba acorralando, para aparecer por detrás del enemigo del pokemon de agua, y dejarlo desequilibrado, momento que el caballito de mar utilizó para rematarlo con su chorro de agua. El anterior enemigo de Sneasel comenzó a correr en dirección a sus nuevos enemigos, pero fue sorprendido por Horsea, quien tras una increíblemente rápida vuelta de ciento ochenta grados, lanzo una pantalla de humo, que frenó el avance del pokemon agua suelo, y le impidió ver el resto del camino. Sneasel aprovechó esto para realizar una nueva finta, y aparecer por la espalda del Marshtomp, golpearlo en dirección a la pantalla de humo, haciendo que la atraviese, y luego castigarlo con decenas de rasguños, dejándolo fuera de combate. Golbat y Kirlia tardaron poco en acabar con su rival, gracias al poder de los ataques de ala y mordiscos del murciélago y al poder psíquico de su compañero. Scyther terminó con su contrincante luego de aplicarle una gran cantidad de cuchilladas, las cuales el pobre pokemon no pudo soportar, mientras que Grovyle acabó por drenarle lo último de sus fuerzas a su enemigo, por medio de su absorber.
Sin embargo, fue ese el preciso momento en el cual dos gigantescos pokemon salieron de los charcos, ambos de color celeste en la mayor parte de su cuerpo, a excepción de las aletas, que salían dos de su cabeza y una más, en forma de cola, que eran de un color azul oscuro, mientras que en el pecho y en la parte inferior de sus mandíbulas podía notarse un color celeste claro. En sus brazos resaltaban unas líneas de color amarillo, así como de su cara sobresalían una especie de cuernos, del mismo color. Los Swamperts se lanzaron al combate inmediatamente. El primero acabó de un movimiento súbito con Sneasel, Electrike, Horsea y Gastly, quien quedó totalmente lleno de barro. El otro dejó fuera de combate a Nuzleaf (quien había quedado un poco débil tras el rayo solar previamente usado), Machop, Golbat y Scyther. Finalmente, los dos Swamperts dejaron fuera de combate al Scyther y al Kirlia, con un chorro de agua lodosa a cada uno. Los pokemon de agua tomaron en sus brazos a todos los demás, que habían sido derrotados en combate, con la ayuda de algunos otros Marshtomps que llegaron desde otro lado, y corrieron en dirección al bosque para escaparse de los entrenadores.
-Mierda que estuvo bueno esto eh –dijo Pablo.
-Para vos, que capturaste un Marshtomp, para mi fue lo mismo que nada…-se quejó Plo.
-Pero nos re entrenamos –repuso Mariana, que estaba contenta de su nuevo Golbat.
Plo la miró con cara de malhumorado.
-Me cago en tu Golbat...- dijo el chico en vos baja
-¿Qué?- preguntó su amiga, debido a que no pudo escuchar lo dicho.
-Que me alegro por tu Golbat- contestó Plo, con una exagerada sonrisa, aguantando una carcajada, al igual que su amigo, que había escuchado todo perfectamente.
-Gracias- dijo muy contenta Mariana. Pablo y Plo se miraron y casi estallaron en carcajadas, pero pudieron resistirse de suerte.
-Bueno, comamos un poco más y salgamos de nuevo- terminó Pablo para cambiar de tema. Dicho y hecho, los cinco volvieron a sentarse y comieron hasta acabarse los fideos.
***
Jueves 16-12-04 4:20 pm
Pueblo Catedral

Finalmente, luego de un largo rato de viaje, los chicos llegaron a su destino. Estaban un poco cansados, pero no tanto como sus pokemon, quienes habian tenido bastante entrenamiento durante el viaje. Apenas llegaron fueron al centro pokemon, y dejaron a sus pokemon curándose, mientras llamaban al profesor Zequeira.
-Hola profe- saludaron los chicos.
-Hola ¿como están?- les contestó
-Bien, gracias. Profe, llamábamos para mandarle nuestros pokemon y de paso darle noticia de que seguimos con vida- dijo Plo en forma de chiste.- bueno, yo le voy a dejar a mi Sandslash, acabo de atrapar un Abra re loco- dijo apoyando la pokeball de su pokemon suelo en la bandeja de traspaso.
-Yo también le voy a mandar mi Sandslash, porque atrapé un Marshtomp.
-Uau!- se sorprendió Zequeira.- Consiguieron pokemon bastante buenos chicos, felicitaciones. ¿por qué decis que el abra es “re loco”?.
-Por que me parece que usó puño hielo cuando lo vimos. No estoy seguro todavía.
-Bueno, chicos, ya recibí sus pokemon, que sigan bien el viaje.
-Espere profe- interrumpió Pablo.- Casi nos olvidamos de contarle lo que nos pasó en Urquiza.
Unos cuantos minutos estuvo el chico contandole a Zequeira acerca del percance que tuvieron en aquel pueblo. Al terminar el profesor manifestó que estaba contento de que no les hubiera pasado nada, y luego cortaron la comunicación. Acto seguido, las chicas llamaron a su profesora y Florencia dejó a su Ryhorn. Hablaron un rato y cortaron, para ir a buscar a sus pokemon y sentarse junto a los chicos, que se encontraban tomando una gaseosa en una de las mesas. Estuvieron hablando entre ellos un rato, y cuando se acabaron la gaseosa salieron a buscar el gimnasio.
No fue difícil que lo encontraran, debido a que estaba repleto de carteles de indicación, y de entrenadores corriendo para ganar los primeros lugares en el gimnasio. Finalmente llegaron, y pidieron turno. Sin embargo, los turnos para ese día ya estaban agotados, y tuvieron que pedir los turnos para el día siguiente. Luego de un pequeño sorteo, decidieron que primero pelearía Plo, seguido por Florencia, Mariana, Pablo y Gabriela al final. El último duelo sería alrededor de las cuatro de la tarde del día siguiente. Apenas terminaron de inscribirse, vieron salir volando, por lo que ahora era la puerta del gimnasio, a un Pikachu totalmente debilitado, y con quemaduras en todo su cuerpo.
-Que joya de gimnasio- dijo Pablo al ver el estado en que quedó el pokemon eléctrico.
-Sí, re bien parado- le contestó su amigo.
Acto seguido, dieron media vuelta y emprendieron camino hacia la entrada de la ciudad.
-¿Adónde van?- preguntó Florencia.
-A entrenar- respondió Pablo sin siquiera voltearse.
-¿Por qué están siempre entrenando ustedes?- dijo Gabriela un poco exaltada.
-Porque nos gusta moler a nuestros oponentes- dijo Plo.
-Bueno, nosotras vamos al centro pokemon a llamar a nuestras casas. Después capaz vayamos con ustedes- terminó Mariana, y las tres chicas salieron caminando para el lado contrario al que iban los chicos.
-¿Tendría que decirles que el centro pokemon queda para este lado?- le pregunto Pablo a su amigo en un tono totalmente audible por las chicas, quines sin duda lograron escucharlo, y para disimular Mariana contestó en el mismo tono que Pablo (o tal vez un poco más exagerado):
-Vayamos a dar una vuelta antes de ir al centro pokemon, chicas -Pablo y Plo estallaron en carcajadas un poco exageradas y siguieron su camino.
Una vez que llegaron a la entrada del pueblo sacaron a sus doce pokemon. Los chicos organizaron a sus pokemon explicándoles como sería esa primera parte del entrenamiento, la cual consistía tan solo en batallas. Charmeleon y Combuzken no necesitaron ninguna indicación para enfrentarse en cuestión de segundos. El resto de las batallas fueron las siguientes: Larvitar contra Trapinch, Dratini contra Onix, Sneasel contra Electrike, Horsea contra Marshtomp y Gastly contra el nuevo Abra. Las peleas fueron bastante interesantes, especialmente la de los dos pokemon de fuego, los cuales tenían colores todavía más cambiados, el lagarto de un tono más dorado, y el gallo más oscuro. Dicha pelea empezó a una gran velocidad, que no fue la misma con la que terminó. El Charmeleon de Plo comenzó con su ataque de pantalla de humo, impidiendo a su enemigo ver claramente. Así lo tuvo un rato mientras lo atacaba cruzándose y raspándolo con sus rasguños, hasta que su enemigo contestó a aquella agresión con un ataque de arena, la cual entró perfectamente a sus ojos, deteniendo su ataque, impidiéndole la visión y permitiéndole recibir varias patadas por parte de la gallina de fuego. Luego de un tiempo, Charmeleon logró sacarse la arena de los ojos, y la lucha se convirtió en ataques de fuego disparados a quemarropa.
Por otra parte, Larvitar agobiaba al Trapinch negro a base de lanza rocas, que acababa de aprender, aunque no podía hacerle mucho daño, mientras que el pokemon de gran quijada utilizaba su raramente aprendido excavar, haciéndole mucho más daño. También se encontraban Dratini y Onix, donde el dragón lanzaba ciclón tras ciclón, y la serpiente de roca contestaba con fuertes embestidas. La batalla entre Sneasel y Electrike era prácticamente una pelea de velocidad y agilidad. El pokemon eléctrico atacaba con rayos mientras corría, los cuales el pokemon siniestro esquivaba sin parar y contestaba con ataques rápidos los cuales también eran evadidos, pero apenas. Horsea y Marshtomp se enzarzaron en una batalla de chorros de agua, la cual fue luego rodeada por una densa capa de humo. Por unos cuantos minutos, el caballito de mar tenia mucha ventaja, hasta que de repente, el Marshtomp comenzó a multiplicarse, formando imágenes de si mismo, rodeando la capa de humo, haciendo que la gran mayoría de los chorros de agua de su enemigo fallaran.
Sin embargo, ninguna de las peleas nombradas pudieron terminar, debido a la intervención del Abra de Plo, el cual apareció en todas y cada uno de ellas, con su teletransportación, solo para hacer enfadar a su entrenador. Objetivo que cumplió fácilmente.
-¡Sneasel, agarralo y enseñale un poco de respeto!- ordenó el chico sumido en ira. Acto seguido, el pokemon siniestro corrió en busca del pequeño pokemon psíquico, el cual se teletransportó para evadirlo. La persecución empezó de inmediato, con el Sneasel corriendo a toda velocidad, sin poder alcanzar al psíquico, quien no paraba de usar su teletransportación. Finalmente, Sneasel acorraló al pequeño pokemon contra un árbol, o eso fue lo que creyó, porque luego de un veloz giro del Abra, y un extraño brillo rojizo, el pokemon de hielo, salió propulsado hacia atrás, casi un metro y medio. En su abdomen podía verse una terrible quemadura, la cual hacía sufrir al pobre pokemon. Sin embargo, éste se volvió a levantar, y completamente influenciado por su ira, ataco a su pobre rival con una finta, dejándolo tirado en el suelo, para luego masacrarlo con una gran cantidad de rasguños. Plo frenó a su pokemon cuando pudo ver un pequeño reflejo de sangre, aunque Sneasel no se frenó sino hasta algunos segundos después de la orden. Cuando lo hizo, sus garras estaban completamente bañadas en sangre, y el Abra, totalmente debilitado, y medio muerto en el piso. El chico se asustó un poco, pero le aplico rápidamente algunas pociones, y lo guardó en la pokeball.
-¡Espero que con eso aprenda!- dijo dirigiéndose a su amigo.
-Espero, porque la próxima vez lo mata Sneasel… -contestó Pablo.
Iban a continuar las batallas, hasta que Mariana apareció con un destello junto a su Kirlia cada vez más azul.
-¡Chicos! ¡Vengan rápido! ¡Gabriela está muy mal, le subió la presión, se desmayó y está en el hospital! –alertó la chica, que parecía tener pánico.

Continuará…
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Re: Una Aventura Argentina: co-produccion Konathos-Ploelf (el regreso:P)

Mensaje por Ivanobich »

Recuerdo todos estos capitulos, de hecho recuerdo haber leido hasta uno donde hay una competencia para ver quien podia derrotar a un flygon de alto lvl de un entrenador, que un rayo hielo lo congela pero se libera.... y creo que Plo (o fue pablo?) se siente orgulloso aunque lo vencieron.... estoy bien o me confundi de fic? XD
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Re: Una Aventura Argentina: co-produccion Konathos-Ploelf (el regreso:P)

Mensaje por Ploelf »

sí estas bien... ni me acuerdo q capítulo era =P... ahora lo busco.. pero igual no tengo ganas de saltearme capitulos... y me parece q voy a reescribir un poco algunas cosas de algunos (de los q van a venir, no de los q ya estan posteadso...)
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