Tres meses habían transcurrido desde los últimos acontecimientos, y las cosas finalmente habían regresado a su cauce. Las primeras aves comenzaban a cantar, aunque el sol aún no había salido.
Leer másHacía ya más de media hora que la última explosión había sacudido el suelo del laboratorio, y ahora todo estaba en la más absoluta de las calmas.
Leer másRáfagas de viento ásperas y calientes barrían el polvo, y sin embargo parecía como si este nunca fuera a desaparecer del lugar. Pero, ¿realmente estaba abandonado? No. Seis jóvenes, seis personas normales estaban ahí, enfrentándose solos a algo que los superaba como las olas de una tormenta a una pequeña balsa de madera.
Leer másHikari se apartó unos pasos de su bestia resplandeciente. Una serpiente hecha enteramente de luz, que no tardó en empezar a perder longitud y compactarse. Fue cambiando hasta que su silueta adquirió la forma característica del dragón más famoso; un enorme corpachón de más de dos metros de altura, mirada serena, y alas desproporcionadamente pequeñas.
Leer másUn burbujeo constante, interminable. ¿Hacía cuanto tiempo que estaba ahí? No estaba seguro, pero sí sabía que nunca había estado en un sitio diferente, y probablemente nunca lo estaría.
Leer másLa noche se cernía sobre ellos, devorándolos. Ni una estrella que sirviera de guía quedaba ya, mucho menos la luna, pero Moro no parecía necesitarlas; era como una flecha de plata rasgando la oscuridad absoluta que los asfixiaba, aun cuando el viento helado los azotaba con furia y hacía vibrar al Pokémon como si fuese una avioneta.
Dos días habían pasado ya desde el desenlace del titánico duelo final del torneo, y a Touji las cosas le parecían más divertidas que nunca. Por supuesto, todo cambiaba de color cuando eras el campeón de la liga, aparecías en televisión, todo el mundo quería tu autógrafo, y mejor aún, las chicas querían la firma en alguna parte… oculta.
Leer másLa respuesta pareció ser un contundente “si”, ya que Volco se adentró en el área de Hinari, dispuesto a asestarle tantos golpes como pudiese. Los segundos transcurrieron más lentos de lo normal para el público.
Leer másVacío. Las hojas secas eran barridas cruelmente por el viento otoñal. Todas las tiendas estaban cerradas, el silencio embargaba completamente el lugar. Aunque no faltaba mucho para el atardecer, aún estaba claro, pero no había un alma en las calles.
Leer másNo existía nada para los ojos de Shin tanto como los de Touji fuera del humeante campo de batalla. Ambos sabían bien que el resultado del encuentro se decidiría ahora.
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