Disclaimer lavamanos tipo Disney
Esta historia fue escrita desde el 2002 al 2004, por una piba y un pibe que, al comienzo de la historia, tenían 15 años, al igual que el protagonista.
Es probable que cada tanto encuentren chistes o comentarios homofóbicos, machistas, racistas y/o de mierda en general. Básicamente, éramos literalmente nenes y bastante boludes, como la gran mayoría de las personas lo es a esa edad. Esos comentarios NO reflejan la postura actual del staff de PA y francamente, son bastante vergonzosos. Pero decidimos dejar la historia exactamente tal cual fue escrita y no lavarnos las manos de nuestros errores.
Capítulo 9: El huevo se abre, combate a muerte contra los Beedrill
El lugar estaba completamente oscuro, la única luz visible provenía de la gran pantalla, donde el escaso resplandor iluminaba el contorno del rostro de un hombre. Una voz fría y tajante se dejó oír:
-Mmm… ya veo… -decía con tono pausado el hombre de la pantalla -Así que fueron dos entrenadores y un Clefable…
-S… sí, señor -dijo la voz temerosa de Nabiki.
-Escúchenme bien -dijo en voz alta y sin perder la calma -les he perdonado esta falla solo porque son mis mejores agentes, pero es la última vez que envío a mi hombre de confianza para que los libere, ¿está claro?
-¡Si señor! -dijeron Nabiki y Tatewaki al mismo tiempo.
-Nosotros estamos muy agradecidos con usted y con su mano derecha, realmente es muy eficiente -dijo Tatewaki, tratando de complacer a su jefe con palabras empalagosas.
-Por supuesto que lo es, pero no sé por qué tuvo que incendiar todo Cherrygrove, ese muchacho tiene que aprender a ser más discreto… -el líder soltó una risa perversa, Nabiki y Tatewaki lo acompañaron.
-Y díganme… ¿Cómo va el negocio de los Apricorn? -preguntó el hombre.
-¡Excelente! -se apresuró a decir Nabiki, aliviada de darle una buena noticia.
-Así es, los entrenadores pagan mucho dinero por ellos, para tener sus preciadas Pokebolas especiales -confirmó Tatewaki.
-Así me gusta -dijo el líder, complacido -¿Siguieron teniendo problemas con Kurt?
-No, ya nos encargamos de él, no creo que vuelva a molestarnos por un buen tiempo.
-Bien, pero asegúrense de no matarlo, sin él, el negocio se iría a pique.
Ambos Rockets asintieron con la cabeza.
-A… a propósito señor -musitó Nabiki -¿Qué hacemos con esos dos entrenadores?
-Hum… esos entrenadores, no solo arruinaron el robo al centro Pokémon de Cherrygrove, sino que también los derrotaron y los enviaron a prisión… deshonroso, sin duda, dos expertos en combate derrotados por un par de adolescentes…
-¡Pero señor, con estos Pokémon, no podíamos… -alegó Nabiki en voz alta, pero fue silenciada por una terminante mirada de su líder.
-El punto es -continuó el hombre, como si no hubiera habido interrupción -No podemos dejarlos sin castigo -dijo con toda la calma del mundo, como si decidiera sobre la vida de los entrenadores de la misma forma que decide que traje ponerse cada mañana -Encuéntrenlos y mátenlos.
-Así se hará. -respondieron los dos Rocket con firmeza, dando media vuelta y saliendo de la habitación.
Mientras tanto, Touji y Rika llegaban a pueblo Azalea, montados en Bronto, el Meganium de ella. Tenían un aspecto horrible; el rostro manchado, el pelo lleno de polvo, la ropa sucia y hecha jirones, además de la cara y los brazos llenos de raspones y pequeñas heridas. A Rika (que dormía sobre Bronto) recientemente le había dejado de sangrar el tobillo.
-Rika, despertate, ya llegamos -dijo Touji en voz baja.
-¿Eh? ¿Llegamos a Azalea?
-Sí, mirá.
Los chicos contemplaron las escasas luces del pueblo durmiente con una gran sonrisa; nunca habían estado tan felices por llegar a un lugar.
-Bronto, al centro Pokémon -ordenó Rika.
El Pokémon asintió y giró hacia el centro. Cuando llegaron, lo primero que hicieron fue entregarle a la enfermera sus maltrechas criaturas, y sin siquiera comer algo, se fueron a dormir.
A la mañana siguiente, mientras la enfermera Joy vendaba el tobillo de Rika (a la chica no le pareció tan grave como para ir a la clínica del pueblo) le contaron todo lo sucedido en la Cueva Unión.
-Tuvieron mucha suerte -decía Joy mientras ajustaba el vendaje -nadie se atreve a cruzar la cueva en esta época del año.
-¿Por qué no? -pregunto Touji mientas se ponía una bandita en un raspón de la cara.
-Porque es la época de apareamiento de los Onix, por eso actúan tan agresivos -explicó Joy -Listo, ya terminé -le dijo a Rika -pero trata de no correr por un tiempo, ¿sí?
-Claro, muchas gracias -Rika tanteó la fuerza de su pie apoyándose en él -Supongo que por eso no había ningún otro entrenador en la Cueva…
-No puedo creer que el boludo del Profesor Elm no nos haya avisado de esto -dijo Touji irritado.
-Tal vez lo hubiera hecho, si alguien no le hubiera colgado el teléfono para no gastar -le dijo Rika con una sonrisa inquisitiva.
-Como sea, no sé vos, pero yo necesito ropa nueva.
-Sí, y no estamos precisamente nadando en la abundancia…
-Ya sé, le voy a decir al Profesor Elm que me mande ropa de mi casa con los Pidgey.
Touji tuvo una corta charla con Elm, le envió su nuevo Onix, y le hizo su encargo.
-Listo, dijo que van a tardar unas dos horas en llegar.
-Mmm… yo voy a llamar a mi casa para que me manden dinero, el resto de mi ropa también está en mal estado, no es mala idea ir de compras.
Luego de que Rika recibió el dinero, se sentaron a desayunar mientras esperaban a Monte y a Video (los Pidgey de Touji).
Rika liberó a su Eevee de su Pokebola, la peluda criatura saltó sobre su hombro, y Touji soltó a Kosuke, que se dispuso a arrebatarle una tostada a su dueño.
-Y decime, ¿hay algún Gym Leader en este pueblo? -preguntó Touji al mismo tiempo que le pegaba un puñetazo en la cabeza a Kosuke y recuperaba su tostada.
-Según mi guía, el Gym Leader de este lugar es Bugsy, no sé mucho de él, pero sé que prefiere a los Pokémon insecto.
-Eso será fácil para Hoho y Kosuke -dijo Touji confiado -tienen ventaja de tipo.
-No te confíes, hay rumores de que Bugsy tiene un Pokémon increíblemente fuerte -le aconsejó Rika.
En ese momento Touji recordó las palabras de Falkner;
«Entrena duro, los otros Gym Leader no te la van a poner tan fácil»
-Mmm… Ahora que me acuerdo, el otro día Kosuke aprendió un ataque nuevo, como se llamaba… algo de roca era… Voy a ver en el Pokédex.
Touji agarró su mochila, pero cuando la abrió para sacar el Pokédex vio algo que brillaba en su interior.
-¿Qué… es eso?
-Dejame ver -dijo Rika tomando la mochila.
Sacó algo de su interior, algo brillante, era ovalado, era el huevo.
-Uf, por fin va a nacer esa cosa -dijo Touji, cuya especialidad no era esperar.
-Tomá -dijo entregándole el huevo -vos debes ser quien lo sostenga.
Los dos chicos miraban con los ojos abiertos de par en par como el huevo empezaba a abrirse, luego de unos minutos (que parecieron eternos) el cascarón terminó de romperse.
Una pequeña criatura amarilla abrió por primera vez sus brillantes ojos negros, y lo primero que apareció en su campo visual fue la perpleja cara de Touji.
-¡Pichu! -gritó el Pokémon, y saltó con alegría hacia su nuevo entrenador-madre, frotando su carita peluda contra la del muchacho.
-¿Qué…? ¡¿Qué carajo es esto?! -preguntó Touji mientras se quitaba al ratón de encima.
-Es un Pichu -dijo Rika- ¿No es la cosa más linda que habías visto?
-Bueno… la verdad es bastante lindo -admitió Touji acariciándole la cabeza a su Pokémon, no iba a contradecir a Rika de ninguna manera.
El Pichu sonrió complacido.
-Veamos que dice el Pokédex de él -Touji le apuntó con el aparato.
«Pichu, Pokémon ratoncito. A pesar de ser el más pequeño de los Pokémon eléctricos, puede generar suficiente electricidad como para derribar un hombre adulto, pero no controla bien sus poderes, las descargas accidentales son comunes en él».
-Ya veo… así que un tipo eléctrico… -dijo Touji.
Charly se acercó a Pichu y comenzó a olerlo, pronto los dos hicieron buenas migas.
-Ey Kosuke, vení a conocer a tu nuevo colega -lo llamó Touji.
-¡Tar, tar! -Kosuke se acercó a Pichu con un gesto amigable, pero el pequeño se asustó y se escondió detrás de Touji.
-Vamos, no te asustes, Kosuke será tu nuevo compañero de equipo, así que mejor llévense bien.
Pichu se acercó tímidamente a Kosuke y después de olerlo, ambos se saludaron.
-Así está mejor, ahora, ¿cómo puede ser tu nombre…? ¡ya se! ¡Rayo!
-Touji, qué poco original -acotó Rika -por qué no mejor… ¿Denkeshi?
-¡Ey, ese me gusta! muy bien, desde ahora te vas a llamar Denkeshi.
-¡Pichu!
La enfermera Joy se les acercó:
-Chicos, llegaron dos Pidgey cargando un paquete, ¿Son de alguno de ustedes?
-¡Son míos! -se apresuró a decir Touji.
Los pequeños Pokémon voladores se posaron uno en cada hombro de Touji, dejando caer sobre sus manos el paquete que contenía ropa y algo de dinero en un sobre.
-Buen trabajo -les dijo Touji -llegaron rápido.
-Esos Pidgey fueron muy oportunos -dijo Rika.
-¿Por qué?
-Te van a ser útiles, acordate que tenés que entrenar a tu Pichu, si es que pretendes quedártelo para tu equipo, tiene mucha diferencia de nivel con tus otros Pokémon.
-Es verdad…
-Además, todavía no sabe controlar sus poderes, necesita práctica.
-Bien, voy a entrenar ahora -dijo Touji poniéndose de pie.
-Bueno, mientras vos entrenás, Charly y yo vamos a ir a comprar ropa y después a retar a Bugsy, ¿si?
-Claro, después me contás como te fue.
-¡Nos vemos! -saludó Rika mientras salía del centro Pokémon.
Touji también se fue, compró algunas pociones en el mercado y se dirigió a una zona despoblada para entrenar.
-¡Monte, Video, Denkeshi, salgan todos!
Los tres monstruos atendieron órdenes:
-Muy bien, esto es lo que vamos a hacer: Monte, vos parate ahí, bien, no te muevas por ningún motivo, ahora Denkeshi, quiero que lo ataques, seguí usando tu impactrueno hasta que des en el blanco, ¿los dos entendieron?
-¡Pirgey!
-¡Pichu! -asintieron los Pokémon.
-Empecemos, ¡Denkeshi, impactrueno!
-¡Pichuuu! -gritó al tiempo que lanzaba una descarga que impactó en el suelo, a casi un metro de Monte.
-Vamos, ¡podés hacerlo mejor! ¡Con esa puntería nunca vas a ganar una pelea!
Denkeshi siguió atacando, hasta que finalmente le dio a su objetivo, al que Touji tuvo que curar con una poción.
-¡Muy bien, ahora al vuelo!
Monte empezó a volar a una gran velocidad de un lado al otro, Denkeshi disparó sus ataques, pero Monte los esquivaba sin mucha dificultad con graciosas volteretas, aunque con el correr de los minutos se le hacía más y más difícil. Finalmente, el Pichu logró atinarle, haciendo caer al Pidgey al suelo.
Luego de un descanso de unos veinte minutos, reanudaron el entrenamiento.
Con el paso del tiempo, Denkeshi se volvía cada vez más habilidoso, y derribaba a Monte en todos los intentos, por lo que Video tuvo que reemplazarlo.
Pasaban las horas y el ratón eléctrico ya tenía un perfecto control de sus poderes. Cuando terminó esa fase del entrenamiento, Touji ordenó a los Pidgey que atacaran juntos a Denkeshi.
Las aves se lanzaban en vertiginosas picadas contra él, y aunque recibió muchos golpes, después de un tiempo aprendió a esquivarlos y contraatacar con una poderosa descarga.
-Bueno, terminamos, ¡regresen! -dijo mientras guardaba a todos sus Pokémon.
Touji se volteó al oír un leve aplauso, y vio tras él a un hombre de escasa estatura, apoyado en un bastón de madera.
-¡Excelente! -dijo el hombre -muchacho, sos el tipo de entrenador que estoy buscando.
-¿Ah, sí? ¿Para qué? -preguntó Touji desconfiado, mientras se secaba el sudor de la cara con el dorso del brazo.
-Mejor hablamos en mi casa, ¿te parece?
-Está bien…
Ya en la casa del hombre, y mientras se bebía una limonada, Touji le preguntó:
-¿Y bien?
-Mira, mi nombre es Kurt, de seguro has oído de mí.
-Mmm… no.
-¡Ehem! Bah, no importa, soy un famoso diseñador de Pokebolas, Pokebolas especiales que solo yo puedo hacer, pero para poder hacerlas necesito Apricorns; frutas que crecen en los árboles de la colina que está detrás de mi casa.
-¿Y eso qué tiene que ver conmigo? Al grano viejo, tengo cosas que hacer.
-¡No terminé! Como te decía, los entrenadores me traen los Apricorn y yo, por… ehem, una pequeña suma de dinero, les fabrico Pokebolas especiales a medida, pero desde hace unas semanas los entrenadores han dejado de venir, así que fui a la colina para ver que ocurría.
-¿Y…?
-¡Volcano! ¡Volco! ¡Vengan acá! -llamó Kurt.
Un enorme Magmar y un Magby de evasiva mirada acudieron al llamado.
-Ellos son un Magmar y un Magby, son mis ayudantes.
Touji notó que el Magmar estaba vendado en la mitad superior del cuerpo y un brazo, y tenía un ligero cojeo.
-¿Qué le pasó? -preguntó.
-Eso iba a decirte, bueno, fui con Volcano a la colina, ya que a menudo hay Pokémon insecto que estorban mi trabajo. El motivo por el que los entrenadores no me traían Apricorns, era porque un inmenso enjambre de Beedrills muy fuertes se había apoderado de la zona, envié a Volcano contra ellos, y aunque derrotó a una gran cantidad, eran demasiados, y lo atacaron hasta dejarlo gravemente herido. Por suerte pude salvar mi vida y la de Volcano, pero esos Beedrills están arruinando mi negocio, y necesito un entrenador fuerte que los saque de mi camino, un entrenador como vos, esteee… ¿Touji era?
-Ni lo piense -dijo secamente -de ninguna manera voy a arriesgar mi cuello para que usted se llene de billetes, así que, chau -Touji se había puesto de pie, pero entonces escuchó las palabras mágicas, y no eran precisamente «por favor»:
-Te pagaré.
Touji se volvió a sentar.
Ya estaban en el jardín trasero de la casa de Kurt, y este le estaba explicando a Touji que tenía que hacer.
-Bien ¿Entendiste todo?
-Si… creo.
-Cuento con vos.
-No hay problema viejo, nos vemos.
-¡Espera!
-¿Qué pasa?
-Llevate a Volco, un Pokémon de fuego como él te puede ser útil.
-¡Gracias!
-¡¿Qué gracias!? ¡Cuando terminas me lo devolvés!
Touji caminó un rato junto a Volco, ambos silenciosos. El Magby no se veía muy feliz de estar ahí. Al poco tiempo encontró el pequeño bosque de Apricorns.
-Bueno, no hay moros en la costa -dijo el muchacho mirando a su alrededor.
No terminó de decir eso, cuando tres Beedrills salieron de entre los árboles.
-¿Qué? ¿Son solamente tres? ¿Este es el «inmenso enjambre» del que me habló el viejo? No hay problema, ¡Kosuke vamos!
El Larvitar de Touji salió de su Pokebola y le lanzó una mirada congelada a los Beedrills (no mantenía buenos recuerdos de éste Pokémon).
-¡Ah! ¡Ya me acordé!
Uno de los Beedrills se arrojó contra Kosuke, haciéndolo retroceder, pero el daño fue mínimo.
-¡Ahora Kosuke! ¡¡Avalancha!!
Un grupo de grandes rocas surgieron del suelo delante de Kosuke, y rodaron en el aire hacia los tres Pokémon, dándoles un golpe brutal.
-Ya veo, Rika tenía razón, los ataques de roca son efectivos contra los Pokémon insecto.
Los tres Beedrills yacían en el suelo, uno de ellos con las alas resquebrajadas. Touji arrojó tres Pokebolas y capturó a los Beedrills sin problema, los insectos fueron transportados hasta el laboratorio del Profesor Elm.
-Bueno, no fue tan difícil, bien hecho Kosuke.
-T… ta… taaaar -balbuceó el Larvitar mientras señalaba con su brazo tembloroso en dirección a los árboles.
-¿Qué pas… -Touji se quedó helado -Ay carajo… estamos muy, muy jodidos.
Pokémon y entrenador miraban incrédulos como veinte, no, treinta Beedrills zumbaban furiosos frente a ellos.
Unas risas burlonas llegaron hasta sus oídos.
-¡Vaya, vaya! -dijo una voz femenina -Pero miren a quien tenemos acá, es el pendejo entrenador debilucho y su bicho de roca.
-Es una suerte que te hayas aparecido hoy en este lugar -dijo un joven.
-Sí, nos ahorras el trabajo de ir a buscarte.
-¡¿Ustedes otra vez?! -gritó Touji.
Nabiki y Tatewaki saltaron desde las ramas de los árboles hasta el suelo con majestuosidad.
-¡Bastantes quilombos tengo y encima aparecen ustedes! ¡Pero no me olvidé de lo que hicieron en Cherrygrove! ¡¡Me las van a pagar ahora!! -gritó enfurecido.
-Valientes palabras, si, si -dijo Nabiki con aire de falsa solemnidad -es una pena que esa boca tan grande no pueda ayudarte en este problema.
-Y decime… ¿Dónde está tu amiguita? -preguntó Tatewaki, pasando completamente de la amenaza del entrenador.
-¡¡Eso no les importa!!
Touji analizó la situación, treinta Beedrills furiosos, el equipo Rocket, y para colmo Rika no estaba, «las posibilidades de que salga vivo de acá son remotas» -pensó con crudo realismo.
-Un momento, ¿Por qué los Beedrills no los atacan a ustedes?
-¡Idiota! -soltó Nabiki -¡estos Beedrills SON nuestros!
-Ahora entiendo, ¡usan a los Beedrills para quedarse con el negocio de los Apricorns!
-No está mal para ser un mocoso estúpido -dijo Nabiki con desprecio.
-¡¡Beedrills ataquen!! -gritaron los dos Rocket a la vez.
Touji arrojó rápidamente sus cinco Pokebolas al aire (Kosuke ya estaba afuera) y de ellas salieron Hoho, Dandy, Denkeshi, Monte, y Video.
-¡Escuchen todos! -gritó Touji -nunca los necesite tanto como ahora, así que, ¡den todo lo que tienen!
Todas las pequeñas bestias se lanzaron contra los Beedrills, a excepción de Denkeshi, quien se escondió tras las piernas de Touji, asustado.
-Vamos Denkeshi, nuestras vidas dependen de esta pelea, ¡yo sé que podés!
Animado ante estas palabras, Denkeshi se sumó a la lucha.
La batalla era un verdadero caos, por un lado Kosuke, que era el que tenía la mejor defensa, lanzaba chillidos a diestra y siniestra, lo que facilitaba la tarea a sus compañeros, que solo tenían que rematar a los aturdidos insectos con un potente chorro de agua, impactrueno, embestida, ascuas (en el caso de Volco), y ataques rápidos.
Inesperadamente la pelea giraba a favor de Touji, con más y más Beedrills en el suelo, los ágiles Pidgey esquivaban eficientemente los ataques de los Beedrills, pero no igualaban su poder y luego de un tiempo cayeron al suelo, derrotados. Touji los guardó rápidamente para evitar que sean devorados por las abejas.
Por su parte Dandy derribaba fácilmente a los Beedrills con sucesivos chorros de agua y no parecía ni siquiera agitado.
Hoho, quien tenía mucha más experiencia que los Pidgey, los derrotaba con tacleos y picotazos, y cuando podía, dormía a alguno con hipnosis.
El pequeño Denkeshi se esforzaba en esquivar los ataques y derribaba a cuantos podía con impactruenos.
Volco no parecía tenerla muy difícil, y atacaba fiera y eficazmente con ascuas y puños fuego. Todo rastro de enojo o disconformidad desaparecieron de su expresión, ahora parecía estar pasándola de maravilla. Touji estaba maravillado con la fogosidad de este Pokémon, parecía haber nacido para el combate.
-¡Mierda! ¡Nuestros Beedrills están cayendo! -gritó Nabiki.
-No te precipites, sus Pokémon pronto llegarán al límite -dijo Tatewaki con calma.
Y tenía razón, pasados los primeros minutos, los monstruos de Touji estaban cada vez más agotados y débiles por los golpes, y todavía quedaban más de diez Beedrills de pie (o mejor dicho, volando).
-¡Vamos, no se rindan ahora! -suplicó Touji, sabiendo que si lo hacían sería el fin.
Uno de los insectos embistió a Touji, que cayó al suelo, sujetándose el estómago.
-¡Beedrill, perforale el cuello a ese pendejo! -ordenó Nabiki.
El Beedrill volvió al ataque, se dirigía en picada hacia Touji con su aguijón derecho extendido como una lanza.
-¡¡Mierda!! -Touji se cubrió la cara con los brazos.
Escuchó un sonido, como de una bolsa de carbón chocando contra el suelo. El chico se atrevió a mirar hacia atrás, y vio a Volco jadeando, que se sostenía de pie con dificultad y miraba desafiante al Beedrill que yacía carbonizado a centímetros del entrenador. Touji no podía creerlo, un Pokémon que ni siquiera era suyo lo había salvado.
Cuando se levantó, recuperando el aliento, lo que vio le quitó hasta la última gota de esperanza, sus Pokémon, los que habían luchado fervientemente por él, se encontraban en el suelo, inertes, entre decenas de Beedrills derrotados. Incluso Volco había caído al suelo después de ese último esfuerzo. Touji contó siete Beedrills que aún seguían en la lucha.
-«Se acabó, este es el final… pero al menos no moriré sin pelear» -pensó mientras trataba de reprimir unas lágrimas de impotencia.
-¡Jajajaja! -rio Nabiki con malicia -todos… ¡¡MÁTENLO!!
En el momento en que los Beedrills se lanzaron contra él, con un ensordecedor zumbido, un sonido muy particular llegó a oídos de Touji:
-¡¡Ouuiiiiiiiii!!
Era Charly, corría a una velocidad endiablada hacia donde estaban los Beedrills. Touji observó boquiabierto, como la pequeña y peluda criatura esquivaba con una rapidez increíble los constantes ataques de los insectos, y los derribaba a todos y cada uno con una facilidad pasmosa. A los ojos del muchacho, Charly solo era una mancha parda que tumbaba Beedrills a su paso.
¿Esa bola de pelo era tan increíble? ¿Desde cuándo?
Una vez que todas las abejas estaban derrotadas, Rika llegó corriendo.
-¡¡Touji!! ¿Estás bien? ¡Estás muy pálido!
Touji sintió el repentino impulso de abrazarla, pero se contuvo, nunca se había alegrado tanto de ver a una persona.
-¡¡Es esa pendeja de mierda otra vez!! -gritó Nabiki irritada, mientras Tatewaki solo la veía desde sus ojos llenos de tranquilidad.
-Hola, me da gusto verlos -les dijo ella sonriente.
-Llegaste en el momento justo, mocosa, ahora van a poder morir juntitos, ¿no es lindo? -dijo Nabiki con voz melosa.
Y cuando estaban a punto de arrojar sus Pokebolas, las palabras de Rika hicieron que se detuvieran en seco:
-A Lunita también les va a dar gusto verlos ¿Quieren saludarla? -les dijo con una sonrisa libre de malicia, y sin embargo, indicaba que no estaba jugando.
Las caras de ira de los Rocket indicaban que todavía se acordaban muy bien de lo sucedido en el centro Pokémon de Cherrygrove.
Hubo un silencio cargado de tensión, Touji trataba de descubrir las intenciones de sus enemigos por sus rostros, pero estos eran inescrutables.
Tras unos segundos, los Rockets ablandaron sus gestos, y guardaron sus Pokebolas.
-Esta vez se salvaron -dijo Tatewaki.
-¡Pero recuerden que no hay salvación total al poder del Equipo Rocket! -gritó la pareja al unísono, para luego desaparecer tras los árboles.
Touji sintió aflojarse sus piernas, pero se mantuvo de pie.
-Bueno… -dijo Rika con un suspiro -Kurt me dijo que estabas acá, que bueno que llegué a tiempo.
-Gra… gracias… me salvaste.
-Vamos, no me lo agradezcas.
Touji guardó a todos sus heridos Pokémon en sus Pokebolas. Luego tomó al inconsciente Volco en sus brazos, su cuerpo estaba frío, y su piel que generalmente era roja y brillante ahora estaba opaca y sucia.
-Touji, volvamos a la casa de Kurt.
-Sí, los Pokémon necesitan atención médica.
Y así después de superar otro terrible desafío, Touji y Rika regresan a la casa de Kurt, la lucha por la medalla Hive está a solo un día…
La gente anda diciendo...