Made in PAPokémon: El Mundo con Otros Ojos

Pokémon el Mundo Con Otros Ojos – Capítulo 59: Sombra de la muerte! El demonio psíquico ataca

Disclaimer lavamanos tipo Disney

Esta historia fue escrita desde el 2002 al 2004, por una piba y un pibe que, al comienzo de la historia, tenían 15 años, al igual que el protagonista.
Es probable que cada tanto encuentren chistes o comentarios homofóbicos, machistas, racistas y/o de mierda en general. Básicamente, éramos literalmente nenes y bastante boludes, como la gran mayoría de las personas lo es a esa edad. Esos comentarios NO reflejan la postura actual del staff de PA y francamente, son bastante vergonzosos. Pero decidimos dejar la historia exactamente tal cual fue escrita y no lavarnos las manos de nuestros errores.

Capítulo 59: Sombra de la muerte! El demonio psíquico ataca

Un burbujeo constante, interminable.
¿Hacía cuanto tiempo que estaba ahí? No estaba seguro, pero sí sabía que nunca había estado en un sitio diferente, y probablemente nunca lo estaría.
De vez en cuando oía voces, murmullos lejanos y borrosos, difícilmente entendibles. Pero un día escuchó algo, algo perfectamente claro; 

“Córtale el suministro de oxígeno, este también es defectuoso”.

Quiso hablar, lo intentó con todas sus fuerzas, pero no le salió la voz. Su mente gritaba, pero nadie lo oía: “No, no hagan eso, por favor”.

Tardaron un poco en llegar, pero pronto los vio, tan claros como si los tuviera frente a sus ojos. No sabía exactamente qué eran, pero en su desesperación, de inmediato se sintió hermanado con ellos. No tenían una forma física muy clara, parecían estar formados de luces… 

”No te rindas” Escuchó de su parte, para después sumirse en la oscuridad total.

 

Cindy intentó gritar en vano, pero entonces la presión desapareció y cayó al suelo. La altura no era mucha y afortunadamente logró aterrizar sobre sus cuatro patas, pero estas no consiguieron sostenerla, y el Pokémon de fuego se desplomó, jadeando y con su flama apagada y humeante.

Aerodactyl acaba de disparar su hiper rayo sobre la criatura misteriosa, y Gyarados lo acompañó con una hidro bomba. Ambos ataques fueron desviados por la aparentemente omnipotente protección de la bestia psíquica, pero aun así, esta dejó de ejercer sus terribles poderes sobre la Typhlosion.

-¡Aguantá Cindy! –gritó Harry mientras corría a socorrerla -¡Kenji, Kyo, sigan atacando!

-La… la soltó –dijo Touji confundido -¿Por qué lo hizo?

-Preocupate por eso más tarde –dijo Reiko, cuyo rostro estaba enrojecido a causa del calor, mientras ordenaba a su Zangoose emplear su garra brutal y a Seviper perforar la defensa enemiga con su cola venenosa. Su concentración en la lucha era total. 

Los Pokémon seguían atacando, y los ataques seguían rebotando inútilmente, pero el monstruo desconocido ya no contraatacaba, solo se hallaba inmóvil dentro de su impenetrable burbuja, parecía estar en trance o algo similar.

-Es nuestra oportunidad –dijo Rika rápidamente –no se está resistiendo, tenemos que atacar con todo lo que tenemos ahora.

-Bien, ¡Ya escucharon! –gritó Touji a sus Pokémon.

Reiko y Harry asintieron con la cabeza, indicando a sus monstruos que hicieran lo que los demás, y este último reanimando a Cindy.

Y así todas las bestias se prepararon y comenzaron una ofensiva medianamente organizada, golpeando con sus mejores ataques el escudo. El cielo se iluminó con decenas de luces multicolores que habrían dejado en la vergüenza a los mejores fuegos artificiales, y el sonido de las explosiones era comparable al de una guerra en pleno apogeo.

El Pokémon psíquico seguía inmóvil, con la cabeza gacha y los raquíticos brazos colgando inertes a los lados del cuerpo. Ante los cada vez más insistentes golpes que recibía, su escudo desaparecía por brevísimos periodos de tiempo, pero enseguida reaparecía, soltando chispas negras, lo que los entrenadores tomaron como una señal de lo más positiva.

Esforzándose con toda su alma, los Pokémon aumentaron el poder al máximo. Se detuvieron todos un instante, agitados y tratando de ver por sobre el polvo. Y luego, sintiendo que era el momento justo, todos atacaron al unísono, con un rugido memorable. Hiper rayos, llamaradas, rayos de hielo, hidro bombas, truenos, y toda clase de ataques físicos azotaron con furia en un punto fijo de la burbuja violácea. Mantener un ataque de tal proporción estaba mermando rápidamente la energía de las bestias, pero siguieron adelante, algunas teniendo que arrodillarse, otras que sujetarse de algo para no perder el equilibrio, pero continuaron, demostrando una vez más su inquebrantable espíritu.

Presintiendo lo que estaba a punto de ocurrir, los cuatro entrenadores se protegieron tras su muralla de Pokémon.

Kosuke empequeñeció sus ya diminutos ojos, y alimentó su hiper rayo con una nueva onda de poder, que lo hizo aumentar el doble de su grosor.

Aquel era el límite. El monstruo psíquico alzó súbitamente la cabeza, como si acabara de despertar de un sueño, pero no tuvo tiempo de quejarse; la burbuja energética explotó con tal estruendo que el pueblo entero vibró, y hasta en el laboratorio trozos del techo se desprendieron. La criatura salió disparada hacia atrás, veloz como una sombra, y dio contra un árbol, partiéndolo al medio. Esto no lo detuvo, y terminó estrellándose contra una pared, derribándola y quedando sepultado bajo los escombros.

-Feliz aterrizaje, hijo de puta –dijo Touji mientras una vil sonrisa se dibujaba en su cara.

-¿Lo… logramos? –balbuceó Harry con incredulidad.

-Así parece… -dijo Rika sin mucha convicción.

-Mierda, pensé que esa cosa nos iba a matar a todos –dijo Touji aliviado, y se secó la frente sudorosa. Muchos de los agotadísimos Pokémon se dejaron caer al suelo, recuperando el aliento.

-La pregunta es: ¿Qué era esa cosa? –dijo Reiko.

-Bueno… se parece mucho a Mewtwo… -dijo Rika en voz baja.

-¿Mewtwo? –preguntaron los demás a coro.

-Según tengo entendido se trataba de un Pokémon creado artificialmente en un laboratorio, un clon de un Pokémon legendario, Mew.

-Entonces, ¿esta cosa es…?

Rika negó con la cabeza.

-Mewtwo era muy problemático, pero hasta donde sé ahora está desaparecido y viviendo en paz. Además, si bien es parecido, también es diferente a él… este Pokémon… tiene un desprecio total por la vida…

-¿Estará muerto? –preguntó Harry mirando con sospecha el montículo de escombros en la lejanía.

-No lo creo… ¿pero qué vamos a hacer con él?

-¿Y si lo atrapo? –Sugirió Touji con una sonrisita -¿Qué? –agregó al ver la miradas de reproche que lo taladraban.

-Olvidalo, hay que dejar que el profesor Elm o la Elite Four se encarguen de esto –dijo Reiko cruzándose de brazos.

-Voy a avisar a tu viejo y a los demás en el laboratorio –dijo Harry, echando a correr en esa dirección, aun cuando tenía que pasar por al lado del caído monstruo misterioso.

Rika se dirigió hacia donde antes estaba la pared energética que les impedía salir del pueblo. Al principio dudó, pero después extendió la mano para atravesarla. En el instante en que la punta de sus dedos “tocaron” el área, una descarga terrible la envolvió, con sus diminutos rayos negripúrpuras rodeándola.

-¡¡Rika!! –Exclamó Touji -¿Estás…

-Estoy bien -dijo ella poniéndose de pie trabajosamente.

-Mierda, si derrotamos a esa cosa, ¿Por qué la pared no desaparece?

Fue entonces cuando los tres cayeron en la cuenta:

-¡¡Harry!!

Al oír que gritaban su nombre, el chico se volvió hacia sus amigos, que se veían pequeños a la distancia. Al no notar nada se encogió de hombros y siguió avanzando, pero entonces oyó un temblor, proveniente de la pared derribada, que estaba a tan solo unos diez metros de él. Se quedó helado del terror, lejos de sus Pokémon y sus compañeros. Cientos de escombros salieron volando en todas las direcciones con un estallido eléctrico, y el monstruo levitó lentamente, con los ojos como dos luces escarlatas, y rodeado de un aura violeta que ardía con furia.

Ustedes son interesantes –escuchó Harry resonando en su mente, mientras trataba por todos los medios de apartar la mirada de los ojos ahora blancos y vacíos de la criatura, pero estos ofrecían una atracción difícil de resistir.

Un dedo extraño y huesudo lo señaló, y entonces sintió que algo le estrujaba el corazón, y se sintió levitar en el aire, pero el dolor era demasiado grande, era el dolor más intenso que había sentido alguna vez.

-Esta vez no hay escape posible.

Si bien no podía distinguir perfectamente qué ocurría, Touji supo de inmediato que Harry estaba en mortal peligro. Quiso montar en Moro e ir en su ayuda, pero el ave estaba sumamente dañada y jadeaba en el suelo.

Reiko dio un corto pero potente silbido, y en medio segundo Mirage se detenía de golpe frente a ella, levantando una pequeña polvareda. La pelirroja subió de un salto con pasmosa facilidad.

-Iré por él –dijo de inmediato -¡vengan conmigo! –les gritó a sus Pokémon y a los de Harry que aún podían pelear.

-¡¡Reiko, espera!!

-¡¡Heaa!! –gritó la chica aferrando con una mano la crin de fuego de su corcel, que salió al galope a velocidad de vértigo, dejando una estela de ascuas a su paso.

Sobre las cabezas de Reiko y su Rapidash volaba Aerodactyl, al parecer igualando sin problemas la velocidad del caballo. Más atrás lo seguía Scizor, y en tierra Zangoose y Typhlosion iban al frente del grupo de Pokémon terrestres, esta última jadeando notoriamente, pero empujada por la desesperación de salvar a su amo.

Harry ya no veía ni escuchaba casi nada. Estaba a punto de perder el sentido, pero entonces escuchó una voz lejana, pero cercana al mismo tiempo;

-¡¡Al ataque!!

Varios hiper rayos y lanzallamas se dirigieron hacia el Pokémon psíquico, quien a pesar de ya no tener su escudo, consiguió desviarlos con una mano, mientras que con la otra dejó de señalar a Harry y apuntó hacia Reiko, desatando un vendaval que arrasó completamente tanto con la entrenadora y su montura, como con todos los Pokémon que la secundaban. Era impresionante ver a una bestia de la envergadura de un Gyarados despegarse de la tierra y salir disparada hacia atrás. Kitsune y Cindy rodaron por el suelo polvoriento, junto a Electabuzz, Golduck, y Stantler.
Reiko cayó de su corcel y golpeó duramente el suelo, sintiendo un punzante dolor en el hombro sobre el que aterrizó. 

Harry, libre del control de la bestia, yacía inmóvil en el suelo.

-M-maldición… -Reiko intentó ponerse de pie, pero el dolor del hombro llegó a su cerebro de inmediato, castigándola sin piedad. Con la otra mano tomó su espada de madera y usándola como bastón, consiguió incorporarse. Buscó a Harry con la mirada, pero en su lugar solo pudo ver a esa terrorífica criatura mirándola con sus ojos opacos y carentes de vida, a tan solo un par de metros de ella. Ni siquiera había sentido su presencia. 

-Son realmente extraños, no puedo entenderlos.

-¿Que no podés entendernos? –preguntó Reiko confundida.

-No tiene importancia, te arrepentirás por haber interferido.

Reiko frunció el entrecejo, la perspectiva de morir no se le hacía nada agradable, pero si iba a hacerlo, no sería escondiéndose ni huyendo, eso era seguro.

El monstruo comenzó a extender la mano, pero entonces Reiko escuchó un sonido a sus espaldas; Mirage caminaba despacio hacia ahí, cojeando lastimeramente, un largísimo corte vertical zanjaba su pata trasera derecha, y su espectacular crin llameante apenas refulgía. Lentamente, se paró entre su maestra y su agresor, mirándolo a los ojos.

Muévete.

Esa fue la única palabra que la entrenadora pudo “oír”, ya que después de eso le pareció que la bestia psíquica solo se comunicaba con su Rapidash, que no hacía más que mirarlo y sacudir la cabeza con terquedad. Después de varias pausas en las que el monstruo parecía intentar… ¿persuadirlo?

-“No lo entiendo” –pensó Reiko, confundida –“si quisiera podría deshacerse de él sin dificultad, ¿Por qué no lo hace?”

Después de una última negación por parte del Rapidash, su interlocutor hizo un corto movimiento horizontal con la mano, que mandó al Pokémon de fuego a comer tierra.

-¿En qué estaba? Ah, sí…

-¡¡Déjala en paz, adefesio!!

Una mancha negra se abalanzó sobre él, adhiriéndose firmemente a su brazo: era Charly.

Moro aterrizó pesadamente con un ruido metálico, levantando tierra con sus garras, Touji se bajó de ella de un salto que le resultó mucho más doloroso de lo que debería, fue junto a Reiko y sin decir otra palabra señaló a su agresor, a lo que la Skarmory expulsó incontables cuchillas de aire con un solo batir de alas.
Lejos de intimidarse, el Pokémon psíquico comenzó a desviarlas con casi imperceptibles movimientos de su brazo libre. Era escalofriante verlo realizar semejante maniobra sin que su expresión denotase esfuerzo alguno. Rika aprovechó la distracción para ir a ayudar a Harry.

La criatura sacudió el brazo para sacarse al Umbreon, pero este estaba tan aferrado a él como un parásito, enterrando los pequeños y agudos colmillos en su piel dura y rugosa. 

El resto de los monstruos no tardó en aparecer. Zangoose levantó una bola sombra sobre su cabeza, pero estaba tan débil que parecía no tener fuerza suficiente como para lanzarla. Fue entonces cuando Electabuzz apareció detrás de él, y tras tensar los músculos de su brazo derecho, sacudió un tremendo puño trueno a la esfera de energía oscura, que salió echando chispas a velocidad demoníaca hacia el Pokémon psíquico. Este no se lo esperaba, pero aun así reaccionó con asombrosa rapidez, interponiendo el brazo derecho frente al ataque para usar al Umbreon como escudo.
Pero el Pokémon siniestro hizo gala de sus reflejos y dio un ágil salto hacia un lado, aterrizando a varios metros del monstruo, y volviéndose justo a tiempo para ver como la bola sombra cargada de electricidad le estallaba en toda la cara.

-¡Buen golpe! –festejó Reiko, pero su expresión de alegría se distorsionó en una mueca de dolor, y se sujetó el hombro.

-¿Estás bien?

-No creo que esté roto, estaré bien –respondió ella, volviendo a sonreír.

Incluso en el rostro extraño e inexpresivo de su enemigo, a Touji le pareció ver una leve nota de ira, mientras se pasaba un dedo por la barbilla y lo ponía frente a sus ojos blanquecinos, que si bien parecían ciegos, estaba clarísimo que veían perfectamente la mancha de sangre en el dedo.

-No vivirán para arrepentirse.

Una diminuta esfera negra comenzó a palpitar en la palma de su mano. Con cada latido el suelo temblaba, y era como si el resto de los sonidos a su alrededor hubieran desaparecido. Touji, Reiko, e incluso los Pokémon sintieron ante aquello un miedo irracional. Extendió el brazo para lanzarla, pero algo hizo que se detuviera abruptamente. La bola salió disparada sin rumbo y fue a estallar a unos trescientos metros de donde ellos se encontraban, pero aun así la onda expansiva casi los vuela por los aires.
Los sonidos regresaron. Una docena de látigos verdes se habían enrollado alrededor del brazo de la criatura y lo inmovilizaban. Esta se volvió, y era Meganium quien usaba todas sus fuerzas para contenerlo, con las cuatro patas enterradas con firmeza en el suelo.

El cautivo estrechó un poco los ojos, y Bronto soltó un grito de dolor, rodeado de la misma energía que había estado a punto de matar a Cindy, una tras otra, las cepas fueron perdiendo su rigor y soltando el brazo que apresaban. Varias docenas de ondas de viento se dirigieron nuevamente hacia la criatura, cortando el aire a su paso, pero esta vez fueron repelidas con aún mayor facilidad; el Pokémon misterioso había creado una barrera sobre la que rebotaron, con un sonido similar al de una metralleta, y todo esto sin dejar de clavar su vacía mirada sobre el Meganium que osó interponerse en su camino.

Una sombra surgió rauda desde detrás de Bronto, y una tormenta de hojas sable fue hacia el objetivo común. Tan rápidas eran las hojas que a ojos de Touji solo eran cientos de luces verdes. Una vez más, el monstruo comenzó a bloquearlas, pero eran tantas y tan rápidas que tuvo que emplear ambos brazos en ello. No tenía dificultades, hasta que algo le cortó la piel de la espalda; Moro volvía al ataque, y ahora la criatura se las estaba viendo feas para detener ambas ofensivas. Perdió su concentración y Bronto fue liberado. 

Los ataques continuaron, con cada vez mayor insistencia, y aunque seguía defendiéndose, ahora no era raro verlo recibir algún que otro corte. Sintió una presencia sobre su cabeza, y al levantar la vista vio que una mancha roja caía como un rayo hacia él. Olvidó las hojas sable y aire afilado y alzó ambas manos para detener al Scizor de Reiko, quien llevaba tal empuje que se dio de cabeza contra la barrera invisible, haciéndola temblar entera.
Revoloteó y se posó en el suelo, y de haber sido capaz, habría sonreído; la batería de hojas sable y las cuchillas de viento dieron de lleno todas juntas sobre su blanco, por el frente y por la espalda, el ruido producido por los ataques al hacer contacto fue estremecedor.
Geroh-kun se pasó una mano por debajo de la barbilla y sonrió como siempre lo hacía, mientras que Moro solo miraba fijamente la nube de polvo en la que su enemigo se hallaba.

-¿Con eso habrá sido suficiente? –Rika había llegado con ellos, ayudando a Harry a caminar.

-No sé, no creo… -respondió Touji -¿está bien Harry?

-No pasó nada –dijo el chico jadeante, con una mano en el pecho.

-Son realmente muy persistentes –Las palabras resonaron con tal violencia en sus cabezas que les dolió.

-Ese hijo de puta no se muere con nada… -soltó Harry con dificultad.

La siniestra sombra del monstruo comenzó a distinguirse entre el polvo, y al despejarse este los entrenadores notaron que su cuerpo estaba completamente cubierto de cortes, pero su alegría se evaporó como agua en el desierto al ver como una tenue luz azul lo envolvía, y los cortes desaparecían por completo para dejar piel nueva.

-Se… regenera… -balbuceó Reiko.

Una lluvia de ácido sobre sus cabezas no pudo haberles sentado peor que aquella visión. La esperanza parecía escurrírseles por una rendija. Sus esfuerzos estaban resultando inútiles, nada funcionaba, estaban en un callejón sin salida… el aliento los abandonaba…

Umbreon saltó nuevamente hacia él, esta vez ciñéndose contra un hombro, pero una huesuda mano le aferró el cuello y se lo despegó, para después arrojarlo con fuerza increíble. Charly vio algo que podía detener su caída, ¿era un tronco? Al pasar como un rayo aferró sus garras a él, pero no era un tronco, era una roca, no, tampoco era eso, era el brazo de Kosuke. Ambas bestias siniestras cruzaron miradas y asintieron con la cabeza.

El Pokémon psíquico se las veía ahora lanzando por los aires a Stantler de un cuerno. Unos hilos invisibles lo inmovilizaron unos instantes, y no tardó en hallar al culpable; Golduck lo miraba fijamente, mientras con la punta de dos dedos tocaba la esfera roja de su frente, que brillaba. Los lazos de la anulación fueron destrozados sin dificultad, y cuando Nakuru iba a pagar su insolencia, un lanzallamas de espantosa intensidad pasó por al lado de la cara de la bestia, dejándole un rastro chamuscado. Se volvió solo para ver venir otro torrente de fuego, que esta vez consiguió desviar en ángulo recto hacia el cielo. Volco dio un paso al frente, con la mirada tan encendida como el interior de su cuerpo, donde toxinas se quemaban a miles de grados centígrados. Hinari no tardó en unirse a él, y sus entrenadores decidieron asistirlos;

-¡Volco, cortina de humo!

-¡Fuego fatuo, Hinari!

El humo salió como una serpiente negra de la boca del Magmar, para después expandirse y envolver por completo a su objetivo, los ojos de Ninetales adquirieron su místico fulgor azul, y una bola de fuego del mismo color surgió de cada una de sus colas.

Fútil.

La cortina de humo se deshizo con un simple movimiento de mano, y el fuego espiritual corrió la misma suerte.

-¡¡Aléjense todos!! –gritó Touji a todos los Pokémon que se encontraban cerca del monstruo psíquico, y estos se apartaron sin demora.

-Huir no les servirá de nada…

Pero había algo más, no estaban simplemente huyendo… sintió una leve corriente eléctrica recorriéndolo, y entonces supo que ocurría; Raichu estaba aferrado a su espalda, y cuando quiso expulsarlo con sus poderes, fue demasiado tarde; un impresionante pilar de luz aterrizó sobre ellos, con un ruido atronador.

Pokémon y humanos se cubrieron los ojos como pudieron, hasta que el trueno de Denkeshi terminó, y vieron como el Pokémon psíquico seguía de pie, con un agresivo chisporroteo envolviéndolo.
Se quitó al agotado Raichu de encima, lo arrojó al aire, formó una pequeñísima bola de energía violácea y se la arrojó. Iba a hacerlo pedazos, pero algo pasó a toda velocidad por enfrente de la bola, que siguió de largo y se perdió en el firmamento rojizo. Denkeshi estaba a salvo, sobre la espalda de Aerodactyl.

-Kenji, hiper rayo –ordenó Harry con voz débil.

En lugar de desviar el ataque, esta vez el monstruo lo recibió con sus manos, y comenzó a moldearlo como si se tratara de masa hasta formar una enorme bola blanca. El Aerodactyl se preparó para esquivarla, pero para su sorpresa el ataque no fue dirigido a él, sino que fue directo hacia el grupo de entrenadores. 

Ya no había tiempo de reaccionar, solo vieron un fogonazo que los cegó…

Cuando se atrevieron a mirar, asombrados de estar con vida, vieron a Clefable batiendo las alas con dificultad frente a ellos, manteniendo un reflejo, que no tardó en agrietarse y caer en pedazos. Lunita cayó junto con él, el esfuerzo había sido excesivo.

Ampharos disparaba ondas truenos, en un intento desesperado por intentar desviar la atención de la criatura de Rika y los demás. Las corrientes eléctricas rebotaban en su enemigo, pero inesperadamente algo le cortó la cara, dejándole un tajo.
Se volvió, pero solo pudo ver a Sandslash hacerse una bola de espinas y sumergirse en la tierra, y entonces una tremenda hidro bomba apareció como de la nada y le dio de lleno en el pecho. Feraligatr soltó un rugido y golpeó sus puños uno contra el otro.

Esta vez la criatura psíquica encendió y empequeñeció los ojos hasta que solo parecían dos ranuras rojas, la tierra comenzó a vibrar, y Sandslash salió disparado hacia arriba contra su voluntad. Se estrelló contra Dandy, y ambos fueron dominados por los poderes mentales de su enfurecido enemigo, que los mando a volar como insignificantes hojas en un huracán, hasta que los restos de una casa los detuvieron y sepultaron.

Scizor y Aerodactyl aprovecharon la distracción y se lanzaron juntos sobre él, pero al fijarse en ellos los ojos carmesí, se detuvieron en seco, y comenzaron a estrellarse uno contra otro con violencia descomunal, y hasta que no los vio completamente destrozados, el monstruo no los soltó.

Zappy estaba cargando un trueno, pero al ser señalado comenzó a levitar, y una seguidilla de bolas de energía estalló sobre él. Rika dejó escapar una exclamación de angustia.

La escena simplemente no parecía real.

Una cuerda invisible se enrolló alrededor de una pierna de Sceptile y lo estampó contra el suelo tantas veces que hasta sus flexibles huesos se habían partido. Electabuzz había sido golpeado por un árbol, como si fuera un bate de baseball. Lapras estaba hundida en un pozo de unos cinco metros de profundidad, y Seviper yacía sin sentido sobre un tejado renegrido.  

Todos los Pokémon se encontraban imposibilitados de pelear, algunos inconscientes, otros con terribles heridas, otros que ya no podían mantenerse en pie…

Solo dos bestias quedaban para hacer frente a la amenaza.

En el momento en que el Pokémon psíquico se disponía a atacar definitivamente a los entrenadores, una enorme roca le golpeó con violencia la cabeza, pero las que le siguieron fueron desviadas con gran destreza. El atronador rugido de Tyranitar dio nuevas esperanzas a su amo. Umbreon estaba parado sobre su brazo, con los ojos brillando con un siniestro fulgor rojo, la misma aura sombría que habían exhibido en el torneo bullía nuevamente alrededor de los monstruos.

-Vengan, y les mostraré lo insignificantes que son.

Kosuke arrojó a Charly hacia el Pokémon psíquico con todas sus fuerzas, este lo interceptó en el aire con una esfera de energía, pero el ataque no solo no afectó al Umbreon, sino que la bola pareció ser absorbida por él. Como último recurso el agredido descargó un manotazo sobre el canino oscuro. Nadie hubiera esperado que con esos brazos raquíticos y enclenques pudiera ser capaz de dar semejante golpe, pero lo hizo.
Charly giró en el aire y consiguió aterrizar de pie, derrapando al menos quince metros antes de poder detenerse. Cuando el monstruo recordó al titán de roca, fue demasiado tarde; un inmenso rayo de luz cegador ya estaba sobre él. Alcanzó a interponer ambas manos para evitar recibirlo de lleno, pero el ataque tenía la ventaja de haber tomado a su objetivo desprevenido, y avanzaba lenta pero firmemente, arrastrando a la criatura, que dejaba un surco en el suelo con sus alargados pies.

Touji vio como apretaba los dientes y adelantaba los brazos, pero seguía retrocediendo irremediablemente.

-No puede controlarlo –analizó Rika.

-¡¡Kosuke, acabalo!!

El Tyranitar inhaló y disparó un nuevo hiper rayo sobre el anterior. Eso definitivamente se saldría de su control. Sin embargo, el aura que envolvía al monstruo psíquico creció por un momento, y con un brusco movimiento consiguió desviar el primer hiper rayo hacia un lado. Ya no pudo hacer nada para evitar el segundo, que le estalló encima.

-¡¡Eso es!! –gritaron los cuatro a la vez.

El humo se dispersó y la bizarra figura se enderezó, como si solo le hubieran pegado una bofetada.

Con un movimiento de mano apartó el polvo de su vista, solo para ver un enorme puño rocoso a centímetros de su cara, lo esquivó, y bloqueó otro golpe con la mano.

La terrorífica cara de Kosuke emergió entre el polvo, como una aparición de pesadilla. Un tercer puñetazo le rozó la cara, y cuando Tyranitar iba a recibir un contraataque directo, una bola sombra estalló en la espalda de su oponente. Charly alzó las orejas y saltó, pero en esta ocasión el blanco era el cuello de la criatura. Esta lo vio venir y le asestó tal golpe en la quijada, que si no se la había partido era un milagro, Umbreon se estrelló contra el suelo, rebotando varias veces como un juguete de trapo.

-¡¡Charly!!

Kosuke giró, arrastrando su musculosa cola tras él, el golpe fue sorpresivo y dio en el estómago de su objetivo, pero la cola fue sujetada, y sin esfuerzo aparente la bestia psíquica alzó a la mole rocosa en el aire y la estrelló contra el suelo, quebrándolo. Los entrenadores se protegieron la cara de las pequeñas piedras que salieron despedidas.

-¡Kosuke, vamos, levantate!

Hacía falta mucho más que eso para detener al monstruo siniestro. Se incorporó y fue al ataque nuevamente, sumergiéndose en un combate mano a mano. Los puñetazos de Kosuke, si bien no destacaban por su velocidad, estaban cargados de toneladas y toneladas de poder. Sin duda su contendiente lo sabía, porque se concentraba más en esquivar que en contraatacar. Kosuke intentó un rodillazo, pero falló y pagó caro su error; recibió en la nuca un golpe durísimo, que incluso dañó su coraza de piedra.
El golpe evidentemente estaba destinado a hacerle perder el conocimiento, y sin embargo no lo consiguió, cosa que por un instante pareció desconcertar al Pokémon psíquico, si es que aquella criatura era capaz de sentir tal cosa.

Tyranitar le asestó un cabezazo que habría derribado una montaña, y continuó su ataque con un golpe de puño que esta vez si fue certero. Su rival retrocedió un paso, y Kosuke avanzó otro.

-Lo está logrando –dijo Touji con una sonrisa de auténtica alegría –Lo sabía, Kosuke nunca me decepciona.

La bestia rocosa se preparó para rematarlo con un último hiper rayo, pero antes de que siquiera empezara a cargar, la particular mano pálida de su oponente le sujetó uno de sus gruesos y musculosos brazos, y entonces una descarga terrible estremeció al Pokémon de Touji de pies a cabeza. Kosuke rugió de dolor, mientras era envuelto por un espantoso chisporreteo negro, que parecía agrandarse a medida que el ejecutor de la maniobra entornaba los malignos ojos.

-¡No puede ser, Kosuke es inmune a ataques psíquicos! –gritó Reiko.

-Entonces tal vez… no sea un ataque psíquico… -dijo Rika con voz temblorosa.

La descarga energética continuó, ante los ojos impotentes y desesperados de Touji, cuando finalmente se detuvo, el Tyranitar seguía de pie, con chispas aún rodeándolo. Jadeaba furiosamente, luchando por no dejarse dominar por el dolor.

-¿No fue suficiente?

Dicho esto, el monstruo psíquico comenzó a molerle el pecho a puñetazos. Los golpes tenían tal velocidad y fuerza que dejaban decenas de abolladuras en su armadura de roca. Los trozos de piedra caían en pedazos con pequeños estallidos, como si la taladradora más poderosa del mundo estuviera trabajando sobre él.

Al fin, lo levantó en el aire con una mano y lo arrojó a los pies de su amo, haciendo temblar el suelo.

El rostro de Touji perdió todo vestigio de color.

Por algún instante fue incapaz de calcular el paso de los segundos, ¿o eran minutos? Se quedó mirando a su derrotado Pokémon, con la mirada inexpresiva.

-No voy a negar que fue un juego muy entretenido…

-Esto no puede estar pasando, es una pesadilla –aseguró Touji.

Reiko apretó el puño del brazo sano, y Rika bajó la mirada.

-No, no lo es… -dijo Harry en voz baja –es real…

-Exacto, es real. ¿Qué pueden saber ustedes de lo que es una verdadera pesadilla? ¿Qué pueden saber ustedes, humanos despreciables, de lo que es el verdadero sufrimiento? Pero no se preocupen, porque les voy a mostrar…

Las palabras retumbaron en sus mentes, cargadas de desprecio, cargadas de odio… El Pokémon psíquico alzó una mano, cuando…

Algo apareció a centímetros de su cabeza, algo enorme, algo azul, algo con un par de místicos ojos negros y orejas blancas y emplumadas.

Cuando se dio cuenta de qué se trataba, fue muy tarde para cualquier reacción; una serpiente gigantesca se enrolló alrededor de su cuerpo, presionando con fuerza descomunal.

-Haku… -murmuró Harry.

Un grito chirriarte casi les destroza los tímpanos: un dragón verde pasó volando a toda velocidad sobre sus cabezas, escupiendo llamas azules, con una chica sobre su lomo.

-¡Ya era hora! –gritó Reiko enojada, pero sin poder disimular su alivio. 

-¡Estuve ocupada! –gritó Hikari desde su Flygon, y después fijó la vista en la presa de Haku –así que este es el famoso M11…

-¿M11? –preguntó Touji, volviendo a la realidad.

Como toda respuesta, Hikari deslizó entre sus dedos tres pokebolas y las arrojó enérgicamente. Una majestuosa ave de alas suaves y algodonadas, una coraza redondeada con ojos, y un enorme cruce entre un perro y un tigre emergieron de ellas, listos para pelear.

-He estado haciendo una pequeña investigación –dijo la chica –Haberse codeado con Rockets puede ser muy útil en situaciones como estas.

-¿Rockets? ¿De qué estás hablando? –Interrogó Harry -¿Qué tienen que ver los Rockets con esta cosa?

-Todo –fue la contundente respuesta.

El inmenso Dragonair seguía manteniendo cautivo al Pokémon, pero cada vez le costaba más contenerlo.

-Esta criatura fue creada por los Rockets, es nada menos que el clon número once de Mew, conocido con el codename de M11 –informó Hikari.

-¿O sea que es mucho más reciente que Mewtwo? –preguntó Reiko.

-Todo lo contrario, este Pokémon es muy anterior a él, pero…

En ese momento un poderoso estallido sacudió el área, el M11 levitaba a unos pocos metros por debajo del Flygon. Haku se incorporó, recuperándose del golpe.

Silencio humana insensata, no oses hablar de mi existencia comparándola con un producto de laboratorio.

-¿Acaso no es eso lo que sos? –replicó Hikari, con una extraña seguridad. Llevaba una carpeta llena de papeles bajo un brazo, sacó una hoja de ella y comenzó a leer en voz alta: “Día 4: hemos tenido que dar de baja al M7, tenía graves defectos físicos y mentales, y un sistema inmunológico deficiente. Los estudios del M11 demostraron unas aptitudes físicas y psíquicas que se salen de nuestro control, no podemos definir a qué categoría pertenecen sus poderes. Día 8: Las ondas cerebrales del M11 están creciendo a niveles preocupantes, y no está desarrollando su capacidad de adaptación al medio. Espécimen defectuoso, será eliminado a las 14:00 PM”

A medida que Hikari hablaba, la expresión de la criatura parecía transformarse, como si estuviese perdiendo la razón, escuchó voces en su cabeza que le recordaron a una agonía insoportable…

-Vaya, no solo sos un producto de laboratorio, sino que además sos un experimento fallido, un error –Touji, Rika, Harry y Reiko se quedaron boquiabiertos ante la dureza de las palabras de Hikari, y las agallas que tenía al atreverse a provocar así a esa terrible bestia -¿Es por eso que matas y destruís? Miren esto, tenemos un Pokémon con complejo de inferioridad.

-¡¡Calla!!

Hikari sujetó su cabeza, sintiendo un dolor tremendo, y una bola violácea se dirigía directa hacia ella. Desde tierra, Arcanine la desvió con un certero lanzallamas, salvando así la vida de su dueña. 

¡Nunca voy a perdonar a los necios humanos que juegan a ser dioses!

La voz punzante del Pokémon sonaba más furiosa que nunca, y sin previo aviso se lanzó sobre el Flygon.

-¡¡Mierda, Kenji, ayúdala!! –suplicó Harry a su Aerodactyl, pero este yacía en el suelo, malherido.

Altaria interceptó al M11 con un aliento de dragón, cosa que hizo que el monstruo se detuviera en seco y girara hacia el ave, quien recibió un golpe tan duro que sus esponjosas alas quedaron destrozadas. Altaria cayó para no volver a levantarse, pero ese instante de distracción sirvió a Hikari para tomar una posición más provechosa; iba a toda marcha en la dirección contraria al Pokémon psíquico, quien lejos de molestarse en perseguirla, le arrojó una bola de energía que el Flygon esquivó con una maniobra tan brusca, que faltó poco para que su ama cayera de su espalda.

Arcanine saltó sobre la espalda de la criatura, pero esta le tomó una pata y lo estampó contra el suelo, para después rematarlo con una pequeña bola de energía, que bastó para hacer un cráter en la tierra. Shelgon se preparó para atacar, pero fue despachado con pasmosa rapidez, con un golpe que lo mando a volar como una pelota gigante. Cuando el M11 volvió la mirada hacia donde volaba el Flygon, este había desaparecido.

-¿A dónde fue? –preguntó Reiko.

-Debe estar planeando un ataque sorpresa –aseguró Harry.

Pasaron tal vez dos minutos, y Hikari no aparecía. El M11 pareció cansarse de esperarla y dirigió la vacía mirada hacia los agotados entrenadores, quienes sintieron en aquel momento un desasosiego indescriptible, el más espantoso vacío en el pecho.
Extendió un dedo y una fuerza increíble los golpeó, arrojándolos al suelo. Touji se sujetó las costillas rotas con ambas manos, encogiéndose de dolor en el suelo.

El monstruo se dispuso a terminar su trabajo, pero Haku aún estaba allí, y le disparó un espectacular hiper rayo por la espalda. El ataque le dio de lleno y lo derribó, pero se incorporó casi de inmediato. Era algo fuera de serie. Había peleado con más de veinte Pokémon poderosísimos, y ni siquiera parecía agitado. Se volvió hacia el Dragonair y comenzó a disparar bolas de energía violáceas.

Hikari estaba sentada en el suelo, escondida al cubierto de una pared que alguna vez perteneció a una casa. A su lado se encontraba agazapado su Flygon. Incluso desde ahí se podían oír las explosiones y demás sonidos del combate, pero Hikari no tenía pensado salir.

¿Por qué habría de hacerlo? No tenía motivos para arriesgar su vida. Ellos no eran sus amigos, solo había viajado un tiempo en su compañía porque su maestro así se lo ordenó. No significaban nada para ella.

Su dragón la miró con sus ojos serenos, pero ella reconoció su gesto interrogante, incluso suplicante.

-No vamos a ir –le cortó.

Haku iba a estar bien, no tenía que preocuparse por él. Solo esperaría el momento oportuno y escaparían, sería muy simple.

Fijó la vista en el suelo, explosiones cada vez mayores llegaban a sus oídos.

-No tengo por qué ir, no son mis amigos, ellos son enemigos de mi maestro, así que nunca podrían ser mis amigos –dijo a su Flygon, pero más bien parecía que se estaba convenciendo a sí misma –son los enemigos de mi maestro… ¡Estamos en bandos opuestos! ¡Nunca voy a poder ser parte de ellos!

Ese sentimiento de exclusión, de no pertenecer a ninguna parte, ese sentimiento que la había atormentado desde que dejó a su maestro, resurgió en ella con más fuerza que nunca.

No podía ser parte de ellos, jamás. Pero ellos la habían recibido, habían combatido a su lado, habían recorrido juntos muchas leguas, habían pasado buenos ratos, hasta la habían protegido como a una más del grupo. Y uno de ellos en particular, la había entendido como nadie…

-Maestro, ¿qué debo hacer? -Cerró los ojos, como si eso pudiera hacer desaparecer los sonidos de los disparos y explosiones. Podrían estar muertos… y ella estaba ahí, escondida, como una cobarde. “Si no significan nada, ¿entonces por qué viniste?” dijo una sincera voz en su cabeza.

Entonces visualizó una imagen, fue solo un instante, rápida y borrosa; Estaba llorando, y alguien la abrazaba…

Haku se estrelló entero contra un muro, abrió los ojos y se apartó de inmediato para esquivar una bola de energía, que hizo estallar en pedazos la pared. Disparó una onda trueno, en un intento de detener a su contendiente, pero fue inútil. En un segundo la bestia psíquica estaba frente a él y le llenaba la cara de puñetazos. No duraría mucho más.

Rika y Harry ya se habían levantado, con mucho esfuerzo, mientras que Touji y Reiko se quedaron sentados en el suelo, reuniendo fuerzas para ponerse de pie, mientras veían el desigual combate… estaban condenados, el silencio embargaba al grupo.

-Hikari va a venir –dijo Harry firmemente, como respondiendo a un reproche mudo.

Ninguno de sus compañeros habló, pero en sus miradas había desesperanza.

El Dragonair apartó al M11 de sí mismo con un coletazo, tomó aire y disparó un gran hiper rayo, depositando en él toda la fuerza que le quedaba… no sirvió de nada, el ataque fue esquivado y un terrible contraataque no tardó en llegar. Las manos largas aferraron la cola de la serpiente, la hicieron dar varias vueltas, y la arrojaron hacia arriba, donde fue rematada por una esfera violácea. Haku agrietó el suelo al caer.

Una vez más el M11 se volvió hacia los humanos. Parecía que iba a decir algo, pero no le dio el tiempo; Flygon surcó el cielo turbio como un relámpago, embistiendo al monstruo.

-¡Aliento de dragón!

El dragón retrocedió unos metros con un corto batir de alas, y disparó una bocanada de intenso fuego verdoso. Su enemigo se protegió con los brazos, pero eso no lo defendió del golpe de cola que le fue sacudido a continuación.

Touji y Reiko se pusieron de pie casi de un salto.

Pero la ilusión fue corta, haciendo gala de sus poderes en apariencia ilimitados, el M11 desató un huracán que hizo perder el control del vuelo al Flygon, y para asegurarse de no volver a ser molestado, los envió al suelo con un ataque psíquico. Flygon cayó duramente, pero algo interceptó la caída de Hikari; algo suave y cálido, Haku había usado lo que le quedaba de energía para rescatar a su entrenadora, y hecho esto se posó pesadamente en el suelo.

Hikari saltó al suelo y habló a la oreja de su herido Pokémon:

-Haku, te necesito. Por favor, levantate, te necesito para salvar a lo que quiero… por favor…

El Dragonair entornó los ojos, pero no parecía ser capaz de retomar vuelo.

-Te lo suplico… -le murmuró con voz temblorosa, y apoyó la frente sobre el rostro del Pokémon.

Las orejas del dragón se irguieron de repente, y un resplandor que cortó el desaliento que reinaba en el lugar deslumbró a todos…

Sabrina

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