Made in PAPokémon: El Mundo con Otros Ojos

Pokémon el Mundo Con Otros Ojos – Capítulo 57: Triunfo merecido. La calma antes de la tormenta

Disclaimer lavamanos tipo Disney

Esta historia fue escrita desde el 2002 al 2004, por una piba y un pibe que, al comienzo de la historia, tenían 15 años, al igual que el protagonista.
Es probable que cada tanto encuentren chistes o comentarios homofóbicos, machistas, racistas y/o de mierda en general. Básicamente, éramos literalmente nenes y bastante boludes, como la gran mayoría de las personas lo es a esa edad. Esos comentarios NO reflejan la postura actual del staff de PA y francamente, son bastante vergonzosos. Pero decidimos dejar la historia exactamente tal cual fue escrita y no lavarnos las manos de nuestros errores.

 

Capítulo 57: Triunfo merecido. La calma antes de la tormenta

Dos días habían pasado ya desde el desenlace del titánico duelo final del torneo, y a Touji las cosas le parecían más divertidas que nunca. Por supuesto, todo cambiaba de color cuando eras el campeón de la liga, aparecías en televisión, todo el mundo quería tu autógrafo, y mejor aún, las chicas querían la firma en alguna parte… oculta. 

Todo era tan bueno que no parecía real. Una fiesta tras otra, entrevistas, toda la comida que pudiera desear, y el reconocimiento de todo el mundo.

Pero por alguna razón, la inquietante sensación de que se encontraba dentro de una delicada burbuja a punto de reventarse esos días era muy fuerte en él, sin saber el motivo de ello.

La ceremonia de cierre se realizaría esa tarde, donde se haría entrega de los trofeos y medallas, y probablemente se daría algún discurso. Pero antes de eso, Touji y sus Pokémon ingresarían al salón de la fama, para ser inmortalizados con el resto de los campeones, entre ellos su hermano. A pesar de todo lo que había pasado, aún se sentía orgulloso de eso.

Se paseaba por la calle principal de la convención, saludando con la mano a cada momento, cosa que empezaba a irritar a Harry, ya que cada vez que lo hacía tenían que interrumpir su conversación sobre lo mucho que Kenji había crecido y el nuevo ataque que había aprendido.

-¡Hola, hola! –una vocecita alegre e infantil los sorprendió desde atrás, y al volverse una sonriente chica de cabello rosado trotaba hacia ellos, arrastrando a alguien del brazo.

-Hola Whitney –saludaron Touji y Harry al unísono, sin prestar atención a las miradas de asombro que les echaban los transeúntes; estaban tan acostumbrados a los líderes que ya no se les hacía sorprendente codearse con ellos. Y quien la acompañaba, al parecer contra su voluntad, era Falkner.

-¿Listo para entrar al salón de la fama?

-Eh… sí, creo.

-Vamos, ahora sos el campeón del torneo, ¡tenés que tener una actitud más segura! –lo animó Whitney. Mientras hablaban, Falkner parecía estar buscando la vía de escape más accesible. Harry ahogó una risita.

-Supongo que sí…

-Bien, bien, los veo esta tarde chicos –dijo ella sonriente, y les palmeó el hombro.

-¿No habíamos venido a traer un mensaje? –preguntó Falkner mientras su colega comenzaba a arrastrarlo. La chica se detuvo.

-¡Es cierto! Jajaja, que despistada soy –Falkner hizo rodar sus pupilas –Bueno Touji, me dijo tu amiga, Rika, que quería hablar con vos, dijo que te espera en la fuente, no la hagas esperar… -y le guiñó un ojo, mientras el líder de Pokémon voladores se escabullía disimuladamente.

-¿Rika me está esperando?

-Sí, apurate –volvió la cabeza hacia atrás y fue a la caza de Falkner -¡Espera, tenemos que ir de compras!

-Hacen una linda pareja, ¿no? –comentó Touji divertido, mientras veía a Falkner huir con toda la dignidad posible.

-Si, pero hay mejores… -respondió Harry, en una clara indirecta, que por supuesto Touji no captó -¿Y? ¿Qué esperas?

-¡Ah! ¡Ya me voy! –Touji corrió por la calle principal. La mayoría de la gente había regresado a sus casas al terminar la final, solo unos cientos habían preferido quedarse hasta el término del evento, y saludaban a Touji al verlo pasar. Incluso su padre había tenido que regresar al pueblo New Bark, cosa que no agradó mucho a Touji. Pero no hubo opción; “Solo me dieron tres días libres en el trabajo después de que les dije que mi hijo competiría en a final del torneo de la Convención Plateada, tengo que volver, las cuentas no se pagan solas, ¿sabías?” -le había dicho su padre.

El entrenador se puso bastante nervioso mientras se acercaba a la célebre fuente, dejó de correr y comenzó a caminar.

-“¿Estará enojada conmigo? O tal vez…”

A cada paso que daba sentía que alguien estrujaba sus intestinos, prácticamente no había hablado con Rika desde la batalla, y no sabía como podía reaccionar. Inhaló profundamente para aliviar la tensión, pero eso solo pareció hacer que su estómago se encogiera con mayor velocidad.

-Hola… -saludó al llegar. Rika estaba sentada en el borde, así como él lo había hecho en variadas ocasiones.

-Hiciste rápido –observó Rika.

-Ah… sí, no quería que esperaras mucho…

-Sentate –lo animó ella dando palmaditas a su lado.

Touji se sentó, mudo.

Pasaron unos instantes, en los que Touji se miraba con nerviosismo los cordones de las zapatillas, y Rika tenía la vista perdida en el cielo de un blanco inmaculado.

-Escuchá, yo… -dijeron los dos al unísono.

-Lo siento, vos primero –entonaron a la par.

Los dos se echaron a reír, y esa risa pareció alivianar mucho el ambiente.

-Bueno, antes que nada quiero felicitarte –dijo Rika –me diste la mejor batalla que haya podido tener, no la voy a olvidar nunca.

-P-pero…

-No digas nada, mucho menos si ibas a decir que solo ganaste por suerte, porque los dos sabemos que no es así… de verdad estuviste increíble, vos y todos tus Pokémon.

Touji enrojeció, y siguió mirando sus cordones como si no hubiera nada más interesante en el mundo.

-G-gracias… pero yo… yo quiero…

-¿Pedirme disculpas?

Touji dejó de hablar y se quedó tieso, era como si Rika le hubiera leído la mente.

-No tenés que hacer eso, por el contrario, yo soy…

-¡No! –dijo Touji con firmeza –de verdad necesito disculparme, porque, en algún momento… -dudó unos instantes -llegué a desconfiar de vos… -finalmente lo había dicho, se sacó ese molesto peso de encima. No sabía como iba a reaccionar Rika, probablemente se enojaría muchísimo (y tenía razón), pero de cualquier manera se alegraba de haberlo soltado.

-Lo sé –dijo ella tranquilamente.

-¿Eh?

-Y creo que tenés razón, no debí ocultarte ciertas cosas… por eso creo que soy yo quien te debe una disculpa…

Touji negó rotundamente con la cabeza.

-Nada de eso, el idiota soy yo, que solo porque me sorprendiste en el combate empecé a pensar en cosas… que me avergüenza haber pensado.

-No digas esas cosas, en realidad yo…

Un repentino grito los interrumpió:

-Bueno, ¡¿Se van a besar de una puta vez o qué?!

-¡No te muevas, que nos vamos a cae…! –Tras gritar esto, Reiko resbaló desde el cuello del enorme Typhlosion de piedra y se dio de cara contra el suelo, inmediatamente Harry cayó sobre ella.  

-¡¿Qué estaban haciendo?! –gritaron Touji y Rika al unísono, mientras se ponían de pie de un salto, enrojecidos.

-Es-estábamos… -comenzó a balbucear Reiko mientras se levantaba, con el rostro tan rojo como su cabello.

-¡Es que queríamos asegurarnos de que se amigaran! –dijo Harry, mientras seguía con la mirada a Hikari, quien se bajó de un salto de la estatua y se alejaba disimuladamente.

-¿No son un poco mayores para ponerse a espiar? –inquirió Rika cruzándose de brazos.

-Pendejo de mierda, ¿Cuándo se te va a ir esa costumbre?

-La verdad no podemos verlos enojados entre ustedes, por eso queríamos… ¡Hey, Hikari también estaba con nosotros! –Reiko la señaló, y la entrenadora de dragones se detuvo en seco, murmurando un “¡traidora!”.

Después de que Touji y Rika sermonearon a sus tres amigos sobre la privacidad, el grupo enfiló hacia el salón de la fama.

***

-Me dijeron que lo encontraron, quiero su ubicación inmediatamente –un hombre alto y de traje pasó a través de una puerta automática y entró a una extraña habitación, llena de monitores de distintos tamaños, luces rojas parpadeantes y maquinaria demasiado complicada como para explicarla.

-Aún no tiene una ubicación fija, pero ya tenemos su rastro, se mueve a aproximadamente 1890 kilómetros por hora, hacia el sur de Johto. Al parecer se aburrió de la tele transportación, quiere probar cosas nuevas –respondió alguien sin despegar la vista de la pantalla que tenía enfrente, ni los dedos de un complejo panel.

-¿De dónde viene?

-De Oore, donde ha devastado cuatro de sus ciudades, el número de muertos aún es desconocido.

-¿La flota de siete helicópteros que enviamos a recapturarlo?

-Destruida.

-¿Los cazadores?

-Muertos.

-Interesante… -Giovanni se acarició la barbilla -¿Su destino más probable?

-Pueblo New Bark.

***

Touji nuevamente se distraía mirando las fotografías de antiguos entrenadores, mientras que Volco y Geroh-Kun se echaban miradas eléctricas para ver quien se quedaba con el mejor trozo del cuadro de concreto para dejar su huella. El resto de las bestias del entrenador soltaron un suspiro. Kosuke (afortunadamente el techo del recinto era muy elevado) dejó la marca de su garra en el centro, Moro deslizó una larga pluma de acero en un costado, Denkeshi hundió su pequeña mano cerca de la de su compañero rocoso, Volco también dejó su huella en la parte superior izquierda, Geroh en el lado opuesto, y finalmente Dandy dejó la señal de su gran zarpa en una esquina baja.

El entrenador y sus Pokémon se quedaron contemplando con aire satisfecho su obra, mientras esta era colocada en un alto pedestal, para que seque el concreto. Después de eso iría a parar a una de las tantas vitrinas.

El tiempo pasó volando, y el grupo fue llamado para reunirse en el estadio.

Al entrar al campo, la mandíbula inferior de Touji cayó con un ruido seco, el lugar estaba irreconocible; el campo antes destruido volvía a mostrar sus decenas de metros cuadrados de césped brillante. Habían montado una gran plataforma de madera blanca en el centro del mismo, decorada con innumerables listones plateados y dorados. El sector de las gradas donde había ido a parar el hiper rayo de Kosuke aún estaba destruido, pero nadie parecía prestarle atención.

Touji vio a muchos entrenadores que había conocido o enfrentado a lo largo del torneo; Oliver, el muchacho de anteojos y cara pálida, Ryo Mitsuki, cuyo Tauros le dio problemas a Dandy, y Marco, el chico sonriente del Banette perverso, se acercaron a saludar. Pronto se les unió Len, la simpática chica del Salamence, e incluso Richard “culo de pescado” accedió a estrechar la mano de Touji.

-¿Ya vieron? –dijo Marco señalando hacia un lado de la plataforma de madera, donde un grupo de gente estaba reunida, charlando animadamente. Una cabeza pelirroja llamaba la atención por sobre las demás –es Lance, el líder de la Elite Four.

Ante este comentario, todos los entrenadores que lo habían oído volvieron las cabezas (Hikari con particular entusiasmo), y en efecto, era Lance en persona quien se encontraba ahí, su cabello rojizo y encrespado era inconfundible, así como su infaltable capa negra y su aire elegante y sereno. Junto a él se encontraban personas no menos llamativas; una mujer rubia, alta y muy bonita con un inquietante vestido de cuero negro, la Elite Four Karen. Un hombre de apariencia tranquila, extraño peinado, y aún más extraños lentes, pequeños y redondos que no dejaban ver sus ojos, estaba hablando con ella. Rika lo identificó como Will, maestro de maestros de Pokémon psíquicos. A su lado, una figura altamente contrastante palmeaba la espalda de alguien más, se trataba de un tipo enorme y ancho como un armario, pero de mirada risueña y pacifica; Bruno, palmeaba con su enorme mano la espalda de su colega, un hombre que probablemente ya había entrado en sus cincuenta, sobrio, silencioso y discreto; Koga.

-Toda la Elite Four está acá… ¡qué emoción! –chilló Len, mientras que Hikari parecía plantearse seriamente la opción de ir a pedirle un autógrafo a Lance.

-¿Por qué se llaman Elite Four si son cinco? –preguntó Harry a Ryo, quien estaba absorto en el escote de Karen.

-Es extraño que estén acá, siempre están viajando o investigando, es casi imposible dar con ellos… -dijo Rika –cuando terminé de recolectar las medallas de Kanto… tenía pensado retarlos, pero gracias a este torneo me doy cuenta de que no estoy lista, ellos son palabras mayores…

-Son los entrenadores más poderosos, no debe existir nadie que pueda con ellos –dijo Reiko encogiéndose de hombros.

Clair se acercó a saludar a Lance, seguida de Pryce y Morty, y pronto todos los líderes se habían sumado al grupo.

Touji notó además a otra persona con ellos, alguien que los demás no parecieron haber notado, un joven de cabello y ojos oscuros, y una mirada alegre y despreocupada que recordaba a la de un niño; Ash. Pero ahora no estaba escondido en su raído sobretodo marrón, sino que vestía como el más normal de los entrenadores, con jeans, una camisa holgada y zapatillas deportivas.

Los profesores Oak y Elm hablaban de algo al parecer muy complicado (o mejor dicho, el profesor Elm hostigaba al pobre Oak con sus teorías).

Charlando de viajes y batallas la espera fue bastante llevadera, hasta que finalmente Lance se subió a la plataforma, tomó el micrófono y se aclaró la garganta; el silencio se hizo automáticamente.

-Le damos cordialmente la bienvenida a todas las jóvenes promesas presentes –dijo con una voz clara y profunda -En el torneo anterior no pudimos concurrir para hacer la entrega de los trofeos, pero afortunadamente esta vez llegamos a tiempo, y estoy complacido de ver tantas caras nuevas, y algunas no tan nuevas, claro –sonrió, y Hikari parecía en otro mundo. Harry frunció el entrecejo.

-Quiero felicitarlos a todos por sus logros en este torneo, una competencia destinada a reforzar los lazos de compañerismo entre entrenadores y sus Pokémon, haciéndolos luchar codo a codo por una meta, y esa meta es diferente para cada uno de ustedes, aunque claro, lo que la mayoría busca es esto –Lance guiñó un ojo, y sacó un espectacular trofeo de oro sólido, con un círculo que lo rodeaba formado de diminutas pokebolas, también de oro macizo, y una pokebola mucho mayor en la punta, con dos hermosas alas que nacían a sus lados. Tenía además muchos pequeños detalles que Touji no pudo distinguir en la distancia, pero aun así la copa le pareció perfecta en el más completo sentido de la palabra.

Después de eso, Lance, Karen, Will, Bruno, y Koga fueron llamando a todos los entrenadores y entregándoles sus correspondientes medallas, con el mismo motivo de la pokebola alada. Quienes llegaron a octavos de final recibieron pequeños trofeos de cristal, muy bellos.

Shin, quien por puntaje había llegado al tercer lugar, obviamente no estuvo para recibir su trofeo de bronce, Will dijo que se lo guardarían hasta que vaya a recogerlo, pero Rika le aseguró que él nunca haría eso, y ciertamente tenía razón.

A ella le fue entregada su copa de plata, magnífica desde todo punto de vista, y finalmente fue el turno de Touji, quien esforzándose al máximo para que sus manos no temblaran, subió a la plataforma y recibió de manos de Lance la copa dorada. Y en ese instante, con los aplausos de todos los presentes resonando con fuerza, tuvo la certeza de que nunca sería tan feliz en su vida.

La noche ya había caído cuando la ceremonia llegaba a su punto culminante, con un impresionante espectáculo de fuegos artificiales. Todo se desarrolló sin contratiempos, hasta que alguien entró corriendo al campo. Enseguida fue hacia Lance, y le entregó un papel arrugado.

Touji estaba algo lejos de ellos, pero aun así pudo ver al Elite Four fruncir el entrecejo mientras leía la carta, la hizo un bollo y aparentemente comenzó a discutir con sus cuatro colegas. Koga hizo una seña a Jasmine y de pronto los dos grupos parecían muy serios y preocupados.

Finalmente, una luz destellante apareció junto a Lance, y reveló a un Dragonite tan magnífico e imponente, que el de Clair ya no parecía tan tremendo. Karen a su vez soltó con elegancia a un Gengar impresionante, enorme y siniestro como ninguno, y Koga liberó un Crobat que sin problemas podía cargar a dos personas en su espalda. Ash también liberó un Pokémon; un Charizard que podría haber rivalizado con Smaug.

-¿Qué está pasando? –los murmullos comenzaron a extenderse entre los entrenadores, sin recibir respuesta.

Lance montó majestuosamente sobre su Dragonite, y Will subió tras él. Ash no tardó en subir de un salto a su dragón, Koga y Bruno subieron a Crobat, mientras que Karen fue cargada por su Gengar, y en segundos el grupo levantó vuelo, desapareciendo a tal velocidad que nadie tuvo tiempo de verlos ascender.

Touji, Rika, Harry, Reiko, y Hikari corrieron hacia los Gym leaders, en busca de respuestas.

-Ha habido un problema con los Rockets en Kanto –explicó Clair en voz baja –Enviaron una señal de ayuda desde el pueblo Lavender, están aterrorizando a la gente, al parecer tomaron la ciudad.

-¡¿Qué?! –gritaron los cinco al unísono.

-¡Bajen la voz! –susurró Chuck.

-No se preocupen, con Lance y los otros ahí, no hay nada que temer, esos Rockets tienen los segundos contados –dijo Bugsy animadamente.

-Qué idiotas fueron al atacar justo cuando la Elite Four aparece… -dijo Harry.

-Sí, demasiado idiotas… -dijo Hikari en voz baja, como ausente.

 

***

Un par de horas más tarde, se celebraba una fiesta en el edificio principal de la convención para dar un cierre oficial al evento, con largas mesas llenas de comida y bebida para todos los afortunados entrenadores que asistieron.
Touji estaba cansado de saludar a todo el mundo, y (para variar) había tomado algo más de la cuenta, así que salió a respirar el fresco de la noche. Se sentó en la enorme escalinata que conducía al edificio, y sin ninguna razón en particular, liberó a todos sus Pokémon.

Los monstruos no tardaron en ponerse cómodos al darse cuenta de que no habían sido llamados para luchar. Denkeshi fue de inmediato a acurrucarse junto a Touji, Geroh-Kun, se sentó algo apartado, como siempre. Volco se apoyó contra una pared, de brazos cruzados, mientras que Dandy y Moro simplemente se dedicaron a contemplar el firmamento. Kosuke era quien parecía un poco distante, quizás más que de costumbre. Estaba parado bajo las ramas de un gran árbol, en silencio.

-“Es normal que la evolución haya cambiado un poco su carácter…” –pensó Touji, quien aún no se acostumbraba a la terrorífica apariencia de su bestia y a su porte cargado de dignidad.

-¿Pasaron muchas cosas, no? –dijo en voz alta, sin dirigirse a nadie en particular –No se ofendan pero, nunca creí que llegaríamos hasta acá –Geroh escupió una rama que tenía en la boca, y Moro lo miró de reojo –No por ustedes claro, sino por mí –aclaró Touji –Quiero decir, yo nunca tuve deseos de convertirme en un entrenador Pokémon… siempre pensé que nunca sería bueno como mi her… -se detuvo –nunca creí que me volvería bueno en esto, pero no sé cómo explicarlo… me gusta. Me gusta mucho ser un entrenador –Denkeshi sonrió, casi con humanidad –Si no hubiera salido de viaje me habría perdido de muchas cosas… ¿pero saben? –y al decir esto, todos sus monstruos volvieron las cabezas hacia él –Ya sé que suena cursi, pero el viaje no habría sido ni la mitad de divertido sin ustedes acompañándome, ¡lo digo en serio! –agregó Touji al ver que Volco reía por lo bajo –Ustedes… ustedes… ustedes me hicieron lo que soy, les debo tanto…

Dandy gruñó y le dio una palmada en la espalda, claramente diciéndole; “Dejate de boludeces”, y sin embargo, los seis Pokémon le dedicaron una mirada de gratitud.

-Bueno, ahora nada más falta que se den un abrazo y pueden grabar un programa que deje a Barney en la vergüenza –dijo Harry risueño, mientras Touji se volvía sobresaltado (y avergonzado).

-¡¿Desde hace cuanto que estás acá?!

-Lo suficiente, lo suficiente –dijo, regocijándose con la expresión de Touji –dale boludo, vamos adentro, que acá hace frío y la gente está preguntando donde te metiste.

El muchacho accedió y guardó a sus Pokémon.

La fiesta continuó su curso, y Touji siguió sirviéndose de la mayor variedad de bocaditos posibles.

-¿Y bien? ¿No te parece que ya estás tardando mucho? –Reiko se acercó y agarró una copa para sake.

-¿T-tardando?

-Servime sake –dijo sonriente.

Touji le sirvió, y la miró interrogante.

-Me refiero a Rika, ¿Qué creías? ¿Hasta cuando vas a seguir sin dar un paso adelante?

-Bu-bueno… es que no es tan simple, para vos es fácil decirlo –se excusó Touji.

-Si seguís así de lento alguien se te va a adelantar, y creo que no hace falta que te diga que te sobra competencia…

Cuando Touji iba a replicar, ocurrieron varias cosas a la vez:

El vitral que estaba en el centro del techo del salón estalló en pedazos, y una enorme sombra cayó a través de él, hasta estrellarse brutalmente sobre una de las largas mesas rectangulares llenas de bandejas y copas, destrozándola.
Los gritos de asombro y alarma llenaron el recinto, y todos se acercaron corriendo a ver, hasta formar un círculo alrededor de la escena, Touji y los demás se abrieron paso a empujones:

Un Pidgeot yacía inconsciente, cubriendo la derribada mesa. Estaba muy malherido, le faltaban muchas plumas en alas y cola, y un riachuelo de sangre manaba de un corte que tenía en un flanco, pero lo que les llamó más la atención fue ver que un hombre salía despedido de su lomo y golpeaba el suelo con fuerza. Los profesores Elm y Oak fueron los primeros que lo socorrieron. Parecía un hombre joven, y estaba tan herido como su Pidgeot, o tal vez más.

-¡¡Una ambulancia, rápido!!

-¡Hey! ¡¡Hey!! –el profesor Elm llamó al muchacho, sin saber si estaba vivo o muerto.

Abrió los ojos, para alivio de los presentes.

-Ya viene una ambulancia, no te preocupes –lo tranquilizó el profesor.

-No… no… no hay tiempo –dijo el herido con la poca voz que le quedaba –Lo está destruyendo todo…

-No hables.

-¿Qué está destruyendo? –saltó Morty.

-El pueblo… ya no queda nada… hay… hay muchos muertos… muertos por todas partes… es un monstruo del infierno…

-¿Pueblo? ¿Cuál pueblo?

-El… el pueblo New Bark…

La copa de sake que Touji aún sujetaba entre sus dedos resbaló hasta el suelo, haciéndose añicos.

-¡¿Qué haces?! –gritó el profesor Elm a su alumno.

El entrenador no lo había pensado: liberó a su Skarmory en medio del recinto.

-¡¡No vayas, espera!! –gritó Reiko, en vano, ya que Touji ya había saltado sobre el lomo del pájaro, que empezó a agitar las alas.

-¡Touji! –gritó Rika mientras extendía el brazo, el chico le tomó la mano y tiró hasta subirla sobre Moro detrás de él.

-¡¡Volvé ahora mismo!! -le ordenó el profesor.

Pero ya habían despegado, y salieron a toda velocidad por el agujero del vitral, destruyendo con las puntas de sus alas varios trozos más, hasta perderse por completo en el cielo nocturno.

Sabrina

La gente anda diciendo...