Made in PAPokémon: El Mundo con Otros Ojos

Pokémon el Mundo Con Otros Ojos – Capítulo 56: Duelo final bajo la luz de la luna. El despertar de las bestias de las tinieblas

Disclaimer lavamanos tipo Disney

Esta historia fue escrita desde el 2002 al 2004, por una piba y un pibe que, al comienzo de la historia, tenían 15 años, al igual que el protagonista.
Es probable que cada tanto encuentren chistes o comentarios homofóbicos, machistas, racistas y/o de mierda en general. Básicamente, éramos literalmente nenes y bastante boludes, como la gran mayoría de las personas lo es a esa edad. Esos comentarios NO reflejan la postura actual del staff de PA y francamente, son bastante vergonzosos. Pero decidimos dejar la historia exactamente tal cual fue escrita y no lavarnos las manos de nuestros errores.

 

Capítulo 56: Duelo final bajo la luz de la luna. El despertar de las bestias de las tinieblas

-Así da inicio el desenlace de la más emocionante y reñida final en años de torneos. Touji Watsuki contra Rika Sakurai, ambos en su primera gran competencia, ¡y mírenlos! 

-Sus Pokémon son más poderosos que los de muchos entrenadores con largos años de experiencia, y su habilidad para adaptarse al combate y elaborar temibles estrategias en muy corto tiempo fue lo que los trajo hasta este punto.

-Pero lamentablemente hoy solo uno de los dos podrá quedarse con la gloria de la victoria, ¿Quién será? ¡Eso está a punto de decidirse!

Tras esa pequeña introducción de los locutores, el último combate daba inicio. Charly parecía (como siempre) sumamente tranquilo, y sin embargo, no quitaba ni por un instante la vista de encima a su oponente, quien parecía estar estudiando al Eevee con la mirada.

Touji a su vez parecía indeciso, sabía que Kosuke era quien tenía la ventaja, y nunca había visto a Charly utilizar un ataque efectivo contra Pokémon de roca, pero si así era, ¿por qué habría Rika de guardarlo para el final, sabiendo que él guardaría a Kosuke? No tenía mucho sentido, y la astucia de la entrenadora estaba fuera de discusión. Dudaba mucho que solo estuviera confiando en el altísimo nivel de Charly, que sin duda no bajaba de 90. Llegó entonces a la conclusión de que ser precavido era todo lo que podía hacer.

-¡Bajo tierra!

Y Kosuke empezó como solía hacerlo, enterrándose entero. Le agradaba la sensación de seguridad que le daba estar inmerso en su elemento, y saber que podía atacar desde ángulos totalmente inesperados. Se acercó velozmente por el flanco izquierdo de su oponente, pero este usó su doble equipo, el doble equipo más rápido que tanto Touji como Kosuke habían visto en sus vidas. El Pupitar no hizo más que pasar a través de un holograma.

-¡Ya sabes qué hacer!

El chillido resonó en todo el estadio, aturdiendo a una desafortunada porción de espectadores. El doble equipo, sin embargo, continuó rotando a velocidad demoníaca a su alrededor, cosa que desconcertó a Kosuke.
Una tormenta de arena ayudaría en este momento, por lo que la invocó con un bramido. La tempestad rocosa desató toda su furia contra las decenas de Eevee, y no pasó mucho tiempo para que la técnica evasiva comenzara a flaquear. El monstruo de Touji no perdió tiempo y atacó con una avalancha. Charly deshizo completamente las copias y comenzó a saltar sobre las enormes rocas, usándolas para acercarse como una sombra parda hacia Kosuke, hasta que estuvo sobre él.

-“Ahora es cuando va a mostrar su técnica para dañar a Kosuke” –pensó Touji mientras fijaba la vista en el Eevee.

Por supuesto que el Pupitar no se iba a quedar parado esperando el ataque desconocido, por lo que embistió con su enorme cuerpo. Iba a ser un golpe directo, pero el Eevee giró en el aire y le dio la espalda, al tiempo que su peluda cola se iluminaba de un blanco metálico y era blandida con furia sobre su objetivo. El golpe fue tan duro que repelió a la mole rocosa por completo, mandándola a comer tierra.

-“Mierda, eso era… ¡cola férrea!”

Kosuke se incorporó de inmediato y se apartó del camino de su oponente, que ni bien aterrizar se volvió a lanzar al ataque. La fuerza de los embates de su cola se sentía como un viento frío.

-¡Terremoto!

-¡Protección!

La corriente terrosa llegó hasta Charly, pero se dividió en dos caminos a sus lados, repelida por la protección. Kosuke endureció sus facciones más de lo que ya eran, empleando la cara susto más aterradora que pudo, pero para su desgracia no hizo el menor efecto en el Eevee, quien salió una vez más a la carrera, con la vista clavada en su blanco.

-Maldición, ¡paralo Kosuke!

Pero ni siquiera la ira de la tormenta de arena golpeándolo de frente detenía a Charly. Siguió avanzando, y pronto su cola volvió a iluminarse. Kosuke soltó la avalancha más agresiva y rápida imaginable, solo para ver como la mancha castaña maniobraba entre los peñascos que le llovían con gran habilidad. La cola de hierro se le venía encima, por lo que no pudo hacer más que sumergirse en la tierra.

Se mantuvo bajo la superficie, sintiéndose derrotado, humillado, y por un instante, pensó en la posibilidad de no volver a salir. Pero por supuesto que enseguida desechó esa idea, ¿Cómo pudo ser capaz de pensar en abandonar a Touji? Quien había sido su amigo durante tanto tiempo, quien a pesar de tratar de disimularlo, se preocupaba mucho por él, quien tenía toda su confianza depositada en él para este combate. Su cobarde comportamiento era completamente inadmisible. Aún sabiendo que sus oportunidades eran casi nulas, debía salir a pelear, y hacer todo lo que hiciera falta para ganar.

Sobre la superficie, la multitud se estaba inquietando, pero no tanto como Touji:

-Vamos Kosuke… ¿Qué mierda te pasa? Salí de una vez…

Los locutores hacían lo posible por calmar los abucheos de la gente.

-Pupitar sigue bajo tierra, no sabemos cuál es el motivo de su retraso.

-¿Se habrá topado con una cañería?

Charly, lejos de estar nervioso, se sentó a esperar.

Un error serio, teniendo en cuenta que Kosuke emergió justo bajo él, dándole un golpe tremendo. Haciendo uso de sus reflejos, el Eevee aterrizó de pie, a tiempo para hacerse a un lado, ya que el Pokémon de roca desató una poderosa avalancha, tan repentinamente que a pesar de su gran evasión, Charly recibió un golpe en un flanco.
Sabiendo bien que tal vez no tendría otra oportunidad como esa, Kosuke invocó un tremendo terremoto, y esta vez su oponente consiguió defenderse a duras penas con su protección, el pedregullo le hostigaba la cara con fuerza.

-¡Vamos Kosuke, lo tenés corriendo!

Un chillido de altísima magnitud le siguió a ese ataque, y el Pokémon de Rika ahora parecía bastante afectado; sacudía la cabeza con insistencia, mientras seguía siendo castigado por la arena. Pupitar fue contra él sin demora, decidido causar todo el daño posible mientras durase su ventaja, pero su peludo oponente alzó las orejas y levantó la mirada, con un gesto de vivacidad casi humano. Usó un doble equipo tan veloz como el primero, rodeando sin demora a Kosuke, y claro, eludiendo su ataque, y antes de que el Pupitar pudiera escapar bajo tierra, la cola metálica del zorrito lo azotó con fuerza descomunal, más aún teniendo en cuenta que la criatura no era mucho más grande que una ardilla. 

Kosuke realmente sufrió el ataque, pero lo soportó como mejor pudo. No tenía pensado retroceder. Sacudió la tierra con todas sus fuerzas, cosa que sorprendió al Eevee, quien no esperaba un contraataque tan rápido, y aunque evadió la parte más peligrosa del sismo, una de las espinas que nació del suelo le provocó una fea herida en el pecho. Decidió no correr más riesgos y retrocedió sin demora, mientras Kosuke volvía a la carga: de ninguna manera dejaría de atacar. Charly no fue capaz de hacerse a un lado, por lo que lo repelió con una cola de hierro, que apenas y logró desviar la trayectoria de la mole de roca, la cual enseguida se volvió y descargó una lluvia de peñascos, esquivados nuevamente, pero con cada vez mayor dificultad.

Touji no podía creerlo, Kosuke no solo se estaba poniendo a la altura de Charly, sino que además lo tenía constantemente a la defensiva. Era como si no sintiera todos los ataques que el Eevee le había asestado.

La cola férrea midió sus fuerzas una vez más contra el sólido cuerpo del Pupitar, y el impacto hizo temblar la tierra. Los monstruos se separaron, Kosuke listo para volver al ataque, pero entonces lo sintió; un crujido seco, y su coraza comenzó a resquebrajarse. Trozos grandes y pequeños de roca azul cayeron al suelo. Sabía que pasaría, pero no le importó, solo quería dar la mejor pelea de la que era capaz, y que Touji se sintiera orgulloso de él. Al parecer lo había logrado, pero el precio que pagaría era desmesuradamente alto.

Touji abrió los ojos de par en par, finalmente entendiendo qué ocurría.

-¡¡Ya basta, Kosuke!!

Kosuke afirmó su postura y clavó la mirada, no fría, sino que llena de pasión por el combate sobre la del Eevee, en un estado muy similar. La cola del monstruo de Rika adquirió esta vez un brillo tan intenso que pudo confundirse con la de un Ampharos, mientras que las pupilas del Pupitar dejaron de verse mientras invocaba el más terrible terremoto imaginable.

Los últimos rescoldos del sol se apagaron al fin, dando paso a una noche fresca y clara. Los locutores estaban tan absortos viendo el combate que no habían pronunciado palabra en varios minutos.

-¡¡Kosuke, te ordeno que te detengas ahora!! –gritó el entrenador, con un nudo en la garganta.

El terremoto surgió con un estruendo, al tiempo que Charly desaparecía entre las protuberancias del suelo.

Una gran polvareda no tardó en cubrir toda la escena, pero esta vez el resultado del enfrentamiento no tardó en decidirse; El cuerpo de Kosuke salió disparado con una violencia excesiva hacia atrás. Golpeó el suelo con tanta fuerza que levantó la tierra de la arena, formando un montón de casi tres metros de altura. Y quedó inmóvil.

La escena se reflejó en los ojos de Touji.

Charly salió trabajosamente desde debajo de unos escombros. Respiraba con mucha dificultad, y en general se lo veía muy magullado.

La pokebola de Kosuke resbaló de la mano de Touji y cayó al suelo. El silencio era absoluto.

El entrenador se acercó lentamente hasta donde estaba semienterrado su Pokémon, recorriendo buena parte del campo destruido. Al llegar vio como en el medio del cuerpo, Kosuke tenía un agujero del tamaño de una pelota de básquet, que no tardó en empezar a rezumar sangre completamente negra. Su mirada opaca carecía de vida.

Rika cerró los ojos, con una expresión difícil de describir.

-Vamos Kosuke… -dijo Touji, con un intento de sonrisa –no juegues…

No obtuvo respuesta alguna, pero siguió intentando.

-Dale boludo, levantate, que tenemos que volver al pueblo New Bark.

Reiko intentó reprimir las lágrimas, mientras que Harry apretaba los dientes, tratando de ahogar su dolor.

Touji lo movió con un pie, de manera similar a como lo hacía para despertar a Harry.

-Por favor… no me hagas esto…

Nada.

Cayó de rodillas al suelo polvoriento, sollozando.

Hikari bajó la mirada, mientras el padre de Touji ocultó el rostro colorado tras un brazo. El Profesor Elm estaba completamente atónito.

La pelea había terminado, pero de una manera que definitivamente nadie esperaba: Kosuke estaba muerto. Era imposible describir con exactitud lo que Touji sentía en ese momento. Acababa de perder a su primer Pokémon, su compañero inseparable, quien había estado a su lado en las buenas y en las malas, y lo había protegido en innumerables ocasiones. Y estaba muerto por culpa de ese estúpido torneo, por culpa de Rika y Charly, pero más que nada; por SU culpa. Si hubiera sido un mejor entrenador, si hubiera sido más fuerte, esto no habría pasado nunca. Kosuke había desperdiciado su vida para que él se sintiera orgulloso, pero no podía estarlo. Nunca podría estarlo.

Ni un murmullo podía oírse desde las gradas. El cielo se oscureció aún más, como si quisiera estar a tono con la lúgubre escena.

Touji apretó un puñado de tierra, furioso.

-Todo fue mi culpa… siempre es mi culpa. Y ahora, también te perdí a vos, sin tan solo te hubiera tratado la mitad de bien de lo que merecías… perdoname… -Y un rocío de lágrimas humedeció su piel rocosa.

La primera estrella de la noche se dejó ver tímidamente. Una brisa refrescante sopló con fuerza, arrastrando la arena.

Uno de los locutores tomó el micrófono, y se aclaró la garganta, claramente conmocionado por los acontecimientos.

Pero en ese instante, algo ocurrió.

Un resplandor cegador envolvió el cuerpo inerte de Kosuke. Touji se puso de pie y retrocedió torpemente, con los ojos como platos. Cordones de energía blanca parecieron enrollarse alrededor del Pokémon, hasta que a ojos de Touji Kosuke no era más que un enorme óvalo hecho de luz destellante.
La figura levitó a unos metros del suelo, y tras unos instantes, comenzó a cambiar de forma.

El rostro de Touji era bañado por la cálida luz que desprendía, y contemplaba la escena inmóvil como una estatua.

La figura resplandeciente creció, tomando una forma un tanto más reconocible; dos piernas, dos brazos, una cola. En segundos alcanzó una altura muy superior a los tres metros: Touji se veía diminuto a su lado. Finalmente, cuando cada detalle molecular de la nueva criatura estuvo listo, la luz se apagó, y reveló una bestia increíble.

El entrenador se alejó lentamente de su antiguo Pokémon.
Lo que tenía enfrente no parecía un Pokémon, sino más bien un monstruo habitante de la más horrenda de las pesadillas. Un aura negra bullía con calma a su alrededor, y no era cálida como otras que Touji había sentido, era fría, congelada, tanto que se le puso la piel de gallina y se le helaron los huesos.
La armadura de roca, músculos y púas que lo blindaba crujió sonoramente, como si el Pokémon estuviera estrenando su nuevo cuerpo, pero permanecía con la cabeza levemente baja, y la mirada oculta en las sombras.

Un gruñido gutural nació desde lo hondo de su pecho, subió por su garganta y se convirtió en un rugido tan poderoso, que era como si una decena de truenos hubieran aterrizado en el campo al mismo tiempo. El estadio se sacudió entero, y varios niños entre el público rompieron a llorar.

La bestia alzó la cabeza, enseñando una mirada aún más terrorífica que su rugido. Ojos pequeños, negros, y fríos. Ojos sin temor ni ningún otro sentimiento, solo maldad.

Tyranitar había despertado.

-¿K-Kosuke…? –balbuceó Touji, retrocediendo otro paso.

El monstruo ni siquiera volvió la cabeza.

-¡¡Iiiiiincreible!! –rugió el locutor, aferrándose a su micrófono –¡¡Pupitar ha regresado de la mismísima muerte y ha evolucionado en Tyranitar, uno de los Pokémon más poderosos que ha pisado esta tierra!! ¡¡Esto es completamente inaudito!!

-¡¡Solo miren a esa bestia!! ¡¡Qué me parta un rayo ahora mismo si hay un Tyranitar más enorme que este!!

Pero Touji no compartía la emoción de los comentaristas. Kosuke estaba vivo, y eso era más de lo que podía desear, pero algo andaba mal, muy mal.

-Le pedimos a Touji Watsuki que regrese a su puesto por favor, el combate debe continuar.

El entrenador volvió a su lugar, volviéndose de vez en cuando para ver a Kosuke, como si todavía no acabara de creerse lo que había ocurrido.

Charly levantó la mirada hacia su inmenso enemigo, quien lo miraba de la misma forma que alguien mira una cucaracha antes de aplastarla.

Rika se veía preocupada por primera vez desde que empezó la batalla.

-¡Qué siga el duelo!

El Eevee salió disparado como una bala castaña. De un corto movimiento ganó el flanco derecho de su oponente y saltó sobre él, con su cola férrea preparada.

Kosuke ni siquiera se volvió. Con un corto movimiento, extendió su robusto brazo y apresó a Charly en pleno vuelo. El monstruito cabía en la palma de su mano, y se retorcía y lo mordía como una pequeña fiera, pero la bestia ni lo sentía. Alzó la mano frente a su cara y comenzó a apretar despiadadamente, ante las caras de espanto de todo el mundo.

Pudo triturar todos los pequeños huesos de su presa de un solo apretón, pero eso no le resultaba divertido, así que cerraba el puño lentamente. Charly se debatía con desesperación, en vano. Pronto el zorrito dejó de verse entre las garras del Tyranitar, quien seguía presionando. Rika estaba pálida como un fantasma, pero no tanto como Touji.

-¡¡Kosuke!! Idiota, ¡¿qué estás haciendo?! ¡¡Soltalo ahora!!

Pero el rey tirano no tenía ninguna intención de dejar ir a su presa.

El entrenador miró al réferi y este asintió con la cabeza, a lo que Touji corrió hacia su Pokémon, deteniéndose a sus espaldas.

-¡Atención, tenemos una situación de emergencia! ¡Touji ha pedido tiempo para intentar calmar a su Tyranitar que está fuera de control!

-¡¡¡Kosuke!!! –gritó Touji furioso, juntando todo el valor que tenía. Estaba enfrente de una verdadera montaña de roca y músculo, que sin ningún problema podía aplastarlo como a un insecto. La bestia alzó un poco la cabeza, pero no soltó a Charly.

La expresión iracunda del entrenador pareció transformarse en tristeza.

-¿Lo has… olvidado todo? –Touji le habló en voz baja, Kosuke no movió un músculo.

Una vez más, el público hizo silencio total.

-Todo lo que pasamos… ¿no significó nada para vos? Llegamos hasta estas instancias… aunque no lo creas, estaba muy contento de haber llegado hasta acá peleando lado a lado, y hasta pensé que podíamos ganar, vos y yo…

El Tyranitar siguió inmóvil.

-Pero… si vamos a ganar así, haciendo esto… entonces me rehúso a seguir –Touji se encaminó lentamente de regreso a su lugar, cuando un crujido le llamó la atención; se volvió, y Kosuke lo estaba mirando, la mirada seguía siendo estrecha y tenebrosa, pero había cambiado. Es difícil describir la alegría del muchacho en ese momento: esa era la mirada de Kosuke, de SU Kosuke, no cabía la menor duda, era él. El monstruo abrió la palma de su mano y soltó a Charly, quien cayó, tembloroso y dolorido.

Un joven enfundado en un sobretodo marrón y con la mirada oculta por un sombrero esbozó una sonrisa.

Rika corrió hacia el Eevee y lo recogió en sus brazos. Cruzó una rápida mirada con Touji, fría, distante.

Se veía sumamente perturbada, sin duda no estaba acostumbrada a la derrota.

-Ya… está bien… -murmuró a Charly mientras lo acariciaba –Lo hiciste muy bien, pero ahora ya está, vamos a rendirnos. 

El Pokémon negó con la cabeza, y saltó de los brazos de su dueña.

-¿Charly? –Rika estaba azorada: Charly jamás le desobedecía.

Estaba verdaderamente hecho polvo, apenas y podía mantenerse parado, pero ellos también habían luchado mucho para llegar hasta donde estaban, y de ninguna manera iba a retirarse solo porque su oponente logró evolucionar. Si Kosuke lo hizo… ¿Por qué no podía hacerlo él también? Miró la luna llena con sus grandes ojos negros, y después miró a Rika.

-¿Estás… seguro?

El pequeño Pokémon asintió.

-Hemos postergado este momento lo suficiente… creo que ya es hora.

Y ante la incrédula mirada de todos los presentes, un rayo de luz lunar lo iluminó, encendiendo todo su cuerpo. Se envolvió en el mismo resplandor que Kosuke había tenido minutos atrás, y comenzó a cambiar. Por supuesto, estaba evolucionando.

-¡¡No tengo palabras para explicar esto, tras la sorpresiva evolución de Tyranitar, Eevee está evolucionando también!!

La metamorfosis finalizó. La criatura resultante no era ni gigantesca, ni imponente, ni tenía un rugido aterrador, pero no necesitaba nada de eso para causar miedo. Parecía alguna clase de zorro, de pelaje negro azabache, adornado con anillos dorados que se encendían y se apagaban intermitentemente. Una aguda mirada teñida de rojo, como un abismo de sangre, y un aura negra idéntica a la de Kosuke lo rodeaba. 

-¡¡Evolucionó en Umbreon!!

Los seguidores de Rika, que desde la evolución de Kosuke se habían quedado helados, volvieron a estallar en vítores.

La chica sonreía quedamente; Charly había seguido los pasos de su padre.

Ambas bestias siniestras se enfrentaron, y la energía que los rodeaba comenzó a bullir, llena de agresividad.

Los dos entrenadores volvieron a cruzar miradas, pero esta vez fueron de competitividad, y por qué no, alegría. Regresó cada uno a donde correspondía, murmurando algo a sus Pokémon al pasar por su lado:

“Te lo encargo”.

-¡¡Continúen!! –gritó el réferi, haciendo sonar su silbato.

-¿Lista Rika? –gritó Touji, para que la entrenadora lo oyera desde esa distancia.

-¡Como siempre! –respondió la chica, recuperando su gesto alegre.

Touji recogió la pokebola de Kosuke del suelo, la miró, y la aferró con fuerza.

-¡¡Vamos!! –gritaron ambos entrenadores al unísono, mientras las ovaciones del graderío hacían parecer que el estadio se vendría abajo de un momento a otro.

Kosuke rugió nuevamente, y Charly estrechó los ojos.

-¡Tóxico!

-¡¡Avalancha!!

Esta vez la fuerza de la avalancha se salía de cualquier rango de poder establecido; las rocas caían con tal intensidad y potencia que provocaban cráteres en el ya maltratado campo. Pero el Umbreon las eludía aún mejor que su predecesor: al encontrar un insignificante espacio libre, disparó una bola mucosa hacia Tyranitar, quien simplemente la apartó de un manotazo, mandándola a volar con tal fuerza que se estampó al pie de las gradas. Sin embargo, el monstruo no notó que un diminuto retazo púrpura de la sustancia había quedado adherido a su mano, y fue absorbido por la roca, desapareciendo.

-¡Terremoto!

-¡Finta!

Un pisotón del titán abrió el suelo, llamando a un terremoto. Charly pareció desvanecerse en las sombras, y apareció detrás de Kosuke, dando un veloz salto hacia él, una mala idea; el monstruo siniestro blandió su larga y musculosa cola, dándole un golpe brutal. Umbreon rodó por el suelo unos cuantos metros, el daño había sido bastante. Se incorporó, solo para ver un enorme pie a punto de aplastarlo. Se apartó de un salto, esquivando por los pelos el pilar de roca sólida que se hundió en el suelo, quebrándolo. Aprovechó ese momento para atacar: sus anillos se iluminaron y le disparó un rayo confuso en la cara, pero un puñetazo de la bestia lo desvió de su objetivo, mientras estiraba el otro brazo para capturar al escurridizo zorro siniestro, quien por supuesto salió a la carrera en dirección opuesta.

Al estar a una distancia prudencial, se volvió y una bola de energía oscura se formó frente a su boca.

-“¿Bola sombra? Pero si Umbreon no aprende ese ataque naturalmente… eso debe significar que Charly conocía ese ataque siendo un Eevee…”

Mientras Touji cavilaba, la esfera fantasma estalló sobre Kosuke, quien se protegió con los brazos. La explosión causada por el ataque fue grande, pero al descubrirse Kosuke, estaba prácticamente intacto.

Charly se había alejado y esperaba instrucciones de su entrenadora, que no tardaron en llegar:

-Solo esquivalo.

A pesar de lo incomprensible que parecía la orden, el Umbreon obedeció sin rechistar, encendiendo nuevamente sus anillos y multiplicándose espantosamente rápido, justo a tiempo para evadir un contundente puñetazo de su oponente, que fisuró la tierra.

El Tyranitar barrió la cola a su alrededor, formando un círculo y deshaciendo una a una todas las copias hasta dar con el verdadero, que saltó sobre la cola y trepó hasta la espalda del monstruo, donde comenzó a morderle el hombro con saña.
A pesar de que Kosuke prácticamente no sentía los colmillos, su visitante lo estaba molestando bastante, por lo que intentó quitárselo, pero sus brazos no llegaban hasta esa zona, y pesar de las sacudidas de la bestia, el Umbreon seguía aferrado a él.

-¡Usa chillido!

El irritante sonido causó que Charly aflojara su postura, y haciendo un esfuerzo Kosuke lo atrapó, sujetándolo de la piel de la nuca. Pero antes de poder asestar el primer golpe, el Umbreon gritó, y su grito se convirtió en un sonido tan desagradable como el que se acaba de oír. El desconcierto del Tyranitar fue aprovechado para hacer su huida, escurriéndose entre sus rugosos dedos y aterrizando con agilidad.

Kosuke rugió sonoramente, y una nueva avalancha se precipitó hacia Charly, quien una vez más comenzó a esquivar los peñascos gigantes. Pero esta vez el ataque fue demasiado, y tras recibir incontables golpes, quedó finalmente sepultado entre las rocas.

-¿Ga… ganamos?

Evidentemente la respuesta era negativa, no solo porque Rika se veía muy tranquila, sino también porque la oscura criatura pronto emergió entre los escombros, eso si, muy magullada.

-Soportó la mejor avalancha de Kosuke… pero si se ve tan delgado y frágil… -murmuró Touji con incomprensión.

-Usa luz lunar –ordenó Rika.

El siniestro Pokémon cerró los ojos, y con el caer de sus parpados un rayo de luna aterrizó sobre él, recuperando su energía rápidamente y curando sus heridas.

-¡Mierda, no lo dejes Kosuke!

El Tyranitar asintió con un rugido, pero antes de poder dar un pisotón al suelo, se detuvo para recuperar el aliento. Por alguna razón, se sentía débil.

-Qué carajo pas… -Touji enseguida descubrió qué estaba pasando; el tiempo le había enseñado a reconocer los efectos del veneno, y el que su Pokémon padecía era el peor –Maldición… ese tóxico, es por eso que Rika quiere hacer tiempo, y con un Pokémon tan duro como ese Umbreon no le va a costar hacerlo. Kosuke no va a poder soportar mucho más… ¡mierda!

Umbreon, ya completamente recuperado, reanudó su doble equipo, al tiempo que una poderosa avalancha volvía a amenazar con aplastarlo. Eludió la mayoría de las rocas, pero no pudo evitar ser golpeado por unas cuantas, cosa que apenas y logró aminorar su ritmo de evasión.

-¡¡Intenta un terremoto, lo que sea, pero no dejes de atacarlo!!

La senda espinosa fue demasiado rápida como para ser eludida por un Umbreon herido, y la fuerza del ataque lo mandó a volar. Para su desgracia, chocó con el duro cuerpo de Kosuke, y se salvó de milagro de volver a caer en sus garras, pero no de recibir una durísima patada, que estuvo cerca de quebrarle varias costillas.

Cuando consiguió ponerse de pie, dispuesto a volver a recuperarse, solo pudo ver una nueva avalancha venírsele encima. Desplegó por enésima vez su doble equipo, y comenzó a esquivar con creciente esfuerzo, deseando que cada roca que pasaba zumbando a su lado fuera la última. Al terminar el ataque finalmente, sus patas temblaban, apenas consiguiendo mantenerlo.

-¡¡Ahora es el momento Kosuke, acabalo!!

Charly volvió a invocar la bendición de la luna, recuperándose a un ritmo terrorífico, y Kosuke no fue capaz de detenerlo. Esa serie de poderosos ataques sucesivos fueron más de lo que podía exigirse en el estado en que se encontraba; jadeaba furiosamente, y comenzaba a ver borroso.

Kosuke perdía más y más energía, mientras que Charly se seguía recuperando. El combate parecía haberse decidido; ni siquiera el descomunal poder del Tyranitar podía con la defensa de Umbreon y el envenenamiento.

-Umbreon tiene este combate casi ganado, a diferencia del resto de las evoluciones de Eevee, destaca por sus excelentes defensas y resistencia general.

-El tóxico es una técnica peligrosa en cualquier Pokémon, pero en este canino siniestro es mortal, ¡ni un peso pesado como el Tyranitar de Touji puede con él!

-Quisiera que cerraran la boca –gruñó Touji, irritado, mientras trataba de pensar en una solución.

Tras una última y devastadora avalancha que azotó a Charly sin piedad, el Tyranitar se tambaleó, y se hincó sobre una rodilla, haciendo vibrar el suelo. Apenas y podía ver, tenía los ojos muy humedecidos, y su respiración parecía estar bloqueada por algo.

Charly soltó lo que pareció ser un suspiro, y se sentó, jadeante. Estaba herido y agotado. No estaba seguro de poder llamar a los poderes curativos de la luz lunar una vez más, y sus capacidades evasivas estaban al mínimo. Pero no importaba, había tenido la resistencia y entereza suficiente como para soportar los ataques de esa bestia, y solo él podía saber lo terribles que eran. Había soportado y ganaría para su dueña, y eso era todo lo que importaba.

-“¡¡Mierda!! Sin importar lo que pase, Rika siempre va a seguir siendo mejor que yo… fui un estúpido al creer por un momento que podía ganar…» –Touji apretó con más fuerza la pokebola de Kosuke, y lo miró.

Qué fuerte se había vuelto… más fuerte de lo que nunca hubiera sido capaz de imaginar – “El Pokémon más fuerte que he visto en mi vida” –pensó, y se sintió orgulloso. Y si bien la derrota seguía siendo amarga, ya no parecía tan terrible.
Entonces se sintió estúpido, verdaderamente estúpido:

¿Por qué estaba pensando en la derrota? ¿Acaso Kosuke no había demostrado ya que sin importar lo mal estuvieran las cosas, él siempre salía adelante? Si lo había hecho siendo un Pupitar, ¿Por qué no habría de sacar a flote sus increíbles habilidades siendo un Tyranitar?

-¡¡Kosuke, arriba amigo, de pie!! –gritó con firmeza –No naciste para estar de rodillas… -agregó, sonriente.

Las palabras hicieron en el Tyranitar un efecto más poderoso que el mejor full restore. Lentamente, volvió a erguirse, mostrándose como lo que era: Una bestia llena de fuerza y orgullo inagotable.

-Aún tenemos una última carta… ¡¡HIPER RAYO!!

Un rugido ensordecedor a modo de asentimiento fue la respuesta de Kosuke, y su aura de oscuridad se encendió y ardió más fuerte que nunca. Inhaló profundamente y comenzó a cargar poder para su más destructivo ataque. Las briznas de hierba quemada arrastradas por la brisa se desintegraban antes de tocarlo, mientras diminutas esferas de luz se unían a una mayor, haciéndola aumentar de tamaño rápidamente.

El hombre del sobretodo marrón (quien, como todos suponieron, era Ash) se levantó de un salto de su asiento y corrió hacia la cabina de los locutores.

Un instante después, las voces agitadas de estos últimos resonaron por los altoparlantes:

-¡¡Atención, toda la gente del ala sur del estadio, evacuen el área!!

-“¿El ala sur?” –se preguntó Touji, para después ver que ese era el lugar en la trayectoria del hyper rayo.

La gente corrió aterrorizada, sin saber exactamente si se trataba de una bomba o qué, pero en segundos solo quedaban unas pocas personas rezagadas, que pronto imitaron al resto.

Ya casi había terminado la carga; Charly se incorporó con esfuerzo, atento a cualquier orden, aunque sabía bien que incluso si se apartaba de ahí, el ataque podía alcanzarlo sin problemas.

El suelo se hundió cerca de un metro bajo los pies de Kosuke, la presión del ataque era demasiado elevada, se preparó para expulsarlo.

-¡Rayo confuso, ya!

El Umbreon reaccionó, y el ataque dio en la cara del Tyranitar, pero esto no le impidió disparar.

Aquello fue, por mucho, el ataque más espectacular que las miles de personas habían visto en sus vidas (los que pudieron ver, dado que la mayoría quedó ciega momentáneamente); el rayo luminoso tenía un diámetro de casi cinco metros, el suelo del estadio se levantó a su paso como un océano de roca partido en dos, destruyéndose por completo. El rayo literalmente se tragó a Charly, pasó por sobre las cabezas de Rika y el profesor Oak, y finalmente fue a dar de lleno en toda la zona sur de las gradas, provocando una explosión que sacudió el estadio de tal manera que muchos tuvieron la impresión de que todo iba a venirse abajo.

Rika, el profesor, y sus asistentes tuvieron que correr de donde estaban para evitar ser aplastados por los escombros que no tardaron en caer.

Cuando el humo se hubo aclarado y el polvo asentado, lo que quedó de las gradas era tan solo una ruina. 

Así mismo, el campo estaba completamente irreconocible, Kosuke se vislumbró entre el polvo, de pie, como una sombra siniestra.

Touji estaba demasiado afectado como para pronunciar palabra alguna.

Rika apartó el brazo de la mano del Profesor Oak, que la estaba sujetando, en un intento de impedir que se acerque a la zona peligrosa. Corrió hacia los escombros, convencida de que Charly (o lo que quedara de él) estaba ahí. Estuvo apartando trozos de concreto (con asientos de plástico rojo aún pegados a ellos) durante varios minutos, hasta que finalmente dio con algo negro; el magullado cuerpo de su Umbreon.

-¡¡Charly!! –Rika lo tomó con cuidado y lo sacó de ahí –Aguanta, todo estará bien. 

Sus heridas sin duda eran graves, pero tras examinar su condición, lo guardó en su pokebola, con aparente alivio.

Los locutores reaccionaron finalmente:

-El… el…

-Permitime, Alejandro –lo interrumpió el otro, aclarándose la garganta –El ganador de este combate, y el CAMPEÓN del torneo de la Convención Plateada es…

-¡¡¡TOUJI WATSUKI DEL PUEBLO NEW BARK!!! –rugieron a ambos a coro.

Lo que siguió a eso fue tal estallido de ovaciones, que si el estadio no se había desplomado hasta el momento, lo haría de un momento a otro. Incluso los seguidores de Rika aplaudieron de buena gana. Todos habían tenido lo que querían: el mejor combate Pokémon de sus vidas.

Pero Touji estaba inmóvil, ajeno a todos los festejos en su honor, hasta que al fin lo hicieron reaccionar: sintió que alguien lo sujetaba desde atrás y lo levantaba; su padre.

-¡¡Mi inútil hijo ganó el torneo!! ¿Lo vieron? ¿Lo vieron todos? ¡¡Es mi hijo!! –gritaba el hombre, eufórico.

-¡¡Ese es mi muchacho!! –gritó también el profesor Elm, desarreglándole el cabello –¡¡Sabía que tenía madera de entrenador, siempre lo supe!!

Harry, Hikari, Reiko, y Tim llegaron junto a ellos. El primero solo vociferaba: “¡Increíble, fue completamente increíble!, la segunda, decía con algo más de discreción; “No puedo creerlo…”, mientras que la pelirroja se colgó del cuello de Touji, quien la hizo dar varias vueltas en el aire.
Tim le palmeaba la espalda, absteniéndose milagrosamente de decir algún comentario irritante. Cuando se hubieron calmado un poco, Touji fue hacia el centro del campo, lo mismo que Rika.

-¿Está bien? –le preguntó tímidamente, refiriéndose a Charly. Ella asintió con la cabeza.

Unos segundos trascurrieron, los gritos y vítores no cesaban. Rika extendió la mano, y Touji la estrechó, absorto.

-Fue una buena batalla, ¿eh? –dijo la chica sonriente.

-La mejor.

De pronto sintió que algo lo levantaba en el aire; Kosuke lo alzó sin ninguna dificultad y lo sentó en su hombro. La cabeza del monstruo, aunque pequeña en comparación con el resto del cuerpo, era equivalente a unas tres de su entrenador.

-Lo hiciste, Kosuke…

-Los dos lo hicieron –replicó Rika.

Kosuke rugió como nunca, y Touji alzó un puño en el aire, con la fresca brisa nocturna en el rostro y los gritos emocionados de la gente en sus oídos.

Sabrina

La gente anda diciendo...