Made in PAPokémon: El Mundo con Otros Ojos

Pokémon el Mundo Con Otros Ojos – Capítulo 52: ¡Semifinal! ¡Hierve la sangre de la rivalidad una vez más! Parte 2

Disclaimer lavamanos tipo Disney

Esta historia fue escrita desde el 2002 al 2004, por una piba y un pibe que, al comienzo de la historia, tenían 15 años, al igual que el protagonista.
Es probable que cada tanto encuentren chistes o comentarios homofóbicos, machistas, racistas y/o de mierda en general. Básicamente, éramos literalmente nenes y bastante boludes, como la gran mayoría de las personas lo es a esa edad. Esos comentarios NO reflejan la postura actual del staff de PA y francamente, son bastante vergonzosos. Pero decidimos dejar la historia exactamente tal cual fue escrita y no lavarnos las manos de nuestros errores.

 

Capítulo 52: ¡Semifinal! ¡Hierve la sangre de la rivalidad una vez más! Parte 2

Las marcas de las patas de Houndoom al galope en el césped chamuscado formaron un camino hacia la figura en llamas que se erguía a una decena de metros de él. Un salto largísimo, y sus garras rasgaron el flanco del Magmar, mientras este se movía ágilmente a un lado, evitando un daño mucho mayor.
Entonces el Pokémon de Touji lo vio todo como en cámara lenta; las briznas de hierba ennegrecida levantadas por la correría flotando frente a su cara, el humo expedido del campo y de sí mismo envolverlos, pero lo más importante, el oscuro y esbelto cuerpo de su oponente, en pleno salto, a punto de aterrizar a su lado. Esta oportunidad no se le volvería a presentar, era ahora o nunca.

Clavó el talón en el suelo, se giró, y con un contundente movimiento, le hundió el puño derecho cargado de poder en la mitad de la espalda, sin estremecerse en lo más mínimo por el crujido de sus vértebras.

Melfice cayó pesadamente, con expresión de incredulidad, nunca antes había perdido contra otro Pokémon de fuego, esto era un golpe fortísimo para su orgullo. Tras un vano intento por incorporarse, no tardó en perder el sentido. Volco aflojó su tensa postura, y estuvo cerca de caer también, había perdido una horrenda cantidad de sangre durante todo el combate, gracias a las profundas heridas que Houndoom le había causado con sus agudos colmillos.

La gente se había incorporado, aplaudía y silbaba con gran entusiasmo el desenlace del fogoso enfrentamiento.
Los locutores tardaron un poco en dar sus predecibles comentarios sobre lo ocurrido.

-¡Magmar le ha asestado un terrible puño dinámico a Houndoom cuando este se encontraba en pleno ataque!

-Es muy improbable que el canino siniestro se levante (o viva) después de semejante castigo, ¡Magmar se queda con una ronda más para su colección!

-Lo lograste, Volco… -dijo Touji volviendo a respirar.

Shin caminó hacia su Pokémon; se inclinó y comenzó a palpar su columna, probablemente en busca de fractura, pero lo que más sorprendió a Touji era que su rostro permaneció tan indiferente como el de quien busca sus llaves en sus bolsillos. Después se levantó, lo guardó, le dijo algo al réferi que se había acercado a ver, y regresó a su lugar como si nada hubiera pasado.

-Por ahora Touji lleva la delantera, pero por un margen realmente muy pequeño, su Magmar está en penosas condiciones.

-¡Shin-Tao envía a su siguiente monstruo!

Otra criatura cuadrúpeda apareció, bastante menor a Houndoom en tamaño, y de apariencia mucho menos agresiva que este. Pero aun así era difícil no dejarse intimidar por esos ojos negros y fríos, que seguían cada movimiento de su enemigo, aunque fuera solo el de su respiración agitada. Y esas espinas amarillas cargadas de estática que tenía como pelaje, y que aseguraban que al menor contacto liberarían toda la electricidad que contenían. 

-Jolteon… -murmuró Reiko.

-Ese Pokémon es muy capaz de darle problemas serios a Touji, por no mencionar el hecho de que Volco está medio muerto… -dijo Harry evaluando rápidamente el nivel y habilidad del Pokémon con solo ver su imagen en una de las enormes pantallas (el de carne y hueso estaba demasiado lejos como para distinguirlo con detalle).

-Aún no envía a su Blastoise… ¿por qué? –preguntó Hikari confusa.

-Tal vez quiere lucirse demostrando que no necesita agua para derrotarlo…

-Es por Kosuke –dijo Rika –Shin sabe bien que necesita a Blastoise para derrotarlo, por eso no lo ha expuesto a daño.

-Ya veo… tiene la cabeza muy fría a pesar de la situación, en cambio Touji se guía más por sus ganas de ganar…  -dijo Reiko.

-Pero de seguro lo has notado, Touji está combatiendo mejor que nunca hoy, usando ataques y estrategias muy buenos. Y no solo es él, sus Pokémon sienten sus deseos de ganar y están dando todo de sí mismos; el rayo de hielo de Dandy, la descarga de Denkeshi a último momento, y este anterior movimiento de Volco… todas esas son demostraciones de los largos meses de entrenamiento duro y combates difíciles. En todos estos combates del torneo, los Pokémon de Touji están sacando a relucir todo su poder.

Reiko y Harry solo pudieron asentir con la cabeza.

Mientras tanto, Volco trataba de contemplar a su oponente con su típica mirada de desprecio, pero por obvias razones no podía hacerlo, tenía que sujetarse el brazo todo el tiempo para detener la hemorragia, y su visión estaba nublada.

Touji vio que el sol todavía brillaba con una intensidad anormal.

-“No tengo nada que perder” ¡Volco, llamarada!

Shin ni siquiera se molestó en dar una orden, la enorme bola de fuego pareció tragarse todo a su paso, incluido Jolteon, pero Touji sabía bien que no podía ser tan sencillo. Y efectivamente, la figura de Jolteon apareció en el aire, varios metros por encima del ataque, y con el ardiente sol enmarcando su silueta. Su reacción no se hizo esperar, y antes de aterrizar electrocutó a Volco con tanto poder que cientos de diminutos rayos salieron disparados de su ataque para todos lados, cortando la hierba quemada como filosas cuchillas.

-¡Y este ataque marca el final de Magmar en este encuentro, un gran aplauso para él!

Touji lo retiró, sabiendo bien que no había otro resultado posible.

-“Puedo mandar a Kosuke a que se coma a ese perrito, pero entonces sacaría a Blastoise, y solo me queda una oportunidad de substitución… debo hacer las cosas con cuidado” –nuevamente sintió con fuerza el sol sobre su cabeza, y tuvo una idea.

-¡Geroh-Kun, vamos!

-¡Por segunda vez Sceptile sale a combatir, recibió algo de daño de parte de Pidgeot pero está en buenas condiciones para pelear!

Jolteon erizó aún más el pelaje e hizo recorrer toda su electricidad a través de él, mientras que Sceptile le dedicó una mirada de suficiencia, propia de un Pokémon que sabe que tiene la ventaja.

-¡Heh… esquiva esto, perrito, rayo solar!

-Con gusto. ¡Relámpago, a moverte!

Geroh-Kun juntó ambas manos atrás, y sin ninguna carga previa disparó un espectacular rayo de luz blanca. El grosor del rayo superaba con creces la altura del mismo Sceptile. Jolteon lo esquivó con un espectacular salto, de tal vez más de diez metros de altura, pero antes de que pudiese aterrizar, Geroh ya le estaba disparando otro, que pasó a centímetros de la espalda del Pokémon eléctrico, tanto que este incluso sintió el calor ardiente del ataque. Al aterrizar comenzó su frenética carrera para escapar de los rayos solares con los que inmediatamente fue bombardeado.

-¡Cuanto resplandor! ¡Esos rayos solares son increíbles!

-Jolteon tendrá muchos problemas para seguir evadiendo tal cantidad de energía.

Era increíble ver al veloz canino eludir los rapidísimos rayos de luz, saltando sobre ellos, agachándose, zigzagueando, y buscando algún espacio para paralizar a Sceptile. La agilidad de ese Jolteon era un espectáculo digno de verse.

El campo de combate era surcado constantemente con un mínimo de tres rayos solares al mismo tiempo, generando tal resplandor que mucha gente tuvo que ponerse lentes oscuros para poder ver el duelo con normalidad. 

-¡Vamos Geroh, dale aunque sea uno!

El Sceptile estaba sumamente irritado por no poder asestar ni un solo ataque, a pesar de que su puntería estaba ubicada entre las mejores en el equipo de Touji. Tal vez esa era la razón por la que Jolteon estaba sudando horrores para escapar de los disparos una y otra vez.

-Aguanta un poco más… solo un poco más… -dijo Shin en voz baja, levantando la vista al cielo.

El pobre monstruo eléctrico estaba llegando a los límites de su resistencia, a pesar de su sobrenatural velocidad, sus reflejos se enlentecían por la fatiga poco a poco.
Y finalmente ocurrió; no llegó a darle de lleno, pero un rayo solar hirió al perro en un costado, haciéndolo rodar por el suelo, pero enseguida se incorporó, dolorido.

-¡Ya lo tenemos, acabalo!

Geroh-Kun sonrió ampliamente al poder deshacerse por fin de su molesto rival, juntó sus manos para disparar, pero…

-“¡Mierda!” –se lamentó Touji, viendo que la temperatura volvía a la normalidad; los efectos del día soleado habían terminado.

Esto causó que Sceptile tuviese que cargar su ataque. La energía se reunía lentamente en sus manos, formando una bola.

-¡Ahora Relámpago, onda trueno!

El Pokémon de Touji apretó los dientes, tratando de alguna manera de acelerar la carga, ya que en ese estado le era muy difícil esquivar. Jolteon soltó un grito al tiempo que liberaba una veloz corriente eléctrica, que apresó el cuerpo del reptil, impidiéndole moverse con libertad.

-Carajo, sin su velocidad Geroh está acabado, ¡dispara ya!

Justo al momento de ser paralizado, el rayo solar completó su carga, y el tremendo disparo arrasó con todo lo que tenía delante, Jolteon solo pudo ver la cegadora luz del mortal ataque venírsele encima. La explosión fue prodigiosa.

-¡¡Wooow!! ¡Jolteon aprendió a volar! –gritó consternado el locutor al ver al Pokémon salir disparado, y caer estrepitosamente sobre las gradas, destruyéndolas entre un grupo de asustados espectadores, que se apartaron de inmediato del Pokémon al ver que este se levantaba, sacudiéndose el polvo, muy débil, pero ansioso de tener su revancha.

-¡Tómale una foto, tómale una foto! –gritó una niña, antes de que el perro volviera de un salto a la arena.

-¡Es increíble, ha soportado el rayo solar más fuerte de todos los Pokémon hierba! ¡Ningún Jolteon había podido lograr tal proeza!

Relámpago cargó energía, listo para dar una buena descarga de despedida a su oponente.

-“No es posible, ningún Jolteon tiene esa capacidad defensiva…” –pensó Touji confuso.

Sceptile se preparó para recibir el ataque, ya que no podría esquivarlo gracias a la onda trueno. La electricidad no le hacía demasiado daño, por lo que no estaba muy preocupado.

Al momento de estar por echar su rayo, el Pokémon eléctrico soltó un gemido y se desplomó, derrotado.

Touji soltó un suspiro de alivio.

-La actuación de Jolteon termina aquí, ¡un aplauso para este gran Pokémon eléctrico quien a pesar de su desventaja le dio problemas a su oponente!

-A Shin-Tao le quedan dos Pokémon… ¡Veamos a quién va a elegir para derrotar a Sceptile! ¿Eh? ¿Qué está haciendo ese Pokémon?

Una amplia sonrisa se dibujó en la cara de Touji al ver a su monstruo comiendo una extraña baya amarilla. Ni bien terminó de masticarla y tragarla, el chisporroteo que lo envolvía desapareció como por arte de magia.

-¡Oh! ¡Qué astuto, le dio una baya anti parálisis por si ocurría algo así! ¡Sceptile recuperó su libertad de movimientos!

-Ahora no le queda más que sacar a su Sneasel, nadie enviaría un Blastoise contra un Sceptile –dijo Hikari muy segura.

-La pokebola se abre y es… ¡Blastoise!

La imponente tortuga sacó sus dos relucientes cañones de su caparazón, mientras afirmaba los pies en el suelo y miraba con rudeza a su contendiente. Era aún más grande que este.

-Una… extraña decisión por parte del entrenador de ciudad Viridian, pero ya veremos que tiene en mente.

-“Acá hay algo raro… nadie en su sano juicio enviaría un Blastoise contra un Sceptile, tal vez se equivocó de pokebola… «

Sceptile entornó los ojos burlonamente, para después pasarse el dedo horizontalmente por el cuello, indicando lo que le haría a Blastoise, pero el monstruo acuático no parecía intimidado en lo más mínimo.

-¿Y no piensa ir al agua? Ni siquiera va a aprovechar la poca ventaja que tiene… -Touji trató de ver algo de la expresión de Shin, de seguro debía de estar preocupado… pero se encontraba demasiado lejos para notarlo.

-¡Geroh-Kun, no te limites, hojas sable!

El reptil tomó posición y con dos movimientos de brazos disparó una frondosa tormenta de hojas largas y filosas como espadas, con la capacidad de cortar como manteca hasta la roca más sólida. Blastoise no hizo nada por evitarlas, solo se protegió la cara con ambos brazos.

-Touji cayó en su truco… -dijo Rika con un suspiro.

-¿Qué? ¿Qué truco? -preguntó Harry.

El Pokémon hierba concluyó que ya era suficiente y detuvo su ataque; la tortuga se dejó ver entre el verdor que se disipaba: su caparazón tenía tantas fisuras que parecía que se caería a pedazos en cualquier momento. Su rugosa piel azul estaba zanjada con largos cortes al rojo vivo. Estaba hecho polvo.

-Ya está hecho –dijo Touji cruzándose de brazos.

Sin demostrar ninguna ansiedad, Shin ordenó a su Pokémon:

-Manto espejo.

Una capa de la misma altura de Blastoise lo envolvió, parecía estar hecha de algún extraño líquido flotante, y sus variadas tonalidades de azul se movían como una marea.
Blastoise extendió ambos brazos hacia delante, y la sustancia salió disparada hacia Sceptile a tremenda velocidad.

-Esqui… -No era necesario que Touji diera esa orden, su Pokémon no tenía pensado dejarse golpear por semejante cosa (fuere lo que fuere), sin embargo, el golpe le llegó antes incluso de que sus extraordinarios reflejos le permitieran reaccionar, y tal y como ocurrió con Jolteon minutos antes, Geroh-Kun salió volando, esta vez estrellándose violentamente con la barrera que habían colocado los encargados del estadio entre los carteles de publicidad y el campo, hartos de que los Pokémon los destruyeran con sus ataques. La barrera se desplomó, junto con el monstruo verde. Solo podía verse un brazo inerte sobresaliendo de entre los escombros.

Todos se mantuvieron en silencio, esperando a que Sceptile se levante, pero tal cosa no ocurrió.

-¡Esto es increíble! ¡Teniendo una desalentadora desventaja, Blastoise ha derrotado de un solo golpe a su rival con su manto espejo!

La astuta jugada fue aplaudida por todos los fanáticos de Shin, o espectadores que simplemente estaban de su lado.

Touji reaccionó al fin, y retiró a su Pokémon, rabioso:

-“¡Qué estúpido fui! ¿Por qué no pensé en esa posibilidad? El chino de mierda me engañó, ahora perdí a Geroh-Kun, Skarmory no la tiene fácil contra un Pokémon con tan buena defensa, y ni hablar de Kosuke, pero…”

El entrenador analizó el aspecto de Blastoise unos segundos, jadeaba furiosamente y parecía tener problemas para respirar, además de que su caparazón tenía un aspecto lamentable.

-“Moro será capaz de hacerlo…”

-¡Touji arroja su penúltima pokebola con fuerza hacia las alturas!

-Skarmory aparece surcando el cielo, en circunstancias normales tendría una derrota casi segura contra Blastoise, pero la bestia de Shin-Tao se ve muy fatigada por recibir de lleno las hojas sables de Sceptile, ¿podrá hacer frente al Pokémon volador?

Shin no tardó mucho en dar su orden: sabía bien que a Blastoise no le quedaba mucho, y debía aprovechar su ofensiva lo más rápido posible:

-Hidro bomba.

-¡Pico taladro!

A pesar de no ser tan ágil como Pidgeot o Fearow, Skarmory aún tenía buena capacidad evasiva, y no tardó en echarse en diagonal hacia abajo, esquivando limpiamente el poderosísimo chorro de agua, y volando al ras del suelo hacia Blastoise.

La tortuga alertó esto y se volvió justo cuando el ave se detenía en seco, levantando un nubarrón de ceniza con sus alas de plata. Pero su pico no llegó a tocar la cara de su rival, ya que este le sujetaba firmemente el cuello con una mano, y el pico con la otra, mientras sus gruesas patas se enterraban en el suelo como dos columnas. A pesar de aletear con ahínco y de su gran corpulencia, el pájaro metálico no podía avanzar, la pose defensiva de Blastoise era impecable.

-¡Mierda Moro, rompe su postura con tu ataque de arena!

Skarmory volvió a batir sus alas, pero esta vez rasgando la desgastada arena de combate con las puntas de las filosas plumas. Una polvorienta mezcla de ceniza, hierba quemada y arena saltó a la cara de Blastoise, cegándolo momentáneamente.

Moro trató de tomar ventaja, pero pasando por alto la molestia de esta técnica, la tortuga seguía sujetándola, sus dedos cortos y robustos estaban apretando su pico con fuerza, impidiendo ser herido por este.

-¡Pico taladro de nuevo!

Le costó bastante debido a la presión ejercida por su enemigo, pero Moro consiguió hacer rotar su pico, que empezó despacio, pero luego tomó una velocidad demoníaca. Blastoise soltó un bramido de dolor, mientras retiraba la mano ensangrentada. Sin pérdida de tiempo, Skarmory le asestó un durísimo cabezazo, con tanta fuerza que se abolló ligeramente el acero que la cubría.

Blastoise se desplomó de espaldas, con un gran estruendo. Un fino hilo de sangre se deslizaba por su frente.

Moro levantó vuelo y celebró su victoria con un fuerte graznido. El público festejó con ella.

Solo unos pocos notaron que el abatido Pokémon acuático se había movido trabajosamente de donde estaba. Touji solo llegó a ver la enorme mole desapareciendo bajo el agua.

-¡Moro, atenta, aún no está acabado! ¡Aire afilado a la piscina, rápido!

El ave descendió velozmente, y comenzó a bombardear el estanque con sus cuchillas de viento. El agua se agitó con violencia a causa de los ataques, ¿o era por otra cosa? Moro no tuvo tiempo para averiguarlo: una ola enorme se levantó como una imponente bestia de algún mundo de pesadilla, ansiosa por tragársela de un solo bocado.

-¡Poderosísimo ataque de surf por parte de Blastoise!

-¡Skarmory ha desaparecido bajo la rompiente!

-¡Mierda! –Touji buscó a su monstruo con la mirada nerviosa, el agua había cubierto prácticamente toda la arena, pero en pocos segundos se fue calmando y nivelando, hasta que en varias partes el césped quemado y la superficie maltratada del campo fueron nuevamente visibles. El entrenador escuchó el sonido metálico que solo podía ser el emitido por las patas de su Pokémon incorporándose, y sus plumas de acero sacudiéndose el agua. No parecía estar herida de gravedad o muy debilitada.

-Ya veo, el surf tiene algo menos de poder que la hidro bomba, pero su puntería es casi perfecta, y el daño fue bastante a pesar de que Blastoise es un Pokémon más defensivo que ofensivo… -enseguida buscó a Blastoise con la mirada. Estaba aún inmerso en el estanque, con los brazos y cabeza apoyados en el borde, al parecer no le quedaban fuerzas ni siquiera para mantenerse a flote. Cerró los ojos, exhausto.

Una vez más, uno de los Pokémon de Shin se llevó todas las ovaciones del público por su excelente performance.

Shin lo recogió, podía distinguirse una muy leve expresión de orgullo en su rostro.

Pronto Touji analizó su situación actual:

”Solo le queda Sneasel. Esa mierda es muy fuerte, pero Skarmory tiene toda la ventaja, un Pokémon de hielo no puede derrotar a uno de acero, y su defensa es demasiado alta como para ser dañada por sus garras. Y si por algún motivo se diera el caso de que Moro pierda, ¡aún tengo a Kosuke para rematarlo! ¡Voy a ganar, voy a ganarle al chino!” -el entrenador por primera vez desde que comenzó la pelea estaba lleno de confianza, tenía todo para lograr la victoria, la alegría lo desbordaba.

-Atención, Shin-Tao tiene solo un Pokémon más para intentar poner las cosas a su favor, pero esta criatura está lejos de ser ordinaria. Muchos lo subestimaron, y solo unos pocos vivieron para arrepentirse… -el locutor parecía esforzarse por hacer que su voz sonara lúgubre y aterradora, sin mucho éxito.

Sabiendo bien que era (junto con Charly) el Pokémon más popular del torneo, Shin presionó el botón de la pokebola de su Sneasel, que creció hasta llenar su mano. Las cosas se habían puesto difíciles, sí. El inútil resultó ser un oponente decente (y decente era el máximo halago que podía esperarse de él) y ahora solo tenía su primer Pokémon, que capturó incluso antes de que el Profesor Oak le entregara su Squirtle, para dar vuelta la situación. Era fácil, y lo sabía; no había límites para su pequeño demonio. Si él solo había eliminado a seis Pokémon en octavos de final (asesinando a dos de ellos y dejando en condición critica al resto) ¿por qué no habría de poder con dos?

-¡Los casi ciento cuarenta mil espectadores solo tienen ojos para la pokebola que gira en el aire! –dijo con un intento de voz dramática el otro comentarista.

Touji hubiera acotado algo, pero él también estaba demasiado concentrado en lo que ocurría frente a sus ojos. La esfera se abrió, y de entre su luminosidad surgió una figura altamente contrastante, de una negrura muy llamativa.

La criatura se puso de pie y levantó la torva mirada teñida de púrpura. Sus largas garras ganchudas permanecían bajas y temblaban ligeramente. Tal vez era un tic, o tal vez se debía a la excitación que le producía el saber que iba a poder usarlas a su antojo.

El graderío coreó el nombre del Pokémon a todo pulmón. Todo el estadio se encontraba clamando al oponente de Touji, cosa que a este no le hizo ninguna gracia.

Moro aleteaba varios metros por encima de su pequeño oponente. A pesar de tener todas las de ganar, por alguna razón sentía que no era seguro atacarlo de cerca.

-¡Moro, que no te intimide esa mierdita, no es nada comparado con vos, intoxicalo!

La bola mucosa se estampó en el punto exacto donde el Sneasel estaba parado, con el pequeño detalle de que ya no había nada ahí.

Moro sintió un pequeño peso sobre su espalda, y luego un golpe helado, seguido de miles más de ellos, hiriéndola como una taladradora.

De alguna manera, Sneasel había llegado a su lomo, y le asestaba con saña puños hielo una y otra vez. Su brazo rodeado de un aura glacial se movía a tal velocidad que era imperceptible. Diminutos cristales congelados empezaron a cubrir como dolorosas escamas el punto que era golpeado, Moro sufría.

-¡Maldición, gira!

La orden fue fácil de procesar, el pájaro dio un brusco giro de 360 grados, esperando hacer caer a su inoportuno pasajero, pero al volver a volar con normalidad, el monstruo aún estaba sobre ella. Moro se enfureció, y a partir de ahí empezó una serie de extrañas e imprevisibles piruetas y giros, pero Oni seguía aferrado a ella como un parásito infernal. Finalmente se dio cuenta de lo simple que era solucionar esa situación; volvió la cabeza hacia atrás, y disparó una generosa cantidad de estrellas luminosas.

No había causado daño, pero al menos Sneasel ya no estaba en su espalda.

-¡Vaya! Sneasel vuelve a pisar tierra, Skarmory va hacia él, pero el Pokémon siniestro toma aire… ¿Qué hace?

Tras inhalar profundamente, Oni sopló con fuerza una ráfaga de viento helado. Los cristales azotaron con fuerza moderada: la intención del ataque no parecía ser la de causar mucho daño.

Moro sintió helársele los huesos, el frío la abrumaba y entumecía sus movimientos. 

-¡Usa ala de acero!

Al volar hacia su oponente, Touji notó que la velocidad de su Pokemon había disminuido alarmantemente. Tanto así que Oni se cruzó de brazos esperando a que llegara.

El entrenador ardía de furia:

-No sirve que trates de atacarlo directamente, ¡aire afilado!

Sneasel salió a la carrera, salpicando por la arena aun parcialmente cubierta de agua, mientras eludía por los pelos las ondas de viento que estallaban tras él, persiguiéndolo. Moro estaba enojada, y lo demostraba disparando sus ataques con gran exactitud y fuerza, pero su contendiente era demasiado rápido. Corría como si tuviera alas en las patas, con los brazos extendidos hacia atrás para no ofrecer resistencia al viento. El campo desaparecía bajo sus pies, pero las cuchillas de aire lo perseguían con gran insistencia, zanjando el suelo a solo centímetros de sus talones. Sneasel comenzó a ser obligado a desviarse fuera de la arena, hacia la barrera de anuncios.

-No tiene salida… -murmuró Touji sonriente.

Moro también notó esto, y siguió despidiendo aire afilado con cada batir de alas. Oni corría, pero los carteles le impedían el paso, ya no tenía a donde huir.

-Sneasel tiene problemas, parece que Skarmory logró acorralarlo pero… ¡¿Qué?! ¡¿Qué diablos es esto?!

Todos se quedaron boquiabiertos el ver que Oni no disminuyó la velocidad en lo más mínimo, por el contrario, aceleró, y corrió sobre la pared de carteles como si se tratara del suelo.

-Hijo… de puta… -soltó Touji estupefacto al ver a la criatura correr en posición completamente horizontal.

Moro destruía el muro de anuncios tras Sneasel, que seguía corriendo como alma que lleva el diablo, dejando una estela negri-púrpura sobre la superficie que se desmoronaba. La multitud en las gradas hacía la ola a su paso fugaz.

-Disculpen la momentánea falta de modales de su servidor –el locutor se aclaró la garganta.

-¡Pero es normal sorprenderse al ver semejante espectáculo de velocidad y reflejos en un Pokémon! –declaró el otro mientras intentaba retomar el curso del combate.

El muro de carteles se había acabado, por lo que Sneasel dio un espectacular salto hacia atrás, aparentemente intentando volver a situarse en la espalda de Moro, pero milagrosamente esta lo interceptó en el aire con un duro golpe de su ala.

-¡¡Le dio!! –gritó Touji animado –¡Ahora Moro, acabalo!

Oni salió disparado hacia el suelo por el impulso del golpe, pero con un rápido giro consiguió caer de pie, aunque derrapó varios metros antes de conseguir detenerse. Cuando levantó la vista, solo vio a Skarmory venírsele encima. 

Llenó de aire sus pulmones, y su aliento se hizo dolor, ráfagas congeladas de miles de kilómetros por ahora, cristales, espinas, y pequeños témpanos de hielo. Si el infierno fuera frío, aquello sería lo más parecido a él. Moro se encontró envuelta en ese mortal huracán congelado.

-¡Pocas veces hemos visto ventiscas tan poderosas!

-¡Skarmory cae, completamente congelada!

-¡Carajo! Se suponía que Moro la tendría fácil… pero apenas logró golpearlo una vez… esa mierda se mueve demasiado rápido, pero aun así, Kosuke logrará ganar, sé que lo hará… -Touji guardó a su ave de acero (o de hielo, mejor dicho), y sacó su última pokebola. Tal vez no se trataba de un Pokémon tan popular como Sneasel, pero Kosuke era especial, y lo demostraría en este combate, su entrenador estaba seguro de eso.

-¡El último Pokémon del entrenador de pueblo New Bark emerge!

-¡Y cómo todos sabemos se trata de Pupitar!

-Es un Pokémon muy fuerte y resistente, pero en comparación a su oponente es lento y pesado, ¿tendrá alguna oportunidad contra Sneasel?

-¡Kosuke! –el monstruo de roca se volvió al oír la voz de su amo –por favor… ganá esta pelea.

Tal vez fue por el tono que empleó, pero a Kosuke le pareció que esta vez su amo realmente quería ganar con todas sus fuerzas. Le costaba verlo tomándose un combate en serio, pero ahora era diferente, no solo era Touji: él también deseaba la victoria más que nunca. Deseaba venganza.

Fijó la vista nuevamente en Sneasel, y recordó aquel lejano combate, en el que siendo un Larvitar fue brutalmente derrotado. Pero ahora era mucho más fuerte, no se dejaría ganar por ningún motivo.

-Vaya, ambos Pokémon se miran con, cielos, ¡odio!

-¡Empiezan! ¡Llueven las rocas sobre Sneasel, pero este ya empezó a correr! ¡Solo mírenlo zigzaguear!

-¡Paralo, cara susto!

Si de por sí la cara de Kosuke no era particularmente bella, al usar ese ataque se convirtió en algo que sin duda daría pesadillas a los niños. Sin embargo Oni no se vio afectado por la técnica; saltó sobre una roca que le venía encima e impulsándose en ella fue como un proyectil hacia el Pupitar, con su puño hielo preparado.

-¡Bajo tierra!

Sneasel solo pudo congelar el suelo, ya que Kosuke había desaparecido en las profundidades.

-Doble equipo –ordenó su maestro.

Justo al momento de multiplicarse, Kosuke atacó, pasando a través de una de las imágenes. Pero de atrás una docena de enemigos se apiñaron sobre el monstruo rocoso, quien demasiado experimentado para ser engañado por un doble equipo, emitió un chirrido de tan alta magnitud sónica que los altoparlantes estuvieron cerca de estallar.

Todas las copias se fusionaron con el original, quien se alejó con dos saltos consecutivos hacia atrás, pero Kosuke no tenía pensado dejarlo ser: lanzó su enorme cuerpo hacia él, dejando un surco en la arena a su paso. Sneasel se apoyó en sus garras y saltó por encima del Pokémon de Touji, quien se detuvo bruscamente y liberó un poderosísimo terremoto, la marea terrosa no tardó en llegar a su blanco, el ataque abarcaba tanto que el gato siniestro no vio ningún punto de escape cercano, por lo que no tuvo idea mejor que saltar sobre el mismo Kosuke, aferrándose a él con las garras de los pies.
Bajó la temperatura de su mano a varias decenas de grados bajo cero, listo para perforar la coraza de Kosuke con ella, pero este se sumergió en la tierra, llevando a su enemigo con él.

Touji no podía ver a Shin, pero ciertamente este se veía intranquilo: su Pokémon estaba con el enemigo e inmerso en su elemento. No estaba acostumbrado a esa clase de situaciones, pero confiaba en que lograría salir bien librado. Después de todo, su Sneasel tenía una gran seguridad y confianza en sí mismo, que lo ayudaba a salir de los muchos problemas en los que se metía.

-¡Pupitar se ha llevado a Sneasel bajo tierra! ¡Nadie sabe que está pasando ahí abajo, pero de seguro una intensa lucha se desata!

-Y nosotros mordiéndonos las uñas acá… ¡Todos esperan expectantes a que las bestias se dejen ver!

El suelo temblaba, la vista de absolutamente todos estaba fija en el agujero por el que ambos habían desaparecido. Estaban peleando sin duda, pero quién iba ganando o cuando saldrían, eso nadie lo sabía.

-Vamos Kosuke… salí de una vez… -murmuró Touji con nerviosismo.

Algo salió expulsado bruscamente del suelo, por un orificio bastante alejado del que habían usado para enterrarse. Al mirar con detenimiento, Touji vio el cuerpo de Sneasel rodar por el suelo, muy maltratado.

-¡Así se hace!!–festejó Touji por anticipado, ya que el monstruo de hielo se incorporó rápidamente, y saltó hacia atrás al surgir Kosuke justo debajo de él. Al entrenador no le gustó lo que vio. No le gustó nada. El Pupitar se veía aún más dañado que su oponente: tenía varias fisuras en la capa de roca, y escamas de hielo cubrían buena parte de su cuerpo, restándole mucha movilidad.

Una nueva avalancha se precipitó contra Sneasel, que volvió a burlar el ataque a los saltos, pero no llegó a anticipar el ataque directo de Kosuke. La mole se le venía encima, por lo que Oni reaccionó con lo primero que se le ocurrió: un duro garrazo de metal, que repelió eficientemente al Pupitar, pero no evitó que el propio Sneasel sea arrojado hacia atrás por el choque entre la roca y el metal.

Las dos bestias se separaron, afirmaron su postura, y se volvieron a lanzar al ataque.

-¡¡Estos animales no se dan respiro!! ¡¡Se atacan una y otra vez!!

-La garra metal de Sneasel está haciendo un buen trabajo desgastando la coraza de Pupitar, pero así mismo sus garras no deben estar en mejores condiciones.

-¡No podrán continuar con esos violentos embates durante más tiempo, si la batalla no se decide pronto, ambos resultarán severamente dañados!

Tras un tremendo impacto, Kosuke y Oni se detuvieron, jadeantes. Se prepararon para volver a atacar, pero entonces un pedazo de la coraza del Pokémon de roca se desprendió con un pequeño estallido, y la garra de Sneasel se fisuró tanto que era imposible que vuelva a usarla.

-¡Oni, continua, aun tenés tu otra garra, puño hielo!

-¡Mierda, Kosuke, tormenta de arena!

Un vendaval rocoso azotó con furia todo el campo. Sneasel retrocedió, mirando hacia los lados. Su vista era aguda, pero eso no bastaba para ver a través de semejante tempestad. Estaba a la merced de un ataque sorpresa, y no podía oír las órdenes de su entrenador.

-Kosuke se encargará ahora… tenemos toda la ventaja –A esta altura, Touji no estaba seguro de nada, esa condenada criatura parecía indestructible.

El Pupitar observaba a su presa, semienterrado. Le complacía el ver a Sneasel desorientado, y la tormenta de arena lo hacía sentirse seguro. Se fue acercando lentamente, hasta que estuvo en buena posición para atacar, pero entonces…

-¡¡Wow!! ¡La tormenta de arena es desplazada completamente por un granizo muy denso!

-¡La tormenta ha pasado a ser completamente blanca!

-¡Mierda! –gritó Touji buscando a Kosuke desesperadamente con la mirada. Le pareció ver su figura entre los diminutos cristales helados, pero no podía distinguir qué estaba ocurriendo.

El granizo fustigaba con fuerza, pero para el Pupitar el daño era insignificante comparado con el terrible puño hielo que Oni le había dado entre ceja y ceja. El golpe fue tan duro que lo impulsó varios metros hacia atrás.

Con dificultad distinguió la figura de Sneasel, que se acercaba lentamente, con el puño izquierdo envuelto en su aura fría. La pelea estaba por terminar, pero, ¿por qué? Se estaba dejando intimidar por ese estúpido granizo, estaba débil y cansado, sí, pero su oponente también lo estaba.

”¡Kosuke! Por favor… ganá esta pelea” le había dicho su amo. No podía fallarle ahora, eso no, seguiría atacando hasta desintegrarse si era necesario, pero ganaría a toda costa.

Oni se acercó, listo para acabarlo. No estaba satisfecho, estaba herido y la pelea había resultado por demás complicada. Su amo lo castigaría probablemente, debía vencer sin importar cómo.

Solo llegó a dar un paso más, y tuvo que retroceder de un salto cuando una inesperada roca amenazó con aplastarlo, pero eso fue solo el comienzo; toneladas y toneladas de rocas de todo tamaño comenzaron a caer. Sneasel las esquivaba con destreza, pero no iba bien: las rocas eran demasiadas y él estaba agotado. Pronto su agilidad no fue suficiente para eludir el ataque, y necesitó congelar o destrozar rocas con su garra izquierda para no ser golpeado con ellas. Los segundos eran eternos, y sus energías se agotaban, estaba retrocediendo, mientras intentaba repeler peñascos a garrazo limpio. La avalancha seguía cayendo.

-¡¡Una avalancha increíble está asediando a Sneasel!! ¡¡No podrá resistir a este paso!!

-¡¡Vamos Kosuke, acabalo, acabalo!!

El granizo dejó de caer, así como las rocas.

Kosuke y Oni pudieron ser nuevamente vislumbrados a la perfección.

El Pokémon de roca no había cesado su ataque voluntariamente, el hielo que cubría parcialmente su cuerpo lo había debilitado en demasía. A pesar de que a la vista de la mayoría resultaba una criatura inexpresiva, Touji, que lo conocía como nadie, pudo distinguir su dolor.

Sneasel no se encontraba mejor, lleno de golpes y magullones. Tenía una herida en la frente de la que caía una cascada de sangre sobre sus ojos, lo cual le habría molestado en una situación normal, pero no en aquel momento. Estaba demasiado concentrado en la batalla: nada lo haría desistir, incluso ahora que ambos brazos le habían quedado inutilizados. Sus garras estaban milagrosamente de una pieza, pero le dolían muchísimo.

-¡Los dos Pokémon están en pésimas condiciones! ¡El duelo puede terminar en cualquier momento!

-¿Terminar? –Shin esbozó una sonrisa satisfecha –si, definitivamente va a terminar. ¡Oni, ventisca!

-¡¡No, Kosuke no podrá aguantar ese ataque!! ¡¡Terremoto!!

La tierra se sacudió con violencia atronadora, la corriente de espinas que surgió de ella formó un bizarro sendero hacia Sneasel, mientras este inhalaba y soplaba la ventisca más poderosa que fue capaz de expedir.

Los Pokémon no pudieron hacer más que recibir los titánicos ataques, sin fuerzas ya para esquivar.

-¡Qué golpes se han dado! ¡Estos Pokémon no se resignarán hasta matarse entre ellos!

-La situación se aclara, podemos verlos y… atención, ¡Pupitar está en el suelo!

-¡¡No!! No puede ser, ¡¡Kosuke, levantate!!

-¡¡Levantate!! –gritó Harry poniéndose de pie. Reiko no tardó en hacer lo mismo, aunque algo dudosa. Pronto todo ser en el estadio a favor de Touji estaba gritando a todo pulmón:

-¡¡Levantate, levantate, levantate, levantate, levantate!!

Ni siquiera los incontables de gritos de “¡¡Acabalo, acabalo, acabalo!!” de los seguidores de Shin podían tapar las voces de aliento de miles.

Sneasel se tambaleó.

-¡Oni, termina ya, bola sombra!

La criatura soportó el dolor y levantó los desgastados brazos, siguiendo ciegamente la orden de su maestro. La esfera oscura que todos conocían tan bien comenzó a formarse, no era muy grande, pero en esas condiciones no podía exigirse más.

-Más poder –ordenó Shin-Tao.

Oni apretó los ojos y agrandó más la bola, la alzó sobre su cabeza, listo para arrojarla.

-¡¡Levantate Kosuke!!

Pupitar abrió los ojos, justo a tiempo para ver la bola sombra venírsele encima. No tenía tiempo para pensar, de hecho, solo tenía tiempo para una cosa:

-¡¡Pupitar se arrojó a sí mismo contra la bola sombra!! ¡¡Este Pokémon se volvió loco!!

-¡¡Y eso no es todo, la está haciendo retroceder hacia Sneasel!!

Kosuke estaba usando hasta su último vestigio de fuerza en empujar el terrible ataque fantasma hacia su ejecutor, que no pudo hacer más que quedarse viendo la escena con los ojos abiertos de par en par.

Un esfuerzo más, el último esfuerzo, y la bola sombra llegó hasta Sneasel. La explosión se desató, iluminando las caras incrédulas de Touji y Shin…

Sabrina

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