Made in PAPokémon: El Mundo con Otros Ojos

Pokémon el Mundo Con Otros Ojos – Capítulo 38: Los Preparativos de la Fiesta

Disclaimer lavamanos tipo Disney

Esta historia fue escrita desde el 2002 al 2004, por una piba y un pibe que, al comienzo de la historia, tenían 15 años, al igual que el protagonista.
Es probable que cada tanto encuentren chistes o comentarios homofóbicos, machistas, racistas y/o de mierda en general. Básicamente, éramos literalmente nenes y bastante boludes, como la gran mayoría de las personas lo es a esa edad. Esos comentarios NO reflejan la postura actual del staff de PA y francamente, son bastante vergonzosos. Pero decidimos dejar la historia exactamente tal cual fue escrita y no lavarnos las manos de nuestros errores.

 

Capítulo 38: Los Preparativos de la Fiesta

La oscuridad reinaba a su alrededor, tan densa que parecía poder palparse, respirarse.
No había rastro de la luna, ni siquiera una diminuta estrella, todo era tan negro que era difícil orientarse. Tal vez lo único que ayudaba era el fuerte viento que golpeaba a ambos en la cara.

El silencio era interrumpido solo por algún ocasional batir de las inmensas alas de la bestia en la que volaban.

-¿Tenés miedo? –preguntó una voz muy serena.

-No, el miedo es para los débiles.

-¿Por qué pensás eso?

-El miedo es el primer paso hacia el fracaso.

Hubo unos instantes en que ninguno de los dos habló.

-Por el simple hecho de tener miedo, desconocemos quienes somos hasta convertirnos en un ser solitario estando siempre a la deriva de lo que nos pueda pasar… -dijo el joven que iba adelante –no permitas que eso te suceda.

-Sí, maestro.

***

-¿Dónde está Touji? –preguntó Reiko mientras se restregaba los ojos con una mano.

-Qué sé yo… debe andar tomando por ahí… borracho de mierda… -dijo Harry entre dormido.

-¿Qué? ¿Solo? ¡Pero si son las cuatro de la mañana!

-¿Por qué tanto ruido? –preguntó una voz, era Rika.

-Es que Touji no está… -dijo Reiko.

-¿A dónde se pudo haber ido a esta hora?

-Qué raro…

Rika se quedó pensativa unos segundos, y después pareció recordar algo:

-¡Ya sé! –dijo mientras salía de la habitación.

-Che, esperá, ¿a dónde vas? -Harry la llamó, viéndola alejarse, pero Rika no le hizo caso.

-Sabía que te encontraría acá.

Touji se volvió sorprendido, tanto que casi se cae de donde estaba sentado.

-Rika, ¿qué haces acá?

-Yo debería preguntar eso, ¿qué haces acá sentado en el techo del centro Pokémon? ¡Y con este frío!

Ambos sintieron la brisa helada en sus caras.

-Qué raro, ¿no? A pesar de que ya estamos en verano hay un viento muy frío –dijo Touji.

-Sí…

-La noche está más oscura que de costumbre, no puedo ver ni un rastro de estrella…

-Touji… escucha.

-Pero tengo que estar feliz, ¿no? Digo, tengo las ocho medallas…

Rika se sentó a su lado.

-¿Y qué pensás hacer? Después de competir en el torneo de la liga Johto, claro.

-Supongo que regresaré a casa, con mi padre…

La chica lo miró seriamente.

-Touji, escuchame, algo no está bien, siento algo extraño…

-¿Qué? ¿Qué pasa? –preguntó el chico extrañado.

Rika bajó la mirada.

-Siento… que algo malo va a ocurrir, algo muy malo, algo terrible.

-¡¿Qué?! ¿Qué clase de cosa?

-No sé… pero…

Touji la miró sorprendido, Rika siempre le había parecido una chica muy racional que no se atemorizaba con nada, pero ahora veía inseguridad en su mirada.

Extendió un brazo hacia ella, nervioso.

-No te preocupes… -le dijo en voz baja, mientras la rodeaba con el brazo –yo nunca voy a permitir que algo malo te pase. Nunca.

Repentinamente se oyeron pasos.

-Che Touji, ¿qué estás ha… -comenzó a decir Harry, pero se detuvo en seco al verlos –ah, este… perdón, no sabía que… no quise interrumpir…

-¡¿INTERRUMPIR?! –Gritaron Rika y Touji al unísono, poniéndose de pie de golpe, completamente sonrojados.

Reiko apareció detrás de Harry, y se quedó mirándolos con ojos que habrían asustado a cualquiera.

-Ah, están acá –dijo sin nada de amabilidad.

Touji abrió la boca como para decir algo, pero al no ocurrírsele nada, la volvió a cerrar.

-Esteee… mejor entremos, o alguien va a pensar que somos una secta de gente que le gusta estar sobre los techos de los centros Pokémon de noche –Harry dijo esto con intención de arrancar una sonrisa a sus compañeros, pero no lo logró.

A la mañana (no, mediodía es más acertado) siguiente parecía que el humor del grupo había mejorado. Todos desayunaban como era de costumbre. Touji acababa de terminar y se levantó, hurgando sus bolsillos en busca de monedas.

-Voy a llamar a mi viejo –explicó.

Mientras marcaba el número, pensaba en la cara que pondría su padre al enterarse de que tenía todas las medallas en su poder.

-Hola papá.

El hombre pareció sorprenderse mucho, pero no tanto como Touji cuando lo vio por la pantalla. Hacía mucho que no veía a su padre en esas condiciones: estaba pálido y demacrado, con dos bolsas grises colgándole de los ojos.

-Hola –respondió con la voz más ronca de lo usual –¿dónde estás?

-En Blackthorn -respondió el muchacho, escrutándolo con la mirada.

-Ahá, y me imagino que Clair ya te apaleó, ¿cierto?

-Nop, muy por el contrario –Touji sacó su medalla Rising y la puso frente a la pantalla.

Los ojos de su padre se abrieron en una expresión de sorpresa muy exagerada, que tras unos segundos se transformó en una sonrisa.

-Quién diría que semejante inútil lo lograría…

Touji se sintió orgulloso.

-Lo sabía. Sabía que no ibas a fracasar, lo traes en la sangre… igual que… -el padre se detuvo, tragando saliva.

Su hijo lo observó unos segundos.

-Papá, qué… ¿Estuviste tomando de nuevo?

-No digas boludeces.

-A mí no me engañás –hubo unos segundos de silencio –no estés mal por lo de Kosuke… yo, yo voy a…

-¡¡Kosuke está muerto!!

-No, sabes que no es así.

-Si lo que me contaste es cierto… para mí está muerto.

Touji bajó la mirada.

-Bueno, se me acaba el crédito, mañana salgo para New Bark, voy a llevar a mis amigos, así que hace lugar y tratá de limpiar un poco.

-Ok, no te mandes ninguna eh…

Touji colgó el tubo, puso más monedas en la ranura y volvió a marcar.

Una cara amigable apareció del otro lado de la pantalla.

-¡Touji! –saludó el Profesor Elm.

-Hola profe, ¿qué tal?

-Muy bien, estaba revisando tus Pokémon hoy justamente, y me sorprendí bastante.

-¿Por?

-Verás, a la mayoría de los Pokémon que los entrenadores me envían les gusta pasar sus ratos fuera de la Pokebola simplemente descansando, comiendo o alguna otra cosa, pero Hoho y Hiro…

-¡Ah! ¿Cómo están ellos?

-Están… entrenando.

-¿Eh? ¿Entrenando? ¿Solos?

-Aunque suene extraño, pelean entre ellos y contra otros Pokémon, realmente están luchando muy duro, quieren fortalecerse.

Touji se quedó pensando unos instantes.

-Cree que… están haciendo eso porque yo los reempla…

El profesor negó con la cabeza.

-Lo dudo, yo creo que quieren estar en forma por si los necesitas, no olvides que pasaron muchos peligros juntos, tus Pokémon saben de tu habilidad innata para meterte en problemas.

Touji se rascó la cabeza, sonriente.

-Y Touji, como van las cosas, ¿estás en Blackthorn?

-Así es, gané la medalla de Clair, ya tengo las ocho.

-¡Excelente! Esto es realmente maravilloso… derrotaste a Clair… eso significa… que tenés buenas posibilidades en la Convención Plateada. Le demostraré al Profesor Oak que mis discípulos son tan buenos o mejores que los suyos –El Profesor Elm frotaba sus manos con una sonrisa.

-Er… ok. “A este solo le interesa que yo gane para ganar prestigio”.

-¡Touji! Quiero saber como va tu equipo, ¿cómo están tus Pokémon?

-Bueno, Kosuke sigue como siempre, pero se ha vuelto muy fuerte. Volco está a punto de terminar su periodo de descanso y estará en forma para luchar mañana mismo.  Dandy está muy bien, gracias a su esfuerzo pude derrotar al Dragonite de Clair. Ah, Denkeshi evolucionó, o mejor dicho, lo evolucioné… me sorprendió mucho como aumentó su poder. Moro sigue tan ruda como siempre, y me ha ayudado mucho en este gimnasio, y Geroh-Kun… este… sigue siendo una lagartija terca y malhumorada.

El Profesor Elm asintió con la cabeza, sonriente.

-Perfecto, la evolución a Raichu fue una gran idea, te será de gran ayuda, Kosuke… bueno, creo que aún le tomará un tiempo…

-¿Hmm? ¿Qué cosa?

-No importa, solo seguí entrenando así y sé que te irá muy bien en la Liga.

-Si, lo haré.

-Y Touji, imagino que ya vas a venir para acá, tengo que darte toda la información necesaria.

-Mañana temprano me pongo en camino, hoy vamos a descansar, han pasado muchas cosas…

El Profesor Elm lo escudriñó con la mirada, intentando descubrir algo que no le había dicho, sin éxito.

-Está bien, solo toma la ruta montañosa que está al sur de la ciudad y ella te llevará al pueblo New Bark. Es algo dura, pero no tendrás problemas, ¡mucha suerte! Y Touji -la mirada risueña de Elm pareció ponerse seria en un instante -tené mucho cuidado.

-Lo tendré, gracias profe, ¡nos vemos! –Touji colgó el teléfono.

-Bueno, ¿ya terminaste? –preguntó Harry, impaciente.

-Sí, sí, qué pendejo molesto…

Todos se pusieron sus mochilas y salieron del centro Pokémon. Hacía un día excelente, el sol brillaba y entibiaba los caminos de roca de la ciudad, la brisa fría que parecía ser una característica común de Blackthorn aún estaba presente, pero no molestaba en lo más mínimo.

Pronto los cuatro entrenadores estaban llegando a una hermosa pradera, en las afueras de la ciudad. El movimiento de la hierba por el viento era suave y uniforme. Un enorme roble de frondosas ramas coronaba la cima de una pequeña colina. Todo parecía un paisaje de película.

-¡Ahhh! Qué buen lugar para descansar –dijo Touji cuando terminó de subir a la colina. Se descolgó la mochila del hombro y se dejó caer sobre la hierba, recostándose a la sombra del árbol, con los brazos detrás de la cabeza.

-Acaba de levantarse y ya quiere descansar… -comenzó a decir Harry.

-Vamos, después de tantos peligros, creo que nos merecemos un día como este para descansar, ¿no? –dijo Rika mientras se sentaba, Charly saltó sobre su regazo y se dejó acariciar.

-Es verdad, pero nosotros no somos los únicos que necesitan un descanso –Reiko infló Pokebolas con ambas manos y comenzó a arrojarlas.

-¡Ey! ¡Buena idea! –Touji hizo lo mismo.

-Lástima que no haya un lago acá, para los Pokémon de agua –dijo Harry mientras soltaba a los suyos. Rika también liberó a sus Pokémon.

-Ellos tuvieron su tiempo en el lago Rage… -dijo Reiko, e inmediatamente se arrepintió. Todos guardaron silencio por unos minutos, al parecer invadidos por las mismas horribles visiones: el cielo enrojecido, los Pokémon destrozados, el Charizard inmenso sosteniendo el cuerpo ensangrentado de Shin…

Touji salió de sus pensamientos cuando una sombra que bajó del árbol apareció delante de él.

-¡La puta que te parió, no vuelvas a hacer eso! –gritó mientras intentaba recuperar el aliento.

-Qué raro es encontrarlos perdiendo el tiempo… -dijo una voz indiferente que todos conocían muy bien. La figura que estaba agachada se incorporó.

-Chino de mierda, ¡¿cuándo te vas a dejar de joder?!

Shin-Tao se limitó a cruzarse de brazos y mirar hacia atrás, donde todos los Pokémon estaban descansando y jugando.

-Tsk, para colmo en lugar de estar aprovechando el tiempo en entrenar a sus Pokémon, los dejan sueltos para que hagan estupideces –dijo molesto.

-Estábamos tranquilos hasta que llegaste… -comenzó a decir Reiko.

-Bueno, bueno –dijo Rika con su habitual actitud de mediadora –Shin, creo que a vos y a tus Pokémon también les haría bien pasar un tiempo de recreo, ¿no te parece? –dijo con una amplia sonrisa.

Shin pareció pensarlo unos segundos, sin borrar de su cara el semblante de seriedad.

-Está bien.

Touji se dio de cara contra el suelo: “¡Arrgh! ¡No puede ser que haga todo lo que Rika le diga!” –pensó furioso.

-Sentate –dijo Rika sonriente mientras daba palmadas al suelo a su lado. Shin se sentó, tras liberar a sus Pokémon, pero solo a cinco de ellos.

-¿Dónde está tu Gengar?

-A Yami no le gusta la luz, está mejor en su Pokebolaa.

Todos se entretuvieron un largo rato viendo a todos los monstruos.
Rapidash y Jolteon competían en cortas carreras, mostrando explosiones bruscas de velocidad que dejaban a sus espectadores boquiabiertos.
Volco parecía estar muy irritado, estar mucho tiempo sin luchar lo ponía de mal humor. No dejaba de mirar a Houndoom de forma amenazante, mientras este simplemente se recostaba sobre la hierba y bostezaba.

Golduck disparaba chorros de agua con tremenda fuerza hacia el cielo, intentando competir con los de Blastoise.
Denkeshi se sentó junto a Touji, mientras este lo acariciaba. Kosuke también estaba sentado con él.

Su amo observó unos segundos lo único que parecía tener vida en su Pokémon, sus ojos.

-¿Hasta cuando vas a estar metido en esa cáscara fea? Ya me aburrí de verte así, aunque la verdad… al menos así ya no me robas comida.

Kosuke no respondió de ninguna manera, se veía extraño.

-¿Qué pasa? –le preguntó Touji, cuando por fin comprendió. “Ya veo… Kosuke debe estar enojado conmigo porque no lo elegí para la batalla contra Clair… siempre lo había usado en los gimnasios más difíciles…”.

-Vamos, Kosuke –le dijo mientras le daba un codazo –sabes bien que si no peleaste fue porque no fuiste necesario, sos el número uno, ¿Hace falta que lo diga?

El Pupitar pareció aflojar un poco tras esas palabras.

-Igual seguís estando horrible… ¡Auch! ¡No, espera! ¡Salí de encimaaa!

Reiko se echó a reír.

Grovyle mientras tanto parecía estar muy aburrido. Meganium se dedicaba a oler las flores y respirar profundamente, ignorando los intentos del primero por provocarlo y combatir. Ampharos y Clefable simplemente descansaban sin preocupaciones.

Hinari caminaba con su habitual elegancia, lo que provocó que Houndoom se incorporara y se le acercara, bastante interesado. Volco hizo lo mismo, mirando al perro demoníaco con creciente molestia.

-Parece que a tu Houndoom le agrada mi Ninetales –dijo Rika.

-Puede ser… Melfice es un ganador -respondió Shin.

Touji torció la cabeza, mirando a Shin como Volco miraba a Melfice.

Moro recorría a todos los Pokémon con la mirada, la cual se detuvo frente a la de Pidgeot, ambos se observaron por largos segundos, como evaluándose uno al otro, hasta que finalmente la desviaron.
Sandslash y Feraligatr competían para ver quien tenía la mejor cuchillada, golpeando rocas con sus garras.

Harry jugaba con Cindy (quien ahora era más alta que él), el chico le tiraba puñetazos, varios de los cuales daban en el Pokémon de fuego, que se echaba al suelo adrede fingiendo estar lastimada.
Y hablando de puñetazos, Breloom parecía estar boxeando con un enemigo invisible, golpeando el aire velozmente y saltando en su lugar.

Sneasel estaba agazapado al refugio de las sombras, en una rama del árbol, parecía simplemente vigilar todo a su alrededor. Aerodactyl estaba posado en una de las ramas más altas, y parecía dormir. Stantler por su parte pastaba tranquilamente.

Elekid corría de un lado al otro alegremente, soltando chispas, mientras que Scizor simplemente estaba agachado al lado de su ama.
Zangoose y Seviper cruzaron miradas de odio, se quedaron inmóviles, como congelados, ignorando todo lo que estaba a su alrededor. Reiko observaba con preocupación, sabiendo que en cualquier momento iban a empezar a pelear, y de seguro terminarían heridos, como cada vez que luchaban.

-Ay… –dijo Touji que también había notado la escena.

Después de varios tensos segundos, saltaron uno contra el otro, con un fuerte grito.

-¡Regresen! –Gritó Reiko mientras los guardaba en sus Pokebolas antes de que llegaran a tocarse –Uf, al parecer nunca van a poder llevarse bien…

-Me recuerdan a dos personas… -dijo Harry mientras volvía y se sentaba con los demás, mirando a Touji y a Shin.

-Y por cierto, ¿dónde estuviste todos estos días? –le preguntó Reiko a este último.

La expresión de Shin cambió al oír la pregunta.

-Ey, te pregunté algo, ¿estás sordo?

-Bah, dejalo, si esperas que ese chino antisocial te responda te vas a hacer vieja –dijo Touji restándole importancia.

Shin miró fijamente a Touji, pero no era su mirada despreciativa habitual, parecía estar preguntándose algo, buscando algo…

-¡Dejá de verme con esa cara!

El muchacho pareció reaccionar por fin.

-¡Callate mocoso idiota!

-¡Mocoso las pelotas! ¡Mejor andá a estudiar Feng-shui!

-¡Y vos al jardín de infantes!

Rika y Reiko soltaron suspiros de resignación. Harry, por otro lado, parecía divertirse viendo las discusiones.

***

En otro sitio, dos personas no parecían divertirse para nada…

-¿No se han deshecho de ese mocoso Watsuki todavía? –preguntó irritado alguien con una voz muy gruesa.

-N-no señor… -dijo Tatewaki en voz baja.

-¡¿Y por qué no?!

-Lo sentimos mucho, pero no se preocupe, si nuestros cálculos no fallan, mañana mismo el pendej… entrenador estará seis metros bajo tierra –dijo Nabiki.

-Señor, disculpe pero… ¿Por qué es tan importante eliminar a ese chico? –preguntó Tatewaki.

La expresión del hombre pareció ser de sorpresa, pero después fue remplazada por una de enojo:

-¡Ustedes no están acá para preguntar! ¡Están para cumplir órdenes! Así que háganlo o se arrepentirán, ¿o ya se olvidaron de todo lo que hice por ustedes?

-No, discúlpenos por favor -dijo Tatewaki inclinando la cabeza.

-¿Kosuke fue a hacer lo que le dije? –Giovanni preguntó mirándolos con suspicacia.

Nabiki y Tatewaki se miraron un momento, indecisos.

-En realidad… -comenzó a decir la primera, con temor en la voz.

Ya podía escuchar el sonido que producían los dientes del jefe al apretarse cuando otro sonido llegó hasta ellos, un sonido muy diferente, una explosión, y de una inmensa magnitud.

-¡¿Pero qué?! –gritó Giovanni.

-¡¡Señor!! –gritó una voz que provenía de lejos –¡¡Ha escapado!! ¡¡¡El M11 ha escapado!!! –se escuchó mientras se veía la pantalla sacudirse, y en ese momento se cortó la imagen.

-¿Qué habrá pasado? –dijo Tatewaki extrañado.

-No tengo idea… ¿crees que sea…?

-Será mejor ir.

-No, tenemos otros asuntos que atender, el jefe ya se va a comunicar con nosotros.

-Mierda, si tuviéramos nuestros Pokémon… no tendríamos por qué tener que hacer esto… -dijo Nabiki con amargura.

-Lo sé… pero, los que tenemos ahora merecen la oportunidad. Sé que es difícil pero… -dijo Tatewaki con su calma acostumbrada.

-Dejemos de hablar de eso, tenemos trabajo que hacer.

Ambos salieron de la habitación con paso firme.

En Blackthorn, ya había anochecido, Touji, Harry y Reiko estaban en el centro Pokémon, mientras que Rika y Shin habían marchado al gimnasio de Clair, a retarla por su medalla. Mañana saldrían hacia el pueblo New Bark, desconociendo la espeluznante proporción de la amenaza que se les acercaba. Los preparativos de la fiesta apenas están comenzando…

Sabrina

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