Made in PAPokémon: El Mundo con Otros Ojos

Pokémon el Mundo Con Otros Ojos – Capítulo 37: ¡Explosión de energía desatada! El terrible combate final contra Clair

Disclaimer lavamanos tipo Disney

Esta historia fue escrita desde el 2002 al 2004, por una piba y un pibe que, al comienzo de la historia, tenían 15 años, al igual que el protagonista.
Es probable que cada tanto encuentren chistes o comentarios homofóbicos, machistas, racistas y/o de mierda en general. Básicamente, éramos literalmente nenes y bastante boludes, como la gran mayoría de las personas lo es a esa edad. Esos comentarios NO reflejan la postura actual del staff de PA y francamente, son bastante vergonzosos. Pero decidimos dejar la historia exactamente tal cual fue escrita y no lavarnos las manos de nuestros errores.

 

Capítulo 37: ¡Explosión de energía desatada! El terrible combate final contra Clair

Hoy era el día, el día que Touji tanto esperaba… y temía.
Se levantó temprano, el sol apenas se asomaba. Después de arreglarse un poco, bajó las escaleras y se dirigió a la mesa donde estaban sus compañeros.

Estos interrumpieron su desayuno y se volvieron hacia él con una gran expresión de sorpresa.

-No… no puedo creerlo –balbuceó Harry aterrado –¡Realmente se levantó!

Reiko extendió la palma de la mano hacia él, con una sonrisa de triunfo.

-Mala suerte, Harry, yo gané, así que entrega lo que le robaste a esa vieja.

-Bah, solo fue suerte –dijo Harry mientras depositaba unos billetes arrugados en la mano de la chica.

-Ustedes dan asco –acotó Touji con una gruesa gota de sudor recorriéndole la frente, mientras se sentaba con ellos.

-Por eso nos amas –repuso Harry burlonamente mientras mordía una tostada.

-Bueno Touji, hoy es el gran día, ¿estás listo? –preguntó Rika con voz animada.

-Sí, eso creo…

-¿Cómo que “eso creo”? –exclamó Reiko –tenés que decir “¡Sí, voy a ganar!”

-El día que las Miltank vuelen… -comenzó a decir Harry en voz baja.

-¡No digas boludeces! Esta vez va a ser diferente.

-Ahá… esta vez te van a arruinar a otro que no sea Volco, tiene suerte de no poder pelear por una semana…

-¡Callate forro! Cuando tenga esa medalla te la voy a meter por el…

-Bueno, bueno –interrumpió Rika, tratando de calmar los ánimos.

-¿Ahora que el chino no está se tienen que pelear ustedes? –agregó Reiko exasperada.

Touji cambió su expresión.

-Es cierto, ¿dónde está ese tipo? Desde que Harry peleó con esa pendeja que no aparece…

-Ya va a aparecer, después de todo, necesita la medalla de esta ciudad.

-Touji, ¿ya tenés una estrategia? –preguntó Reiko.

-En realidad…

-En realidad no tiene ni la menor idea –remató Harry.

-¡Claro que sí! Es una estrategia muy básica, pero efectiva.

-Sorprendeme.

-Poder puro para ganar –dijo Touji mientras apretaba un puño.

-Ahá… ¿sabés? Encontré por acá un local donde hacen buenos disfraces, voy a ir encargando… ¿te gusta más azul o morado? –dijo Harry mientras se subía los lentes.

-Dejá de hablar estupideces, no estoy como cuando fui la primera vez, ahora tengo nuevas y mejoradas armas –dijo mientras miraba sus Pokebolas.

-Esta será la batalla más difícil que hayas tenido hasta ahora, ¿seguro que estás listo?

-Lo estoy, no puedo permitirme perder más tiempo acá –dijo con decisión en su mirada

–“Y mientras más rápido termine con esto, más rápido voy a terminar con este viaje” –pensó.

Así los cuatro dejaron el centro Pokémon. Touji iba al frente, sentía la brisa refrescante meterse entre su cabello. Sus ojos tenían un brillo de firmeza.
Sus amigos nunca lo habían visto así; en ese momento, parecía un entrenador tan apasionado como cualquier otro. Rika y Reiko sonrieron.

Ahí estaba otra vez, parado frente a la imponente puerta de piedra. Como antes, la puerta se abrió antes de que pudiera golpear. Todos entraron.

-¿Pero qué tenemos por acá? ¿El niñito “yo-puedo-con-todo” regresó por más? Al parecer debe gustarte mucho que tus Pokémon acaben en emergencias…

-No vine a escuchar tus insultos –repuso Touji con los dientes apretados.

-¿Ah no? –dijo Clair, quien salió de entre las sombras –¿Entonces a que viniste? ¿A ser humillado de nuevo?

-Yo vine a… ¡Yo vine a derrotarte! –gritó mientras inflaba una Pokebola delante de su cara.

-Bien, veamos si ese ímpetu te va a servir de algo cuando mis dragones destrocen a tus insignificantes bestias.

-Veremos –respondió Touji sin sacarle los ojos de encima.

-Touji está actuando diferente… -dijo Reiko.

-Esa es la actitud que debe tener un entrenador Pokémon –dijo Rika sonriente.

Touji y Clair estaban en sus puestos, esta última sacándole brillo a una lustrosa Pokebola.

El entrenador miró su primer Pokebola, “Acá vamos”.

-¡No hay manera de que pases a mi primer Pokémon, ve por él, Dragonair!

El magnífico dragón azul caracoleó en el aire, y el aura que lo envolvía le daba aún más majestuosidad.

-“Justo lo que imaginaba”  -Touji arrojó su Pokebola muy alto, hasta donde estaba el dragón, eso les dio una idea a sus compañeros sobre de qué monstruo se trataba.

Un ave de resplandeciente plumaje metálico salió, cortando el aire con sus afiladas alas y soltando un espeluznante graznido.

-Con que un Skarmory, veo que no vas a hacer las mismas idioteces que en la pelea anterior.

-¡Moro, no te confíes ni un segundo, quiero que liquides a esa cosa cuanto antes!

El Pokémon asintió y clavó sus penetrantes ojos en el monstruo de Clair, quien a su vez lo miraba con sus tiernos y serenos ojos negros.
Después de las acostumbradas palabras del referí, la batalla dio inicio.

-¡Empecemos Dragonair, paralízala con Onda Trueno!

-¡Moro, cuidado, evita eso y Aire Afilado!

El pájaro evadió la electricidad girando velozmente a un lado, y con un rápido y contundente movimiento de alas, disparó un par de ondas de viento que golpearon al dragón. Este retrocedió, algo sorprendido, el ataque no parecía haberlo afectado mucho, sin embargo, tras unos segundos, dos largas y delgadas heridas aparecieron a los flancos del monstruo.

-¡Bien hecho!

-Ja, mi Dragonair puede resistir mucho más que eso. ¡Dale a probar tu Furia Dragón!

-¡Usa agilidad!

Con su velocidad ahora tremendamente desarrollada, Moro no tardó en esquivar un torbellino de llamas azules que fueron directo contra ella. Dragonair no se daría por vencido fácilmente, y voló tras su rival, sin dejar de vomitar fuego azul.
Era impresionante ver a las dos bestias haciendo los más impensados giros y piruetas para atacar o esquivar exitosamente. Touji sentía que saldría volando por el viento cada vez que alguno de los dos pasaba demasiado cerca de él. Al estar en un lugar cerrado, sus posibilidades de movimiento eran limitadas. Moro vio de reojo hacia atrás; Dragonair la seguía, y esta vez flamas de otro color brotaban de su boca.

-¡Mierda, cuidado!

-¡Lanzallamas!

Skarmory volvió a ver hacia delante y cuando iba a acelerar, se topó de cara con el techo del gimnasio.

Antes de que pudiera reaccionar, Dragonair disparó un lanzallamas con toda la fuerza que pudo, el cual dio en el blanco, azotando furiosamente el cuerpo de acero de Moro.

De entre las flamas que se apagaban, la Skarmory cayó pesadamente al suelo, provocando un fuerte sonido metálico.

-¡Vamos Moro, reponete!

-Jajajaja, no tiene caso, ningún Skarmory puede oponerse a mi Dragonair.

-¡Sk-skaaarr! –graznó el pájaro, mientras afirmaba una garra en el suelo y se incorporaba con dolor reflejado en sus ojos.

-¡Eso es! ¡Mostrales de que estás hecha!

Mientras tanto, Dragonair giraba juguetonamente en el aire, pero sin sacarle los ojos de encima a su rival. Moro estaba de pie, pero el acero de uno de sus lados se había tornado completamente negro, la quemadura era seria.

-“Mierda, hay que terminar esto rápido, o Moro no va a resistirlo” –pensó Touji al ver gotitas de metal derretido resbalar por el cuerpo de su Pokémon hasta el suelo.

Dragonair enfrentó nuevamente a su oponente, con algo más de seriedad en la mirada, pero a pesar de sus heridas, el temple imperturbable y frío de Moro seguía intacto, cosa que no agradaba mucho a Clair.

-Bien, dado que no quiero estar en ventaja, haré las cosas más justas –dijo la Gym leader mientras chasqueaba los dedos.

En ese instante el techo del gimnasio comenzó a vibrar y se dividió en dos partes, dejando ver el brillante cielo de la mañana.

-Guau, quien diría que en esta ciudad atrasada tendrían algo así –dijo Harry mirando hacia arriba.

-Ahora podrán pelear más a gusto –dijo Clair.

-¡Bien, Moro, tenés que volar, no me interesa cómo, pero no podés perder esta batalla!

El Pokémon asintió, habían entrenado mucho para este combate. A pesar del dolor, la agilidad aún estaba en efecto, cosa que hizo que se impulsara como un rayo del suelo, en línea recta hacia Dragonair. Este abrió el hocico, listo para hacerle sentir el infierno. Skarmory llegó hasta él más rápido de lo esperado. El sorprendido dragón se apresuró a soltar sus llamas, pero en el segundo en que estas iban a quemar al pájaro, este dio un brusco quiebre y se elevó verticalmente, de cara al cielo, dejando el lanzallamas bajo ella.

-¡No te quedes ahí, Dragonair, tras ella!

La serpiente salió disparada como una bala, imitando el vuelo perpendicular de su oponente. Ahora los dos rivales se contemplaban, rodeados por nada más que el firmamento.

-¡Carajo! ¡Moro no va a poder escuchar mis órdenes, está demasiado arriba!

-¿Es que no le tenés la suficiente confianza que crees que sin tus indicaciones es incapaz de ganar? –inquirió Clair sonriendo socarronamente.

-¡Yo no dije eso!

Touji levantó la vista al cielo, deseando con todas sus fuerzas que Moro resulte vencedora.
Ahora la situación se había invertido, Skarmory era la que perseguía al dragón, quien se escurría de entre sus garras y disparaba continuos lanzallamas hacia atrás para intentar frenar su marcha. Solo funcionaba en parte; Moro los esquivaba con su acostumbrada destreza aérea, acercándose más y más a su presa, hasta que finalmente enterró las garras en su cola.

Dragonair se retorcía desesperado, intentando liberarse, y soltaba tanto lanzallamas como ondas trueno para deshacerse de su captor. Ahora los dos estaban enzarzados en una encarnizada lucha de golpes y picotazos.
Los espantosos chillidos de Dragonair entremezclados con los furiosos graznidos de Skarmory llegaban con claridad a sus entrenadores, quienes en su afán por apreciar bien el combate se habían parado en medio de la arena, con la vista fija en sus Pokémon, los cuales ahora parecían una extraña masa compuesta por el largo y sinuoso cuerpo de la serpiente, y en el centro la figura del pájaro de acero.

Skarmory seguía con sus garras clavadas en la cola de su rival, mientras intentaba perforarlo con su pico, pero el dragón estaba lejos de dejarse golpear.

-Mierda, no sé que está pasando allá arriba… -murmuró Touji.

-Empieza a preocuparte, en pocos segundos tu inútil pajarraco estará cayendo acá mismo.

Touji miró hacia arriba y su cara se llenó de terror, lo cual parecía confirmar lo que su oponente le decía.

-¡Puta madre! ¡¡Cuidado!! –le gritó a Clair. Esta parecía no reaccionar –¡¡Que te muevas de ahí!! –Touji corrió hacia la líder y la empujó a un lado, un segundo después, una masa gigantesca caía pesadamente en donde habían estado observando el combate, haciendo temblar el Gym.

Todos se estremecieron al oír semejante golpe.
Touji se incorporó, lo mismo que Clair, quien le dirigió una mirada desagradable.

-De nada –le dijo el chico.

Clair se limitó a sacudirse el polvo de la ropa.
Ambos se volvieron a ver quién había caído.
La cara de Touji se iluminó, y la de Clair palideció: era Dragonair, muy magullado.

-No… no puede ser… -murmuró su entrenadora.

En ese instante, una mancha plateada descendió a toda velocidad, Moro aferró con sus filosas garras el cuello del dragón, y su pico comenzó a girar diabólicamente. Tenía la intención de perforarle el cuello.

-¡Espera Moro, no hagas eso!

-¡Dragonair, regresa! –dijo Clair mientras lo guardaba apresuradamente en su Pokebola.

El pico de Skarmory se clavó en el suelo, dejándole un gran agujero.

-¡Muy bien! –gritaron Harry y Reiko mientras hacían chocar las palmas de sus manos

–¡Sos la mejor, Moro!

Skarmory se posó en su respectivo lugar de combate. Touji sintió el pecho lleno de orgullo por tener un Pokémon que pelee así.

Clair miraba la Pokebola de su Dragonair. Aún le resultaba imposible de creer que un Skarmory lo haya derrotado.

-Este… ¿vas a mandar al siguiente? –preguntó Touji con un inconfundible tono de burla.

La líder levantó la mirada hacia él, y el entrenador casi retrocede al ver la manera aterradora en que sus ojos azul hielo se clavaron en él como estacas.

-Ahora conocerás a uno de los Pokémon más indestructibles del mundo, ¡no hay manera de que puedas derrotarlo, ninguno de tus patéticos Pokémon podrán con él!

-Lo mismo dijiste de Dragonair –respondió Touji, tratando de no dejarse intimidar.

-No estarás tan confiado cuando veas lo que te espera.

El gimnasio empezó a vibrar nuevamente.

-¿Y ahora qué?

En el centro de la arena de combate, el suelo de roca se abrió, dejando ver un enorme estanque circular, tan grande que ocupaba la mayor parte del campo de batalla. Sobre el agua varias columnas de roca sobresalían, a modo de plataformas.

-Esta será una prueba muy difícil para él –dijo Rika con seriedad.

-Moro, prepárate.

-¡Skar!

Clair levantó una Pokebola en alto, su brillo fue acentuado por la luz que entraba del techo.

 

-¡Kingdra, hora de empezar a jugar! –gritó mientras la arrojaba al agua.

Un resplandor blanquecino iluminó todo el estanque, y cuando se extinguió, una bestia muy extraña hizo emerger su cabeza bruscamente, salpicando a su alrededor.

-¿Qué es esa cosa? ¡Está horrible! –exclamó Touji señalando a la bestia.

-¡Ey, más respeto para mi dragón!

-Pensé que todos los dragones eran lindos, pero siempre hay un patito feo…

-Kingdra, enséñale lo que este patito feo puede hacer.

Touji le dio indicaciones a su Pokémon:

-Moro, no puede salir del agua, por lo tanto solo te atacará a distancia, solo sé rápida y cuando esté cansado de atacar, lo acabas.
El pájaro asintió y levantó vuelo rápidamente.

-Empecemos fuerte, ¡bajala del cielo con tu Hidro Bomba!

El hipocampo disparó su ataque con una velocidad y potencia tremendas, Moro apenas tuvo tiempo de apartarse, y aun así la bomba le rozó un ala, dejándosela entumecida.

-¡Cuidado, ahí viene otra!

El ave giró sobre sí misma para esquivarla, cosa que logró a duras penas. Su vuelo había decaído, estaba cansada y no podría esquivar por mucho tiempo más. Una tercera Hidro bomba pasó zumbando a su lado a una velocidad endemoniada. No podía ni siquiera intentar una ofensiva.

-¡Moro, deja de esquivar, atacalo!

Skarmory se arrojó en picado hacia Kingdra, quien en ese momento había dejado de atacar.

-“Esto es extraño, ¿por qué no ataca?” –pensó Touji algo nervioso, la respuesta le llegó en instantes:

Moro estaba prácticamente sobre el dragón, ya casi tenía sus garras sobre él cuando…

-¡¡Ahora!!

Kingdra pareció casi sonreír al disparar su tremendo ataque estando solo a un metro de distancia de su rival. La Hidro Bomba estalló con toda su fuerza sobre ella. El sonido del metal abollándose y el agua salpicando en todas direcciones confirmaban que el golpe había sido decisivo.
El pesado cuerpo de Moro se hundía bajo el agua.

-¡¡Mierda!! –Touji corrió al borde del lago para retirarla, pero para su sorpresa, con ayuda de su pico y garras, su Pokémon consiguió salir del estanque por sí misma.
Estaba de pie en el borde, empapada, con el pecho hundido por la presión del ataque, y respirando con dificultad.

Clair pareció muy sorprendida de que aún pudiera mantenerse sobre sus patas.

-¿Moro, estás bien? –Preguntó Touji mientras revisaba su estado, preocupado –No podés seguir, regre…

Skarmory alzó la cabeza, no se rendiría hasta al menos atacar una vez a su oponente.

-Dejá, estás muy débil, no podés hacer nada.

-¡Skaaar! –gritó el pájaro mientras batía sus alas rápidamente, aun sin levantar vuelo, dos afiladas ondas de viento se dispararon a toda velocidad hacia Kingdra, quien no se esperaba un ataque de último minuto. Al dar en el blanco, el agua del estanque se levantó verticalmente.

-¡Lo lograste Moro!

Esta pareció muy satisfecha de sí misma, alzó la cabeza con satisfacción, y se desplomó ruidosamente, inconsciente.

-Gracias por esforzarte tanto –le dijo Touji a la Pokebola cuando la retiró.

Kingdra emergió en ese momento, intacto.

-¿Qué? ¿Pero cómo? ¡Yo vi como recibió ese ataque!

-No creerás que vas a derrotar a mi Kingdra con un simple ataque de aire afilado, ¿o si?

-“Mierda, esa cosa es muy dura, no puedo mandar a Kosuke, una Hidro Bomba lo destrozaría, está Geroh-Kun, pero… ¿qué tal si tiene un ataque de hielo? Tal vez Dandy… no, esa cosa debe tener la ventaja con sus ataques especiales… entonces, solo queda… sí, no hay otro camino”.

Touji infló una Pokebola y la miró unos segundos “Es hora de que demuestres lo que vales en realidad”.

-Este… ¿vas a mandar el siguiente? –preguntó Clair, imitando perfectamente el tono burlón empleado por Touji.

-¡¡Denkeshi, no me defraudes!!

Clair soltó una carcajada fría:

-¿Denkeshi? No puedo creerlo, ¿otra vez vas a mandarme a ese insignificante ratón?

Pensé que ahora pelearías en serio, ¿después de la manera en que mi Dragonair lo acabó de un golpe? ¿Es que no aprendiste nada? Te dije que no me gusta jugar con ratones.

Una sonrisa vil se dibujó en la cara de Touji, así como también la expectación se reflejaba en las de sus amigos.

-¡¡Ve!! –gritó Mientras arrojaba la Pokebola con mucha fuerza, esta golpeó el suelo, y su resplandor fue muy brillante al abrirse.

Una figura comenzó a distinguirse entre la luz blanca, pero no era la acostumbrada pequeña silueta de Denkeshi, era mucho mayor.

La criatura que había salido abrió los ojos, pequeños, negros y brillantes, pero que expresaban una seguridad y fuerza tremendas. Una cola larga y fina terminada con forma de rayo se movía inquieta de un lado al otro. Su piel era de un amarillo más intenso, y tenía un hermoso brillo. Sus orejas eran algo más largas que antes, terminadas en un simpático rulo. Era un Raichu.

El Pokémon había causado el efecto esperado por Touji en su oponente: Desconcierto.

El ratón eléctrico quiso probar sus nuevas fuerzas, y soltó unas pocas chispas de sus mejillas, una ventana del gimnasio estalló a su lado.

-Ey Denkeshi, cuidado con eso, que no voy a estar pagando las ventanas que destruyas –dijo Touji sonriente.

Su Pokémon se volvió hacia él y también sonrió, como agradeciendo este nuevo poder que le fue otorgado.

-Vaya, así que un Raichu –dijo Clair intentando mantener su postura confiada –Esto lo hará todo más interesante, pero aun así no podrá con mi Kingdra.

-¡Denkeshi, hagamos que tu debut sea espectacular!

-¡Laaai! –asintió el Pokémon.

-No podría haber habido un mejor momento para que Denkeshi evolucione –dijo Rika sonriente.

-¿Por qué es eso? –preguntó Reiko.

-Denkeshi en su estado de Pikachu aprendió todos los ataques que solo aprende su especie, los cuales son aún mejores cuando evoluciona. Su fuerza se incrementó en todo sentido.

-Este será un gran combate –dijo Harry acomodándose en el asiento y subiendo sus lentes.

-¡¡Atacá!!

Raichu adoptó posición cuadrúpeda y salió disparado como una bala hacia el estanque, dejando un sendero de polvo tras sus patas. Decenas de miles de voltios se acumularon en su cola mientras se arrojaba sobre el Kingdra.

-¡Kingdra, tu Aliento de dragón! –ordenó Clair velozmente.

Denkeshi saltó impulsándose en sus fuertes patas posteriores, dejando la llamarada azul de su oponente muy abajo, en el aire, soltó una descarga tan poderosa que todos los presentes tuvieron que apartar la vista.

-Su velocidad es completamente distinta –dijo Reiko asombrada.

Touji volvió a mirar tras unos segundos, convencido de que vería el cuerpo asado de Kingdra flotando en el agua, pero para su sorpresa, no fue así.

-¡Ja! ¿Creíste que con eso ibas a ganar?

Kingdra estaba intacto, había saltado del agua a una plataforma en el momento justo, y así evitó electrocutarse.

Denkeshi aterrizó ágilmente en una de las columnas de roca, con el entrecejo fruncido.

-Carajo, se movió muy rápido.

-¡A ganar Kingdra, usa Danza de Dragón!

-¡Detenlo con tu onda trueno!

El monstruo de Clair pareció concentrarse unos segundos, en los cuales comenzó a rodearse de un aura roja que lo fortalecía. Saltó al agua, y comenzó a nadar tremendamente rápido, esquivando sin dificultad el ataque de su rival.

-¡Denkeshi, doble equipo ahora!

El roedor se multiplicó sin demora, pronto el lugar parecía estar infestado de Raichu.

-¡No te dejes amedrentar, elimínalo con tu Hidro Bomba!

El dragón comenzó a disparar, las bombas atravesaban los Pokémon ficticios y acababan estallando contra las paredes.

-¡Vamos, usa Rayo!

-Lo tenemos –dijo la líder sonriente -¡Retroceso, Kingdra!

Raichu estaba sacando chispas cuando la imponente cabeza del dragón apareció a centímetros de él, y se estrelló violentamente contra la suya.

-¡¡Mierdaaaa!! –gritó Touji cuando vio el brutal golpe que acababa de recibir su Pokémon. Fue tan violento que Denkeshi fue a parar fuera del estanque, cerca de su dueño.

-¡Denkeshi! ¡Reaccioná! –le gritó mientras lo sacudía.

El ratón se incorporó, tambaleándose. Varias gotas de sangre que bajaban por su frente mancharon el suelo. Tenía una herida muy seria.

-¡Puta madre, odio a este gimnasio de mierda! Denkeshi, ¿podés seguir?

-¡Lai! –asintió con expresión decidida.

-¡Estás demente si vas a dejar que continúe peleando en esas condiciones! Lo mejor es que lo retires ahora.

-¡No, sé que Denkeshi puede hacerlo, esto no va a detenerlo!

El Raichu volvió a posicionarse sobre una de las columnas que sobresalían del agua.

-Ok, esto te va a enseñar que con confianza no podés ganar en mi gimnasio, ¡Kingdra, ve por él!

-¡Dale tu mejor Rayo! –gritó Touji cuando vio la Hidro Bomba ser disparada del hocico de Kingdra.

La descarga impactó sobre el ataque de agua, deshaciéndolo por completo, y siguió hasta llegar a su objetivo.

-¡Rápido, bucea!

Kingdra saltó para sumergirse, pero el ataque lo atrapó en el aire, haciéndolo estremecer, el sonido de la electricidad era muy potente. Clair se apartó para esquivar las chispas que salían despedidas.

Denkeshi cesó su descarga, jadeante. Su oponente cayó al agua.

-¡¡Lo logramos!! –gritó Touji alegremente.

Clair solo contemplaba el agua, con una expresión extraña, entre la sorpresa y la tranquilidad.

-Bueno, ¿vas a mandar al siguiente? –preguntó el entrenador.

-¡Eso es lo que yo debería preguntarte! –gritó Clair triunfal.

-¡¿Qué?!

Kingdra emergió detrás de Denkeshi, inhalando profundamente.

-¡¡Mierda, CUIDADO!!

Una Hidro bomba gigantesca estalló donde estaba parado el Raichu.

-¡Así se hace Kingdra! ¡Es imposible que lo haya esquivado, no tuvo el tiempo suficiente!

-No puede ser…. –comenzó a decir Touji en voz baja, pero se detuvo al ver una sombra en el aire, Denkeshi había logrado eludir la acometida en el último segundo, y estaba listo para terminar con su rival. Comenzó a juntar electricidad en el aire.

-¡¡Demonios!! ¡¡Derribalo con tu Aliento de Dragón!!

Kingdra se volvió velozmente hacia su rival y disparó una llamarada azul que dio de lleno en el Raichu en pleno vuelo. El ratón cayó al agua.

Touji sintió una punzada de terror al ver a Kingdra estrechar los ojos con malicia y sumergirse tras su presa.

Clair observaba el agua cruzada de brazos, con la cara llena de confianza, esperando ver emerger a su Pokémon y a (lo que quedaba) del de su rival. El retador también estaba mirando el estanque, pero con la mirada llena de miedo, miedo a lo que iba a ver.
Todo estaba en silencio.

-Qué carajo estará pasando allá abajo… -dijo Harry nervioso.

Varias burbujas subían a la superficie, primero no eran muchas, pero después aumentaron.

-¡¡Mierda, Denkeshi se está ahogando!! –gritó Touji desesperado.

Repentinamente, el estanque entero se iluminó con un gran resplandor, decenas de rayos de gran magnitud salieron disparados del agua y se perdieron en el cielo.

Tanto Clair como Touji retrocedieron sorprendidos.
Después de eso, todo volvió a la más absoluta de las calmas.

Touji se acercó al borde del estanque, no le importaban las reglas, iba a ir a buscar a su Pokémon.

-¡¿Qué crees que haces?! –gritó la líder.

En ese momento vio una pequeña mano aferrarse al borde del estanque. Después de mucho trabajo Denkeshi logró subir y se sentó en el suelo. Chorreaba agua y jadeaba por el esfuerzo.

-¡Denkeshi! Entonces… -Touji miró al agua y vio emerger el cuerpo derrotado de Kingdra – ¡¡Muy bien!! ¡¡Lo hiciste!!

Clair tenía los dientes apretados de furia, y retiró a su Pokémon con una expresión realmente aterradora.

Touji levantó a Denkeshi alegremente (o eso intentó) el Pokémon se sintió muy feliz al poder complacer a su amo.

-Quita esa sonrisa idiota de tu cara –dijo Clair cortante –¿acaso crees que ya terminó?

-¿Qué?

-¡¡Esto apenas comienza!! –gritó mientras inflaba una Pokebola verde que llevaba en un colgante.

Denkeshi saltó al suelo y se sacudió el agua del pelaje. Touji volvió a su sitio de entrenador:

-“Mierda, pensé que si Denkeshi evolucionaba, podría acabar sin dificultad con esa cosa, pero aun así le costó mucho trabajo, los Pokémon de este Gym no son normales” –Pensó al ver resbalar la sangre por la cara de su Pokémon, mientras este se limpiaba con una mano.

-¡Esa rata ya molestó lo suficiente, es hora que desaparezca! Ahora verás al Pokémon más poderoso de todo Johto, niñito, ¡De ninguna manera podrás hacer algo contra él!

-¡Ya me cansé de escuchar siempre lo mismo! –dijo Touji en tono burlón, pero esta vez estaba realmente asustado, si sus suposiciones eran correctas… realmente tenía motivos para preocuparse.

-Admito que fuiste un digno rival para la gran Clair, pero el juego ha terminado.

-¡Saca a ese Pokémon de una puta vez!

-Cuida la boca mocoso, pero está bien, cumpliré tu deseo, ¡Muy pronto te arrepentirás de tus palabras!

La Pokebola verde voló alto, muy alto, y se abrió en el aire, emitiendo un gran resplandor.
La figura que salió comenzó a tomar forma, era muy grande, una gruesa cola y un par de pequeñas alas eran sus rasgos más notorios. El monstruo se dejó ver completamente.

-Oh, mierda…

Era un Dragonite.

El dragón se posó suavemente frente a su dueña, Su mirada parecía gentil y tranquila, y su apariencia no era de peligrosidad. Sin embargo, todo el que sepa algo sobre Pokémon podía saber que detrás de esa fachada bonachona se escondía un poder extraordinario, capaz de hacer temblar al más valiente, el cual por supuesto no era Touji.

Denkeshi levantó la mirada hacia su enorme rival, el cual se rascó detrás de la cabeza con una garra. Parecía mostrar indiferencia, e incluso desprecio hacia él.

-¡N-no te preocupes Denkeshi, sé que podés hacerlo, vamos! ¡Empezá con Onda trueno!

El ratón disparó su onda paralizante.

-Dragonite, lo dejo en tus manos –dijo Clair tranquilamente.

El dragón se cubrió con una extraña capa azul brillante, que rodeó el contorno de su cuerpo durante unos segundos, y después se hizo invisible. Touji vio anonadado como la onda trueno rebotaba sobre él, sin hacerle daño.

-Velo Sagrado, muy astuto… -murmuró Rika.

Levantó vuelo tan rápido que parecía tener motores a propulsión en sus alas, y se lanzó directamente contra Denkeshi.

-¡Mierda, es muy rápido! ¡Usa agilidad!

Raichu se apartó justo a tiempo saltando a una de las columnas de roca, pero Dragonite se volvió velozmente y reiteró la acometida, la cual el Pokémon eléctrico volvió a esquivar, saltando a otra roca. El dragón volvía a embestir, y Raichu volvía a esquivar. Se movían tan rápido que era muy difícil seguir sus movimientos, solo veían un par de manchas amarillas desaparecer y aparecer en diferentes puntos del lugar.

-¡Dragonite, no dejes que se burle de vos!

Denkeshi aprovechó un segundo en el que su oponente pareció perderlo de vista, saltó a la espalda del dragón, y se aferró a él.

-¡Muy bien, no lo sueltes!

Dragonite intentó llegar a él con sus garras, pero no pudo. Irritado, comenzó a volar a la velocidad de un rayo de un lado al otro, llevando consigo a su rival.

-¡Denkeshi, paralo! ¡Usa rayo!

El Pokémon liberó una descarga con todas sus fuerzas, sin soltar a su enorme oponente, podía sentir como este se estremecía por el ataque.

Raichu seguía atacando, y los gritos de ambos Pokémon llenaban el Gym. Sin embargo, el de Touji no notó que mientras atacaba, su oponente había volado hacia una pared, y sin ningún miramiento, estrelló su espalda contra esta, aún rodeado de electricidad.

Denkeshi tuvo que soportar ser aplastado entre el lomo de su oponente y el muro de roca, y quedó aturdido, cayendo de la espalda de Dragonite, este gruñó enfurecido, y lo agarró de la cabeza en plena caída.

Fijó sus ojos, ahora llenos de ira, en los de su rival, que apenas empezaban a abrirse.
Lo levantó con una garra en alto, y con la otra comenzó a golpearlo despiadadamente en la cara.
Lo golpeó una y mil veces, ante la mirada horrorizada de Touji. La sangre salpicaba el suelo. Clair sonreía.

-¡¡Basta!! ¡¡Decile que deje de golpearlo!! –gritó el entrenador desesperado.

Clair miró a Dragonite y asintió con la cabeza.

El dragón dejó de golpear a su presa, la arrojó al aire, y antes de que pudiera caer le dio un brutal portazo con su musculosa cola.
Con una sonrisa el monstruo miró hacia abajo, esperando ver al Raichu estrellarse contra el suelo, pero no vio nada, y se mostró algo intranquilo, ¿dónde estaba su rival?

Tuvo una sensación extraña, como si las sombras hubieran invadido el gimnasio, miró hacia arriba, y notó como el cielo antes azul y brillante ahora estaba cubierto de nubes negras que rugían con creciente furia.

-Pero qué… -comenzó a murmurar Clair, al ver las nubes cargadas de electricidad.

Los focos del gimnasio se encendieron.
Dragonite no reaccionaba, solo seguía mirando con perplejidad hacia el cielo tormentoso.

Clair cayó en la cuenta demasiado tarde:

-¡¡Dragonite, cuidado, ESTÁ EN TU COLA!!

El dragón se volteó, y efectivamente, el Raichu estaba aferrado a su cola, sacando chispas de sus mejillas. Denkeshi levantó la mirada hacia el monstruo, y una sonrisa de malicia se dibujó en su cara sangrante. Iba a acabar con él, sin importarle ser destruido en el proceso.

-¡¡¡Dragonite, DESHAZTE DE ÉL!!!

-¡¡¡TRUENO!!!

El tiempo pareció transcurrir en cámara lenta, Touji vio y escuchó todo con mucha claridad: El rugido espeluznante de las nubes al liberar un pilar de luz, tan gigantesco que casi alcanzaba el diámetro del estanque, y el grito de Denkeshi que pareció rodeado por un eco al atacar.

La espectacular descarga descendió verticalmente iluminando todo el gimnasio y las caras de todas las personas presentes.
La figura de Dragonite desapareció entre toda esa brillantez.
El estallido del ataque hizo temblar el gimnasio por completo. Finalmente había terminado.

Touji veía mucho humo y polvo, y miles de gotitas brillantes flotando en el aire. En el centro, donde Dragonite estaba, no se veía nada.

-¡¡Denkeshi!! ¿Dónde estás?

Clair también buscaba con la mirada a su Pokémon.

Súbitamente, algo salió disparado del agua, salpicando todo a su alrededor. Era Dragonite.

-¡¿Qué?! ¡¿Cómo?! ¿Cómo pudo resistirlo?

El dragón tenía sujeto de un pie a Denkeshi, inconsciente.

Lo arrojó con fuerza a los pies Touji, y se posó tranquilamente frente a Clair. Tenía varias heridas serias por todo el cuerpo, sin embargo, seguía como si nada hubiera ocurrido.

Touji se inclinó junto a Denkeshi, el ratón estaba tendido de espaldas, con los ojos cerrados con fuerza, su pelaje amarillo estaba manchado de sangre, y su pecho subía y bajaba agitadamente. El esfuerzo había sido excesivo para él.
Touji sintió rabia:

-¡No es justo! ¡Denkeshi se esforzó mucho para hacer ese ataque en ese estado! Y aun así…

Dragonite contemplaba la escena con semblante tranquilo, lo mismo que su dueña.

-Acá no gana el que más se esfuerza, gana el más poderoso, y ese es mi Dragonite. Pero deberías estar conforme, no es normal que un simple Raichu logre un ataque de esa magnitud. Y Además, tendrías que estar agradecido con Dragonite por sacar a tu Pokémon del agua.

Sin más que hacer, Touji retiró a su monstruo.

-Esto se puso muy feo… -dijo Harry –Touji está perdido, va a elegir a Kosuke, y esa será su perdición.

-Es posible. Las avalanchas de Kosuke serían excelentes contra Dragonite… pero este es demasiado rápido, y es seguro que sabe algún ataque de agua –dijo Rika.

-Pero si no usa a Kosuke, ¿qué más puede hacer? Volco no puede pelear, y aunque pudiera, no sería capaz de derrotar a esa bestia, Geroh-Kun es impensable que gane ante un oponente volador…

-Creo que Touji sabrá a quién elegir para esta tarea.

Todos miraron a su amigo, esperando que hiciera visible su elección. Touji sacó una Pokebola y la miró fijamente.

-Podés rendirte si querés –dijo Clair sonriente.

-¡Todo depende de vos ahora, por favor, da tu mejor esfuerzo! –gritó Touji mientras arrojaba la Pokebola al estanque.

-¡La arrojó al agua! –dijo Harry asombrado.

-Eso significa que es…

Un enorme lagarto azul emergió bruscamente, con un gran rugido.

-Ahá, con que un Feraligatr. Parece fuerte, ¿pero realmente crees que podrá con mi Dragonite?

-¡Solo hay una forma de averiguarlo! –gritó Touji mientras señalaba al dragón.

Dandy entendió el mensaje y se sumergió sin demora.

-¡Dragonite, va hacia vos, levanta vuelo!

El dragón se despegó del suelo justo cuando Dandy emergía a centímetros de él.

-¡Onda trueno! –ordenó Clair.

De las antenas de su Pokémon dos ondas de electricidad salieron disparadas hacia el monstruo de agua, que logró apartarse a tiempo.

-¡Dandy, Chillido!

El insoportable sonido perforaba los tímpanos del dragón, quien se sujetaba la cabeza con sus garras.

-¡Ahora es el momento, Rayo de Hielo!

-¡¡Dragonite, cuidado!! -gritó Clair alarmada.

De la boca de Feraligatr salió un rayo blanco y resplandeciente, que se dirigió hacia el aturdido dragón.

-¡Eso es! –gritó Harry mientras se ponía de pie.

Sin embargo, el Pokémon de Clair giró sobre sí mismo y evitó el ataque, para después arrojarse como una bala sobre su enemigo. El golpe debió ser muy duro, sin embargo, no fue tan severo como pareció:
Dandy no había cedido, y sujetaba la cabeza de su rival con sus garras, los pies clavados en el suelo.

-¡¡Vamos Dandy!!

-¡¡Dragonite, acaba con él!!

Dragonite se dio vuelta bruscamente y golpeó al lagarto con la cola en el estómago, causando que se quedara sin aire. Pero el Feraligatr no dejó ir a su rival, y sujetó la cola con sus fuertes brazos.
Con mucho esfuerzo lo levantó y lo estrelló de espaldas contra el suelo. El dragón apartó la cara justo a tiempo para evitar comerse un puñetazo, que se hundió en el piso, fisurándolo. Aprovechó ese preciado segundo desperdiciado por su oponente para cargar su Hiper Rayo, detrás de este.

-¡¡Dandy, cuidado atrás!!

La bola de luz blanca se había formado en la boca del dragón. Dandy se giró rápidamente y lo golpeó en la cara en el segundo en que estaba disparando; El golpe hizo que Dragonite desviase su rayo mortal, que fue a perderse en el cielo.

El Pokémon de Clair enderezó la cabeza, y le dirigió a Feraligatr una mirada cargada de odio. Este tomó aire y disparó otro rayo hielo, Dragonite levantó vuelo como alma que lleva el diablo.

-¡Ataque de ala!

-¡Dandy, sumergite!

El dragón descendió, pero el cocodrilo se lanzó al agua para esquivarlo.
Dragonite se detuvo en seco antes de tocar el suelo, batiendo sus pequeñas alas con fuerza. Era increíble el control que tenía sobre sí mismo en vuelo. Se giró y miró detenidamente el estanque, esperando a que su rival diera señales de vida.
Los segundos pasaban, y no había rastros de él.

El pie de Clair golpeteaba el suelo con impaciencia, al tiempo que Dragonite bostezaba.

-¡Decile a tu Pokémon que se deje ver!

-Obligalo.

-¡Muy bien, usa tu Ciclón!

Dragonite emitió un rugido mientras liberaba un enorme ciclón en el estanque, muy pronto toda el agua se vio girando sin control en él, y con ella, Dandy.

-¡¡Mierda!!

El monstruo de Clair hizo más grande su ciclón agregándole otros encima.

-¡¡Ahora terminalo!!

Dragonite se lanzó al centro del ciclón y desapareció en su interior. Después de unos segundos el ciclón se deshizo completamente, y toda el agua que contenía cayó ruidosamente, dejando empapado a Touji.

Dragonite estaba volando en donde estaba su centro. Tenía sujeto a Dandy, aplicándole una llave de candado al cuello. Lo estaba estrangulando.

-¡¡Carajo!! ¡Dandy, intenta soltarte!

-Es inútil, mi Dragonite ha derrotado así a Pokémon más grandes y fuertes que tu Feraligatr.

Touji vio como su Pokémon pateaba el aire inútilmente, mientras llevaba sus garras a su cuello, tratando de despegar las de su rival.

-¡¡Mierda!!

Dragonite sonreía satisfecho, mientras ejercía más presión en la garganta de su presa, nuevamente iba a ganar para su ama. Le había costado bastante esta vez, pero sin duda lo lograría, siempre lo lograba. En eso pensaba cuando sintió que algo se hundía en su brazo, destrozándole la carne.
Soltó un terrible grito de dolor: Dandy tenía las mandíbulas completamente enterradas en su brazo.

El dragón no tardó en soltarlo, pero ahora era Dandy el que no lo dejaría ir. Trató de seguir volando, pero el dolor y el gran peso del lagarto que llevaba colgado se lo impidieron, por lo que aterrizó en tierra, con una expresión de dolor muy acentuada.
Dandy apretó aún más sus mandíbulas. Con su brazo libre, Dragonite comenzó a dar puñetazos en la cara de su rival, cosa que resultó bastante familiar para el Pokémon de agua.

Touji conocía a Dandy, sabía por experiencia que no lo soltaría hasta haberle arrancado el brazo, cosa que sinceramente no le habría molestado en lo más mínimo.
Dragonite rugía de dolor, la sangre brillante caía abundantemente de su brazo.

-¡¡Deja de jugar, Dragonite, usa tu Hiper Rayo!!

El dragón inhaló profundamente mientras preparaba el Hiper Rayo más grande posible, estaba a centímetros de la cabeza de Dandy, por lo que el ataque iba a ser brutal.

-¡¡Dandy, soltalo ahora!! ¡¡Te va a destrozar!!

Dragonite arqueó el cuello, listo para disparar su ataque más poderoso. El rayo de luz salió de su boca justo en el momento en que dejaba de sentir la horrible presión en el brazo. El resplandor fue tan deslumbrante que todos quedaron ciegos por unos segundos. La explosión también fue tremenda.

Cuando el humo comenzó a despejarse, todos miraron con atención el campo de batalla, ansiosos por saber el resultado del ataque.

Dragonite estaba de pie entre todo el polvo. Respiraba agitadamente, el Hiper rayo le había requerido un gran esfuerzo. Su brazo derecho colgaba inerte a un lado del cuerpo, chorreando sangre, era evidente que no iba a volver a usar ese brazo en esta pelea.
Feraligatr emergió del agua bruscamente, y salió con algo de trabajo: se había salvado.

-¡¡Lo lograste, Dandy!!

-¿Qué? ¿Cómo lo hizo? –dijo Clair con incredulidad.

Dragonite sonrió al ver a su rival.

Este lo miraba fijamente, molesto y confuso por su actitud, pero en ese instante, al sentir un insoportable dolor en un costado, comprendió todo.
Se había salvado del Hiper Rayo, pero no completamente, el ataque le había dado en un flanco.
Feraligatr se dobló de dolor, sujetándose con una garra la herida.

-¡¡Jajajaja, está acabado!!

-¡¡No!! ¡¡Vamos Dandy!! ¡¡No podemos perder!!

-Dragonite, acaba con él para que deje de sufrir, ¡dale tu mejor ataque de ala!

El dragón levantó vuelo como un jet y se arrojó hacia el dolorido Dandy, pegando las alas al cuerpo para ganar aún más velocidad.
Dandy lo sintió venir, sabía que debía hacer algo, o el combate acabaría, pero no podía, el dolor era demasiado agudo. Una voz lo sacó de sus pensamientos:

-¡¡Dandy, tenés que hacer algo AHORA!!

El lagarto alzó la cabeza, ahí venía su oponente, si iba a actuar, tenía que ser YA.

Dragonite estaba sobre él, pero Feraligatr disparó un Rayo hielo a toda potencia en ese instante. El deslumbrante ataque impactó de lleno sobre el dragón, mientras este a su vez se estrellaba contra Dandy. Como era de esperar, semejante golpe levantó una nube de polvo.
Touji iba a correr hacia ellos, pero Clair negó con la cabeza.

Podían ver una masa amarillo-azulada, que no era más que los cuerpos de Dragonite y Feraligatr, el primero sobre el segundo. Ambos inconscientes. El dragón tenía medio cuerpo congelado.

-No es posible… -murmuró Harry –¿cómo se decide esto?

-No lo sé…

Clair miraba incrédula.

-¡¡Dragonite, arriba!! ¡¡No podés perder!!

Sin embargo el dragón no oía la voz de su ama, había llegado a sus límites de combate.

-¡¡Da-Dandy… Levántate por favor!!

Pasaron casi dos minutos enteros, ninguno de los Pokémon se movió ni un centímetro.
El referí se acercó a la arena, iba a declarar el empate.

-¡¡Mierda!! –gritó Touji furioso, cayendo de rodillas al suelo y golpeándolo con el puño –después de que luchamos tanto, no conseguimos ganar…

-Pobre Touji… -murmuró Reiko.

El referí estaba a punto de levantar la bandera, pero se detuvo, algo se había movido.

Dandy apartó con mucho esfuerzo el pesado cuerpo de su rival, y apoyándose en sus cuatro extremidades, logró ponerse de pie.
Llamó a Touji con un pequeño rugido, y este levantó la cara, la cual se le iluminó al ver parado a su Pokémon.

-¡¡Dandy!! –gritó con alegría.

El referí miró a Clair y esta asintió con cara de amargura.

La bandera subió del lado de Touji:

-¡Dragonite es incapaz de continuar, el ganador de esta ronda y este combate es el retador, Touji Watsuki!

Touji sintió que recordaría esas palabras por el resto de su vida.
Rika, Harry y Reiko saltaron alegremente.
El entrenador corrió hacia su Pokémon y sin importarle que todos lo estuvieran viendo, se colgó de su cuello.

-¡¡Gracias Dandy, muchas gracias!!

El monstruo rugió, lleno de satisfacción.
Clair retiró a Dragonite.

-Peleaste excelentemente compañero.

Se les acercó con el entrecejo fruncido.
Touji se despegó de su Pokémon, algo avergonzado.

-Ehem, no creas que sos el mejor solo porque ganaste con algo de suerte –refunfuñó la líder.

Touji no respondió, lo hubiera hecho, pero aún no tenía la medalla en sus manos.

-Aunque debo reconocer que sos mejor que la mayoría de los inútiles que pasan por mi gimnasio. Has ganado la última medalla, y con ella, el derecho a participar en el torneo de la Liga Johto, mejor conocido como la Convención Plateada. Lleva tus medallas con orgullo, entrenador, y nunca olvides las experiencias que has ganado con cada una de ellas.

Touji asintió con la cabeza, y Clair le entregó su correspondiente medalla, la última medalla: la Medalla Rising.

Touji contempló su brillo maravillado, y la guardó con las demás.
Una vez que todos salieron del gimnasio, recibió muchas felicitaciones y preguntas:

-¡Guau! ¡No sabía que les habías enseñado el Rayo de Hielo a Dandy! –exclamó Reiko.

-Yo no imaginé que tu escaso cerebro diera para que se te ocurra evolucionar a Denkeshi, ¿dónde conseguiste una Roca Trueno? –preguntó Harry.

-¿Se acuerdan del torneo de Pokémon hierba? –dijo Rika.

-Si, ¿qué hay con eso?

-Bueno, además del trofeo y el dinero me dieron un set de piedras evolutivas.

-¡Es cierto!

-Y el Rayo Hielo lo compramos junto con otros TMs.

Touji no decía nada, solo seguía caminando con la vista fija en su medalla.

A muchos kilómetros de ahí, en el interior de una habitación oscura…

Cuatro personas estaban reunidas, sus caras estaban ocultas entre las sombras.

-¿Dónde te habías metido? El jefe está muy molesto porque desapareciste una semana –dijo la voz de una mujer.

-¿Y quién es esta nena? ¿Estás seguro de que va a servir de algo? –preguntó esta vez un hombre.

Las otras dos figuras permanecieron en silencio unos segundos.

-No me gustan los interrogatorios, yo sé lo que hago –dijo una voz fría y serena.

-Lo sé, pero tenés que entender…

-Díganle al jefe que no hay de qué preocuparse. Y ahora, debemos retirarnos –dijo a los dos con los que hablaba –vamos, tenemos un largo viaje por delante –le dijo a una tercera, algo más pequeña.

La persona asintió con la cabeza y sin decir una palabra más, ambos desaparecieron. Las dos personas que se habían quedado cruzaron miradas extrañas.

-Algo no está bien con él, eso es seguro –dijo el hombre.

-Lo noté desde que pasó lo de Ecruteak… -respondió la chica.

-Solo espero que no haga ninguna locura.

En Blackthorn, Touji y sus amigos festejaban el gran evento del día, en un cerro en las afueras de la ciudad. Habían comprado bebidas alcohólicas en todas sus variedades, y no las desperdiciaban.
El atardecer caía, mientras que los protagonistas se divertían despreocupadamente, desconociendo el peligro que les aguardaba…

Sabrina

La gente anda diciendo...