Made in PAPokémon: El Mundo con Otros Ojos

Pokémon el Mundo Con Otros Ojos – Capítulo 3: La Batalla Nocturna

Disclaimer lavamanos tipo Disney

Esta historia fue escrita desde el 2002 al 2004, por una piba y un pibe que, al comienzo de la historia, tenían 15 años, al igual que el protagonista.
Es probable que cada tanto encuentren chistes o comentarios homofóbicos, machistas, racistas y/o de mierda en general. Básicamente, éramos literalmente nenes y bastante boludes, como la gran mayoría de las personas lo es a esa edad. Esos comentarios NO reflejan la postura actual del staff de PA y francamente, son bastante vergonzosos. Pero decidimos dejar la historia exactamente tal cual fue escrita y no lavarnos las manos de nuestros errores.

 

Capítulo 3: La Batalla Nocturna

Touji, Kosuke, Hoho, la noche y una maraña Pokémon salvajes que los acechaban, caminaban por el bosque silencioso.
La meta era llegar a Cherrygrove, la manera era sencilla, Hoho iluminaba, Kosuke peleaba, y Touji… Touji caminaba, y se quejaba… se quejaba mucho.
-¡Me cago tres veces en esta puta ruta!

Mientras HootHoot les mostraba el camino con sus enormes ojos rojos, Larvitar limpiaba la ruta de cuanta alimaña se cruzaba en su camino, como ser Rattatas, otros HootHoot, Sentrets adormilados, y algún Pidgey fuera de hora, los cuales no le costaban mucho trabajo. Claro, Hoho también hacía lo suyo, además de iluminar, apoyaba a su compañero en los combates.

A pesar de que ganaban todas las batallas con relativa facilidad, Touji notó (y la verdad no necesitaba ser genio para darse cuenta), después de varias horas el efecto de la fatiga y la lucha constante en sus Pokémon, y claro, el hecho de no haber dormido o comido desde que salió de New Bark no ayudaba mucho a su situación personal.

«Beedrill, Pokémon aguijón. Del tipo Insecto / Veneno, es un Pokémon fácilmente irritable y peligroso, en especial si se encuentra en grupos grandes, cuidado con su veneno».

Dijo el Pokédex cuando un extraño Pokémon parecido a una abeja apareció frente a ellos, zumbando de manera amenazadora.
-Mierda… a este nunca lo había visto –dijo Touji, a quien no le agradaba la apariencia del Pokémon. -Kosuke, andá, a ver si sirve de algo.

Kosuke dio un paso al frente.
Beedrill tomó la iniciativa y le disparó a Larvitar picotazos venenosos, que éste recibió de lleno, aunque claro, las agujas no lograron hacerle daño considerable.
-¡Mirada maligna!
Al ver los ojos crueles del rocoso monstruo de Touji, el Beedrill se paralizó del miedo, con los músculos entumecidos.
-¡Bien! ¡Ahora usa mordisco!
Inmediatamente Kosuke se abalanzó sobre la abeja para darle una buena mordida, pero ésta lo eludió velozmente y lo embistió con fuerza por la espalda, arrojándolo al suelo. Por más que Larvitar lo intentó, el cansancio pudo más que él y cayó rendido, aún siendo un golpe poco efectivo.

-¡Mierda! ¡Kosuke, regresa! –gruñó mientras lo guardaba en su Pokebola.
-Es tu turno Hoho, ¡Embestida!
Obediente, el Pokémon volador se lanzó contra el Beedrill, derribandolo de inmediato con su compacto cuerpo redondo, pero a pesar del duro golpe el insecto retomó el vuelo con ganas de seguir luchando.
-“¡Mierda! Es duro este bicho” –pensó Touji algo preocupado, si Hoho perdía, las cosas iban a complicarse.
-¡Hoho, intentalo con picotazo!

El ave voló sobre su oponente y le propinó insistentes picotazos en la cabeza, abriendo varias heridas en la piel de la abeja. Ésta no soportó tales ataques, y se precipitó contra el suelo, pero… cayendo justo sobre Hoho, el golpe fue muy fuerte: Ambos Pokémon yacían sobre la hierba, el bicho aplastando al pobre pájaro con su peso mucho mayor, mientras la lechuza hacía vanos intentos por quitárselo de encima.
-¡Mierda!
Touji corrió hasta la escena, le sacó el insecto de encima con brusquedad y recogió al Pokémon en brazos. No reaccionaba.
-Puta madre… No podemos seguir así, hay que descansar.

El chico se sentó debajo de un árbol junto a sus maltrechas criaturas, y tras unos minutos empezó a buscar en su mochila algo que comer y algo para curar las heridas de sus Pokémon. Pero como era costumbre de su padre, la mochila estaba llena de cosas totalmente inútiles:
-¡Carajo papá! ¡¿Para qué mierda quiero esto?! –soltó Touji irritado mientras sostenía una linterna a energía solar.

Siguió buscando en su mochila hasta que encontró algo que realmente podía servirles: un paquete de galletitas, que estaban algo… añejas. Para ser precisos, la fecha de vencimiento en la bolsa había expirado hacía meses.

-¡Sii! ¡Comida! -exclamó triunfalmente el entrenador.
Kosuke y Hoho despertaron.
-Ah, bien -dijo Touji al notarlo -¿Quieren? -preguntó mientras les alcanzaba la bolsa de galletas.
Ambos monstruos se quedaron mirando la supuesta comida unos instantes. Hoho negó con la cabeza lentamente, mientras Kosuke la miraba con asco.
-Uh, están vencidas… ¡mah si! Hay que hacer algunos sacrificios para sobrevivir –dijo mientras se llevaba un manojo de galletas a la boca.

Dos gruesas gotas de sudor aparecieron en las cabezas de Kosuke y Hoho mientras veían a su amo comer con la gracia de un Swinub.
Después de la nutritiva, y… antigua cena, Touji encontró pociones en su mochila -«Al fin algo útil» -y se las aplicó a sus Pokémon, que se recuperaron inmediatamente.

-Bueno, deben tener hambre… ¡ah! Ahora que me acuerdo todavía tengo la comida que me dio el tipo de la tortuga gigante y el Pikachu –dijo mientras sacaba el paquete de alimento y se lo arrojaba a los monstruos, quienes se lo devoraron prácticamente con todo y papel, estaban famélicos.

Después de comer descansaron unos diez minutos y retomaron la marcha, bastante adormecidos. Caminando y luchando con todos los Pokémon salvajes que se les cruzaban, así pasó la noche, y ya faltaba muy poco para que amaneciera.
Touji estaba muy cansado, ya prácticamente no sentía las piernas, las movía automáticamente, y le dolía la mordedura que un Ratatta enojado le infligió en el tobillo;

-«Me pregunto cómo hará para bajar de ese árbol… » -pensó mientras recordaba con una sonrisa la revoleada que le había dado al roedor.
-Tenemos que apurarnos, a este paso no vamos a llegar nunca –Dijo Touji con cansancio. Se alegraba de no tener un espejo a la mano, debía verse terrible. Ambas pequeñas bestias asintieron con la cabeza.

De repente, mientras Kosuke caminaba delante de su dueño, fue capturado por una red que salió de entre los arbustos, cayendo sobre él.

-¡¿Qué carajo pasa?! –gritó Touji alarmado.

Un joven salió de entre los arbustos rápidamente, sosteniendo la red que mantenía cautivo a Kosuke, con una sonrisa de oreja a oreja, pero ésta no tardó en esfumarse. Se quedó mirando su captura algo desconcertado, parecía tener más o menos la edad de Touji.

-¡¿Y vos quién carajo sos?! Chorro de mierda, ¡soltá mi Pokémon! -gritó Touji señalándolo con el dedo.
-Uh, que cagada, pensé que era un Beedrill… –dijo desanimado el chico mientras liberaba a Kosuke, quien dirigió una mirada de odio a su captor.

-¡¿Pero qué te crees que estás haciendo?! ¡¿Pensaste que te podías afanar a mi Pokémon?! –gritaba Touji furioso.
-¡¿Para que carajo querría yo tu Pokémon de segunda?! –contestó el extraño en el mismo tono.
-¡¿Qué dijiste?! ¡¡Mi Pokémon es mucho mejor que cualquier basura que tengas vos!! –rugió Touji cada vez más enojado. Estaba cansado, hambriento, dolorido, y aburrido, así que descargó su ira sobre el supuesto ladrón.
-¿Ah sí? ¡Eso lo vamos a ver ahora! –dijo el extraño mientras sacaba una Pokebola de su cinturón –mi nombre es Jack, soy del Pueblo Azalea y este es mi Pokémon –se presentó mientras arrojaba la esfera frente a Touji.

-¡¡Rrrratticate!! –gritó la criatura que salió de la Pokebola, mordiendo el aire furiosamente con un ruido seco.

-¿Y eso que es? –preguntó Touji, ignorante como de costumbre, mientras apuntaba su Pokédex hacia el Pokémon:

«Raticate, Pokémon rata, este Pokémon tipo Normal es la forma evolucionada de Rattata, es veloz y su mordida puede ser muy poderosa».

Touji no podía contener la risa:

-¿Ese es tu Pokémon? ¿Una rata de alcantarilla gigante? ¿Que va a hacer, contagiarnos de peste bubónica? ¡Jajajaja! –se burlaba mientras señalaba al bigotudo Pokémon de Jack, el cual no hizo más que ignorarlo.
-¿Y bien? ¿Qué esperas? Manda a tu Pokémon, ¡idiota! –le gritó.
-¿Eh? ¿Para qué? –preguntó Touji perplejo.
-Como que “¿para qué?”, ¡para pelear, pedazo de estúpido!
-¿Para pelear?
-¡Si! Qué te pensás, ¿Que lo saqué para que veas lo lindo que es?
-¡Ah! Así que también se pelea con los Pokémon de otras personas, ahora entiendo que hacían esos dos mocosos allá en casa –dijo Touji sorprendido de su descubrimiento.
-¿No sabes lo que es una batalla? ¿O el nenito tiene miedo de que le haga papilla ese Larvitar inmundo?

Touji apretó la Pokebola en su mano, enfurecido:

-¡¡Te vas a tragar eso!!
-Obligame, idiota.
-¡Kosuke, vamos!
-¡Por fin! Empecemos ligero Micky –le dijo Jack a su Pokémon –¡¡ataque rápido!!

De inmediato el monstruo se desvaneció y apareció junto a Kosuke, dándole un fuerte golpe con su cuerpo, que hizo retroceder al Larvitar. El ataque tenía una potencia fuera de las escalas de los débiles golpes de los Pokémon salvajes.
-¡Mierda! ¡Es muy rápido! Tenemos que pararlo, ¡Kosuke, usa mirada maligna!
El monstruo de roca le dedicó al Raticate una siniestra mirada, que provocó que se detuviera en seco, intimidado.

-¡Bien! ¡Ahora dale una mordida!
Kosuke se arrojó contra la rata, mordiéndole en un costado, Micky saltó hacia atrás, con un gesto de dolor.
-¡Demonios! Yo no quería hacer esto, pero parece que no queda otra… Micky, ¡¡Hiper colmillo!! -en cuanto Jack dijo esto, los colmillos de Raticate empezaron a brillar –¡aprende lo que es una mordida de verdad, idiota!
El roedor se abalanzó sobre Kosuke, dándole una impresionante mordida, que dañó incluso su coraza de roca, lanzándolo varios metros hacia atrás.
-¡Ja! ¡Para que aprendas! –dijo Jack Triunfante.
-Ko-Kosuke… ¡mierda! -Touji no podía soportar ver mancillado su honor por un entrenador idiota y su animalejo de alcantarilla. Así que este era el poder de un Pokémon entrenado…

Contra toda expectativa, Kosuke se levantó, jadeante, pero dispuesto a seguir. Clavó la mirada en su enemigo, y volvió a tomar posición.
-¡¿Qué?! ¡No puede ser! –gritó Jack, ¡¿de qué está hecha esa cosa?!
-¿De roca te parece? -le dijo Touji burlón, pero él también estaba sorprendido.

Ninguno excepto Raticate había notado que algo había cambiado en Kosuke, el Larvitar entonces se volvió hacia su entrenador y llevó sus cortos brazos a los lados de su cabeza, intentando decirle que se cubriera las orejas, Sorprendentemente Touji entendió el mensaje y se tapó los oídos tal y como indicaba su Pokémon, ante la mirada perpleja de Jack. El rocoso Pokémon alzó la cabeza, tomó aire, y emitió un estridente chillido. El horrible sonido hizo que varios Pokémon voladores salieran de los árboles cercanos y se alejaran de ese lugar a toda prisa.

-¡¡Mierda!! ¡¿Y eso que carajo es?! –gritó Touji casi sin escuchar lo que decía.
-“¿Será un ataque?” –fuera lo que fuera, estaba funcionando –¡Kosuke! ¡Usa mordisco!

Raticate, que todavía estaba aturdido por el chillido, no pudo defenderse del mordisco, Kosuke lo mordió con fuerza en la cola y sin soltarlo empezó a girar sobre un pie, cuando tomó la suficiente velocidad, aflojó sus dientes liberando a su oponente, que salió despedido contra su propio entrenador.

Jack se levantó sacándose de encima a su Pokémon noqueado, lo regresó a su Pokebola, y con un tono bastante más amigable que el anterior se dirigió a Touji:

-Bueno… me sorprendiste, tarado.
-Vos tampoco lo hiciste nada mal, idiota –contestó Touji, entrando en aires de amigo.
-Por supuesto –dijo Jack bromeando –ahora que lo veo, ese Pokémon es interesante, ¿de dónde lo sacaste?
-Me lo dieron cuando empecé mi viaje, no sé dónde lo consiguieron –dijo Touji encogiéndose de hombros.
-Ah, que lastima… bueno, voy a ver si encuentro a un Beedrill de una puta vez.
-Si vas por ese camino un par de horas vas a encontrar uno debilitado, a menos que ya se haya ido -ofreció Touji, en señal de buena voluntad.
-¡Oh, muchas gracias! -Jack empezó a caminar, pero se detuvo -Che tarado, ¿para dónde vas?
-Cherrygrove -respondió Touji con cansancio.
-No está tan lejos, ¿vas a retar a los Gym Leaders?
-¿Los qué? ¿Y esos qué son?
-Cómo que “¿qué son?”, ¿de dónde te pensás que salen las medallas? –dijo Jack, pero al ver la cara de incomprensión de Touji, decidió explicarse:
-Bueno, mejor te explico, para entrar a la Liga Pokémon… er… sabes lo que es la Liga Pokémon ¿no?
-S-si, mi hermano me contó algo sobre eso…

-Bueno, para entrar tenés que vencer a los ocho Gym Leaders de Johto, cuando les ganas, cada uno de ellos te da una medalla, solamente juntándolas todas podes entrar al torneo de la Convención Plateada. ¿Cómo es posible que hayas salido de viaje sin saber eso?

-¡Ah! ¿Y dónde está el primer Gym no se cuanto?
-¡Gym Leader! El primero está en Violet, la próxima ciudad pasando Cherrygrove.
-¡Ya veo! ¡Gracias idiota! -exclamó Touji alegremente.
-¡No hay problema, tarado! -respondió Jack en el mismo tono.
-¡Nos vemos! –dijeron los dos al unísono, y cada uno siguió su camino.

Mientras caminaban en la penumbra, Touji pensaba detenidamente, recordando lo bien que se sintió al ganar la pelea, y curiosamente, durante el combate mismo.
-Mmm… puede que esto del entrenamiento Pokémon no esté tan mal… podría intentar eso de las medallas… no tengo nada más que hacer… ¡Lo voy a intentar!

Después de un rato más de caminata, Touji, Kosuke y Hoho lograron salir finalmente del bosque, y se regocijaron al ver el amanecer, pero se alegraron aún más cuando vieron el enorme letrero que rezaba en enormes letras blancas: “BIENVENIDOS A CHERRYGROVE”.

Touji dio un largo suspiro.

-Chicos… los bosques son como una ciudad para los Pokémon que habitan en él, son maravillosos y llenos de vida… –sus mascotas lo miraron con expresión de completa incredulidad –pero… ¡¡NO QUIERO VOLVER A VER OTRO PUTO BOSQUE EN LO QUE ME QUEDA DE VIDA!!

Esas fueron las últimas palabras que Touji dijo antes de caer desmayado del cansancio, y también lo último que oyeron sus Pokémon, quienes también sucumbieron a la fatiga excesiva.
Así Touji Watsuki y sus fieles Pokémon, Kosuke y Hoho, sobrevivieron con algunos golpes, heridas, mordiscos, arañazos, agotamiento, y hambre al primer día de su viaje Pokémon. Los problemas apenas acababan de empezar.

Sabrina

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