Disclaimer lavamanos tipo Disney
Esta historia fue escrita desde el 2002 al 2004, por una piba y un pibe que, al comienzo de la historia, tenían 15 años, al igual que el protagonista.
Es probable que cada tanto encuentren chistes o comentarios homofóbicos, machistas, racistas y/o de mierda en general. Básicamente, éramos literalmente nenes y bastante boludes, como la gran mayoría de las personas lo es a esa edad. Esos comentarios NO reflejan la postura actual del staff de PA y francamente, son bastante vergonzosos. Pero decidimos dejar la historia exactamente tal cual fue escrita y no lavarnos las manos de nuestros errores.
Capítulo 25: ¡El ataque de los Pokémon de acero! Una difícil batalla de gimnasio
Finalmente y después de todos los ya conocidos contratiempos, el extraño protagonista y sus no menos raros compañeros de viaje se paseaban por las coloridas calles de ciudad Olivine.
El olor del cercano océano llenaba sus pulmones mientras acompañaban a Reiko a comprar la dichosa planchita para el cabello, ya que la chica no había parado de hablar de eso en todo el camino.
-Bueno –dijo Touji sentándose en un banco del parque –creo que ya recorrimos toda la ciudad, fuimos al Faro, a la Torre de Batallas, a la playa, y hasta a comprar esa cosa para Reiko.
-Esta ciudad no está nada mal –dijo Harry mientras se bebía una lata de Coca-cola.
-Lo mismo digo –dijo Reiko mientras leía el manual de instrucciones de la planchita.
-Pero todavía hay un lugar al que no fuimos –dijo Rika –y ese es…
-El Gimnasio Pokémon –dijo una fría voz detrás de ellos.
-“No, por favor, que no sea él…” –pensó Touji desdichado.
Todos se voltearon y los temores de Touji se confirmaron:
-Hola Shin, ¿cómo estás? –saludó Rika sonriente.
El muchacho se limitó a saludar con la mano.
-Sakurai, no deberías estar perdiendo el tiempo, a este paso no vas a llegar para la Convención Plateada –dijo Shin-Tao, pasando de los demás como si no existieran.
-Bueno, vos estás en la misma situación –le contestó Rika.
Reiko se paró de un saltó y se dirigió al recién llegado con un severo tono de voz, y el entrecejo fruncido:
-¡Ey! ¡Nosotros también estamos acá! ¡Que falta de educación! ¿Quién te enseñó modales? –dijo indignada –No sé quién seas, pero de donde yo vengo, usualmente saludamos a las personas.
Shin clavó sus fríos ojos ambarinos en la pelirroja.
-No estoy hablando con vos, escandalosa.
-¡¿Qué dijiste?! –Gritó Reiko –¡esa no es manera de hablarle a una dama!
-Yo no veo ninguna, además de Sakurai, claro –dijo él, impasible.
El rostro de Reiko enrojeció casi tanto como su cabello.
-¡Suficiente! ¡No pienso seguir soportando tus insultos! –Infló una Pokebola delante de la cara de Shin y sentenció: –Sos un maleducado y te voy a poner en tu lugar.
-Te vas a arrepentir –dijo él también, con Pokebola en mano.
-¡Esperen un momento! –Interrumpió Rika –no creo que necesiten llegar a eso…
-No te metas –le dijo Reiko.
-Cuando a Reiko se le mete una idea en la cabeza, es imposible sacársela –dijo Touji encogiéndose de hombros, aunque en el fondo deseaba que su amiga le diera una paliza a Shin-Tao.
Reiko y Shin se alejaron una del otro y soltaron a sus Pokémon.
El muchacho liberó un enorme y magnifico Pidgeot, de plumaje resplandeciente.
-“Guau, es tan grande como el de Falkner” –pensó Touji asombrado –“Debe ser ese Pidgeotto que atrapó en el bosque Ilex, pero ahora se ve totalmente diferente… ¿Qué fue lo que hizo con él?”
Reiko a su vez soltó a una especie de pato de gomosa piel azulada y mirada calculadora, un formidable Golduck, que en seguida adoptó postura de combate.
-Tenshi, ya sabes que hacer –le dijo Shin a su pájaro.
El Pidgeot alzó el vuelo con un batir de sus inmensas alas.
-¡Nakuru, golpes furia! –ordenó Reiko.
El Pokémon de agua dio un atlético salto y le sacudió al pájaro una soberbia bofetada en la cara, dejándole la marca de sus garras. Tenshi lo sujetó con las suyas y descendió con la intención de estrellarlo contra el suelo.
Reiko no perdió tiempo:
-¡Anulación!
Pidgeot fue inmovilizado por la fuerza psíquica del pato, el ave sentía como si unas cuerdas invisibles ataran y apresaran todo su cuerpo.
Golduck se liberó de sus garras y saltó ágilmente hacia atrás, aterrizando limpiamente.
-«Reiko es increíble…» -pensó Touji emocionado.
-Interesante… -dijo Shin tranquilamente.
-¡Todavía no viste nada! ¡Nakuru, Hidro chorro!
-¡Ataque de ala, Tenshi!
Los Pokémon estaban a punto de atacarse, cuando escucharon un grito:
-¡¡Auxilio!! ¡¡Se roban a mi Clefairy!!
Una pequeña niña corrió hacia ellos con lágrimas en los ojos:
-¡¡Ustedes tienen Pokémon, por favor, ayúdenme!!
El grupo vio como un tipo de sospechosa apariencia corría llevando en brazos a un pequeño Clefairy, que pataleaba con desesperación.
-¡Nakuru! ¡¡No lo dejes escapar, anulación!! –ordenó Reiko.
-¡Duck! –con un movimiento de mano, Golduck inmovilizó al ladrón.
-Ahora Tenshi, traé para acá ese Clefairy y asegurate de dejarles mis saludos a esa alimaña –dijo Shin en tono despectivo.
El ladrón vio aterrorizado como el enorme pájaro se dirigía como una bala hacia él, luchó por salir corriendo, pero era inútil; Golduck tenía total control sobre sus movimientos.
El ave le lanzó una mirada cruel al tipo, a quien casi le da un infarto al ver a un pájaro de poco más de dos metros volando frente a él. Pidgeot le arrebató al Clefairy con sus garras, no sin antes dejar un terrible arañazo en la cara del criminal.
Una vez devuelto el Pokémon a su dueña y todo lo demás, Rika trató de que olviden su discusión:
-Bueno, ya ven que trabajan muy bien juntos, así que, ¿Por qué no guardan a sus Pokémon?
Reiko y Shin se quedaron en silencio, mirándose con odio.
-Creo que no los presenté; Reiko, él es Shin-Tao, crecimos juntos en ciudad Viridian. Shin, ella es Reiko Massaki de ciudad Ecruteak.
-Ahora que ya se conocen, por qué no se dan un beso o algo así -dijo Harry poniendo los ojos en blanco.
-¡¡No digas boludeces!! –gritaron Shin y Reiko a la vez, Harry se estremeció, Reiko podía ser aterradora.
-Bueno, retiren a sus Pokémon al menos –dijo Rika.
Los entrenadores no se movieron, ninguno de los dos quería ceder antes que el otro.
Finalmente, Reiko demostró su madurez y guardó a su monstruo, Shin la imitó.
-Bien, ¿ahora por qué no olvidan esta pelea sin sentido y son amigos?
-¡Hmph! –los dos se dieron la espalda, cruzados de brazos.
-Yo nunca voy a ser amiga de este chino ridículo.
-Y yo nunca me voy a llevar bien con esta pelirroja histérica y escandalosa.
Los cinco caminaban hacia el centro Pokémon.
-Creo que tendría que ir primero al gimnasio… -dijo Rika.
-Bien, Sakurai y yo vamos al gimnasio, que los demás nos esperen en el centro Pokémon –dijo Shin.
Él y Rika se separaron de los demás y se dirigieron al gym.
-“No pienso dejarlos solos” –pensó Touji –¡Esperen! ¡Yo voy con ustedes!
El chico estaba yendo hacia ellos, pero Reiko lo detuvo, agarrándolo del brazo.
-¿Para qué querés ir con ellos? Vení, vamos al centro Pokémon.
-P-pero…
Touji golpeaba impaciente la mesa con los dedos. Hacía casi dos horas que estaba esperando que Rika regresara.
-Está tardando mucho, mejor voy al gimnasio a ver –dijo mientras se ponía de pie.
En ese momento Rika y Shin entraron al centro Pokémon.
-¡Guau! Me sorprendiste mucho cuando sacaste a… -Rika estaba hablando animadamente con él –Ah, hola Touji.
-Hola, ¿cómo te fue? –preguntó, aunque ya sabía la respuesta.
Rika le mostró la medalla mineral.
-Bueno, ¡ahora es mi turno! –Touji se acomodó su cinturón y se dispuso a salir del edificio.
-Espera –le dijo Rika –antes de que te vayas es mejor que tengas en mente esto: sus dos primeros Pokémon no son muy problemáticos, pero no te confíes, ya que el último es un hueso duro de roer.
-Gracias, lo voy a tener en cuenta –Touji se dirigió a Harry y a Reiko.
-¡Ey! ¿No me van a acompañar?
-Reiko estaba puliendo a su Scizor muy concentrada, y Harry cepillaba enérgicamente el pelaje de su Quilava.
Touji entornó los ojos, con una gota de sudor.
–Está bien, gracias, no se molesten –dijo refunfuñando, y salió del lugar.
Entró al gimnasio y le preguntó al recepcionista por el Gym Leader, antes de que pudiera contestar, una voz femenina se hizo oír:
-¿Me buscabas a mí? –una chica con largo cabello castaño salió a la luz. Llevaba puesto un vestido claro y primaveral. Era muy linda.
-Si sos la líder de este Gym, si –dijo Touji –“Mmm… no está nada mal…” –pensó.
-Soy Jasmine, la líder de gimnasio de ciudad Olivine.
-Yo soy Touji Watsuki del pueblo New Bark, y vengo a desafiarte –dijo, tratando de sonar valiente.
-Bien, llegas en el momento justo, mis Pokémon acaban de recuperarse de los combates anteriores, seguime por acá.
La chica condujo a Touji hasta el campo de batalla, y ambos tomaron posiciones.
-Podemos empezar cuando gustes –dijo Jasmine.
-Bien, estoy listo.
-Esta es una batalla oficial entre la líder de gimnasio, Jasmine y el retador, Touji Watsuki –dijo el referí –¡comiencen!
-¡Al ataque, Hoho!
-¡Magnemite, ve!
El pequeño Pokémon metálico levitó a la altura de Hoho, mirándolo con su inexpresivo ojo.
-“¡Mierda! Hoho no tiene con qué dañar a esa cosa… es mejor tratar de acabarlo rápido” –pensó Touji.
-¡Magnemite, impactrueno!
-¡Hoho, esquivalo y usa hipnosis!
El pájaro hizo lo que se le ordenó, pero Magnemite cerró su único ojo para no sufrir los efectos de la hipnosis.
-¡Ahora, embestida! –ordenó Touji.
Noctowl tacleó a su oponente, pero esto no pareció hacerle mucho daño.
El Pokémon de Jasmine contraatacó con un impactrueno, que dio en el blanco. Hoho se estremeció por la descarga, pero no se dejó vencer; tomó altura y se lanzó en picado contra Magnemite. Este recibió el ataque y fue a darse contra la pared del gimnasio, de la cual se desprendió un pedazo, sin embargo, el Pokémon de Jasmine no parecía muy afectado, y enseguida fue contra Hoho. Un impactrueno seguido de una bomba sónica terminaron el trabajo.
-Noctowl no puede continuar, Magnemite gana –dijo el referí.
Touji guardó a su Noctowl, y no necesitó pensar cuál sería su siguiente elección:
-¡Vamos Kosuke! –el Pokémon azul salió de su Pokebola, Touji se estremeció, todavía no se acostumbraba a la nueva apariencia de Kosuke.
-¡Bajo tierra!
Pupitar se enterró girando sobre sí mismo como un taladro.
-No tiene caso que haga eso, mientras Magnemite esté levitando no podrá saber donde está –dijo Jasmine.
-¿Ah si? A ver entonces que te parece esto, ¡Kosuke! ¡Arriba a las once en punto!
Justo en ese lugar se levantó una montaña de tierra que impactó violentamente en Magnemite. El Pokémon quedó fuera de combate de inmediato.
-Magnemite no puede continuar, Pupitar gana.
Jasmine parpadeó un par de veces, con asombro, y llamó a su segundo Pokémon: Magneton.
-¡¡Magneton, supersónico!!
-¡Kosuke, bajo tierra otra vez!
-¡Tu truco no va a volver a funcionar! –dijo Jasmine –¡Magneton, no dejes de moverte!
El Pokémon magneto no dejaba de zigzaguear y moverse en todas las direcciones, para confundir a Touji.
Kosuke esperaba bajo el suelo del gimnasio que su entrenador le indicara un blanco.
-Kosuke, salí, no sirve –dijo Touji con resignación.
El Pupitar volvió a salir a la superficie.
-¡Avalancha!
-¡Embestida!
Magneton se adelantó y golpeó a Kosuke antes de las rocas lo aplastaran, pero el Pokémon de Touji no retrocedió en lo más mínimo, ya que su coraza lo protegía. Tal y como Hoho era inútil contra Magnimite, Magneton resultaba prácticamente inofensivo contra Kosuke.
-¡Kosuke, chillido!
-¡Vos también Magneton!
Los dos Pokémon se aturdieron a la vez con sus desagradables chillidos.
Touji reaccionó rápido:
-¡Ahora! ¡Ya sabés que hacer! –gritó mientras señalaba con el dedo al Magneton.
Kosuke se zambulló en la tierra y esta se levantó en forma de columna, el ataque golpeó duramente al monstruo de Jasmine. La columna se desplomó, dejando sepultado al Magneton.
-Magneton no puede continuar, Pupitar gana –dijo el referí.
-Nada mal –dijo Jasmine –pero el que sigue no va a caer tan fácil, ¡al ataque, Steelix!
Touji observaba a la criatura que se estaba formando; era la cosa más grande que había visto en su vida.
El entrenador levantó la cabeza todo lo que pudo para poder ver bien a la bestia; su enorme cabeza rozaba el techo del gimnasio. La serpiente de acero lanzó un rugido que hizo vibrar el edificio entero.
Touji lo observaba aterrorizado.
-¿Q-qué carajo es eso…?
Jasmine sonreía complacida al ver que su Pokémon había causado el efecto deseado.
-B-bueno, no importa –dijo Touji tratando de parecer seguro –¡¡Kosuke, avalancha!!
Steelix ni siquiera se molestó en esquivarla, bajó un poco la cabeza y resistió la avalancha sin mayor daño, las enormes rocas rebotaban sobre él como insignificantes piedritas.
-Eso no va a funcionar –dijo Jasmine sonriente.
-Bueno, entonces… ¡Bajo tierra!
Kosuke se enterró rápidamente.
-¡Steelix, tras él!
Touji se protegió la cara de las piedritas que salieron disparadas en todas las direcciones cuando Steelix se sumergió bajo la tierra, como un gusano gigantesco.
El suelo del Gym vibraba y se sacudía bajo sus pies. Enormes grietas no tardaron en abrirse. Sin duda una feroz batalla se estaba llevando a cabo en las profundidades.
Después de unos segundos las sacudidas cesaron.
Steelix emergió repentinamente, y Touji vio con horror que traía a Kosuke en la bocaza, parecía muy maltrecho.
-¡Terminalo, cola férrea! –ordenó Jasmine.
Steelix soltó a su presa, se dio vuelta, y antes de que cayera le dio un golpe brutal con su cola, estrellando al pobre Kosuke contra el suelo.
-Pupitar no puede continuar, Steelix gana.
Touji se acercó al cráter que había provocado Kosuke al caer, observó preocupado a su Pokémon: -“Desde que evolucionó, es la primera vez que se le agrieta la coraza, esta maldita cosa debe tener una fuerza extraordinaria para hacer algo así” -echó una fugaz mirada al Steelix y guardó a su monstruo en su Pokebola, pensando detenidamente cuál sería su siguiente elección.
-“Veamos…” –pensó Touji –“Dandy es un tipo agua, él podría… no, no voy a correr riesgos, si es tipo acero…”
-¡Volco, vamos!
El Magmar se tronó los huesos de los dedos al salir de la Pokebola, sus llamas ardieron intensamente cuando vio contra qué tenía que luchar.
-Interesante –dijo Jasmine.
La bestia de acero contempló a su enemigo desde su gran altura, con una mirada irrespetuosa. Magmar a su vez lo miraba con una cierta tranquilidad.
-No te va a parecer tan interesante cuando…
Y sin ninguna advertencia, Volco escupió un lanzallamas infernal, que el Steelix esquivó milagrosamente haciendo la cabeza a un lado. Sin embargo no se salvó del todo, tenía un lado de la cabeza al rojo vivo, y el metal le goteaba.
La bestia rugió enfurecida y se lanzó contra Volco. Levantó una nube de polvo al estrellar su enorme cuerpo contra el suelo.
Touji temió por su Pokémon, pero se alivió al ver a Steelix alzándose por sobre el polvo con el Magmar aferrado a su cuello. Se paró como pudo sobre el cuerpo metálico de su oponente y comenzó a golpearlo furiosamente con rápidos puños fuego, abollando y derritiendo su coraza de acero. Steelix bramaba de dolor y sacudía su cabeza enérgicamente.
-¡¡Sacatelo de encima!! –gritó Jasmine.
-¡¡No lo sueltes Volco!! –lo animó Touji.
Volco no pudo sostenerse más, y con una violenta sacudida de su oponente cayó al suelo, la altura era bastante, y la caída lo dañó.
Antes de que pudiera levantarse, Steelix bajó su enorme cola de golpe, aplastándolo con ella.
-¡¡No!! –gritó Touji.
Cuando pudo ver la escena con claridad, Magmar estaba atrapado entre la pesada cola del Steelix y el suelo. Por más que trataba de liberarse con todas sus fuerzas, era inútil, no podía mover esa enorme masa metálica que ejercía una presión tremenda sobre él.
Steelix esbozó lo que parecía ser una sonrisa cruel, y estrujó aún más a su oponente.
Volco soltó un desgarrador grito de dolor.
-“¿Y ahora qué hago?” –pensó Touji con los puños apretados, no soportaba ver sufrir a su monstruo de esa manera.
-Mejor rendite –le aconsejó Jasmine –o podría ser peligroso para tu Magmar.
Touji no sabía que hacer, no quería rendirse, pero tampoco…
Volco trató de juntar energía, cerró los ojos con fuerza y apretó los puños, estuvo así varios segundos, hasta que su cuerpo adquirió un brillo rojo y comenzó a humear.
Steelix soltó un rugido y retiró rápidamente la cola, que estaba al rojo vivo.
Volco se incorporó jadeante, pero sonriente.
-¡¡Muy bien hecho Volco!! –lo felicitó Touji –calentaste tu cuerpo hasta temperaturas insoportables, ¡así se hace!
-Basta de juegos –dijo Jasmine muy seria –¡¡Steelix, terminalo ahora!!
El enorme Pokémon arqueó su cuerpo hacia atrás y se lanzó como una bala contra su oponente. Una vez más, el polvo cubrió toda la escena.
-Se acabó –dijo Jasmine sonriente, pero para su sorpresa, no era así:
Touji pudo ver como Volco tenía sujeta la enorme cabeza del Steelix con sus brazos extendidos. Estaba haciendo un esfuerzo increíble por contenerlo: La serpiente luchaba por avanzar, pero Volco no cedía ni un centímetro, tenía las garras profundamente clavadas en el suelo.
Ahora las narices del Steelix estaban a unos pocos centímetros de las de Volco. Este le dirigió una vil sonrisa.
El Pokémon de Jasmine cerró los ojos, sabiendo lo que vendría a continuación; un lanzallamas exageradamente grande, tanto que envolvió totalmente la cabeza del Steelix. Cuando terminó, la cara del Pokémon de acero quedó en un estado realmente desagradable.
Volco dio un gran salto hacia atrás, para no ser aplastado por su oponente cuando este cayera.
Dicho y hecho, el Steelix se desplomó ahí mismo, con la cara semiderretida.
-Steelix no puede continuar, el ganador de este encuentro es el retador, Touji Watsuki –anunció el referí.
Jasmine lo guardó y se lo dio a uno de sus asistentes para que lo llevara sin demora al centro Pokémon.
Touji se rascaba la cabeza, sonriente, pero también algo avergonzado.
-Volco, creo que esta vez te excediste.
Guardó a su agotado Pokémon y fue con Jasmine.
-Te felicito –dijo ella –me ganaste limpiamente, esta es la medalla mineral, prueba de tu valía, es tuya.
Touji la aceptó, se despidió, y regresó al centro Pokémon.
-“Cuando el chino vea que me gané la medalla, va a poner una cara…” -pensó Touji con regocijo.
-Muy bien hecho –lo felicitó Rika.
-Juego de niños -soltó Shin.
Estaban cenando (gratis) en el centro Pokémon, y Touji ya había aburrid… eh, deleitado a todos los presentes con el relato de su combate.
La cena no fue lo que se podría decir amena; las constantes miradas de odio entre Touji y Shin, y Shin y Reiko hacían parecer que en cualquier momento iba a estallar una pelea.
Al día siguiente…
-Bueno, ya no tenemos nada que hacer en esta ciudad –dijo Rika mientras se acomodaba la mochila.
-¿Y ahora a donde vamos? –preguntó Harry.
-A ciudad Cianwood, tenemos que cruzar el mar.
-¿Y en qué vamos a cruzarlo? –preguntó Touji con pereza.
-En barco, ¿como más?
-¿Van a cruzar en barco? –preguntó Shin-Tao con desdén –así van a tardar siglos en llegar. Yo tengo un mejor medio.
Shin soltó a su Pidgeot y montó sobre él.
-Tenshi puede llegar en menos de una hora –el chico le tendió la mano a Rika:
-Sakurai, no tenés por qué ir con esos fracasados, si querés vení conmigo.
Touji estaba conteniéndose para no saltar sobre él.
-No, gracias, voy a ir con mis amigos -dijo sonriente -nos vemos después, ¡cuidate!
-Como quieras –dijo él, algo decepcionado –Tenshi, vamos.
El Pidgeot levantó vuelo y se alejó majestuosamente hasta perderse en el horizonte.
-¡Bah! Presumido –gruñó Touji.
-Bueno, vamos al puerto –dijo Rika animadamente.
El grupo se dirigió a tomarse el barco que los llevaría a Cianwood, pero las cosas no saldrán como ellos esperan…
La gente anda diciendo...