Made in PAPokémon: El Mundo con Otros Ojos

Pokémon el Mundo Con Otros Ojos – Capítulo 24: Batalla desesperada contra el Equipo Rocket. ¡Kosuke evoluciona!

Disclaimer lavamanos tipo Disney

Esta historia fue escrita desde el 2002 al 2004, por una piba y un pibe que, al comienzo de la historia, tenían 15 años, al igual que el protagonista.
Es probable que cada tanto encuentren chistes o comentarios homofóbicos, machistas, racistas y/o de mierda en general. Básicamente, éramos literalmente nenes y bastante boludes, como la gran mayoría de las personas lo es a esa edad. Esos comentarios NO reflejan la postura actual del staff de PA y francamente, son bastante vergonzosos. Pero decidimos dejar la historia exactamente tal cual fue escrita y no lavarnos las manos de nuestros errores.

 

Capítulo 24: Batalla desesperada contra el Equipo Rocket. ¡Kosuke evoluciona!

Había pasado ya más de una semana desde que el grupo dejó el pueblo donde se realizó el torneo de Pokémon hierba.

Se detuvieron cerca de un pequeño lago a descansar antes de continuar la marcha.

Touji estaba sentado con cara de malhumor en una roca. Kosuke estaba con él, zampándose a escondidas una bolsa de comida Pokémon. Rika estaba sentada al pie de un árbol acariciando a su Eevee con aire distraído. Harry corría de un lado al otro, seguido de su “pequeño” Aerodactyl y su Quilava, mientras Reiko parecía estar buscando algo en su mochila.

-Estoy harto –dijo Touji –hace casi una semana que no duermo en una cama, tengo los pies llenos de ampollas y… -Le echó una mirada de desagrado a Kosuke, que tenía toda la cara cubierta de migas –Y encima tengo que estar rodeado de estas cosas fastidiosas –soltó un suspiro –este viaje es una cagada…

Estaba pensando en eso cuando un agudo grito lo sacó de sus cavilaciones.

-¡Reiko! –gritó mientras se paraba de un salto.

Touji, Rika, y Harry corrieron hasta donde estaba su compañera, la encontraron sentada en el suelo con una expresión de desesperación en el rostro.

-¡¿Qué pasa?! ¡¿Qué pasa?! –gritaron los tres al unísono.

-E-es que, es que –balbuceó Reiko, parecía estar a punto de largarse a llorar.

-¿Qué es? ¿Qué? –volvieron a preguntar.

-¡¡Es que me olvide mi planchita para el pelo!!

Los entrenadores y los Pokémon se dieron de cara contra el suelo.

-¡¿Tanto escándalo por eso?! –gritó Touji.

-Vos no entendés –dijo ella muy seria –¡yo no voy a ningún lado sin mi planchita! ¡¡Me vuelvo a Ecruteak!! –dijo en tono decidido mientras se ponía de pie.

-¡No, no! ¡Espera! –Touji y Harry la agarraron mientras buscaban un buen argumento para convencerla.

-¡No es algo de vida o muerte! –dijo Touji con desesperación. Pero Reiko seguía insistiendo. Harry decidió emplear psicología infantil:

-¡Ya sé! Podés comprar una nueva en cuanto lleguemos a Olivine, ¿qué te parece? –dijo en tono amable.

Reiko dejó de tironear –está bien…

-Bueno, mejor nos vamos –dijo Rika mientras su Eevee saltaba sobre su hombro.

-¡Eh! ¡Kosuke, vamos! –lo llamó Touji. Bajó la mirada y descubrió el paquete vacío de comida para Pokémon de roca. Le lanzó una mirada incriminadora a su Larvitar: 

-¡¿Fuiste vos, no?! ¡No tenés cura! ¡Se suponía que esa comida tenía que durar hasta que llegáramos a Olivine! ¡¿Qué se supone que vas a comer ahora?!

Kosuke no le dio importancia y se sentó en el suelo.

-Encima que tengo que hacer este viaje de mierda tengo que estar soportándote –Touji lo guardó bruscamente en su Pokebola, mientras Rika lo observaba con expresión seria.

Los días siguientes Touji continuó de pésimo humor, estaba harto de caminar sin llegar a ningún lado, y también le molestaba que cada dos por tres algún entrenador lo retara a una batalla. A veces (cuando podía) volcaba su frustración en los combates, y provocaba más daño del necesario en el Pokémon del oponente. Cuando perdía, se enojaba y le echaba la culpa a sus Pokémon, especialmente a Kosuke, quien se quedaba en silencio mientras tenía que soportar que su amo le gritara en frente de los demás.

Esa tarde nublada finalmente ocurrió:

Sucedió que una chica desafió a Touji a un combate de uno contra uno. Touji aceptó de mala gana y eligió a Kosuke, mientras la chica soltó un Wartortle.

No hace falta decir que el tipo Roca y Tierra de Larvitar lo hacía muy vulnerable al agua, y por más experiencia y fuerza que tenía, no pudo mantener un combate por mucho tiempo.
La chica se burló de él y se alejó muy alegre.
Touji no soportó esa humillación y se volvió furioso hacia Kosuke (ya recuperado con una súper poción).

-¡Sos un inútil! ¡¿Para qué me molesto en entrenarte?! ¡Para que pierdas con una tortuga de mierda!

-Touji, esperá… –le dijo Rika, pero él no pareció escucharla.

Kosuke permanecía con la mirada baja.

-¡La verdad no sé que carajo te vio el Profesor Elm! ¡No sos nada especial! ¡No sos más que una carga! –continuó Touji, sin medir sus palabras. Kosuke seguía sin reaccionar.

-Desde ahora te vas a quedar en tu Pokebola, y olvidate de… -Touji se detuvo al ver a su Pokémon, que levantó la vista hacia él, pero no era su mirada de siempre: El entrenador sintió un escalofrío cuando vio los fríos ojos de su Pokémon estrecharse, en ese momento tuvo la certeza de que iba a atacarlo, pero no fue así.
Kosuke miró unos instantes fijamente a su amo, y finalmente dio media vuelta y comenzó a alejarse. Touji se quedó perplejo:

-¿Te vas? ¡Bu-bueno, andate! ¡¡No te necesito!!

Kosuke siguió alejándose hasta perderse entre el espeso follaje de una arboleda cercana.

-¡¡No te necesito!! ¡¿Escuchaste?!

Touji dio media vuelta.

-Bueno, vamos –dijo con expresión ceñuda mientras empezaba a caminar.
Sus amigos se quedaron mirándolo con cara de asombro:

-Touji, esperá, ¿no vas a ir a buscar a Kosuke? –Inquirió Harry.

-Si, no podés dejarlo ahí, está por largarse a llover… -agregó Reiko.

Rika observaba a Touji en silencio.

-Ya va a volver, cuando le dé hambre –dijo este, y siguió caminando.

Viajaron un buen rato, y Touji agregó varios Pokémon salvajes a su colección: Un Magnemite, un Meowth, y un brioso Tauros.

El sol ya se había ocultado en el horizonte y no había señales de Kosuke a la vista.

-Bueno, mejor acampemos acá –dijo Rika.

Una vez instalados tuvieron su clásica cena de comida enlatada y sopa instantánea. Reiko y Harry se fueron a dormir. Pero Touji no tenía sueño, estaba sentado con la vista clavada en la fogata, como ausente. Las llamas crepitaban y crujían.
Touji salió de su ensimismamiento al escuchar una voz de repente.

-¿Y bien? ¿Qué esperas para ir a buscarlo? –era Rika, su voz carecía de su alegría típica.

-No pienso ir –dijo este con el entrecejo fruncido –él se fue solo, ¿no? Perro que se va sin que lo echen regresa sin que lo llamen.
Rika no dijo nada y se sentó junto a él.

-Touji…

El muchacho se quedó de piedra al ver a Rika, la siempre amable mirada teñida de azul de la chica ahora parecía fría y dura.

-Si seguís con esa actitud, vas a empezar a perder muchas cosas valiosas.

Touji no respondió, y bajó la mirada.
Rika se incorporó y las palabras que salieron de su boca fueron como una puñalada en el pecho para el muchacho:

-Me decepcionás.

Dicho esto, la chica se fue a dormir.
Touji se quedó junto al fuego cerca de una hora más, hasta que empezó a llover. El grupo estaba protegido de la lluvia bajo la saliente de una gran roca, por lo que no se mojaron.
Finalmente, Touji no aguantó más:

-“¿Qué estoy haciendo acá sentado?”

Agarró su linterna y después de una larga caminata, se internó en la arboleda donde había visto irse a Kosuke.

-¡Kosukeee! –llamó a gritos, tratando de hacerse oír por sobre el ruido de la lluvia que golpeaba los árboles con fuerza.

-¡¡Vamos, vení!! –mientras trataba de avanzar por el bosque, apartaba las ramas que le raspaban la cara. Había transcurrido más de media hora, y lo único diferente era que Touji estaba más mojado. Ni rastro de Kosuke.

-¡¡Kosukeee!! ¡¡Volveeeé!!

Cada vez que le parecía notar un movimiento entre el follaje, apuntaba con la linterna, pero nunca descubría nada.
Así estuvo por alrededor de dos horas, buscó y siguió buscando, dio mil y una vueltas al bosque, pero no encontró más que un Hoothoot refugiándose de la lluvia.

-¡¡Kosukeee!! –gritó Touji jadeante -… Volvé… por favor… -cayó de rodillas al suelo, sollozando. -Perdoname… todo, todo fue culpa mía… Rika tiene razón, soy un estúpido…

Al amanecer regresó al campamento, empapado, sucio, y exhausto.
Harry lo recibió.

-¡Estás empapado! ¿Y? ¿Lo encontraste?

Touji negó débilmente con la cabeza. Harry ya tenía el fuego encendido.

-Tomá, es sopa instantánea.

Se sentó junto al fuego y bebió la sopa en silencio. Después de unos minutos habló.

-¿Dónde están Rika y Reiko?

-Hoy pasó algo raro –dijo Harry –ni bien nos levantamos llegó un Pidgeotto con una carta que decía: “Para Rika Sakurai y Reiko Massaki: las desafiamos a un duelo Pokémon, si tienen valor vengan solas a la granja de los Miltank”

-¿La granja de los Miltank? ¡Pero eso queda muy lejos!

-Si, unos cuatro kilómetros, supongo que ya deben estar por llegar allá… ahora no nos queda más que esperar.

-Supongo…

Harry trató de alegrar a Touji:

-¡Ey! ¡No te preocupes! Cuando Rika y Reiko vuelvan lo vamos a ir a buscar, a la luz del día y entre todos va a ser mucho más fácil, vas a ver que lo vamos a encontrar.

-Si, gracias…

Touji no había dormido en toda la noche, así que se acostó sobre su bolsa de dormir y trató de descansar un poco, pero le resultaba muy difícil: seguía pensando en Kosuke y en lo mal que lo había tratado. Lo había arruinado todo. ¿Qué pasaría si no volvía a verlo? ¿Con qué cara enfrentaría al Profesor Elm? ¡O peor! ¿A su padre? ¿Y qué si la lluvia lo había debilitado y algún Pokémon lo atacó? Tal vez algún otro entrenador lo había encontrado… fuere quien fuere, de seguro sería un mejor amo que él.

Finalmente, cuando comenzaba a dormirse, sintió que alguien lo sacudía, era Harry:

-¡¡Touji!! ¡Despertate boludo!

-¿Eh? ¿Qué pasa? –dijo mientras se sentaba.

-Escuché un ruido raro.

-¿Qué ruido?

-Era como… como el motor de un helicóptero…

Esas palabras hicieron reaccionar a Touji, que se puso de pie de un salto, mirando hacia el cielo.

-¡¿Un helicóptero?! ¡¿Estás seguro?!

Harry asintió con la cabeza.
Pasaron unos minutos y Touji seguía con la vista fija en las alturas.

-Yo no veo nada, te lo debiste haber imaginado.

-¡No! Te digo que lo escu…

-¡¡Jajajajajaja!! –dos figuras salieron de entre el ramaje.

-¡¡Ustedes!! –gritó Touji.

-¿Qué pasó? Te ves muy mal, pendejo –dijo Nabiki burlonamente, con sus modales habituales -espero que nuestra visita te haga sentir mejor.

-Exacto, porque esta vez si será la última –aseguró Tatewaki.

-¡No me digan! Eso ya lo escuché antes –dijo Touji con la mano en el cinturón.

-¿Y estos anormales que quieren? –preguntó Harry señalándolos y mirando a Touji.

Nabiki miró de soslayo a Harry y después le murmuró a Tatewaki:

-Che, ¿no era que iba a estar solo? ¿Y el pendejito de donde salió?

-No te preocupes, ese no va a ser problema, lo importante es que las otras dos no están.

-Si vinieron a saludar ya se pueden ir –dijo Touji en tono burlón, aunque en el fondo estaba un poco asustado.

-¡¡Vinimos a terminar esta batalla de una vez por todas!! –gritó Nabiki, al tiempo que liberaba a sus Pokémon: Crobat, Fearow, y Persian.
Tatewaki también soltó a los suyos: Muk, Poliwrath, e Hypno.

Los seis Pokémon adoptaron postura de combate.

-«Carajo, evolucionaron a sus Pokémon, esto va a ser más difícil de lo que imaginaba…” –pensó Touji preocupado.

Pero los Pokémon no solo habían evolucionado, los largos días de arduo entrenamiento que habían tenido mejoraron notablemente todas sus habilidades, y ese nuevo poder se reflejaba en sus ojos.

-¡No hay problema, vamos todos! –Touji arrojó sus seis Pokebolas. Noctowl, Croconaw, Magmar, Pikachu, y Grovyle salieron a combatir, pero una de ellas estaba vacía:

-“Es verdad, Kosuke…” –pensó Touji con tristeza, era la primera vez que enfrentaba una batalla contra los Rockets sin él.

-¡Vamos Touji, despertate! –le gritó Harry mientras liberaba a su Quilava, Stantler, Elekid, Venonat, y Aerodactyl.
El chico sacudió la cabeza y se dispuso a dirigir a sus monstruos.

-¡¡Todos ataquen!! –gritaron ambos entrenadores a la vez.

Los Pokémon se lanzaron uno contra otro, y como cabe imaginar la batalla era realmente caótica; Pikachu lanzaba continuos rayos a Crobat, pero la tremenda velocidad de este impedía que lo tocara, el que no se salvó de las descargas fue Fearow, quien se tragó un rayo que lo estremeció de pies a cabeza.
Magmar escupía tremendos lanzallamas a Persian, quien los esquivó a duras penas con sus ágiles reflejos felinos y saltó sobre Venonat, pero este reaccionó a tiempo y lo paralizó con sus esporas.

Mientras tanto, Grovyle y Stantler se lanzaban contra Poliwrath, quien acababa de darle una buena ducha fría a Quilava. El Pokémon de agua recibió una terrible cornada en el pecho de parte de Stantler, pero contraatacó con un mega puño que fue a dar en el morro del ciervo, sin embargo ese momento de distracción le dio la oportunidad a Grovyle de usar su ataque absorción, y no soltó a su oponente hasta dejarlo seco.
En eso Muk armaba entre sus viscosas manos bombas de lodo, y las arrojaba incansablemente contra Magmar y Croconaw. Estos se defendían con chorros de agua y lanzallamas, desviando los proyectiles enemigos.

Desde las alturas, Crobat no dejaba de arrojar rayos confusos a los Pokémon de Touji y Harry, cumpliendo de excelente manera con su tarea de molestar.
Noctowl fue enviado tras él, pero el murciélago era notablemente más ágil que su oponente.
El joven Aerodactyl, aunque no podía volar, se defendía con potentes mordiscos que mantenían a raya a quien se le acercara.
Hypno logró dormir a Pikachu y Elekid, pero no sin antes recibir una buena cuota de electricidad.
Croconaw revoleaba al pobre Persian de la cola, Stantler estaba completamente cubierto de barro por Muk, Venonat era abatido por un duro ataque ala de Crobat, pero el vampiro no alcanzó a evadir un lanzallamas de Volco, que le calcinó la espalda.

Después de un largo rato de ardua batalla, la ventaja numérica jugó a favor de Touji y Harry, y los muchachos lograron la victoria. Los seis Pokémon de los Rocket estaban fuera de combate, pero para ellos la situación no estaba mucho mejor, los únicos Pokémon que les quedaban eran los muy agotados Noctowl, Grovyle, y Aerodactyl. No cabía duda de que los monstruos de los Rockets habían mejorado muchísimo.

-¡Ja! ¡Ganamos! Ahora váyanse antes de que cambie de idea y les mande a hacer un lindo corte de pelo –dijo Touji triunfante, señalando las filosas hojas de Grovyle. Con eso esperaba causar terror a sus rivales, pero no fue así:

-No me digas. –dijo Nabiki tranquilamente.

Los Rocket parecían muy confiados, como si la batalla no hubiera terminado.

-¿Y? ¿No se van a ir? –preguntó Harry.

-¡Ja! ¡¡No hemos terminado!! –gritaron al tiempo que sacaron dos Pokebolas más, y liberaron a los Pokémon de su interior; uno era una especie de zorro de fogoso pelaje y mirada indescifrable; Flareon, y el otro un imponente insecto verde bien conocido por ellos; Scyther. 

-¡¿Qué?! ¡¡No es posible!! –gritó Touji –¡¿desde cuándo tienen esos Pokémon?!

-¡¿Y ahora qué hacemos?! –exclamó Harry desesperado.

Touji clavó la mirada en el Scyther.

-“Ese Scyther… yo lo vi en algún lado…”

El chico miró con atención el cuerpo cubierto de cicatrices del insecto, y su gélida mirada tan negra como una noche sin luna. Se quedó de piedra, no había ningún error:

–“No… no puede ser, ¡es Kusanagi! ¿Pe-pero cómo? Cómo es que lo tienen ellos… vi claramente como mi hermano se lo llevaba sobre su Charizard…”  “Entonces… eso quiere decir… ¡Que mi hermano y estos tipos se conocen!” “¿Por qué? ¿Por qué mi hermano se relaciona con esta gente?… no entiendo nada, pero, ¡los voy a derrotar para sacarles información sobre mi hermano!!»

Touji trató de evaluar a sus Pokémon:

Geroh-Kun tenía una larga herida en un costado, producto de un zarpazo de Persian, además, estaba claramente agotado y respiraba con dificultad.
Hoho a su vez tenía el cuerpo magullado por los rápidos golpes aéreos de Crobat, y el plumaje alborotado.
Después miró al Aerodactyl de Harry; el hecho de no poder esquivar libremente los ataques de sus enemigos lo había perjudicado en demasía, tenía el cuerpo muy maltrecho. Harry también lo observaba.

Ahora Touji miró a sus oponentes; no solo estaban en la plenitud de sus fuerzas, sino que uno de ellos era una mantis asesina de un nivel anormalmente alto, y el otro probablemente no estaba muy lejos.

Touji y Harry intercambiaron miradas de desesperación, los dos parecían estar pensando en lo mismo:

”Necesitamos un milagro para salvarnos de esta”.

Los tres Pokémon fueron enviados contra sus rivales, pero la batalla fue corta; un certero lanzallamas de Flareon bastó para dejar a punto de cocción al pobre Grovyle, mientras que tras un corto combate (que más bien pareció persecución) Hoho fue derribado por una cuchillada de Scyther.

Harry guardó con resignación a Kenji, no tenía caso que lo dejara, no sabía volar y tampoco podía usar ningún ataque tipo roca, solo iba a sufrir.

Touji miraba a sus Pokémon con incredulidad, había sido engañado por los Rockets, ellos habían sido más inteligentes que él, guardando sus armas secretas y usándolas en el momento correcto. Se confió, no pensó en todas las posibilidades, y ahora iba a pagarlo caro.

-No puede ser… no podemos haber perdido…

Nabiki rio con crueldad:

–¿En serio?

-Tus Pokémon no parecen decir lo mismo… -comentó Tatewaki.

Touji reaccionó y guardó rápidamente a sus bestias en sus Pokebolas, no iba a cederlos a sus enemigos tan fácilmente.

-Ahora, no te resistas y entreganos a tus Pokémon.

-Eso claro, si no querés morir tan joven…

Touji estaba sumido en pensamientos sombríos.

-“No puede ser… ¿Por qué esto tiene que terminar así? No es justo…”

-¡Si les doy mis Pokémon nada les impediría matarnos! –dijo de repente.

-Che, Touji… mejor dáselos –dijo Harry con la voz temblorosa, después de todo era solo un chico, y no quería morir.

-Mejor hacele caso a tu amiguito –dijo Nabiki burlona.

-No vas a querer arriesgar la vida de él también por tus descuidos, ¿o si?

-“Es verdad, no puedo involucrar Harry en esto…”

Touji apretó los puños:

-“Debe haber una solución… pero…”

-Bueno, ¡ya nos cansamos de esperar!

-Si no los entregas por las buenas… ¡Kusanagi! ¡Traeme los Pokémon de ese mocoso! –ordenó Tatewaki.

El enorme Pokémon insecto fue tras Touji, cortando el aire con sus alas. El muchacho pudo ver la perturbadora mirada de Kusanagi clavada en la suya mientras avanzaba como un rayo.

-¡¡No!! ¡¡¡Kosukeeeeeee!!! –gritó Touji con todas sus fuerzas.

En el momento en que el Scyther estaba prácticamente sobre él, el entrenador vio una sombra fugaz y escuchó un estruendo. No se atrevía ni a respirar.

-Che, Touji, ya podés abrir los ojos –dijo Harry.

Touji lo hizo y…
El Scyther estaba ahí, pero una montaña de rocas se interponía entre él y Touji. Vio una pequeña figura parada en la cima.

-¡¡Kosuke!! –gritó su amo con alegría –¡¡Volviste!! Yo… yo…

El Pokémon se giró para mirar a su maestro, era la mirada alegre y chispeante que solo le dedicaba a él. Una ancha sonrisa se dibujó en su rocosa cara, y se volvió hacia sus oponentes.

-¡¡Muy bien Kosuke!! ¡Vamos a enseñarles!

Sin embargo los Rockets se veían solo levemente fastidiados por la presencia de Kosuke;

-¡Ja! ¡Por más fuerte que sea nunca va a poder ganarles a estos Pokémon! –dijo Nabiki en tono arrogante.

-Así es, estos Pokémon no son normales; fueron entrenados en el centro de entrenamiento intensivo del equipo Rocket, sus poderes son superiores a los de Pokémon de la misma especie y nivel –explicó Tatewaki.

-¡Eso lo voy a decidir yo! –gritó Touji sin dejarse intimidar por sus palabras –¡¡Kosuke, avalancha!!

-¡¡Larvitar!!

La batalla comenzó. Kosuke atacaba con ferocidad, pero le resultaba más que difícil, imposible atinar un ataque.

El Pokémon hizo gala de todas sus habilidades: avalanchas, mordiscos, miradas malignas, ataques bajo tierra, chillidos, y tormentas de arena.

Flareon resultó el más afectado, pero aun así los ataques que recibió no fueron muchos, su capacidad de evasión era algo pocas veces visto.

El Pokémon de Touji observaba a sus enemigos, jadeante. Todo ese arrebato de fiereza parecía haber sido más perjudicial para él que para los monstruos de los Rockets.

-Bueno, bueno –dijo Nabiki –¿ya terminaste?

-Ahora nos toca a nosotros –dijo Tatewaki –¡¡vayan!!

El Flareon y el Scyther se lanzaron juntos contra Kosuke. Kusanagi por el frente y el zorro de fuego por detrás, no tardaron en poner al Larvitar contra las cuerdas, quien a pesar de tener ventaja de tipo, sudaba horrores para contener la abrumadora fuerza de sus oponentes, que no lo dejaban respirar ni un segundo.
Trató de realizar algún ataque para sacárselos de encima, pero nunca tuvo la oportunidad; entre cuchilladas y lanzallamas, entre ataques de ala y giros fuego, el pobre Pokémon no tenía la más mínima posibilidad de reacción.

Touji no podía hacer más que observar a su monstruo recibir golpe tras golpe.

Con un último esfuerzo, apartó a sus oponentes con una tormenta de arena… y cayó derrotado.

Touji lo miraba incrédulo.

-¡¡No!! No es posible… Kosuke también…

-Bueno, bueno –dijo Nabiki –ahora si estás acabado, pendejo.

-Si, y esta vez no va a venir ningún Pokémon para salvarte.

-Vamos a llevarnos a tus bichos, pero primero… -Nabiki le echó una mirada maligna a Kosuke.

-Primero vamos a eliminar a ese Larvitar que siempre nos está causando problemas –finalizó Tatewaki.

-¡¿Qué?! –gritaron Touji y Harry.

-¡¡No!! ¡¡No pueden!! –gritó Touji, con un globo de desesperación amenazando con estallar en su interior.

-No me digas.

-Por supuesto que podemos.

-Y lo vamos a hacer, ¡Kusanagi!

-¡¡No!! Touji corrió hacia Kosuke y se paró entre él y los Rocket –¡¡Si quieren hacer eso van a tener que matarme a mi primero!!

-Touji… -murmuró Harry asombrado.

El muchacho temblaba de pies a cabeza, no podía creer lo que acababa de decir, ¿Se había vuelto loco? Si, esa era la única explicación.

Nabiki trató de mostrar su sonrisa malvada, pero no parecía muy segura.

-Pendejo, ¿de verdad eso es lo que querés?

-Bueno, en ese caso… -dijo Tatewaki.

Kosuke estaba escuchando, quería levantarse, quería proteger a su amo, pero no podía.
Se sintió humillado; por culpa de su debilidad, su amo estaba arriesgando su vida, ¿qué clase de Pokémon patético era?

No lo podía permitir.

-¡¡Kusanagi!! –gritó Tatewaki, y antes de que el insecto extienda sus alas, le dijo en un murmullo:

-Solo traeme sus Pokémon.

El Pokémon asintió y fue hacia Touji, pero se detuvo en seco antes de llegar a él. Kosuke se había levantado.

No lo podía permitir. De ninguna manera.

-¡¡¡Taaaaaaaar!!! –gritó la rocosa criatura, mientras su cuerpo se iluminó. El resplandor cegó a Touji, mientras veía como una capa rocosa se adhería a la piel del Pokémon, seguida de otra más, y muchas otras, hasta que su figura fue irreconocible. Tanto la silueta como el tamaño de Larvitar cambiaron radicalmente.

Touji contemplaba la escena boquiabierto, no podía creer lo que estaba presenciando.

Touji buscó a tientas el Pokédex sin dejar de mirar a la nueva criatura. Cuando le apuntó con el aparato, este reveló su información:

«Pupitar, Pokémon Coraza. Del tipo Roca / Tierra, a pesar de estar dentro de un caparazón, puede moverse libremente. Rápido y destructivo, tiene el poder para derribar una montaña».

-Increíble… -murmuró Touji sin sacarle la vista de encima a su Pokémon. Harry también lo miraba con asombro.

-Kosuke… ¡Lo dejo todo en tus manos!

No tuvo que decir más. Kosuke se lanzó contra Flareon, quien sin demora lo envolvió en un enorme lanzallamas, pero eso no fue capaz de detenerlo; Touji pudo ver como la sombra de su bestia avanzaba rápidamente dentro del torrente de fuego, hasta llegar a Flareon. El golpe que el Pokémon de fuego recibió fue tan poderoso, que salió disparado más de diez metros, hasta estrellarse brutalmente contra un árbol. De más está decir que quedó fuera de combate.
Antes de que el Scyther pudiera reaccionar, Kosuke se volvió bruscamente hacia él y lo sepultó en una gigantesca avalancha.

Ese fue el fin de la batalla.

Los Rockets guardaron a sus Pokémon, sin poder creerse semejante vuelta de rosca.

-No sé de donde saca tanta suerte, ese pendejo… –gruñó Nabiki.

-¡Esta vez ganaste, pero te aseguro que nos volveremos a ver! –dijo Tatewaki.

-¡¡Esperen!! ¡¡Tienen que decirme donde está mi hermano!!

Nabiki arrojó una bomba de humo, y cuando se despejó, solo pudieron ver al helicóptero negro alejarse.

Touji se quedó mirando el cielo unos instantes. Su oportunidad de descubrir la verdad se había esfumado, literalmente.

Después se volvió a su Pokémon. A pesar de que Touji era bastante alto, Kosuke le llegaba hasta el pecho.

Pokémon y entrenador se miraron fijamente unos instantes.

-Kosuke…

Otro momento de silencio.

-Estás horrible.

-¡¡Pupitar!! –gritó el Pokémon mientras aplastaba a su amo contra el suelo.

-¡¡No, no!! ¡Era joda, era joda! ¡¡Ahhhhhh!! ¡¡Salí de encima!!

Harry soltó una carcajada.

-¡¡Touji!!

-¡¡Harry!!

Eran Rika y Reiko, que se acercaban a toda velocidad montadas sobre Rapidash.

-¿Están bien? –preguntó Rika cuando por fin llegaron con ellos.
Estuvieron un buen rato relatando todo lo ocurrido.

-Ahora entiendo, todo fue una trampa… -dijo Reiko con furia.

-Cuando llegamos a la granja de los Miltank –comenzó a explicar Rika –unos tipos llegaron de repente y nos apuntaron con revólveres, amenazando que si hacíamos un movimiento dispararían. No nos atrevimos a intentar liberar nuestros Pokémon, y nos golpearon en la cabeza con el revés del arma.

-Y cuando nos despertamos, estábamos atadas y encerradas en un granero de esa estúpida granja –dijo Reiko.

-¡¡Hijos de puta!!! ¡¡Cómo fueron capaces de hacer algo así!! –Touji se acercó a Rika: -¿Estás bien? ¿Te duele algo?

-No, es solo un chichón, nada serio –dijo Rika sonriente.

Reiko los miró con desagrado.

-¿Y al final como hicieron para escapar? –preguntó Harry.

-Por suerte pude alcanzar la Pokebola de mi Scizor, él nos sacó de ahí –dijo Reiko.

-Ya veo… -dijo Touji –entonces esa carta desafío la deben haber mandado los Rockets…

-Pensamos que estarían en problemas, así que vinimos tan rápido como pudimos, pero veo que pudieron arreglárselas bastante bien sin nosotras.

-Si a estar cerca de morir se le puede llamar «bastante bien»… -empezó a decir Harry.

El grupo permaneció pensativo unos instantes. Los Rockets parecían cada vez más decididos a borrarlos del mapa. Esto no pintaba nada bien.

-Touji -dijo Rika.

-¿Hm?

-Me alegro de que hayas recapacitado.

-Gracias –dijo reconfortado al ver de nuevo su sonrisa.

Sabrina

La gente anda diciendo...