Disclaimer lavamanos tipo Disney
Esta historia fue escrita desde el 2002 al 2004, por una piba y un pibe que, al comienzo de la historia, tenían 15 años, al igual que el protagonista.
Es probable que cada tanto encuentren chistes o comentarios homofóbicos, machistas, racistas y/o de mierda en general. Básicamente, éramos literalmente nenes y bastante boludes, como la gran mayoría de las personas lo es a esa edad. Esos comentarios NO reflejan la postura actual del staff de PA y francamente, son bastante vergonzosos. Pero decidimos dejar la historia exactamente tal cual fue escrita y no lavarnos las manos de nuestros errores.
Capítulo 21: Una prueba de valor. Denkeshi y la Torre Quemada
El cielo pálido era surcado por un pequeño helicóptero negro, con una gran R roja estampada en un costado. Dos personas estaban hablando en voz baja en su interior:
-Lo sabía -dijo Nabiki -sabía que era él.
-Yo también lo presentía, pero no quise decir nada hasta no estar seguro -dijo con calma Tatewaki.
-Ya me parecía raro que los dos tuvieran el mismo apellido, además se parecen mucho.
-Si, no hay duda: ese mocoso es el hermano de Kosuke.
-¿Pero no te parece raro? -pregunto Nabiki algo extrañada -Giovanni nunca lo mencionó…
-No sé. No creo que el jefe le haya prestado mucha atención a un asunto menor como ese… -dijo Tatewaki con aire pensativo.
-Pero para nosotros no es un asunto menor, ¿ya te olvidaste? Tenemos órdenes directas de matarlo a él y a la mocosa que lo acompaña.
-Lo sé…
-¿Y qué vamos a hacer? Es el hermano de Kosuke. No… no podríamos… -dijo Nabiki dudosa.
-Vamos a hacer exactamente lo que se nos ordenó.
Nabiki miró a su compañero con cara de asombro.
-No te preocupes -se apresuró a decir Tatewaki -mientras el jefe piense que lo eliminamos no habrá ningún problema, solo le vamos a robar sus Pokémon, con eso será suficiente para que deje de cruzarse en nuestro camino -dijo con su siempre presente expresión de amabilidad.
-Me parece bien, pero… hay un problema.
-¿Hm?
-¿Cómo le vamos a robar sus Pokémon? No sé si ya te olvidaste, pero ese pendejo nos ganó la última vez. Después de todo, es un pariente sanguíneo de Kosuke, no es un entrenador ordinario.
-Cierto, y ya pasó mucho tiempo de eso, seguramente el pibe siguió entrenando, en cambio nosotros no mejoramos desde aquella vez.
-Pero ahora tenés ese Pokémon que te regaló Kosuke.
-Con eso no va a ser suficiente, tenemos que ponernos a entrenar en serio.
-Sí, ese pendejo no nos va a volver a ganar.
-Aun así… -dijo Tatewaki -No podemos hacer nada mientras esa tal Rika esté con él, es demasiado fuerte.
-No te preocupes, en algún momento lo vamos a agarrar solo, y entonces…
-Bien, entonces vamos al centro de entrenamiento intensivo, no hay tiempo que perder.
El helicóptero aceleró y se perdió en el horizonte.
La mañana avanzaba lentamente. Ya había pasado una semana desde el día en que Touji tuvo su encuentro con su hermano, y las cosas estaban muy tranquilas en Ecruteak.
Touji y los demás se estaban quedando en el templo de Reiko y su abuelo, ya que tenían muchas habitaciones libres.
La gente estaba muy alegre desde que se resolvió el asunto de los Scyther, y la mayoría de los daños causados habían sido arreglados. Incluso Touji había recuperado sus ánimos.
Los entrenadores pasaban los días tranquilamente escuchando historias, leyendas, y canciones de la ciudad.
Habían contemplado la Torre Tin, luchado contra las chicas Kimono, y visitado el Gym de la ciudad.
Touji decidió quedarse esos días para ver si Morty regresaba, pero aun no había noticias de él.
Harry entró corriendo al templo y encontró a Touji y los demás tomando el té tranquilamente.
-¡Ey, me contaron algo muy interesante!
-¿Qué querés? –Preguntó Touji molesto -¿no ves que estamos tomando el té?
Harry se sentó con ellos.
-Me contaron algo acerca de la Torre Quemada.
-Fascinante -dijo Touji con sarcasmo. Harry continuó.
-Dicen que si entras a la noche solo con un Pokémon y salís después de dos horas de una sola pieza, te reconocen con un premio de valor.
-Bah, no parece tan difícil, ¿qué puede haber en esa torre que la haga algo tan peligroso? -Dijo Touji confiado.
-Yo no entraría si fuera vos -advirtió Reiko -se cuentan muchas historias acerca de la Torre Quemada, y ninguna es agradable.
-De igual manera, no me interesa meterme en ese nido de ratas ruinoso.
-¡Ja! Puedo oler el miedo… -canturreó Harry burlón.
-Es inútil, con eso no me vas a convencer -dijo Touji dando un sorbo a la taza de té.
Pasó la tarde y Touji estaba afuera, al lado del estanque. Había soltado a sus Pokémon para que se relajen un poco, Harry estaba con él, tratando en vano de enseñarle a volar a su pequeño Aerodactyl.
-¡Vamos Kenji! Tenés que hacerlo así, mira -Harry se subió a una roca y empezó a aletear con sus brazos. Touji y Kosuke soltaron una carcajada.
-Pareces una gallina escuálida.
-La única gallina acá sos vos -replicó Harry -¿O cómo explicarías por qué no querés entrar en la Torre Quemada?
-¡Ya te dije que no tengo por qué hacer eso!
Harry se acercó y le dijo en voz baja:
-Seguro que Rika quedaría impresionada por tu valor, si entraras…
Touji se quedó pensando. Harry lo animó:
-¡Vamos! Solamente tenés que entrar con algún Pokémon fuerte y listo, en dos horas vas a ser el entrenador más valiente de la ciudad.
-Mmm… no sé…
-¡Dale! ¿Qué podés perder? Lleva a Volco o a Kosuke, y va a ser pan comido.
-Bien, pero… no voy a llevar a Volco ni a Kosuke -Touji posó la mirada en su pequeño Pokémon amarillo, que saltó junto a él -hay un Pokémon al que una prueba de valor le vendría muy bien.
-¡¿Qué?! ¡¿Vas a entrar a la Torre Quemada?! -Exclamó Reiko azorada. Estaban sentados alrededor de una pequeña mesa en el templo.
-¿Y pensás entrar con Denkeshi? -le preguntó Rika -no lo hagas, no sabés lo que te espera ahí, Denkeshi no tiene la fuerza para protegerte.
Esas palabras llegaron a oídos del Pichu, que estaba sobre el hombro de Touji. El ratón bajó la mirada.
-Sé que Denkeshi no es muy fuerte… -dijo Touji -pero estoy seguro de que esto le va a servir de entrenamiento.
-Touji, pensalo bien -trató de persuadir Rika.
-Ya lo pensé, y todo va a estar bien, no se preocupen. Rika, cuida de mis otros Pokémon hasta que vuelva, ¿ok? -Touji le alcanzó las seis Pokebolas.
-¿Estás totalmente seguro? -preguntó Reiko.
El chico asintió con la cabeza.
-Deséenme suerte.
-Suerte… -dijeron las chicas con aire dudoso.
Touji se acomodó la mochila y salió del templo con paso decidido.
Caminó por la ciudad, y aunque el sol se había puesto, todavía hacía mucho calor.
Después de un rato de caminar, llegó a las puertas de la Torre Quemada.
Touji y Denkeshi se quedaron un rato contemplando la imponente construcción en ruinas. Había escuchado la historia de la torre, pero todavía le parecía poco creíble.
-Así que un fuego misterioso… ¿Realmente los tres felinos legendarios murieron acá y ese tal Ho-oh les devolvió la vida? Por la descripción que me dieron ese Pokémon debe parecerse a ese pájaro gigante que vi en el pueblo New Bark… pero… ¿Será posible? -Touji seguía pensando en eso cuando dio los primeros pasos hacia la torre.
-Denkeshi, estate atento, no sabemos que hay ahí adentro.
El pequeño Pichu se aferró con más fuerza al hombro de su dueño.
En el interior de la torre, Touji no podía ver su mano frente a sus ojos.
-¡Mierda! -Tanteó el interior de su mochila en busca de su linterna. Al encenderla la luz le mostró grandes nubes de polvo que flotaban en el aire.
El suelo de madera crujía bajo sus pasos, y en un momento, se rompió, quedando media pierna de Touji hundida bajo la madera.
-¡Carajo! -gruñó mientras sacaba el pie del agujero -este lugar se cae a pedazos, mejor miro bien o me voy a romper una pierna -Touji apuntó al suelo con la linterna.
Siguió caminando cerca de una hora, y nada ocurrió.
-¡Ja! Esto es una boludez, un rato más y salgo de acá.
Se sentó contra una fría columna de piedra y sacó unas galletitas de su mochila.
El silencio comenzó a abrumarlo después de un rato.
Touji apuntó con la linterna a su reloj.
-Mierda, todavía faltan treinta y cinco minutos… -por algún motivo se sentía intranquilo.
Un extraño sonido llegó a sus oídos: un rumor de voces apagadas. Touji aguzó el oído y se puso de pie de golpe. Sin duda había algo ahí escondido, Denkeshi estaba muy nervioso.
El sonido volvió a escucharse, esta vez con más claridad. Era un sonido escalofriante.
-C-carajo… ¿Qué mierda es eso?
Después de unos minutos exasperantes, los murmullos cesaron, Touji suspiró aliviado y se volvió a sentar.
No habían pasado diez minutos, cuando divisó en la oscuridad un par de puntos luminosos. Con el terror apoderándose de él, les apuntó con la linterna, pero desaparecieron. Al cabo de unos instantes estaban de regreso, seguidos de muchos más: diez, veinte, más de treinta pares de puntos brillantes se encendían y apagaban alrededor de él.
Touji se incorporó, y superando el miedo se acercó a ellos lentamente.
-Esos puntos parecen… ¡¡ojos!!
Tras el grito de Touji, varias formas gaseosas comenzaron a hacerse visibles. Eran sombras redondas con un par de enormes ojos de un blanco luminoso, y estaban rodeados por una nube de gas.
Completamente aterrado, Touji les apuntó con el Pokédex.
«Gastly, Pokémon Gas. Tipo Fantasma/ Veneno, gusta de vivir en lugares húmedos y oscuros. Algunos pueden tener un carácter maligno».
-¡Denkeshi! ¡Atento chico!
El Pichu saltó frente a su dueño soltando chispas de las mejillas, pero eso no pareció atemorizar a los Gastly, que se acercaban lentamente.
Touji estaba a punto de entrar en pánico.
-«¡Carajo! Si nos atacan, ¡Denkeshi no va a poder con todos! Esto se está poniendo muy feo».
Denkeshi empezó a retroceder lentamente.
-«¿Qué hago?… ¡Ya sé!» -pensó Touji -¡Denkeshi, destello!
El Pichu asintió y emitió un cegador destello blanco, que iluminó todo el lugar.
-¡¡Ahora, corramos!!
Touji echó a correr tan rápido como le daban las piernas, seguido de su Pokémon. Sentía como el suelo era destruido tras sus pasos por los extraños poderes de los fantasmas. Vio luz a lo lejos y su corazón se iluminó.
-¡Es luz! ¡¡llegamos a la puerta!!
Touji aceleró aún más. Estaba a punto de cruzar la puerta, ya podía sentir la fresca brisa nocturna en la cara, cuando una enorme puerta de madera se interpuso en su camino: estaba flotando como por arte de magia. La puerta cubrió la salida de la torre, bloqueándola.
-¡¡Mierda!! ¡¿Qué carajo?! -Touji se volvió bruscamente y vio a la horda de Gastly detrás de él.
-«Esos fantasmas de mierda no me quieren dejar salir».
Los Gastly tenían un brillo de maldad en sus ojos.
-«Bueno, ahora no me queda más que enfrentarlos».
Tres fantasmas se lanzaron contra Touji, que rápidamente tomó a Denkeshi y lo arrojó contra ellos.
-¡Rayo! -ordenó.
El pequeño Pokémon lanzó una descarga fulminante que no solo alcanzó a esos tres, sino que también debilitó a varios otros que estaban detrás de estos.
-¡Ja! Esos Gastly salvajes de bajo nivel no pueden competir contra un Pokémon entrenado.
Los Gastly no se rendían, y a pesar de que muchos cayeron, seguían atacando.
Hasta el momento Denkeshi había podido esquivar las tinieblas que le arrojaban gracias a su doble equipo y agilidad, y los fantasmas encontraban imposible golpearlo.
Caían uno tras otro, y Touji los capturaba felizmente, hasta que se le terminaron las Pokebolas.
A pesar de que habían derrotado a más de veinte, el número de Gastly no disminuía.
Denkeshi seguía usando rayos e impactruenos, al tiempo que esquivaba las tinieblas, lengüetazos y rayos confusos de sus oponentes, pero se estaba cansando y sus reflejos se hacían cada vez más lentos.
-«¡Mierda! Quien sabe cuantos fantasmas de esos hay en esta torre… y para colmo no traje ni una poción».
Denkeshi esquivó de un salto un rayo confuso, pero otro Gastly se adelantó y enroscó su larga lengua alrededor del cuerpo del Pichu.
Touji buscó en su cinturón la Pokebola del Pichu para rescatarlo, y se desesperó al no encontrarla;
-«¡Mierda! ¡Se la di a Rika!».
El Gastly arrojó violentamente al Pokémon de Touji contra el suelo, y antes de que pudiera levantarse, tres fantasmas dispararon sus tinieblas al unísono, y dieron en el blanco.
El cuerpo de Denkeshi rodó por el suelo, totalmente debilitado.
-¡¡Denkeshi!! -Touji corrió a buscar a su monstruo, pero un Gastly disparó sus tinieblas contra él, dándole en el pecho.
El impacto fue tan grande, que Touji salió disparado hacia atrás varios metros, hasta estrellarse brutalmente contra una pared.
Soltó un grito desgarrador cuando sintió que algo le perforaba el hombro izquierdo. Una estaca de madera que sobresalía de la pared se le había incrustado, traspasándole el hombro de lado a lado. El dolor era indescriptible.
Con los ojos nublados por las lágrimas y las manos temblorosas, Touji se la arrancó de un brusco tirón. Pensó vagamente que tal agonía no podía ser real.
La sangre manaba como un riachuelo de la herida. Trató de levantarse, pero fue inútil, sus piernas no podían sostenerlo y volvió a caer.
Sintió que se quedaba sin fuerzas y que todo se oscurecía a su alrededor.
-«Así que esto es lo que siente un Pokémon…»
Llegó a distinguir la figura de Denkeshi tendido en el suelo, y a todos esos miserables fantasmas sobre él.
-«¡No! ¡No puedo desmayarme ahora! ¡No seas marica y levantá tu culo, tu Pokémon te necesita!» -se dijo a sí mismo con firmeza.
Touji trató de enfocar la mirada, y comenzó a arrastrarse trabajosamente hacia Denkeshi
–Ag-aguantá, ya… ya voy -dijo con un hilo de voz.
Touji dejaba un rastro de sangre mientras avanzaba, estiró su brazo para llegar hasta su Pokémon, pero otro ataque de Gastly lo volvió a alejar de él.
El muchacho quedó tendido de espaldas sobre el suelo, tenía la mente oscurecida, no podía pensar en nada más que en el dolor.
Ahora los fantasmas habían dejado al Pichu y giraban alrededor de él, con risas macabras.
Denkeshi abrió los ojos y vio a su amo. Se puso de pie, muerto de espanto. Ahora estaba solo, ni Kosuke, ni Hoho, ni ninguno de sus compañeros estaban ahí para ayudarlo. Quiso ayudar a su amo, pero, ¿qué podía hacer él, débil como era, para ganarle a tantos Gastly?
Unas pequeñas lágrimas rodaron por su cara.
Recordó el momento en que salió del huevo y vio la cara de asombro de Touji. Al final, no había tenido la fuerza suficiente para proteger a su amo en el momento en que más lo necesitaba. Siempre lo habían considerado un Pokémon débil, miedoso, y llorón, y tenían razón.
Pero eso no podía continuar, no se quedaría sin hacer nada.
Protegería a su amo, y moriría por él si era necesario.
Cuando los Gastly estaban a punto de rematar a Touji, recibieron una descarga eléctrica.
Se voltearon y vieron al pequeño Pichu, que los miraba desafiante. Los fantasmas soltaron carcajadas burlonas al ver el estado en el que se encontraba. Denkeshi soltó un grito, furioso, y súbitamente su cuerpo empezó a brillar.
La pequeña silueta creció, su cola se alargó, lo mismo que sus extremidades, pero su aspecto físico no había cambiado mucho, era su fuerza la que había cambiado, Denkeshi sintió toda su energía fluyendo renovada a través de él y les dirigió una malévola sonrisa a los Gastly.
De sus mejillas empezaron a brotar chispas. Juntó todo el poder que le quedaba.
-Pikaaaaa… ¡¡¡CHUUUUUUU!!! -gritó al liberar todo su poder, aquella era la descarga más poderosa que había hecho en su corta vida, fue tan grande y devastadora que su resplandor iluminó toda la torre, y los rayos escaparon por las ventanas.
La gente de la ciudad vio el destello y se preguntó que estaría pasando ahí dentro.
Cuando la descarga terminó, solo Denkeshi estaba de pie, jadeando. El polvo flotaba a su alrededor, y no se escuchaba el más mínimo sonido.
El suelo estaba cubierto de Gastly carbonizados.
-De… Denkeshi -Touji se sentó en el suelo y se estiró para recoger a su Pokémon, que cayó en sus brazos.
El entrenador sonrió débilmente y con un gran esfuerzo se puso de pie. Las piernas le temblaban, y parecía que iban a doblárseles de un momento a otro.
Ahora la sangre le brotaba de la herida, pero en menor cantidad. Caminó lentamente y cojeando (se había lastimado el pie cuando el Gastly lo arrojó contra la pared) se acercó a la puerta que bloqueaba la salida.
Dejó a Denkeshi en el suelo y con el brazo sano trató de apartar la enorme puerta. El dolor era abrumador, pero después de mucho esfuerzo lo consiguió.
La noche era clara, y la brisa lo revitalizó.
En el lastimoso estado en que se encontraba, sería un milagro que llegara al templo, pero de alguna forma lo logró.
-Touji está tardando demasiado -dijo Rika, que caminaba nerviosamente de un lado al otro -lo voy a ir a buscar.
Se acercó a la puerta del templo, y al abrirla se encontró nariz con nariz con Touji. Lo miro atónita: el pelo alborotado, la cara pálida, la mirada débil, la ropa hecha jirones y ensangrentada, por no mencionar un Pikachu noqueado en brazos.
-¡Touji! ¡¿Pero qué te pas…
-Rika… -murmuró Touji débilmente, y cayó sobre ella.
Rika lo sujetó como pudo, y Harry y Reiko corrieron a socorrerlos.
A la mañana siguiente Touji todavía no había vuelto en sí, y se recuperaba en una luminosa habitación del templo.
Estaba soñando, corría por un bosque de robles con un enorme Charizard volando a su lado -“El Charizard de mi hermano” –pensó, cuando voces lejanas lo regresaron al mundo de los vivos.
Abrió los ojos lentamente.
-¡Miren, ya se despertó! –era la voz entre alegre y aliviada de Harry.
-¿Estás bien? Nos tenías preocupados a todos –le dijo Rika.
-Fue un milagro que sobrevivieras –agregó Reiko –el doctor dijo que perdiste mucha sangre.
-Que bueno que recuperaste el sentido, muchacho –dijo el abuelo de Reiko.
Touji trató de sentarse, todavía sintiéndose confuso, pero una mano en el pecho lo volvió a acostar.
-No te levantes todavía, tenés que recuperarte -le dijo Rika.
-Touji, vimos un gran destello que vino de la Torre Quemada, ¿Qué fue lo que pasó? –preguntó Harry.
Touji recordó de repente, imágenes de lo ocurrido en la torre desfilaron velozmente por su cabeza.
-¡Denkeshi! ¿Dónde está?
-No te preocupes, Denkeshi ya está curado y descansa en su Pokebola –lo tranquilizo Rika.
Touji vio una protuberancia de roca que sobresalía del borde de la cama, y se asomó a ver:
-¡Kosuke! –gritó Touji alegremente, mientras su Larvitar saltaba sobre la cama junto a él.
-¡Tar, tar!
-Kosuke se quedó con vos toda la noche en el hospital –le dijo Reiko –estaba muy preocupado.
Touji le dio unas palmadas en la cabeza.
Después les contó a sus amigos todo lo sucedido en la torre, con lujo de detalles.
-¡Te dije que no fueras, pero no me hiciste caso! –lo retó Reiko.
-Bueno, lo que importa ahora es que está bien –dijo Rika.
-Creo que es mejor que lo dejemos descansar –El abuelo de Reiko salió del cuarto.
-Vamos Harry –le dijo Rika mientras dejaba la habitación.
-Si, ya los alcanzo –Harry se quedó solo con Touji.
-Che, Touji…
-¿Hm?
-Perdoname… si no te hubiera insistido tanto para que vayas, vos no hubieras salido herido, fue culpa mía.
-Tenés razón, fue culpa tuya –le dijo Touji sonriente. Harry lo miró con asombro.
-Y por eso… -continuó Touji –vas a cocinarme, lavar mi ropa, pulir a Kosuke, y hacerme masajes por todo el mes próximo.
-¡No te lo tomes tan en serio!
Los dos se echaron a reír.
Al cabo de un par de días Touji estaba sentado en la cama, y Rika le estaba cambiando el vendaje del hombro. La herida era profunda, pero ya había dejado de sangrar y daba muestras de empezar a cicatrizar.
-Parece que siempre terminas curándome cuando me lastimo… -dijo Touji, e hizo una mueca de dolor.
Rika se limitó a sonreír.
-Tenías razón, no debí entrar a esa torre, soy un estúpido.
-No digas eso –le dijo Rika –veintitrés Gastly capturados y Denkeshi evolucionó, yo creo que los resultados pudieron ser peores.
-Debe ser la tercera o cuarta vez que un Pokémon me salva la vida, qué vergüenza -dijo el chico con un suspiro.
Rika se echó a reír, y ese sonido reconfortó a Touji.
-Listo –le dijo ella y le dio unas palmaditas en el hombro sano –ya terminé, no te esfuerces mucho, ¿eh?
-Muchas gracias –le dijo Touji mientras se ponía la remera.
Ese día Touji se la pasó descansando con sus Pokémon y sus amigos.
Hiro volaba alegremente por la habitación. Kosuke le revolvía la mochila (para variar) en busca de algo comestible. Hoho le picoteaba cariñosamente la cabeza, Volco estaba apoyado contra la pared del cuarto, cruzado de brazos y con expresión ceñuda.
Denkeshi saltó junto a Touji y se frotó contra él, como un gato.
-Realmente me sorprendió que esa descarga haya sido de Denkeshi –dijo Rika –parece que finalmente perdió su temor a luchar, ahora ya es un sólido miembro de tu equipo, deberías estar feliz.
Una semana más había transcurrido, y Touji ya se encontraba mucho mejor. Estaba almorzando con sus compañeros.
-Bueno, ya estuvimos demasiado tiempo en esta ciudad, además parece que Morty no va a venir –dijo Touji.
-Pero sin la medalla de Morty no vas a poder entrar en el torneo de la liga Johto –le dijo Harry.
-No hay problema –dijo Rika sonriente, como de costumbre –de cualquier manera tenemos que volver a pasar por Ecruteak.
-¿Ah si? –dijo Touji con la boca llena.
-Si, desde acá tenemos que ir a Olivine, y después a Cianwood, pero para llegar al Pueblo Mahogany, no nos queda más remedio que pasar por acá, es el único camino –explicó Rika.
Reiko estaba muy silenciosa, no había hablado desde la mañana.
-¡¿Qué?! –gritó Touji exaltado –¿significa que tenemos que hacer el camino dos veces?
-Claro que no, a la vuelta, podemos regresar a Ecruteak volando.
-¿Y por qué no vamos volando también a Olivine? -gruñó.
-Eso no es posible, la Liga Pokémon solo permite ir volando a lugares donde ya has estado.
-Ah, qué cagada…
-¡Ehem! –Interrumpió Harry –creo que se les está olvidando un pequeño detalle…
-¿Cuál? –dijeron Touji y Rika a la vez.
-¡No tenemos ningún Pokémon volador que nos pueda llevar!
-¡Carajo! ¡No había pensado en eso! Mmm… Harry, tu Aerodactyl nos puede llevar.
-Por supuesto que no, Kenji es muy chico todavía para llevarnos a los tres, con el tamaño que tiene solo podría llevarme a mí, además, todavía no sabe volar.
-Supongo que eso lo elimina… Hoho no puede y Rika no tiene ningún Pokémon volador…
-Ya lo resolveremos en el momento –dijo Rika despreocupada.
A la tarde los tres entrenadores estaban listos para partir.
-¡Uy, cierto! ¡Tengo que llamar a mi casa! –Touji corrió al teléfono y marcó rápidamente.
Una voz dura lo atendió:
–Sí, ¿quién es?
-Hola papá, soy yo.
-¡¡Pendejo boludo, te voy a matar!! –le gritó pegando la cara a la pantalla.
-¿Y ahora qué hice?
-Como que “¿qué hice?” ¡Hace semanas que no tengo noticias tuyas!
-Ah, sí, perdón, es que estuve ocupado…
El hombre vio el vendaje que sobresalía del cuello de la camiseta de Touji.
-¿Qué te pasó? -gruñó.
-Ah, ¿esto? No es nada grave.
-Parece que no podés dejar de meterte en quibombos… -dijo el hombre con un suspiro -¿estás herido?
-Ya está sanando, no te preocupes.
-No estoy preocupado –dijo el hombre con vos tosca –es solo que si te lastimas, no vas a poder pelear bien.
-Por supuesto… -gruñó Touji, de una manera casi idéntica a la de su padre.
-¿Y como va tu entrenamiento? Más te vale que ya tengas algunas medallas.
-Tengo tres –dijo Touji, y se las mostró con orgullo.
El padre las contempló unos segundos.
-No está mal –dijo finalmente.
Touji sonrió.
-¿Y quién es esa linda chica que está con vos? –le dijo señalando a Rika, que estaba hablando con Harry.
-Ella es Rika Sakurai, una amiga, y el chico se llama Harry, estamos viajando los tres juntos.
-Bien, me alegro de que tengas compañeros; un inservible como vos no podría sobrevivir viajando solo. Touji no se sintió ofendido, estaba demasiado acostumbrado al tratamiento de su padre como para que lo afecte.
-Bueno –el padre echó una mirada fugaz a Rika y le guiñó el ojo –espero que tengas suerte con ambas cosas, adiós –dijo y cortó el teléfono.
-“¿Qué quiso decir con eso?”
-Bien, ya estamos listos para irnos -dijo Rika tras alistar su equipaje.
Se despidieron de la gente del templo, y estaban preparados para partir, cuando Reiko llegó corriendo, colgándose una gran mochila al hombro.
-¡Esperen! ¡Yo voy con ustedes!
-¡¿Qué?! –gritaron los tres a la vez.
-Sí, ¿qué tiene de malo? Ya entrené mucho en esta ciudad, y me gustaría salir a una aventura.
-¿Estás segura? –preguntó Touji.
-¡Claro! Si a ustedes no les molesta que los acompañe.
-Por supuesto que no –dijo Harry.
-Siempre es mejor ser más –agregó Rika.
-Por mí no hay problema –dijo Touji.
-Muchas gracias a los tres -sonrió la chica.
-Reiko, ¿seguro que querés ir? –le preguntó su abuelo.
-Sí abuelo, estoy decidida.
-En ese caso tengo algo para vos, esperá –el anciano se fue y regresó en unos segundos -Tomá, dijo entregándole a su nieta un paquete alargado. Esta quedo maravillada al abrirlo y descubrir un nuevo y reluciente bokuto, con la empuñadura envuelta en vendas blancas.
-¡¡Muchas gracias!! –dijo mientras lo admiraba –lo voy a cuidar mucho. Abuelo, también me llevo a Mirage, si no te importa.
-Por supuesto, después de todo, vos fuiste quien lo entrenó.
-Siempre les estaremos agradecidos por lo que hicieron por nosotros -dijo Rika.
-No hay de qué –dijo el anciano sonriente –siempre serán bienvenidos en este templo y en esta ciudad, mucha suerte en su viaje, y Reiko: siempre serás recordada como la heroína que salvo a la ciudad del peligro, ¡cuidate mucho!
Después de todas las despedidas y agradecimientos, el grupo salió de la ciudad.
Ya estaban en las afueras, cuando Touji vio algo que le llamó la atención:
Una figura brillante a lo lejos, como una estrella en la tierra. Touji se acercó y vio la silueta de una elegante y mística criatura.
Levantó la mirada rojiza hacia Touji, y desapareció entre la niebla.
Touji se quedó atónito:
-¡¡Vengan rápido!! –llamó a sus compañeros.
-¿Qué pasa? –dijo Reiko.
-Era… era…
-¡¿Qué?!
-Era Suicune, lo vi, lo vi, estoy seguro de que era él, ¡Completamente seguro!
Harry le dirigió una sonrisa sarcástica.
-Me parece que alguien tomó demasiado sake en el almuerzo…
-¡¡Estoy diciendo la verdad!! ¡Era igual al del Pokédex!
-Si, y yo soy Lance -replicó Harry.
Después de discutir el tema durante un rato, siguieron su camino hacia Olivine.
Un largo viaje los esperaba…
La gente anda diciendo...