Disclaimer lavamanos tipo Disney
Esta historia fue escrita desde el 2002 al 2004, por una piba y un pibe que, al comienzo de la historia, tenían 15 años, al igual que el protagonista.
Es probable que cada tanto encuentren chistes o comentarios homofóbicos, machistas, racistas y/o de mierda en general. Básicamente, éramos literalmente nenes y bastante boludes, como la gran mayoría de las personas lo es a esa edad. Esos comentarios NO reflejan la postura actual del staff de PA y francamente, son bastante vergonzosos. Pero decidimos dejar la historia exactamente tal cual fue escrita y no lavarnos las manos de nuestros errores.
Capítulo 2: Y la Jornada Comienza
Y así da comienzo el viaje de Touji Watsuki, buscando y aprendiendo, para tratar de convertirse en el mejor, o algo así.
Pero necesita práctica, mucha, mucha práctica.
Había caminado mucho, y le estaba dando hambre, además no había aparecido un solo Pokémon desde que salió de su casa, y a pesar de su desinterés, tenía algo de curiosidad al respecto.
Finalmente un Rattata salió de entre unos pastizales con un saltito.
-Bueno, este es el primer Pokémon que veo en horas, voy a intentar capturarlo -dijo sin mucho entusiasmo.
El Rattata ni se inmutó, seguía ocupado en sus asuntos, olisqueando el aire.
Inexperto y sin la menor idea de cómo se capturaba un Pokémon, Touji tomó la Pokebola de Kosuke (con él adentro) y se la lanzó con fuerza al roedor, la Pokebola golpeó al Rattata en la cabeza, Kosuke salió de ella, ambos gruñeron, y para ese momento, Touji no entendía absolutamente nada.
-¿Ehh? ¿No se supone que esa rata tiene que entrar en la Pokebola? Así lo vi en televisión… ¿Por qué salió Kosuke? –Touji encendió el Pokédex en busca de respuestas:
«Para capturar un Pokémon se debe debilitarlo usando otro Pokémon contra él, una vez débil, se le debe arrojar una Pokebola»
-Ya veo… con que así es… bien, veamos qué puede hacer este bicho de roca, Kosuke, ¡atacá!
Kosuke y el Rattata se pusieron en posición de batalla. Estuvieron así unos segundos, sin hacer nada, el Pokémon de Touji miraba a su entrenador, esperando.
-¿Y? ¿Qué esperas? ¡Hacé algo animal inútil!
Era obvio que Touji no tenía ni la menor idea de que tenía que hacer, así que volvió a encender el Pokédex, agradecido porque nadie estuviera viendo tan vergonzosa escena.
«Un Pokémon con entrenador acatará las órdenes que éste le de, a la hora de una batalla, el entrenador debe guiar a su Pokémon ordenándole ataques»
En ese momento el Rattata, irritado, tomó la iniciativa y atacó a Kosuke con una embestida, el monstruo de Touji recibió el golpe, pero éste apenas y lo dañó.
-¡Hacé lo mismo que él!
Kosuke no se movió. Rattata volvió a embestir, pero esta vez el Larvitar lo esquivó.
-Pero, ¿por qué no lo atacas? –dijo Touji preocupado -¿estaré haciendo algo mal?
El Pokédex volvió a añadir:
«El Pokémon solo puede ejecutar ataques que conozca, si el entrenador ordena un ataque desconocido, el Pokémon no se moverá»
-¿Y cuales son los ataques que sabe Larvitar? –preguntó impacientemente.
«Larvitar, nivel 5, ataques: mordisco y mirada maligna»
-¡¡Entonces usá mordisco!!
Obediente, Larvitar se lanzó contra su oponente, apresándolo con sus duras mandíbulas, sacudió con furia al roedor y finalmente lo arrojó contra un árbol.
El Rattata quedó unos segundos estampado contra el tronco, para después desplomarse, inerte.
Touji había tenido y ganado su primera batalla Pokémon. Definitivamente no era lo que esperaba.
Se preparaba para arrojarle una Pokebola y capturarlo, cuando divisó una gran nube de humo que provenía de una arboleda cercana.
-“¡Mierda! ¿Y si es un incendio? Al carajo la rata, mejor voy a ver” –pensó, y después se dirigió a su Pokémon, dudoso de si el monstruo lo entendería o no.
-Kosuke, vamos, puede haber gente en peligro.
Ambos corrieron hasta que llegaron al lugar de donde provenía el humo. Para su sorpresa, no era un incendio forestal, ni nada similar, solo era un grupo de chicos que hacían hamburguesas.
-Uff… menos mal –suspiró Touji –¡Mierda! ¡¿Dejamos a esa rata para venir a ver un día de campo?! ¡Con el hambre que tengo! -rugió el entrenador, malhumorado a más no poder.
Touji estaba furioso, y Kosuke no pudo evitar empezar a reír, cosa que sorprendió bastante al entrenador, no imaginó que esa criatura fuese capaz de tal cosa.
-¡Tar, tar, tar!
-¿Qué te parece tan gracioso? –dijo levantando a la rocosa bestia hasta su altura y escrutándola con la mirada –¡Mierda! El Pokédex no miente, de verdad estás pesado.
Larvitar no tardó en señalar a Touji, respondiendo su pregunta.
-¡¿Te estás riendo de mi?! –Se quedó unos segundos en silencio, mirando con severidad al Pokémon, pero después no pudo evitar empezar a reír con él.
Ambos se sentaron en el suelo, todavía riendo, hasta que un potente sonido interrumpió sus carcajadas: eran sus hambrientos estómagos, ya era más del mediodía y ninguno de los dos había comido nada, Touji trató de apartar de su mente el aroma de las hamburguesas, pero pronto tuvo una idea.
-Mmm… esas hamburguesas… nos perdimos de atrapar un poderosísimo Pokémon por venir a ver que pasaba acá –dijo sarcásticamente –así que ahora lo justo sería que nos dieran una recompensa por nuestra buena acción, ¿no te parece?
-¡Tar tar!
-¡Bien! Entonces, vamos a hacer esto –dijo Touji, trazando su plan rápidamente.
Los que estaban de día de campo no parecían entrenadores, así que sería más fácil aplicar el plan.
El Larvitar caminó inocentemente hasta donde estaban los chicos, se paró frente a ellos y comenzó a hacer señas para llamarles la atención, con la intención de alejarlos del botín. Al acercárseles, Kosuke agarró unas piedras que estaban en el suelo y con toda la gracia que pudo, empezó a hacer malabarismos. La reacción fue unánime:
-¡Ohhh! Tiene mucho talento, ¡qué bueno es!
Asombrado de que realmente hayan caído, mientras todos estaban distraídos, Touji se acercó sigilosamente a la parrilla, sin que nadie lo viera, mirando de reojo a Kosuke, agarró cuantas hamburguesas pudo y unos cuantos panes, para cuando tenía todo listo, lejos de ponerse a pensar en un escape estratégico o al menos discreto, gritó:
-¡¡Listo Kosuke!! ¡¡A correr!!
Kosuke arrojó las piedras al aire y empleó una mirada maligna sobre los chicos, que se quedaron paralizados ante la vista del horrible par de ojos escarlata, viendo como los ladrones de comida huían a toda prisa.
-¡Está hecho! -dijo Touji triunfalmente, sin dejar de correr.
Pensaron que todo estaba listo, ya podían imaginarse llenando sus estómagos, cuando algo surgió frente a ellos, bloqueándoles el paso. Era un monstruo enorme, una tortuga bípeda de piel azul y aspecto imponente.
Superando el terror, Touji tomó su Pokédex y lo apuntó en dirección a la enorme bestia:
«Blastoise, Pokémon marisco: La forma evolutiva final de Squirtle, esta poderosa bestia utiliza los cañones que tiene en el caparazón para realizar brutales ataques de agua».
-Eso es muy cierto -añadió un hombre que salió de atrás del Blastoise, cruzado de brazos.
-¿Y v-vos quién so-sos? -tartamudeó Touji, intimidado por el Pokémon que lo acompañaba.
El hombre era alto, joven, de pelo oscuro, y buena contextura física, con una gorra roja desgastada y descolorida. Su mirada parecía la de alguien que había viajado muchísimo y vivido muchas aventuras. Un Pokémon de pelaje amarillo similar a un roedor estaba sentado sobre su hombro, en sus ojos negros también podía apreciarse una experiencia tremenda. Era un Pikachu, incluso Touji conocía a ese Pokémon.
-¡Ja! mi nombre es… -el joven pareció meditarlo unos segundos -No, eso no importa, decime, ¿qué no sabes que robar está mal? -dijo con un tono moralista digno de profesor de ética.
-«Este tipo es un imbécil» -pensó Touji de inmediato.
-Y mucho peor es usar a los Pokémon para eso, debería darte una lección para que aprendas…
-Disculpe… es que teníamos hambre y hace horas que caminamos bajo el sol, entonces vimos las hamburguesas y… y…
-¡Y nada! Cerrá la boca, como si fuera poco, no aceptas tus responsabilidades, ¡Encima le ibas a dar a un Pokémon una hamburguesa! Los Pokémon tienen su propia comida, ¿es que acaso no sabes nada?
-Es que yo, es mi….
-Nada, no tenés excusa válida, ¡es demasiado! -dijo parándose frente a su bestia.
-Ahora vas a aprender un par de cosas, ¡Blastoise! ¡dale una lección como vos sabes!
El enorme Pokémon abrió unos compartimentos en su caparazón, de los que salieron dos relucientes cañones.
La criatura que estaba en el hombro del hombre saltó al suelo y Blastoise apuntó hacia donde estaba parado Touji.
Las piernas del entrenador empezaron a temblar. ¿Por qué tenía que pasarle algo así justo en su primer día?
Tras quedarse aparentemente midiendo algo, la tortuga disparó dos potentes chorros de agua.
Sin pensarlo, cuando los vio venir, Touji levantó a Larvitar del suelo y dio media vuelta, dándole la espalda al ataque. El entrenador desconocido abrió los ojos con asombro, mientras los chorros de agua pasaron zumbando a cada lado de Larvitar y su entrenador, el pobre chico cayó sentado al suelo y por poco se desmaya.
-Pe… perdón… ¡Perdóneme! ¡No nos mate! -rogó Touji desesperado.
El hombre se quedó en silencio, para después echarse a reír:
-¡Blastoise! ¡ya está bien! una persona así no parece ser tan mala, ¿no? Dale, levantate… ¿Necesitas un pantalón seco?
-¿Eh? un… ¿un qué? no fue para tanto, es que yo… -dijo mientras se ponía de pie, muerto de vergüenza -lo que pasa es que es mi primer día y yo… yo…
-¿Tu primer día eh? ¡Ja! todavía me acuerdo de mi primer día… -miró a el pequeño Pokémon amarillo que estaba con él, y un escalofrío le recorrió la espalda.
-Em, mejor hablemos de otra cosa… es cierto que sos un novato, todavía te falta mucho por aprender, necesitas entender que los Pokémon no son herramientas o cosas, si los ves así no vas a llegar muy lejos, pero si los tratas como tus iguales, creo que te va a ir mejor.
Touji no entendía cómo tratar a uno de esos animalejos como su igual, pero de todas formas asintió con la cabeza. Lo que sea para salir de ahí.
-Tomá, esto es comida para Pokémon, te va a evitar robar hamburguesas y meterte en estos problemas, ahora si me disculpas, tengo que seguir con mi día de campo, mis discípulos me esperan.
-¿Usted está con ellos? -preguntó Touji.
-¿Te parece que puede haber chicos solos acá, en el medio de la nada?
-Si, es verdad… y por cierto…
-¿Qué cosa?
-¿Para dónde queda Cherrygrove?
-¿Cherrygrove? mmm… Cherrygrove está para allá -dijo el hombre, señalando al norte, pero está como a dos días de camino, ¿de qué pueblo venís?
-¿Yo? del Pueblo New Bark.
-¡¿Del Pueblo New Bark?! ¿cómo es que terminaste acá? si vos querés ir a Cherrygrove estás totalmente perdido.
-Con razón caminamos tanto, así que eso era, ja, ja, qué te parece Kosuke, nos habíamos perdido…
-Tar… -masculló Kosuke mirándolo con cara de «es un genio».
-¡Ja! veo que ustedes se llevan muy bien, estoy seguro que vas a ser un buen entrenador, pero tenés que dejar de perder el tiempo acá en el medio de la nada, eso dalo por seguro.
-Si, tiene razón, y gracias por la comida, ya me voy, vamos Kosuke.
El hombre se quedó mirando al entrenador y a su Pokémon mientras se alejaban.
-Buena suerte chico, no desperdicies mi regalo… -dijo mientras sonreía misteriosamente.
Corrieron, caminaron, corrieron de nuevo y volvieron a caminar, en todo ese tiempo una duda recorría la mente de Touji, sin encontrar una respuesta que lo convenciera: «¿Por qué me preocupé tanto por Kosuke? es solo un Pokémon…»
Ya era tarde, el sol se había ocultado y empezaba a hacer frío, el pedregullo del camino crujía bajo los pies de entrenador y Pokémon.
Un extraño sonido interrumpió los pensamientos del chico:
-¡¡Hoohoot!!
-¿Qué es eso? -se preguntó Touji alarmado.
Kosuke reconoció el sonido y se colocó en posición de combate, expectante.
De entre los árboles salió un ave de figura redondeada y aspecto singular. Sus enormes ojos se fijaron primero en Touji y luego en Larvitar, con curiosidad.
Era un HootHoot, pero por supuesto que Touji no tenía ni la más pálida idea de eso, así que agarró el Pokédex una vez más:
«HootHoot, este Pokémon Normal / volador es muy difícil de ver durante el día, pero por la noche es muy común»
-Bien Kosuke, ¡a pelear!
Rápidamente el pájaro usó su embestida, y al estar oscuro Kosuke no podía ver muy bien, por lo que el ataque impactó perfectamente, pero no ocasionó un gran daño.
-¡Kosuke, usa tu mirada maligna!
El búho se lanzó a picotearlo sin demora.
Larvitar y HootHoot atacaron al unísono, pero el ave siguió adelante, pasando a través de la mirada maligna y atinando el golpe. Larvitar se tambaleó, no eran ataques efectivos, pero ya había tenido varios combates contra una buena cantidad de Ratattas y demás pestes, por lo que su salud no era la mejor.
-¡Kosuke! Mierda, vamos, ¡no dejes que te gane esa pelota con plumas!
HootHoot estaba listo para repetir su ataque, cuando el Pokémon de Touji recuperó la compostura y esquivó la acometida con algo de trabajo. El pájaro siguió de largo e impactó contra el suelo. Aprovechando la confusión, Kosuke se abalanzó contra él y le clavó las mandíbulas. Después de varias sacudidas, lo estrelló contra el suelo. Touji entonces agarró una Pokebola de su cinturón y se la arrojó, sin mucha elegancia.
La Pokebola se abrió absorbiendo al HootHoot, cayó al suelo, se sacudió un poco y se cerró definitivamente. Lo había logrado, había capturado su primer Pokémon.
-Por fin capturé uno, no es la gran cosa, pero es mejor que esa rata…
-¡Tar, vitar!
-Pudiste hacerlo mejor, ¿sabes? -les espetó Touji a su Larvitar, a lo que éste bajó la mirada.
El chico abrió la Pokebola y HootHoot salió de adentro. Sacudiéndose las plumas.
-¡Hooohoot! -graznó nuevamente, con ganas, a pesar de estar cansado.
-Er… hola HootHoot, yo soy Touji y el es Kosuke -dijo dudoso -«¿Por qué me estoy presentando ante un Pokémon? ¡Estúpido, estúpido!»
-¡Tar!
-¡Hoohoot!
-Necesitas un nombre… Hmm… dejame ver, ¿como te podes llamar?
-¡Hoohoot!
-Ya sé, ¿que te parece Hoho? así no me complico tanto con los nombres, no tengo buena memoria.
El Pokémon asintió alegremente.
-Entonces desde ahora te llamas Hoho, bueno… ya es tarde, no está muy claro el camino, tendríamos que descansar y seguir mañana.
El Pokédex recitó más información acerca de HootHoot:
«Este Pokémon tiene una excelente visión en la oscuridad»
-Excelente visión, ¿eh? ¿Entonces vos podes guiarnos? «Que milagro, esta cosa al final si sirve de algo, no voy a tener que dormir a la intemperie» -pensó.
-¡Hoohooot!
-Entonces sigamos, ¡vamos para Cherrygrove! «Por dios, espero que se calle, si tengo que aguantar esos chillidos todo el camino… me mato, o lo mato».
Y así el primer día de su dura jornada llegó a su fin, Touji ya tenía un Pokémon más, un amigo (?) más, a pesar de que él aún no lo veía así todavía… y un compañero más que lo ayudaría a cumplir sus metas, claro, si es que algún día llegan a alguna ciudad…
La gente anda diciendo...